Diferencia entre revisiones de «Infalibilidad papal»

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La infalibilidad del [[Papa]] es explicada por la [[Iglesia Católica]] como efecto de una especial asistencia que Dios hace al romano pontífice cuando éste se propone, por un acto definitivo y solemne, definir y enseñar como cierta y divinamente revelada una determinada doctrina sobre la fe o la moral.<ref>[http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P74.HTM Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2035]</ref>
La infalibilidad del [[Papa]] es explicada por la [[Iglesia Católica]] como efecto de una especial asistencia que Dios hace al romano pontífice cuando éste se propone, por un acto definitivo y solemne, definir y enseñar como cierta y divinamente revelada una determinada doctrina sobre la fe o la moral.<ref>[http://www.vatican.va/archive/ESL0022/__P74.HTM Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2035]</ref>
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La enseñanza de la infalibilidad pontificia no sostiene la inerrabilidad del Papa, esto es, la imposibilidad de que el Papa se equivoque en cualquier materia; tampoco sostiene que el Papa sea infalible cuando da su opinión particular sobre algún asunto; por último, tampoco sostiene que el Papa esté libre de tentación ni de pecado.


La doctrina católica sostiene que [[Jesús]] estableció su Iglesia fundamentándola en la persona de [[Simón Pedro]] (y, por consiguiente, de sus sucesores los papas), diciéndole "lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (por tanto, dándole potestad suprema), y a quien encargó la misión de "apacentar a sus ovejas" y "confirmar a sus hermanos" en la fe; además prometió que enviaría el [[Espíritu Santo]] para que gobernase la Iglesia y la iluminara con la verdad, y que Él mismo permanecería con ella hasta el fin de los tiempos.
La doctrina católica sostiene que [[Jesús]] estableció su Iglesia fundamentándola en la persona de [[Simón Pedro]] (y, por consiguiente, de sus sucesores los papas), diciéndole "lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (por tanto, dándole potestad suprema), y a quien encargó la misión de "apacentar a sus ovejas" y "confirmar a sus hermanos" en la fe; además prometió que enviaría el [[Espíritu Santo]] para que gobernase la Iglesia y la iluminara con la verdad, y que Él mismo permanecería con ella hasta el fin de los tiempos.

Revisión del 22:31 4 oct 2009

El Espíritu Santo descendiendo sobre el Papa Gregorio I, por Carlo Saraceni, c. 1610, Roma
Vaticano Símbolo del Papado

En la teología de la Iglesia Católica Romana la infalibilidad pontificia constituye un dogma, según el cual, el Papa está preservado de cometer un error cuando él promulga o declara, a la Iglesia, una enseñanza dogmática en temas de fe y moral bajo el rango de solemne definición pontificia o declaración ex cathedra; como toda verdad de fe, no se presta a discusión de ninguna índole.

Esta doctrina es una definición dogmática establecida en el Concilio Vaticano I de 1870. La Infalibilidad pontificia no quiere decir que el Papa esté a salvo del pecado, ni que esté libre de cometer errores. Respecto a la guia doctrinal de la iglesia, la enseñanza del Papa es infalible cuando es promulgada como solemne definición pontificia, asegurado siempre por la asistencia personal del Espíritu Santo. Esto sólo ha sucedido una vez, cuando Pío XII promulgó el dogma de la Asunción de la Virgen María.

Contenido del dogma

La infalibilidad del Papa es explicada por la Iglesia Católica como efecto de una especial asistencia que Dios hace al romano pontífice cuando éste se propone, por un acto definitivo y solemne, definir y enseñar como cierta y divinamente revelada una determinada doctrina sobre la fe o la moral.[1]

La enseñanza de la infalibilidad pontificia no sostiene la inerrabilidad del Papa, esto es, la imposibilidad de que el Papa se equivoque en cualquier materia; tampoco sostiene que el Papa sea infalible cuando da su opinión particular sobre algún asunto; por último, tampoco sostiene que el Papa esté libre de tentación ni de pecado.

La doctrina católica sostiene que Jesús estableció su Iglesia fundamentándola en la persona de Simón Pedro (y, por consiguiente, de sus sucesores los papas), diciéndole "lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (por tanto, dándole potestad suprema), y a quien encargó la misión de "apacentar a sus ovejas" y "confirmar a sus hermanos" en la fe; además prometió que enviaría el Espíritu Santo para que gobernase la Iglesia y la iluminara con la verdad, y que Él mismo permanecería con ella hasta el fin de los tiempos.

La conjunción de estas promesas son tomadas por la Iglesia Católica como fundamento de la doctrina de la infalibilidad, al entender que Jesús prometió una asistencia real y permanente a la Iglesia, por sí y por el Espíritu Santo, y especialmente a la persona a la que encargó confirmar en la Fe al resto de los cristianos: el Papa.

De este modo la Iglesia entiende que es preciso que Dios preserve a la Iglesia, y al Papa que es su Cabeza Suprema, de cometer error en materia de fe o de moral, a fin de que pueda guiar correctamente a los pastores y los fieles y de que todos tengan seguridad de que la doctrina enseñada por ella es cierta.

Reseña histórica

En el siglo XVI ocurre el cisma del Protestantismo y se cuestiona la autoridad Papal, no solo en lo temporal sino también en lo doctrinal. Existía la necesidad de mostrar expresamente lo que antes era ya asumido y otorgar al papado una supremacía espiritual total. En esta época se habían perdido los Estados Pontificios en 1860 y perdió Roma, el último baluarte en 1870. En 1870 el Concilio Vaticano I convocado por el Papa Pío IX define la Infalibilidad Papal en la Constitución Dogmática sobre la Iglesia Pastor Æternus.

Algunos grupos minoritarios de católicos alzaron su voz con vehemencia tanto dentro como fuera del Concilio para oponerse a la declaración del dogma de la Infalibilidad pontificia. Durante los días en que se debatió la infalibilidad circularon una lluvia de folletos y un sinnúmero de artículos en los diarios y periódicos atacando lo que, según ellos, era un intento de Pío IX de declararse infalible. Ignaz von Döllinger, fue uno de los más conocidos opositores a la Infalibilidad Papal, y por no aceptarla fue excomulgado el 17 de abril de 1871. Los ánimos se caldearon a tal grado que 14 de los 22 obispos alemanes que se reunieron en Fulda a principios de septiembre de 1869, se sintieron obligados a llamar la atención del Santo Padre por medio de un documento especial en donde decían que debido a la controversia reinante, no consideraban que era conveniente definir la Infalibilidad Papal.

El lunes 18 de julio de 1870, dos meses antes de perder los últimos vestigios de poder temporal con la entrada de las tropas italianas en Roma, se reunieron en San Pedro 435 Padres conciliares bajo la presidencia del Papa Pío IX. Se hizo la última votación sobre la Infalibilidad Papal, en la que 433 padres votaron placet (a favor) y sólo dos, el obispo Aloisio Riccio, de Cajazzo, Italia y el obispo Edward Fitzgerald, de Little Rock, Arkansas, votaron non placet. Döllinger no dio ningún paso por reintegrarse a la Iglesia Católica; en torno suyo se reunió un grupo de laicos y sacerdotes que con el tiempo darían origen a la "iglesia de los Vetero-católicos".

Circuló también en la época un famoso discurso[2]​ atribuido falsamente al obispo Josip Strossmayer. Más allá de quien haya sido su autor (tal parece que un protestante encubierto), el discurso es un documento histórico que brinda una idea de los argumentos contra el dogma de la infalibilidad papal de la época.

La creencia en la Infalibilidad pontificia está estrechamente vinculada a lo largo de la historia con la de la supremacía del Papa, es decir, con la creencia de que el Papa es Cabeza Suprema de la Iglesia y tiene por tanto poderes espirituales absolutos en todas las materias de fe y sobre todas las personas bautizadas.

Antecedentes medievales

El Concilio Ecuménico de Florencia definió como Verdad de la Fe Católica, que debe ser creída por todos los fieles de Cristo, que «la Santa Sede Apostólica y el Romano Pontífice tienen el Primado sobre todo el orbe de la Tierra, y que el mismo Romano Pontífice es sucesor del bienaventurado Pedro, Príncipe de los Apóstoles, y que es verdadero Vicario de Cristo, cabeza de toda la Iglesia, y Padre y maestro de todos los cristianos; y que a él, en el bienaventurado Pedro, le ha sido dada, por nuestro Señor Jesucristo, plena potestad para apacentar, regir y gobernar la Iglesia Universal...»

La fe en la sucesión apostólica y en el ministerio petrino del Papa es tomada por la Iglesia como fundamento de la infalibilidad de que se supone que Cristo revistió a Pedro, a fin de que pueda confirmar a sus hermanos en la Fe.

Los Concilios de Constantinopla IV (s. IX), de Lyon II (s. XIII) y el mencionado de Florencia (s. XV) enseñaron y sostuvieron la doctrina de la primacía del Papa como sucesor de Pedro, también en su función de mostrar la Verdad Cristiana, y confesaron por tanto su creencia en la infalibilidad del Romano Pontífice.

En la literatura teológica, aparece por primera vez el término infalibilidad a mediados del siglo XIV, en un tratado escrito por Guido Terrena, narrando la controversia entre los frailes menores y el papa Juan XXII, aplicando este término al Romano Pontífice. La inerrancia de la Iglesia al definir cuestiones de fe y de moral ha sido sostenida por algunos católicos desde el inicio del Catolicismo: ya está contenida esta doctrina en los escritos de los Santos Padres como San Ireneo o Tertuliano.[3]​ No obstante, y aunque definiciones definitivas sobre las más variadas cuestiones fueron llevadas a cabo en los siglos precedentes, lo que supone el reconocimiento implícito de la irreformabilidad de las mismas y, por tanto, de la imposibilidad de que el Papa se hubiera equivocado en ellas, el dogma no fue solemnemente proclamado hasta 1870.

Definición dogmática

La Constitución Dogmática Pastor Æternus, promulgada por el Papa Pío IX el 18 de julio de 1870, tras haber sido elaborada y aprobada por el Concilio Ecuménico Vaticano I, contiene la definición solemne del Dogma de la Infalibilidad Pontificia, que es del tenor literal siguiente:

"...con la aprobación del Sagrado Concilio, enseñamos y definimos ser dogma divinamente revelado que el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, esto es, cuando, ejerciendo su cargo de Pastor y Doctor de todos los cristianos, en virtud de su Suprema Autoridad Apostólica, define una doctrina de Fe o Costumbres y enseña que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por lo mismo, las definiciones del Obispo de Roma son irreformables por sí mismas y no por razón del consentimiento de la Iglesia. De esta manera, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de contradecir ésta, nuestra definición, sea anatema."

La Constitución Dogmática Lumen Gentium del último Concilio Ecuménico celebrado por la Iglesia, Vaticano II, ratifica esta doctrina, en orden a dejar en claro la definición de la Infalibilidad Papal, en su párrafo 18:

" Este santo Concilio, siguiendo las huellas del Vaticano I, enseña y declara a una con él que Jesucristo, eterno Pastor, edificó la santa Iglesia enviando a sus Apóstoles como El mismo había sido enviado por el Padre (cf. Jn., 20,21), y quiso que los sucesores de éstos, los Obispos, hasta la consumación de los siglos, fuesen los pastores en su Iglesia. Pero para que el episcopado mismo fuese uno solo e indiviso, estableció al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro, y puso en él el principio visible y perpetuo fundamento de la unidad de la fe y de comunión. Esta doctrina de la institución perpetuidad, fuerza y razón de ser del sacro Primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible, el santo Concilio la propone nuevamente como objeto firme de fe a todos los fieles y, prosiguiendo dentro de la misma línea, se propone, ante la faz de todos, profesar y declarar la doctrina acerca de los Obispos, sucesores de los apóstoles, los cuales junto con el sucesor de Pedro, Vicario de Cristo y Cabeza visible de toda la Iglesia, rigen la casa de Dios vivo.

Ex cathedra

Tres condiciones deben reunirse para que una definición pontificia sea ex cathedra: (Según el Catecismo 891[4]​)

  1. El Papa debe hablar "como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos". (Si habla en calidad de persona privada, o si se dirige solo a un grupo y no a la Iglesia universal, no goza de infalibilidad.)
  2. El Papa "proclama por un acto definitivo la doctrina". (Cuando el Papa claramente expresa que la doctrina es definitiva, no puede cambiar.)
  3. El Papa habla "en cuestiones de fe y moral".

Uso de la infalibilidad papal

Archivo:Pacelli12.jpg
El Papa Pío XII, quien hizo uso de la infalibilidad en 1950

El Papa invoca la infalibilidad papal cuando proclama solemnemente un dogma. Esto sólo ha sucedido una vez desde 1870, para el dogma de la Asunción de la Virgen María, proclamado por el Papa Pío XII en 1950, previa consulta con los obispos del mundo.

Citas bíblicas en las que se soporta la infalibilidad

La teología católica se basa en varios pasajes Biblicos que indican el dogma teológico sobre su infalibilidad, incluyendo:

  • Jn 1:42; Mc 3:16 ("Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» - que quiere decir, "Piedra".)
  • Mt 16:18 ("Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella."; cf. Mt 7:24-28, edificó su casa sobre roca)
  • Jn 16:13 ("Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa.")
  • Jn 14:26 ("Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, se los enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho. ")
  • Jn 21:15-17 ("dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»") (lo dice tres veces)
  • Lc 10:16 ("Quien a ustedes escucha, a mí me escucha; y quien a ustedes rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.")
  • Lc 22:31-32 ("¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»")
  • 1 Tim 3:15 ("pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.")
  • 1 Jn 2:27 ("Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa - según os enseñó, permaneced el él..")
  • Hechos 15:28 ("Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables...") (los Doce Apóstoles hablan con la voz del Espíritu Santo)
  • Mt 10:2 ("Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro,...") (Pedro primero)
  • Mt 28:20 ("y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo")

Críticas a la Infalibilidad

Todos los dogmas de la religión Católica, comenzando por la divinidad de Jesús, han sido en algún momento objeto de ataque de detractores desde dentro de la Iglesia, y el dogma de la Infalibilidad no es una excepción. Las críticas contra el Dogma de la Infalibilidad Papal se manifestaron extensamente en la propia trastienda del Concilio Vaticano I, antes de que Pío IX lograra la definición de este dogma en 1870. Lord Acton, católico a la vez que un historiador de prestigio, hizo todo lo que pudo por evitar que Pío IX consiguiera, en palabras de Richard Rorty, hacer al catolicismo parecer ridículo.[5]​ Los no creyentes toman este dogma como ejemplo de lo que ellos ven como arrogancia de la Iglesia y falta de sentido común. Los cristianos no católicos rechazan el Dogma de la Infalibilidad Papal y tal como reconoció el propio Pablo VI, esa discrepancia «es sin duda el más grave obstáculo en la ruta ecuménica».[6]​ Pero también algunos católicos, como el teólogo Hans Küng o el historiador Garry Wills, han cuestionado al Vaticano por haber definido y seguir manteniendo como Dogma algo que fuera de la Iglesia es visto generalmente como absurdo.

El alemán Hans Küng, actualmente privado de la venia de enseñar por la jerarquía, considerado como un teólogo influyente entre los que participaron en el Concilio Vaticano II, publicó un libro titulado "¿Infalible?, una pregunta"[7]​ en el que rechaza la Infalibilidad pontificia. Hans Küng ha alzado también su voz para criticar lo que considera «falta de libertad» dentro de la Iglesia[cita requerida]. La respuesta del Vaticano llegó en 1980, y fue dada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (hoy Papa Benedicto XVI), quien prohibió a Hans Küng seguir enseñando teología.[8]

Notas

  1. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2035
  2. Véase el Discurso contra la infalibilidad papal
  3. Canalsocial. Enciclopedia GER. Infalibilidad.
  4. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 891
  5. Rorty, R. Acting fallible. New York Times, 11, junio 2000.
  6. Weil, L. (2004). «The Papacy: An Obstacle or a Sign for Christian Unity?». International Journal for the Study of the Christian Church 4 (1): 6-20. 
  7. Küng, H. (1971). Infallible? an inquiry. Garden City, N.Y.,; Doubleday. 
  8. Küng, H. (2003). My struggle for freedom : memoirs. London ; New York; Continuum. 0826470211. 

Véase también