Diferencia entre revisiones de «Toña la Negra»

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'''Toña la Negra''' (*[[Veracruz]], [[México]], [[17 de octubre]] de [[1912]] – † [[16 de diciembre]] de [[1982]]) fue el nombre artístico de '''María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez''', [[cantante]] [[mexicana]]
'''Toña la Negra''' (*[[Veracruz]], [[México]], [[17 de octubre]] de [[1912]] – † [[16 de diciembre]] de [[1982]]) fue el nombre artístico de '''María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez''', [[cantante]] [[mexicana]] de [[bolero]]s y de canciones de [[Agustín Lara]].


== Trayectoria artística ==
= TOÑA LA NEGRA, “La Sensación Jarocha”
1912 – 1982


Para [[1927]] ya se había casado con '''Guillermo Cházaro Ahumada''', quien la llevó a [[México]] con su primer hijo, de solo cuarenta días de nacido.


El [[16 de julio]] de [[1929]] debutó en el cabaret ''El Retiro'' y haciendo temporada en ese lugar, donde se la conocía como "la Peregrino", la conoció don [[Emilio Azcárraga Vidaurreta]] quien fue, junto con Enrique Contel, quienes la bautizaron como '''Toña la Negra'''.
En el parque Zamora del puerto de Veracruz hay una estatua de Toña vestida de jarocha. Su nombre artístico también lo lleva una sala de cine ubicada en las cercanías (otra sala gemela se llama Agustín Lara). Ese es un mínimo homenaje que Veracruz ofrece a una de sus hijas más renombradas, Toña la Negra.
Empezó a ser reconocida con su interpretación de la canción "Enamorada" de [[Agustín Lara]], quien también produjo para ella temas como "''Lamento Jarocho''", "''Veracruz''", "''Noche criolla''", "''Oración Caribe''", "''Palmera''", "''La clave azul''" y "''La cumbancha''", que presentaron juntos en una revista musical en el Teatro Esperanza en diciembre de [[1932]], con tanto éxito que debieron prolongar sus presentaciones por mucho tiempo.
María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez, “La Sensación Jarocha”, nace el 17 de Octubre de 1912 en el modesto barrio de La Huaca (la calle donde nació también lleva su nombre), en los años de la Revolución Mexicana. Su familia se arremolinó, junto con casi toda la población local, en los muelles del puerto en 1910, para ver embarcar al viejo dictador Porfirio Díaz, quien partió hacia su exilio en Europa. Toña nace un poco después, ya cuando se oye en todo México el fuego cruzado de las batallas, y el ir y venir de tropas y caudillos, que asedian ciudades, las toman, las pierden, y que hasta 1921 lograrían poner el País en paz.
Veracruz, ciudad y puerto, tiene bien ganada fama de bullanguera, carnavalera, jocunda. María Antonia no nació con el alma bullanguera pero si con un enorme don, una voz excepcional que combinaba un timbre particularmente bello, una emoción viva al interpretar, y una entonación limpia y clara. Frecuentemente Toña es considerada por los conocedores musicales, y por la gente del medio, incluyendo sus propias colegas, como la mejor cantante popular que ha dado México. Una calificación así implica mucho, y es difícil que la mayoría de las opiniones coincidan, pero en el caso de Toña suele ser así. En el medio artístico, en el que hay tantas envidias, vanidades y competencia, otras grandes cantantes populares no tenían mucho empacho en reconocer que la mayor entre todas ellas era la jarocha. Un ejemplo lo constituye esa otra gran cancionera chiapaneca, Amparo Montes, quien siempre dijo a voz en cuello que la mayor cantante mexicana era Toña. Era un justo reconocimiento, de una distinguida colega que sabía bien lo que decía.
Como sucedió con casi todas las demás grandes cancioneras, María Antonia del Carmen desde muy pequeña empezó a cantar y a demostrar a su familia y a todos, su vocación y el don que Dios le había dado. Ella nace en el seno de una modesta y amplia familia, de sangre mestiza mezclada con la sangre negra que dejó huella en muchas partes de la costa del Golfo de México. Su herencia negra se evidenciaba en los rasgos y el color de piel de toda la familia, ese legado racial africano nunca le molestó, ni le pesó, ni mucho menos intentó ocultarlo, todo lo contrario, al iniciarse como profesional, el sobrenombre que le pusieron y que ella aceptó y llevó con orgullo toda su vida fue precisamente Toña la Negra.
En su familia había mucha vocación musical, otros parientes tocaban instrumentos o cantaban, entre ellos hay que mencionar a su hermano Pablo, quien desde pequeño acompañó musicalmente a Toña, la apoyó y eventualmente tuvo su propio lugar en el mundo musical, donde fue conocido como El Negro Peregrino, competente músico (su especialidad era la guitarra llamada tresillo), con buena voz para cantar la alegre y colorida música veracruzana y tropical. El Negro Peregrino toda su vida se mantuvo cerca de Toña, actuaron mucho juntos, pero cada quien tuvo su propia carrera y ninguno le debió el éxito al otro.
El barrio de la Huaca era a principios de siglo un vecindario pobre, de estrechas callejuelas de tierra, donde se sucedían modestas casuchas de madera, algunas de ellas pintadas de colores vivos, otras ni pintura alcanzaban. Ahí nace Toña y pasa su niñez, en medio de gente como su propia familia, mulatos pobres, alegres y cantadores. La niña Toña cantaba en su casa, en cualquiera de los eventos familiares, y en el vecindario, en fiestas y kermeses. Su hermano la acompañaba con la guitarra y otros vecinos aficionados a la música formaban alegres tríos o grupos para interpretar canciones jarochas y música tropical. La voz de Toña, infantil y aguda, ya mostraba ser diferente, era vigorosa y entonada y la adornaba el grato sabor de una pronunciación costeña, que frecuentemente se come las “s” finales y tiene una cadencia muy rítmica. Más tarde era acompañada por el grupo Son Clave de Oro, en el que su hermano el Negro Peregrino tocaba. En 1922, a sus diez años, la niña gana un concurso de aficionados organizado en el puerto.
La pobreza alienta la precocidad y acelera las etapas de la vida de una persona. Así Toña a los 15 años ya estaba casada con Guillermo Cházaro Ahumada, y ya había dado a luz a su primer hijo. En el año 1927 Toña, su marido y su hijo parten a la ciudad de México, en busca de nuevos horizontes.
Aquí hago una pausa para mencionar que existe muy poca información personal y familiar de Toña, se sabe muy poco de ella en la intimidad, hay que investigar, reunir escasa información, atar cabos y solo así tener una borrosa imagen de su vida. Siempre fue una mujer muy reservada, seria, que nunca expuso al público nada de su vida íntima, jamás originó ni participó en escándalos, no propició habladurías, no dio de qué hablar y cuando no estaba cantando, se mantenía alejada lo más posible de los reflectores, defendiendo a capa y espada su intimidad personal y familiar. Lo anterior explica por qué se sabe tan poco de una figura artística tan importante como ella.
Algunas fuentes refieren que Toña abandonó sus estudios de medicina para dedicarse al canto. Esa afirmación es absolutamente improbable, una mera fantasía, desarrollada, quizá, por alguna afirmación de Toña, que en cierta ocasión pudo haber dicho que “le habría gustado estudiar medicina”. Las razones que echan por tierra ese supuesto abandono de la medicina por el canto son obvias: su familia era muy pobre, ninguno de sus hermanos tuvo estudios avanzados, ella difícilmente habrá terminado la primaria. Muy pocas mujeres llegaban a la universidad, y menos a estudiar medicina en México alrededor del año 1930, y un estudiante llega a la universidad alrededor de los 18 años, y Toña a los 15 años ya se había casado, tenía esposo y un hijo, y se había mudado a la Ciudad de México, para probar fortuna como cantante. Ante esas circunstancias, el que ella hubiera abandonado la universidad y la medicina para dedicarse a cantar, es totalmente improbable, un mero invento, pero que a ella no le añade ni le quita ningún mérito.


Azcárraga la incorpora al elenco de la emisora [[XEW]], donde se presentaba a veces acompañada por Lara y otras por la orquesta de [[Alfredo Girón]]. Poco después empiezan sus fastuosas presentaciones en el Teatro Politeama, frente a las Vizcaínas y al lado de la calle [[San Juan de Letrán]]. Sus grabaciones para el sello [[RCA]] Victor constituyen uno de los más preciosos legados musicales en la historia del [[bolero]].
Su carácter no era el alegre, despreocupado y bullanguero que se atribuye a los veracruzanos, y en especial a los nacidos en el puerto (los jarochos). María Antonia fue toda su vida una mujer seria, reservada, de pocas palabras, no cálida ni de trato fácil, esquivaba las entrevistas y cuando se enfrentaba a una daba respuestas cortas y rehuía las preguntas personales. Lo anterior no significa que ella fuera una persona desagradable, soberbia, o de mala educación. De ninguna manera. Era una mujer educada, pero seria y reservada, y eso merece respeto. La familia de Toña también, durante la vida de ella y después de su muerte, se mantuvo siempre en una absoluta privacidad.


Este amor salvaje, Por qué negar, Obsesión, Mentiras tuyas, Y sin embargo te quiero, Noche criolla, Pesar, Vereda tropical, Cada noche un amor, Angelitos negros, Lágrimas de sangre, Estás equivocado, De mujer a mujer, Como golondrinas, Diez años y Cenizas son algunos de sus títulos de éxito que grabó en más de 75 LP’s, algunos de ellos para el sello Peerless.
Había llegado, con su marido e hijo, a la Ciudad de México en 1927, y en 1929, un 16 de Julio, cuando tenía solamente 16 años debuta profesionalmente en el cabaret El Retiro, cuyo empresario la anunciaba como “La Peregrino”. Fue bien recibida por el público, y en ese lugar Toña fue “descubierta” por Emilio Azcárraga Vidaurreta y Enrique Contel, empresarios que daban los primeros pasos para echar a andar la industria de la radio y del disco. Ambos reconocieron claramente el diamante en bruto que era esa muchacha mulata, la bautizaron como Toña la Negra, un nombre que pensaron sería de más impacto en el público. Ese nombre acompañó a Toña el resto de su vida, también era presentada con el admirativo mote de “La Sensación Jarocha”, que más tarde le impusieron en la radio y que se hizo muy popular.
Existe una versión, quizá fantasiosa, de que la joven Toña buscó a la gran cantante lírica Fanny Anitúa para que le diera clases de canto, pero se dice que la Anitúa se negó y le dijo “No, no te daré clases para que no cambies tu voz, tu talento es innato”.
El nombre de Toña la Negra siempre estuvo asociado al de Agustín Lara. Lara había nacido 12 años antes que Toña, en la Ciudad de México, pero él, mitómano empedernido, inventó haber nacido en el hermoso pueblo de Tlacotalpan y se declaró siempre veracruzano de pura cepa. El Estado de Veracruz se hizo de la vista gorda y lo adoptó como hijo predilecto. Agustín Lara (1900-1970) fue el compositor mexicano más importante del siglo 20, fecundo, romántico, educado, fino, versátil, compuso centenares de canciones, sones jarochos, boleros, rancheras, danzones, tangos, pasos dobles, chotises , sinfonías, etc. Pero lo mejor de él fueron sus boleros, centenares de ellos, de letras románticas, elaboradamente cursis y por eso memorables, de estructuras melódicas muy bien logradas, de imágenes poéticas inesperadas, y excelentes arreglos. El talento de Lara fue grande, por ello el triunfo y la fama que logró internacionalmente fueron bien merecidos, aunque tuvo letristas que colaboraron con él, y hasta fue ocasionalmente acusado de plagiario, pero sus canciones fueron muy exitosas y siguen siendo cantadas hoy en día, aunque hayan sido compuestas en la primera mitad del siglo pasado.
Agustín Lara acostumbró durante toda su vida artística a tener “intérpretes”. Eso quería decir que elegía una cantante para que cantara únicamente su repertorio, y para que tuviera el privilegio de estrenar las nuevas composiciones que Lara componía como si fueran bollos salidos del horno. Después de que estrenaba una canción, la misma podía ser cantada por cualquiera, pero ser la “intérprete” del famoso Agustín Lara era una distinción que cualquier cantante buscaba como si fuera el premio mayor de la lotería, significaba el reconocimiento del maestro, acompañarlo en sus giras y compartir su éxito. Frecuentemente también significaba ser la “amiga” en turno del compositor, quien tenía el corazón muy enamoradizo.
Hay por lo menos dos versiones que explican cómo conoció Agustín Lara a Toña la Negra. La primera dice que en una reunión amistosa a la que asistió Lara, alguien invito a cantar a la joven jarocha, que llevaba puesto un modesto vestido floreado que su familia le había comprado tiempo atrás. Ahí el compositor la escuchó por primera vez. Otra versión, más peliculesca, dice que ya radicada en la capital, Toña se propuso presentarse con el músico poeta, y que acompañada de su marido, su hermano, su cuñada, todos andrajosos y malolientes, y llevando a su primer hijo en brazos, se apostó frente a la casa del compositor durante varios días, rogándole al mayordomo de Lara que la dejara ver a su patrón, hasta que el músico-poeta la recibió, con renuencia y desconfianza la oyó cantar Enamorada, del mismo Lara , y que en ese momento el compositor quedó maravillado por su voz.
Sea como haya sido, Agustín Lara escuchó cantar a Toña la Negra, reconoció la excepcional voz de esta jovencita morena, la tomó bajo su protección, la pulió y la llevó a trabajar con él en una exitosa temporada en el Teatro Esperanza Iris en el año 1932, cuando Toña tenía 20 años. Ese mismo año Emilio Azcárraga la llevó a la XEW, la estación que él acababa de echar a andar en los altos del cine Olimpia.
A partir de ahí todo fue éxito para Toña. La primera canción de Agustín Lara que interpretó fue Enamorada, luego el maestro compondría especialmente para ella, una catarata de canciones que Toña estrenó y que fueron éxitos inmediatos: Lamento Jarocho, Veracruz, Noche Criolla, Oración Caribe, Palmera, La Clave Azul, La Cumbancha, y muchas más.
Los rumores maliciosos dicen que entre Agustín Lara y Toña la Negra hubo una relación sentimental, tal como el compositor solía tener con sus intérpretes, pero probablemente eso nunca sucedió. Toña estaba casada, tuvo hijos y aunque era una joven morena de buena figura y rasgos agraciados, a Lara le gustaba otro tipo de mujer, más Pervertida, más Aventurera. De cualquier modo Toña y Agustín quedaron artísticamente unidos para el resto de sus días. Después de su temporada en el Teatro Iris, Agustín y Toña se van al Teatro Politeama, un enorme jacalón que antes fue el cine Palatino, en la calle de Izazaga, cerca del Salto del Agua, donde hacen una temporada prolongada y exitosísima que fue consagratoria para Toña. Después ella comienza a grabar para el sello RCA Víctor, luego lo haría para Peerles, en total más de 75 LP’s, algunos de ellos como solista de la orquesta cubana Sonora Matancera.
A partir de ahí a Toña le llegó el éxito en grande, se hizo una figura muy importante, en los teatros, en la radio, en los discos. Durante varios años trabajó en los escenarios con Agustín Lara, quien le daba sus canciones para estrenar. Pero después ella voló con sus propias alas, seguía interpretando el repertorio de Lara, que ella había estrenado y que en su voz se habían convertido en éxitos instantáneos, pero Toña tuvo la visión de no limitarse a cantar solamente las canciones de Lara, ni de ser para toda la vida su intérprete, sino que amplió sus horizontes artísticos y el resto de su vida cantó canciones de muchísimos compositores, mexicanos y de cualquier nacionalidad, su repertorio fue muy amplio, aunque el bolero era su género preferido abarcó con éxito otros más, el tango, la música tropical, canciones rítmicas pero también música muy cercana al blues y al jazz norteamericanos, a lo que cantaban en E.U. Billy Holliday y Mahalia Jackson, música negra que en voz de Toña se recreaba e influiría más tarde en el movimiento musical del “feeling” cubano, en el que destacaron Elena Burke, Omara Portuondo, entre otras.
Durante más de 40 años, de la década de los años 30’s hasta los 70’s, Toña se mantuvo activa en los escenarios. Primero conquistó al público de la Ciudad de México, luego del País, después salió a recorrer toda Latinoamérica, E.U. y España. Su primera gira internacional fue a La Habana, luego estaría en Centroamérica y más tarde a la mayor parte de los países sudamericanos. Solo sus giras iniciales fueron con Agustín Lara, después ella sola triunfaba en los escenarios internacionales.
Es tan grande el impacto que Toña dejó que hoy en día, a más de medio siglo de distancia, si uno entra a internet y busca información de ella, encontrará una abundante cantidad de páginas subidas por personas jóvenes, de muy distintos países, que nunca la conocieron en vivo, que desbordan admiración y cariño por esta gran cantante mexicana.
La relación personal y artística de Toña y Agustín Lara se mantuvo hasta la muerte del compositor, pero nunca fue una relación fácil y tersa. Al principio la joven Toña, agradecida por el apoyo del músico-poeta, no tuvo problemas con él, o los sorteaba fácilmente, era dócil y agradecida, pero después, cuando ella ya era una figura consagrada, la relación era más tirante. Frecuentemente se disgustaban y se mantenían alejados el uno de la otra, aunque tarde o temprano se reconciliaban y volvían a trabajar juntos. Agustín Lara tenía un carácter muy especial, era demandante, posesivo, muy presuntuoso y consciente de su talento y su fama, y Toña ya no sentía necesidad de tolerarle sus desplantes, y ella también tenía su propio genio, eso los hacía entrar en conflicto en ocasiones, pero no pasaba a mayores y, pese a todo, a esta excepcional pareja de artistas siempre los unió una muy sincera y estrecha amistad.
Agustín Lara tuvo en su vida una larga lista de “intérpretes”, pero él reconocía que la mejor que tuvo era Toña. Y ella también estaba consciente de lo que debía a las canciones que Lara le compuso especialmente para su voz y lucimiento. Fue una simbiosis muy benéfica para ambas partes. Agustín Lara habría sido exitoso sin haber existido Toña, y ella habría triunfado de todas maneras, aún sin haber existido en su vida Lara, pero de cualquier manera la combinación de ambos los benefició grandemente a cada uno. Toña hacía temporada en el Teatro Blanquita cuando Lara murió en 1970. Ella lo sintió profundamente y eligió la canción Noche de Ronda para cantarla en honor del gran compositor, su amigo y compañero de siempre.
Aunque Toña se mantuvo alejada de escándalos, muy a su pesar se vio envuelta en una polémica que tuvo resonancias internacionales. Una de las ocasiones en que fue de gira a Cuba se encontró con que las agrupaciones artísticas y musicales locales intervinieron ante su Gobierno para que a Toña no se le permitiera trabajar en el país, la acusaban de que era una artista anticubana, que en México obstaculizaba el trabajo de los artistas procedentes de la isla, y que, en justa reciprocidad, merecía que Cuba le cerrara las puertas y no la dejara actuar. El asunto armó mucho revuelo en la prensa de ambos países y causó fricciones en la relación diplomática hasta que intervino directamente la Asociación Nacional de Actores (ANDA), encabezada por Jorge Negrete, y las agrupaciones de músicos mexicanos ante las autoridades cubanas para deshacer el entuerto y para que finalmente Toña pudiera cantar en la Habana, con el éxito de siempre.
Ese conflicto no tuvo razón de ser, la acusación contra Toña era falsa. Todo fue originado por la cantante cubana Rita Montaner, mulata como Toña, que por envidia o celos profesionales, había urdido esa falsa acusación para causar daño a la cantante jarocha. Rita era famosa por su carácter conflictivo y por díscola, aunque tenía una excelente voz y era muy querida del público cubano, su personalidad era muy difícil. En una ocasión cacheteó en público a su amigo y compañero, el afamado pianista y cantante Jacinto Villa y Fernández, ”Bola de Nieve”. Si así se las gastaba la Montaner con sus íntimos, no es extrañar su discordia con la exitosa Toña.
Toña la Negra tenía una voz excepcional pero al cantar en un escenario era una estatua, casi inmóvil apenas si movía las manos. Se plantaba en el punto del escenario donde se le indicaba y ahí se quedaba, fija como clavo, durante su actuación. Con el tiempo aprendió a cruzar lentamente el escenario, para ubicarse en un punto diferente, en un momento en que la orquesta tocaba acordes que ella no tenía que cantar. Jamás intentó bailar lo que cantaba, no movía los pies al compás del ritmo, no se cimbraba cadenciosamente. Eso no era para ella, Toña era una estatua, elegantemente vestida, con trajes suntuosos, según la moda de los años en curso, trajes largos, a veces con tremendos moños y pliegues, como se usaban en los años 40’s y 50’s. frecuentemente sin tirantes, echando al frente su generoso pecho. Era obvio que la humilde niña mulata del Puerto de Veracruz había alcanzado el triunfo y había aprendido a vestirse elegantemente. Su inmovilidad al cantar la atenuaba al llevar un pañuelito en la mano, que era como su fetiche, otras veces traía un abanico. Cuando su vestido era descotado solía echarse encima alguna chalina de seda para no sentirse tan impúdica. Se veía estatuaria la gran Toña a mitad del amplio escenario del Teatro Blanquita o en los cabarets o bares donde actuaba, y la voz que salía de su boca era embelesante. En ocasiones le montaban una escenografía tropical, si es que iba a cantar su repertorio jarocho, En esos casos Toña salía vestida con su atuendo típico, con el abanico en la mano (que apenas movía), luciendo orgullosamente la vestimenta de su terruño. Por su gran categoría artística era acompañada casi siempre por una orquesta completa o por un buen conjunto musical, y cuando tenía que reducir al mínimo su marco instrumental, su acompañante de muchos años lo fue el gran pianista y compositor cubano Juan Bruno Tarraza.


Toña la Negra llevó siempre una vida personal muy reservada, lejos del brillo de las luces y los escándalos, por lo que poco se sabe de su familia, solo que tuvo tres hijos con su primer marido, de quien se divorció en [[1950]]. Posteriormente se casó de nuevo con el baterista Victor Ruiz Pasos. En los últimos años, con sobrepeso y algunos achaques de salud, se fue retirando de los escenarios y grabaciones.
VERACRUZ
Autor: Agustín Lara


El director de cine alemán [[Christian Baudissin]] realizó un documental sobre Toña la Negra para televisión en [[1993]] con entrevistas con su ex-marido el músico "[[Vittillo]]" (''Víctor Ruiz Pazos'') y otros artistas que la conocieron en vida.
Yo nací con la luna de plata
y nací con alma de pirata,
he nacido rumbero y jarocho
trovador de veras,
y me fui lejos de Veracruz.
Veracruz, rinconcito
donde hacen su nido
las olas del mar
Veracruz, rinconcito
de patria que sabe sufrir y cantar
Veracruz, son tus noches
diluvio de estrellas, palmera y mujer.
Veracruz, vibra en mi ser,
algún día hasta tus playas lejanas
tendré que volver

Toña trabajó mucho, en sus años de gloria y en su madurez, en el Teatro Margo, que luego, vuelto a construir, se convirtió en el Teatro Blanquita. Ahí la mano derecha de la empresaria Margo Su era Ricardo Luna, con quien Margo se inició en la farándula como coristas ambos: después Margo lo hizo coreógrafo del Margo y Blanquita, aunque Ricardo era mucho más que eso, diseñaba y cosía el vestuario, se encargaba de las escenografía y utilería, supervisaba al personal de la tramoya, arreglaba broncas con artistas y coristas, y aconsejaba a Margo en cien mil cosas. Precisamente Ricardo Luna contaba que cada vez que Margo contrataba a Toña él padecía para montarle sus números. Como era tan seria y casi no se movía en la escena, Luna tenía que rodearla con una vistosa y prolija escenografía tropical, en el amplio escenario del teatro metía grandes palmeras de cartón, telones con el mar de fondo, redes, hamacas, plantas, cabañas de nativos, y mientras Toña cantaba con su privilegiada voz, un nutrido grupo de coristas, con atuendos costeños, bailaban briosamente para enmarcar sus interpretaciones. Luna decía que como Toña no bailaba, ni decía chistes y casi no se movía ni sonreía, toda esa parafernalia con que él la rodeaba siempre lo ponía en apuros. Claro, sus lamentaciones al respecto eran más en broma que en serio, porque Luna admiraba y respetaba profundamente a Toña la Negra.

Su trabajo en la radio fue la plataforma para que Toña alcanzara la fama que tuvo. Desde el año de 1932 en que Emilio Azcárraga la llevó a la XEW ella se convirtió en ídolo y en un pilar de esa estación de radio, que llegaría a integrar un brillantísimo elenco de artistas. En esa radiodifusora Toña trabajó durante décadas. Cuando surge la televisión en México, en el año de 1950, Toña pronto empezó a trabajar en ese medio que rápidamente se popularizó. Desde los años 50’s, a los años 70’s, apareció como invitada en infinidad de programas musicales. Cuando nació la televisión Toña era ya una figura consagrada, pero su presencia en ese medio le sirvió para mantenerse vigente y ser reconocida en persona, no solo por su voz, por las nuevas generaciones que no la habían visto cantar en teatros. Era siempre un lujo escucharla, seria, elegante, altiva y con esa voz cálida, con inigualables tintes de palmera y trópico.

Toña dejó una amplia y brillante herencia musical, grabó centenares de canciones, en más de 75 LP’s para los sellos RCA Víctor y Peerles, de las doce máximas cancioneras ella fue una de las que dejó grabadas mayor cantidad de canciones. Como sucede en todos los casos, la voz de una persona cambia con el tiempo, eso mismo sucedió con la de Toña, sus primeras grabaciones muestran una voz fresca, con ligeros agudos. Al madurar y envejecer su voz se hizo más grave y cálida ( y su cuerpo más robusto), pero lo que perdió de lozanía vocal lo ganó en intensidad y calidad interpretativa. Personalmente yo disfruto mucho más su voz madura y experimentada.

Discografía
Entre los cientos de canciones que dejó grabadas están las siguientes:
A Dónde Irá
Allá Va
Amor
Alma Libre
Amor Ciego
Arrabalera
Amor de Mis Amores
Amor Perdido
Amor y Olvido
Angelitos Negros
Arráncame la Vida
Arrabalera
Aunque Pasen Mil Años
Aventurera
Ay, Cariño
Azul
Babalú
Balajú
Campanitas de Cristal
Cabellera Negra
Cada Noche un Amor
Callejera
Canción del Alma
Cancionera Nací
Casita Blanca
Celos Locos
Cenizas
Clave Azul
Como Golondrinas
Concha Nácar
Con las Alas Rotas
Con el Alma en los Labios
Cortesana
Cuando Tú me Querías
De Mujer a Mujer
Despojos
Desvelo de Amor
Diez Años
El Apagón
El Último Adiós
Enamorada
En mi Soledad
En Nuestro Corazón
Entre Abismos
Escarcha
Eso No Va Conmigo
Estás Equivocada
Este Amor Salvaje
Envidia
Farolito
Golondrina
Gota de Amor
Humo en Tus Ojos
Imposible
Irremediablemente Sola
La Alondra
La Cumbancha
La Gloria Eres Tú
La Negra Leonor
La Negrita Concepción
Lagrimas de Sangre
Lamento Jarocho
Lamento Borincano
Lamento Cubano
La Noche de Anoche
Limosna
Llant0 de Luna
Llevarás la Marca
Maldición Gitana
Me Dijeron Ayer
Me Gustas Mucho
Me Matarás
Mentira Salomé
Mentiras Tuyas
Mil Gracias
Mía Nomás
Mi Única Ilusión
Mujer
Mulata
Nadie
No, No y No
Noche de Ronda
Noche Criolla
Noche y Día
No Vale la Pena
No Vayas a Pensar
Obsesión
Ola
Oración Caribe
Oye Corazón
Palabras de Mujer
Palmera
Para lo que Digas Tú
Pensando en Tí
Pervertida
Pesar
Piensa en Mí
Piénsalo
Por el Triste Camino
Por Que Negar
Que Hombre Tan Simpático
Que Más Me Da
Qué Más Puedo Pedir
Qué Sabes Tú
Reina Africana
Rosa
Rumbantela
Salomé
Santa
Se Equivocó la Paloma
Seguiré mi Viaje
Sé Muy Bien Que Vendrás
Sentir
Siempreviva
Si Me Pudieras Querer
Sin Tu Amor
Somos Iguales
Súplica de Amor
Talismán
Temor
Tonadita
Triste Camino
Tu Engaño
Pensando en Tí
Piensa en Mí
Tú Dónde Estás
Tu Engaño
Tú me Acostumbraste
Tú No Comprendes
Ultimo Adiós
Ven Acá
Veracuz
Vete Por Favor
Vereda Tropical
Y Sin Embargo Te Quiero
Yo Quisiera Quererte
Y muchas, muchas más

Filmografía
Toña aparecía frecuentemente en películas, sus actuaciones eran breves, solo para cantar. Únicamente en un filme que hizo en el año 1943, “Konga Roja”, Toña actuó un personaje de importancia, al lado de Pedro Armendáriz y la rumbera cubana María Antonieta Pons, en un melodrama cabaretero que sucedía en el trópico.
Cabe destacar también que en el año 1994 la televisión alemana comisionó al director Christian Baudissin para realizar un documental sobre la vida de Toña la Negra, mismo que se filmó con clips y grabaciones de sus presentaciones en teatro, tv y cine, e incluyó entrevistas con personas allegadas a la cantante, entre ellas su segundo esposo. Este documental se ha proyectado en canales de tv internacional y en ocasiones está disponible en internet.
Toña la Negra apareció en las siguientes películas:
1934 Revista Musical
1934 Payasadas de la Vida
1938 Águila o Sol, con Cantinflas
1943 María Eugenia, con la debutante María Félix
1944 Konga Roja
1945 La Mulata de Córdoba
1946 Humo en Los Ojos
1947 Cortesana
1948 Revancha, con Ninón Sevilla
1949 Callejera
1949 Mujeres en Mi Vida
1949 Amor de la Calle, con Meche Barba
1950 Víctimas del Pecado, con Ninón Sevilla
1950 Amor Vendido, con Joaquín Pardavé
1950 La Mujer Que Yo Amé
1950 En Carne Viva
1950 Pecado
1950 Aventurera, con Ninón Sevilla y Andrea Palma
1950 Una Gallega Baila Mambo, con Joaquín Pardavé y Niní Marshall
1951 Los Enredos de Una Gallega
1951 Víctimas del Pecado, con Ninón Sevilla
1952 La Noche es Nuestra
1958 Música de Siempre
1958 Bolero Inmortal, con Elvira Quintana
1994 Toña la Negra. Documental biográfico post mortem, dirigido por Christian Baudissin y
proyectado en canales de televisión internacional


El Final
Entre lo poco que se sabe de la vida personal de Toña hay que apuntar que en 1950 se divorció de su primer marido, con quien tuvo tres hijos, y más tarde volvería a casarse, con el bajista Víctor Ruíz Pasos.
Hacia final de los años 70’s Toña ya casi no cantaba en público, se retiró muy discretamente, como siempre había conducido su vida, y el 16 de Diciembre de 1982, a los 70 años de edad, murió en su residencia de la Ciudad de México, acompañada de su familia. Su sepelio fue poco concurrido y tuvo escasa cobertura en los medios de comunicación. Así se fue esta gloria de la canción mexicana.


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Revisión del 22:16 30 jun 2009

Toña la Negra (*Veracruz, México, 17 de octubre de 1912 – † 16 de diciembre de 1982) fue el nombre artístico de María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez, cantante mexicana de boleros y de canciones de Agustín Lara.

Trayectoria artística

Para 1927 ya se había casado con Guillermo Cházaro Ahumada, quien la llevó a México con su primer hijo, de solo cuarenta días de nacido.

El 16 de julio de 1929 debutó en el cabaret El Retiro y haciendo temporada en ese lugar, donde se la conocía como "la Peregrino", la conoció don Emilio Azcárraga Vidaurreta quien fue, junto con Enrique Contel, quienes la bautizaron como Toña la Negra. Empezó a ser reconocida con su interpretación de la canción "Enamorada" de Agustín Lara, quien también produjo para ella temas como "Lamento Jarocho", "Veracruz", "Noche criolla", "Oración Caribe", "Palmera", "La clave azul" y "La cumbancha", que presentaron juntos en una revista musical en el Teatro Esperanza en diciembre de 1932, con tanto éxito que debieron prolongar sus presentaciones por mucho tiempo.

Azcárraga la incorpora al elenco de la emisora XEW, donde se presentaba a veces acompañada por Lara y otras por la orquesta de Alfredo Girón. Poco después empiezan sus fastuosas presentaciones en el Teatro Politeama, frente a las Vizcaínas y al lado de la calle San Juan de Letrán. Sus grabaciones para el sello RCA Victor constituyen uno de los más preciosos legados musicales en la historia del bolero.

Este amor salvaje, Por qué negar, Obsesión, Mentiras tuyas, Y sin embargo te quiero, Noche criolla, Pesar, Vereda tropical, Cada noche un amor, Angelitos negros, Lágrimas de sangre, Estás equivocado, De mujer a mujer, Como golondrinas, Diez años y Cenizas son algunos de sus títulos de éxito que grabó en más de 75 LP’s, algunos de ellos para el sello Peerless.

Toña la Negra llevó siempre una vida personal muy reservada, lejos del brillo de las luces y los escándalos, por lo que poco se sabe de su familia, solo que tuvo tres hijos con su primer marido, de quien se divorció en 1950. Posteriormente se casó de nuevo con el baterista Victor Ruiz Pasos. En los últimos años, con sobrepeso y algunos achaques de salud, se fue retirando de los escenarios y grabaciones.

El director de cine alemán Christian Baudissin realizó un documental sobre Toña la Negra para televisión en 1993 con entrevistas con su ex-marido el músico "Vittillo" (Víctor Ruiz Pazos) y otros artistas que la conocieron en vida.

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