Diferencia entre revisiones de «Fernando IV de Castilla»

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|consorte = [[Constanza de Portugal y Aragón|Constanza de Portugal]]
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|descendencia = [[Leonor de Castilla y de Portugal|Leonor de Castilla]]<br />'''Constanza'''<br />[[Alfonso XI de Castilla|Alfonso XI]]
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== Infancia del Infante Don Fernando hasta su ascenso al trono castellano-leonés (1285-1295) ==
== Infancia del Infante Don Fernando hasta su ascenso al trono castellano-leonés (1285-1295) ==
El Infante Don Fernando, hijo de [[Sancho IV el Bravo]] y de la reina doña [[María de Molina]] nació en la ciudad de Sevilla el 6 de diciembre de [[1285]] y fue bautizado en la [[Catedral de Sevilla]] por el arzobispo [[Raimundo de Losana]] e inmediatamente fue proclamado heredero de la Corona y recibió el homenaje de los notables del Reino. <ref>
El Infante Don Fernando, hijo de [[Sancho IV el Bravo]] y de la reina doña [[María de Molina]] nació en la ciudad de Sevilla el 6 de diciembre de [[1285]] y fue bautizado en la [[Catedral de Sevilla]] por el arzobispo [[Raimundo de Losana]] e inmediatamente fue proclamado heredero de la Corona y recibió el homenaje de los notables del Reino. <ref>
{{cita publicación | apellido = González Mínguez | nombre = César | año = 2004 | título = Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado | publicación = Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval| número = 17 | páginas = 224 | editorial = Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia | issn = 0214-9745 | url = http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFB795938A-A8EF-AC9F-1889-B989699FFC79| idioma = castellano| cita = }}</ref>Su padre el rey ordenó a Fernán Pérez Ponce criar al Infante, ya que éste había sido mayordomo mayor de [[Alfonso X el Sabio]], abuelo del Infante Don Fernando, y ambos partieron rumbo a la ciudad de [[Zamora]], donde residía la familia del tutor del Infante. Asimismo el Rey nombró a Isidro González y a Alfonso Godínez cancilleres del Infante, al mismo tiempo que nombraba a [[Samuel de Belorado]] almojarife del príncipe. La esposa de Fernán Pérez Ponce y él mismo influyeron poderosamente en la conformación del carácter del Infante y éste les demostraría, siendo ya rey, una profunda gratitud. <ref>
{{cita publicación | apellido = González Mínguez | nombre = César | año = 2004 | título = Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado | publicación = Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval| número = 17 | páginas = 224 | editorial = Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia | issn = 0214-9745 | url = http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFB795938A-A8EF-AC9F-1889-B989699FFC79| idioma = castellano| cita = }} </ref> Su padre el rey ordenó a Fernán Pérez Ponce criar al Infante, ya que éste había sido mayordomo mayor de [[Alfonso X el Sabio]], abuelo del Infante Don Fernando, y ambos partieron rumbo a la ciudad de [[Zamora]], donde residía la familia del tutor del Infante. Asimismo el Rey nombró a Isidro González y a Alfonso Godínez cancilleres del Infante, al mismo tiempo que nombraba a [[Samuel de Belorado]] almojarife del príncipe. La esposa de Fernán Pérez Ponce y él mismo influyeron poderosamente en la conformación del carácter del Infante y éste les demostraría, siendo ya rey, una profunda gratitud. <ref>
{{cita publicación| apellido = González Mínguez| nombre = César| año = 2004| título = Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado| publicación = Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval| número = 17| páginas = 225 | editorial = Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia | issn = 0214-9745| url = http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFB795938A-A8EF-AC9F-1889-B989699FFC79| idioma = castellano| cita = }}</ref>
{{cita publicación| apellido = González Mínguez| nombre = César| año = 2004| título = Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado| publicación = Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval| número = 17| páginas = 225 | editorial = Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia | issn = 0214-9745| url = http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFB795938A-A8EF-AC9F-1889-B989699FFC79| idioma = castellano| cita = }}</ref>


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El día 25 de abril de [[1295]] murió el rey Sancho IV dejando como heredero del trono al Infante don Fernando, que contaba con nueve años de edad. Sepultado el rey en la [[Catedral de Toledo]], María de Molina se retiró al viejo [[Alcázar de Toledo]] para guardar un luto de nueve días. La reina fue la encargada de la regencia durante la minoría de edad de su hijo, que sólo contaba con nueve años de edad. El primer obstáculo que se le presentó a la Regente fue que Jaime II devolvió a la infanta Isabel sin desposarse con ella y declaró la guerra a Castilla.
El día 25 de abril de [[1295]] murió el rey Sancho IV dejando como heredero del trono al Infante don Fernando, que contaba con nueve años de edad. Sepultado el rey en la [[Catedral de Toledo]], María de Molina se retiró al viejo [[Alcázar de Toledo]] para guardar un luto de nueve días. La reina fue la encargada de la regencia durante la minoría de edad de su hijo, que sólo contaba con nueve años de edad. El primer obstáculo que se le presentó a la Regente fue que Jaime II devolvió a la infanta Isabel sin desposarse con ella y declaró la guerra a Castilla.


Debido a la posible ilegitimidad de Fernando IV causada por el matrimonio de sus padres, la reina regente tuvo muchos problemas para conseguir que su hijo permaneciera en el trono. A las luchas incesantes con la nobleza castellana dirigida por los infantes don [[Juan de Castilla, Señor de Valencia de Campos|Juan de Castilla]], que reclama el trono de su hermano Sancho IV y por el infante Don [[Enrique de Castilla "El Senador"|Enrique "El Senador"]], hijo de [[Fernando III el Santo]] y tío de Sancho IV, que reclamaba la tutoría y la regencia del heredero, y con los infantes de la Cerda, apoyados por Aragón y por su abuela la reina [[Violante de Aragón y Hungría]], viuda de [[Alfonso X el Sabio]], por el control del Reino, se unen los problemas con la [[Corona de Aragón|Aragón]], el reino de [[Portugal]] y el reino de [[Francia]], quienes intentaron beneficierse de la situación de inestabilidad que atravesaba la [[Corona de Castilla]].
Debido a la posible ilegitimidad de Fernando IV causada por el matrimonio de sus padres, la reina regente tuvo muchos problemas para conseguir que su hijo permaneciera en el trono. A las luchas incesantes con la nobleza castellana dirigida por los infantes don [[Juan de Castilla, Señor de Valencia de Campos|Juan de Castilla]], que reclama el trono de su hermano Sancho IV y por el infante [[Enrique de Castilla|Enrique "El Senador"]], hijo de [[Fernando III el Santo]] y tío de Sancho IV, que reclamaba la tutoría y la regencia del heredero, y con los infantes de la Cerda, apoyados por Aragón y por su abuela la reina [[Violante de Aragón y Hungría]], viuda de [[Alfonso X el Sabio]], por el control del Reino, se unen los problemas con la [[Corona de Aragón|Aragón]], el reino de [[Portugal]] y el reino de [[Francia]], quienes intentaron beneficierse de la situación de inestabilidad que atravesaba la [[Corona de Castilla]].
Al mismo tiempo, Don [[Diego López V de Haro]], Don [[Nuño González de Lara]] y Don [[Juan Núñez de Lara III el Viejo]], entre otros muchos miembros de la alta aristocracia, campaban libremente por el Reino sembrando la confusión y la anarquía.
Al mismo tiempo, Don [[Diego López V de Haro]], Don [[Nuño González de Lara]] y Don [[Juan Núñez de Lara III el Viejo]], entre otros muchos miembros de la alta aristocracia, campaban libremente por el Reino sembrando la confusión y la anarquía.
[[Archivo:María de Molina presenta a su hijo a las Cortes de Valladolid 1863 Antonio Gisbert Pérez.JPG|thumb|400px|La reina [[María de Molina]] presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de [[Valladolid]] de [[1295]]. Óleo sobre lienzo de [[Antonio Gisbert Pérez]]. [[1863]]]]
[[Archivo:María de Molina presenta a su hijo a las Cortes de Valladolid 1863 Antonio Gisbert Pérez.JPG|thumb|400px|La reina [[María de Molina]] presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de [[Valladolid]] de [[1295]]. Óleo sobre lienzo de [[Antonio Gisbert Pérez]]. [[1863]]]]
En las Cortes de [[Valladolid]] de [[1295]] el infante Don [[Enrique de Castilla "El Senador"]] fue nombrado regente del Reino, pero la reina consiguió mediante el apoyo de las ciudades con voto en Cortes que la custodia de su hijo le fuese confiada a ella. En el verano de [[1295]] el infante Don Juan se proclamó Rey de [[Castilla y León]], contando para ello con el apoyo del rey portugués [[Dionisio I de Portugal|Don Dionís I de Portugal]], al que la reina, encontrándose ambos en [[Ciudad Rodrigo]], se vió obligada a hacer importantes concesiones territoriales, al mismo tiempo que las hacía a los magnates rebeldes y sobre todo al infante Don Juan. En la entrevista de Ciudad Rodrigo se convino que Fernando IV contraería matrimonio con la infanta Doña Constanza, hija del rey Don Dionís, mientras que la infanta Doña [[Beatriz de Castilla y de Molina]], hija de Doña María de Molina y del fallecido Sancho IV, se casaría con el infante heredero del trono portugués.
En las Cortes de [[Valladolid]] de [[1295]] el infante [[Enrique de Castilla]] fue nombrado regente del Reino, pero la reina consiguió mediante el apoyo de las ciudades con voto en Cortes que la custodia de su hijo le fuese confiada a ella. En el verano de [[1295]] el infante Don Juan se proclamó Rey de [[Castilla y León]], contando para ello con el apoyo del rey portugués [[Dionisio I de Portugal|Don Dionís I de Portugal]], al que la reina, encontrándose ambos en [[Ciudad Rodrigo]], se vió obligada a hacer importantes concesiones territoriales, al mismo tiempo que las hacía a los magnates rebeldes y sobre todo al infante Don Juan. En la entrevista de Ciudad Rodrigo se convino que Fernando IV contraería matrimonio con la infanta Doña Constanza, hija del rey Don Dionís, mientras que la infanta Doña [[Beatriz de Castilla y de Molina]], hija de Doña María de Molina y del fallecido Sancho IV, se casaría con el infante heredero del trono portugués.


En [[1296]], hallándose la reina y Fernando IV en [[Valladolid]], los infantes de la Cerda rompen los acuerdos y ponen en pié de guerra la antigua liga anticastellana, marchardo don [[Alfonso de la Cerda]] contra Castilla y llegando en su avance hasta la ciudad de [[Sahagún]], en el [[Reino de León]], mientras el infante Don Juan y Don [[Juan Núñez de Lara III el Viejo]] atacan [[Palencia]], en la frontera el rey aragonés arrasa Murcia y Soria, al tiempo que Don Dionís de Portugal ataca a lo largo de la línea del río Duero y Don [[Diego López V de Haro]] siembra el desorden en su [[Señorío de Vizcaya]].
En [[1296]], hallándose la reina y Fernando IV en [[Valladolid]], los infantes de la Cerda rompen los acuerdos y ponen en pié de guerra la antigua liga anticastellana, marchardo don [[Alfonso de la Cerda]] contra Castilla y llegando en su avance hasta la ciudad de [[Sahagún]], en el [[Reino de León]], mientras el infante Don Juan y Don [[Juan Núñez de Lara III el Viejo]] atacan [[Palencia]], en la frontera el rey aragonés arrasa Murcia y Soria, al tiempo que Don Dionís de Portugal ataca a lo largo de la línea del río Duero y Don [[Diego López V de Haro]] siembra el desorden en su [[Señorío de Vizcaya]].
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=== El Sitio de Algeciras de 1309 ===
=== El Sitio de Algeciras de 1309 ===
{{AP|Sitio de Algeciras (1309)}}
[[Archivo:Gib bay.jpg|thumb|250px|Vista del [[Peñón de Gibraltar]], cuya ciudad fue conquistada por Fernando IV el Emplazado el 12 de septiembre de [[1309]].]]El intento de Fernando IV de conquistar la ciudad de [[Algeciras]] en [[1309]] se saldó con un fracaso, minimizado gracias a los triunfos conseguidos por los aragoneses a causa de la victoria obtenida por [[Jaime II el Justo]] mientras sitiaba la ciudad de [[Almería]], el 23 de agosto de [[1309]], aunque dicha victoria no le permitió conseguir la caída de la plaza, y por la conquista de la ciudad de [[Gibraltar]] por los castellanos, que capituló el día 12 de setiembre de [[1309]]. La deserción del infante Don Juan del asedio junto con la de [[Don Juan Manuel]], ambos al frente de sus mesnadas, supuso la desmoralización de las tropas castellano-leonesas, que ya comenzaban a verse afectadas por enfermedades como la peste, enfermedad esta última que causó la muerte de Don [[Diego López V de Haro]], que falleció en enero de [[1310]]. La ciudad pudo haber capitulado ya que los defensores eran poco numerosos y el ejército de socorro enviado por el Rey de Granada dió media vuelta antes de llegar a la ciudad. Las negociaciones entre el enviado del rey de Granada y Fernando IV provocaron el levantamiento del asedio por parte de los castellano-leoneses. El rey de Castilla recibiría a cambio del levantamiento del asedio los señoríos de [[Quesada]] y [[Bedmar]], situados en la actual [[Provincia de Jaén]], y 500.000 doblas. Con este acuerdo [[Muhammad III de Granada]] consiguió estabilizar la situación de las fronteras de su Reino y treguas idénticas se concertaron con [[Jaime II de Aragón]], que en esos momentos aún se encontraba sitiando la ciudad de [[Almería]]. En conjunto la campaña del año [[1309]] resultó más ventajosa para las armas del Reino de Castilla y León que para el de Aragón, ya que Fernando IV pudo incorporar el [[Peñón de Gibraltar]] a sus dominios. La traición y deserción de los dos familiares del rey, [[Don Juan Manuel]] y el infante Don [[Juan de Castilla, señor de Valencia de Campos|Juan de Castilla]] fue mal considerada por todas las cortes europeas, que no ahorraron calificativos a la hora de definir a los dos magnates. <ref> {{cita publicación| apellido = González Mínguez| nombre = César| año = 2004| título = Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado| publicación = Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval| número = 17| páginas = 237| editorial = Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia | issn = 0214-9745| url = http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFB795938A-A8EF-AC9F-1889-B989699FFC79| idioma = castellano| cita = }}</ref>
[[Archivo:Gib bay.jpg|thumb|250px|Vista del [[Peñón de Gibraltar]], cuya ciudad fue conquistada por Fernando IV el Emplazado el 12 de septiembre de [[1309]].]]El intento de Fernando IV de conquistar la ciudad de [[Algeciras]] en [[1309]] se saldó con un fracaso, minimizado gracias a los triunfos conseguidos por los aragoneses a causa de la victoria obtenida por [[Jaime II el Justo]] mientras sitiaba la ciudad de [[Almería]], el 23 de agosto de [[1309]], aunque dicha victoria no le permitió conseguir la caída de la plaza, y por la conquista de la ciudad de [[Gibraltar]] por los castellanos, que capituló el día 12 de setiembre de [[1309]]. La deserción del infante Don Juan del asedio junto con la de [[Don Juan Manuel]], ambos al frente de sus mesnadas, supuso la desmoralización de las tropas castellano-leonesas, que ya comenzaban a verse afectadas por enfermedades como la peste, enfermedad esta última que causó la muerte de [[Diego López V de Haro]], que falleció en enero de [[1310]]. La ciudad pudo haber capitulado ya que los defensores eran poco numerosos y el ejército de socorro enviado por el Rey de Granada dió media vuelta antes de llegar a la ciudad. Las negociaciones entre el enviado del rey de Granada y Fernando IV provocaron el levantamiento del asedio por parte de los castellano-leoneses. El rey de Castilla recibiría a cambio del levantamiento del asedio los señoríos de [[Quesada]] y [[Bedmar]], situados en la actual [[Provincia de Jaén]], y 500.000 doblas. Con este acuerdo [[Muhammad III de Granada]] consiguió estabilizar la situación de las fronteras de su Reino y treguas idénticas se concertaron con [[Jaime II de Aragón]], que en esos momentos aún se encontraba sitiando la ciudad de [[Almería]]. En conjunto la campaña del año [[1309]] resultó más ventajosa para las armas del Reino de Castilla y León que para el de Aragón, ya que Fernando IV pudo incorporar el [[Peñón de Gibraltar]] a sus dominios. La traición y deserción de los dos familiares del rey, [[Don Juan Manuel]] y el infante [[Juan de Castilla, señor de Valencia de Campos|Juan de Castilla]] fue mal considerada por todas las cortes europeas, que no ahorraron calificativos a la hora de definir a los dos magnates. <ref> {{cita publicación| apellido = González Mínguez| nombre = César| año = 2004| título = Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado| publicación = Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval| número = 17| páginas = 237| editorial = Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia | issn = 0214-9745| url = http://e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:ETFB795938A-A8EF-AC9F-1889-B989699FFC79| idioma = castellano| cita = }}</ref>


== Última etapa del reinado de Fernando IV y muerte del rey (1310-1312) ==
== Última etapa del reinado de Fernando IV y muerte del rey (1310-1312) ==
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"''Y mas abaxo della'' ( se refiere a la capilla colateral del Altar mayor al lado de la epístola de la Real Iglesia de Santa Marta de Martos) ''se ve en la pared vn arco muy pequeño, y'' ''humilde, cerca del suelo y sobre èl la siguiente Inscripcion, que manifiesta ser aquel el Entierro de los dos'' ''Cavalleros hermanos Carvajales, que fueron despeñados de la Peña desta Villa por mandado del Rey Don Fernando el'' ''Quarto, que llamaron el Emplazado, por aver muerto dentro del plazo que le señalaron estos Cavalleros, citándolo'' ''para el Divino Tribunal por la injusticia que con ellos se dice vsò'' (Pasa a describir la incripción de la lápida de los hermanos): Año de 1310 por mandado del Rey D. Fernando Quarto de Castilla el Emplazado fueron despeñados desta Peña Pedro y Ivan Alfonso de Carvajal, hermanos, Comendadores de Calatrava, y se sepultaron en este Entierro. Don Luís de Godoy, y el licenciado Quintanilla, Cavalleros del Abito, Visitadores generales deste Partido, mandaron renovarles esta memoria Año de 1595. Años."
"''Y mas abaxo della'' ( se refiere a la capilla colateral del Altar mayor al lado de la epístola de la Real Iglesia de Santa Marta de Martos) ''se ve en la pared vn arco muy pequeño, y'' ''humilde, cerca del suelo y sobre èl la siguiente Inscripcion, que manifiesta ser aquel el Entierro de los dos'' ''Cavalleros hermanos Carvajales, que fueron despeñados de la Peña desta Villa por mandado del Rey Don Fernando el'' ''Quarto, que llamaron el Emplazado, por aver muerto dentro del plazo que le señalaron estos Cavalleros, citándolo'' ''para el Divino Tribunal por la injusticia que con ellos se dice vsò'' (Pasa a describir la incripción de la lápida de los hermanos): Año de 1310 por mandado del Rey D. Fernando Quarto de Castilla el Emplazado fueron despeñados desta Peña Pedro y Ivan Alfonso de Carvajal, hermanos, Comendadores de Calatrava, y se sepultaron en este Entierro. Don Luís de Godoy, y el licenciado Quintanilla, Cavalleros del Abito, Visitadores generales deste Partido, mandaron renovarles esta memoria Año de 1595. Años." <ref> {{cita libro | apellidos = Ximena Jurado | nombre = Martín | enlaceautor = | coautores = | editorial = | editor = Universidad de Granada | otros = | título = Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales eclesiásticos de este Obispado | url = | edición = 1ª | fecha = | año = 1991 | mes = | ubicación = Granada | id =
| isbn = 84-338-1350-1 | páginas = 202 | capítulo = | urlcapítulo = | cita = }} </ref>




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''"El Rey muy descuidado de los hecho se partió para Alcaudete donde su exército aloxaba: allí le sobrevino una'' ''enfermedad tan grande, que fue forzado dar la vuelta à Jaén, bien que los Moros movían prática de entregar la villa.'' ''Aumentábase el mal de cada día, y agravábase la dolencia de suerte que el Rey no podía por sí negociar.'' ''Todavía alegre por la nueva que le vino que la villa era tomada, resolvia en su pensamiento nuevas conquistas, quando'' ''un Jueves que se contaron siete dias del mes de Setiembre, como después de comer se retirase à'' ''dormir, à cabo de rato le halláron muerto.'' ''Falleció en la flor de su edad que era de veinte y quatro años y'' ''nueve meses, en sazón que sus negocios se encaminaban prósperamente.'' ''Tuvo el Reyno por espacio de diez y'' ''siete años, quatro meses y diez y nueve días y fue el Quarto de su nombre.'' ''Entendióse que su poco órden en el'' ''comer y beber le acarreáron la muerte:'' ''otros decian que era castigo de Dios porque desde el dia que fue'' ''citado, hasta la hora de su muerte (cosa maravillosa y extraordinaria) se contaban precisamente treinta dias.'' ''Por esto entre los Reyes de Castilla fue llamado D. Fernando el Emplazado.'' ''Su cuerpo depositaron en'' ''Córdova, porque a causa de los calores que todavía duraban, no pudo ser llevado à Sevilla ni à Toledo do tenian los'' ''enterramientos Reales.'' ''Acrecentóse la fama y la opinión susodicha, concebida en los ánimos del'' ''vulgo, por la muerte de dos grandes príncipes que por semejante razon:'' ''falleciéron en los dos años próximos'' ''siguientes:'' ''estos fueron Philipo Rey de Francia y el Papa Clemente, ámbos citados por los Templarios'' ''para delante el divino tribunal al tiempo que con fuego y todo género de tormentos los mandaban castigar'' ''y perseguían toda aquella religión.'' ''Tal era la fama que corria, si verdadera si falsa, no se sabe, mas'' ''es de creer que fuese falsa:'' ''en lo que sucedió al Rey D. Fernando nadie pone duda...".''
''"El Rey muy descuidado de los hecho se partió para Alcaudete donde su exército aloxaba: allí le sobrevino una'' ''enfermedad tan grande, que fue forzado dar la vuelta à Jaén, bien que los Moros movían prática de entregar la villa.'' ''Aumentábase el mal de cada día, y agravábase la dolencia de suerte que el Rey no podía por sí negociar.'' ''Todavía alegre por la nueva que le vino que la villa era tomada, resolvia en su pensamiento nuevas conquistas, quando'' ''un Jueves que se contaron siete dias del mes de Setiembre, como después de comer se retirase à'' ''dormir, à cabo de rato le halláron muerto.'' ''Falleció en la flor de su edad que era de veinte y quatro años y'' ''nueve meses, en sazón que sus negocios se encaminaban prósperamente.'' ''Tuvo el Reyno por espacio de diez y'' ''siete años, quatro meses y diez y nueve días y fue el Quarto de su nombre.'' ''Entendióse que su poco órden en el'' ''comer y beber le acarreáron la muerte:'' ''otros decian que era castigo de Dios porque desde el dia que fue'' ''citado, hasta la hora de su muerte (cosa maravillosa y extraordinaria) se contaban precisamente treinta dias.'' ''Por esto entre los Reyes de Castilla fue llamado D. Fernando el Emplazado.'' ''Su cuerpo depositaron en'' ''Córdova, porque a causa de los calores que todavía duraban, no pudo ser llevado à Sevilla ni à Toledo do tenian los'' ''enterramientos Reales.'' ''Acrecentóse la fama y la opinión susodicha, concebida en los ánimos del'' ''vulgo, por la muerte de dos grandes príncipes que por semejante razon:'' ''falleciéron en los dos años próximos'' ''siguientes:'' ''estos fueron Philipo Rey de Francia y el Papa Clemente, ámbos citados por los Templarios'' ''para delante el divino tribunal al tiempo que con fuego y todo género de tormentos los mandaban castigar'' ''y perseguían toda aquella religión.'' ''Tal era la fama que corria, si verdadera si falsa, no se sabe, mas'' ''es de creer que fuese falsa:'' ''en lo que sucedió al Rey D. Fernando nadie pone duda...".'' <ref> {{cita libro | apellidos = Mariana | nombre = Juan de | enlaceautor = Juan de Mariana | coautores = | editorial = | editor = Imprenta y librería de Gaspar y Roig, editores | título = Historia General de España
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== Sepultura de Fernando IV el Emplazado ==
== Sepultura de Fernando IV el Emplazado ==
[[Archivo:Tumba de Fernando IV el Emplazado.JPG|thumb|350px|Fernando IV el Emplazado se encuentra actualmente sepultado en la [[Real Colegiata de San Hipólito|Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba]]. Sus restos reposan en un sepulcro de mármol rojo (en la imágen), colocado en el lado de la Epístola del presbiterio del templo. En el lado del Evangelio del mismo templo se encuentra el sepulcro que alberga los restos de [[Alfonso XI el Justiciero]], hijo y sucesor de Fernando IV.]]Los restos mortales de Fernando IV fueron trasladados a la ciudad de [[Córdoba (España)|Córdoba]], y sepultados en la Capilla Real de la [[Mezquita-Catedral de Córdoba]], a pesar de su deseo de ser sepultado en la [[Catedral de Toledo]] junto a su padre, el rey [[Sancho IV]], o bien ante la posibilidad de recibir sepultura en la [[Catedral de Sevilla]] junto a su abuelo paterno [[Alfonso X el Sabio]] y su bisabuelo paterno [[Fernando III el Santo]].
[[Archivo:Tumba de Fernando IV el Emplazado.JPG|thumb|350px|Fernando IV el Emplazado se encuentra actualmente sepultado en la [[Real Colegiata de San Hipólito|Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba]]. Sus restos reposan en un sepulcro de mármol rojo (en la imágen), colocado en el lado de la Epístola del presbiterio del templo. En el lado del Evangelio del mismo templo se encuentra el sepulcro que alberga los restos de [[Alfonso XI el Justiciero]], hijo y sucesor de Fernando IV.]]En 1312, poco después de su muerte, los restos mortales de Fernando IV fueron trasladados a la ciudad de [[Córdoba (España)|Córdoba]], y sepultados en la Capilla Real de la [[Mezquita-Catedral de Córdoba]], a pesar de su deseo de ser sepultado en la [[Catedral de Toledo]] junto a su padre, el rey [[Sancho IV]], o bien ante la posibilidad de recibir sepultura en la [[Catedral de Sevilla]] junto a su abuelo paterno [[Alfonso X el Sabio]] y su bisabuelo paterno [[Fernando III el Santo]].


No obstante, debido a las altas temperaturas que se dieron en el mes de septiembre del año en que falleció el rey, el Infante Don [[Pedro de Castilla y de Molina|Pedro]], hermano del difunto rey, y la reina Doña [[Constanza de Portugal y Aragón]], su esposa, decidieron darle sepultura a sus restos en la [[Mezquita-Catedral de Córdoba]], inaugurando así las sepulturas regias del templo catedralicio cordobés, en el que hasta el momento sólo habían sido inhumados del Infante Don Juan, hijo de [[Fernando III el Santo]] y de su segunda esposa, [[Juana de Danmartín]], y fallecido en 1245 ó 1246, en su infancia. La ''[[Crónica de Alfonso XI]]'' cita la causa que motivó la sepultura de los restos de Fernando IV en Córdoba:
No obstante, debido a las altas temperaturas que se dieron en el mes de septiembre del año en que falleció el rey, el Infante Don [[Pedro de Castilla y de Molina|Pedro]], hermano del difunto rey, y la reina Doña [[Constanza de Portugal y Aragón]], su esposa, decidieron darle sepultura a sus restos en la [[Mezquita-Catedral de Córdoba]], inaugurando así las sepulturas regias del templo catedralicio cordobés, en el que hasta el momento sólo habían sido inhumados del Infante Don Juan, hijo de [[Fernando III el Santo]] y de su segunda esposa, [[Juana de Danmartín]], y fallecido en 1245 ó 1246, en su infancia. La ''[[Crónica de Alfonso XI]]'' cita la causa que motivó la sepultura de los restos de Fernando IV en Córdoba:


''"El otro dia despues que le alzaron rey, acordaron de levar a enterrar el cuerpo del rey Don Fernando su padre a la'' ''ciubdat de Cordova, que era cerca dende, ca non le podian levar a Toledo nin a Sevilla por razon de las muy'' ''grandes calenturas que facia."''
''"El otro dia despues que le alzaron rey, acordaron de levar a enterrar el cuerpo del rey Don Fernando su padre a la'' ''ciubdat de Cordova, que era cerca dende, ca non le podian levar a Toledo nin a Sevilla por razon de las muy'' ''grandes calenturas que facia."'' <ref> {{cita libro | apellidos = Del Arco y Garay | nombre = Ricardo
| enlaceautor = Ricardo del Arco y Garay | coautores = | editorial = | editor = Instituto Jerónimo Zurita. Consejo Superior de Investigaciones Científicas | otros = | título = Sepulcros de la Casa Real de Castilla | edición =
| fecha = | año = 1954 | mes = | ubicación = Madrid | páginas = 279 | capítulo = XVI, Reyes de Castilla Unificada | cita = }} </ref>


El cortejo fúnebre que acompañó los restos de Fernando IV hasta [[Córdoba]] se hallaba presidido por la reina [[Constanza de Portugal y Aragón|Constanza]]. El cadáver del soberano fue depositado en la capilla mayor del templo catedralicio por disposición de su esposa y se dispuso que seis capellanes fueran cada noche a rezar ante el sepulcro, al tiempo que en el mes de septiembre se llevaría a cabo el aniversario por la muerte del rey, a perpetuidad. Hasta que transcurrió un año desde el fallecimiento del monarca, cuatro cirios ardieron permanentemente junto a su sepultura, y diariamente, durante ese año, el obispo de la ciudad y el cabildo catedralicio entonaron responsos una vez al día por el alma del difunto rey.
El cortejo fúnebre que acompañó los restos de Fernando IV hasta [[Córdoba]] se hallaba presidido por la reina [[Constanza de Portugal y Aragón|Constanza]]. El cadáver del soberano fue depositado en la capilla mayor del templo catedralicio por disposición de su esposa y se dispuso que seis capellanes fueran cada noche a rezar ante el sepulcro, al tiempo que en el mes de septiembre se llevaría a cabo el aniversario por la muerte del rey, a perpetuidad. Hasta que transcurrió un año desde el fallecimiento del monarca, cuatro cirios ardieron permanentemente junto a su sepultura, y diariamente, durante ese año, el obispo de la ciudad y el cabildo catedralicio entonaron responsos una vez al día por el alma del difunto rey. <ref> {{cita libro | apellidos = Salcedo Hierro | nombre = Miguel | enlaceautor = | editorial = Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur | título = La Mezquita, Catedral de Córdoba | edición = 1ª | fecha = | año = 2000 | ubicación = Córdoba | isbn = 8479593407 | páginas = 310 | capítulo = El entierro real | cita = }} </ref>


En [[1350]] falleció [[Alfonso XI el Justiciero]], heredero y sucesor de su padre, Fernando IV. A su muerte fue sepultado en la Capilla Real de [[Sevilla]], a pesar de que en su testamento ordenaba que su cadáver recibiera sepultura en la [[Mezquita-Catedral de Córdoba]], junto a los restos de su padre. No obstante, el sucesor de Alfonso XI, su hijo [[Pedro I el Cruel]], impidió que los restos de su padre fueran trasladados a Córdoba. En [[1371]], [[Enrique II de Trastámara]], hijo de Alfonso XI y hermanastro de Pedro I el Cruel, dió cumplimiento al testamento de su padre y los restos de Alfonso XI fueron trasladados a [[Córdoba]] y colocados al lado de la sepultura de su progenitor, en la Capilla Real del templo catedralicio cordobés, que comenzó a construirse en [[1369]], por disposición de Enrique II, y se dió por finalizada en [[1371]], fecha del traslado a ella de los restos de [[Alfonso XI el Justiciero]], procedentes de la Capilla Real de Sevilla.
En [[1350]] falleció [[Alfonso XI el Justiciero]], heredero y sucesor de su padre, Fernando IV. A su muerte fue sepultado en la Capilla Real de [[Sevilla]], a pesar de que en su testamento ordenaba que su cadáver recibiera sepultura en la [[Mezquita-Catedral de Córdoba]], junto a los restos de su padre. No obstante, el sucesor de Alfonso XI, su hijo [[Pedro I el Cruel]], impidió que los restos de su padre fueran trasladados a Córdoba. En [[1371]], [[Enrique II de Trastámara]], hijo de Alfonso XI y hermanastro de Pedro I el Cruel, dió cumplimiento al testamento de su padre y los restos de Alfonso XI fueron trasladados a [[Córdoba]] y colocados al lado de la sepultura de su progenitor, en la Capilla Real del templo catedralicio cordobés, que comenzó a construirse en [[1369]], por disposición de Enrique II, y se dió por finalizada en [[1371]], fecha del traslado a ella de los restos de [[Alfonso XI el Justiciero]], procedentes de la Capilla Real de Sevilla. <ref> {{cita libro | apellidos = Salcedo Hierro | nombre = Miguel | enlaceautor = | editorial = Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur | título = La Mezquita, Catedral de Córdoba | edición = 1ª | fecha = | año = 2000 | ubicación = Córdoba | isbn = 8479593407 | páginas = 312, 313 y 314 | capítulo = El entierro real | cita = }} </ref>

En la Mezquita-Catedral de Córdoba permanecieron los restos mortales de Fernando IV y Alfonso XI durante más de cuatrocientos años. En [[1729]], después de numerosas rogativas por parte de los Canónigos de la [[Real Colegiata de San Hipólito|Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba]], que había sido fundada por [[Alfonso XI el Justiciero]] en conmemoración por su victoria en la [[Batalla del Salado]] en 1340, y que deseaban que los restos de los reyes que reposaban en la antigua mezquita califal cordobesa fueran trasladados a su Colegiata. Desde [[1728]], y mediante una bula concedida por el Papa [[Benedicto XIII]], la Real Colegiata de San Hipólito había tomado posesión de la Capilla Real de la Catedral cordobesa. [[Felipe V]] autorizó en [[1728]] el traslado de los restos de los reyes sepultados en la Capilla Real de la Mezquita Catedral a la Real Colegiata de San Hipólito. <ref> {{cita libro | apellidos = Salcedo Hierro | nombre = Miguel | enlaceautor = | editorial = Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur | título = La Mezquita, Catedral de Córdoba | edición = 1ª | fecha = | año = 2000 | ubicación = Córdoba | isbn = 8479593407 | páginas = 314 | capítulo = El entierro real | cita = }} </ref> En [[1729]], un año después del beneplácito real, se iniciaron las obras para la terminación de la Colegiata, que desde su fundación en [[1340]] había permanecido inacabada, dándose por terminadas las obras en el año [[1736]]. En ese año, el día 8 de agosto, con todos los honores, fueron trasladados los restos mortales de los dos monarcas a la Real Colegiata de San Hipólito, donde reposan ambos desde entonces. <ref> {{cita libro | apellidos = Salcedo Hierro | nombre = Miguel | enlaceautor = | editorial = Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur | título = La Mezquita, Catedral de Córdoba | edición = 1ª | fecha = | año = 2000 | ubicación = Córdoba | isbn = 8479593407 | páginas = 314 | capítulo = El entierro real | cita = }} </ref>


En la Mezquita-Catedral de Córdoba permanecieron los restos mortales de Fernando IV y Alfonso XI durante más de cuatrocientos años. En [[1729]], después de numerosas rogativas por parte de los Canónigos de la [[Real Colegiata de San Hipólito|Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba]], que había sido fundada por [[Alfonso XI el Justiciero]] en conmemoración por su victoria en la [[Batalla del Salado]] en 1340, y que deseaban que los restos de los reyes que reposaban en la antigua mezquita califal cordobesa fueran trasladados a su Colegiata. Desde [[1728]], y mediante una bula concedida por el Papa [[Benedicto XIII]], la Real Colegiata de San Hipólito había tomado posesión de la Capilla Real de la Catedral cordobesa. [[Felipe V]] autorizó en [[1728]] el traslado de los restos de los reyes sepultados en la Capilla Real de la Mezquita Catedral a la Real Colegiata de San Hipólito. En [[1729]], un año después del beneplácito real, se iniciaron las obras para la terminación de la Colegiata, que desde su fundación en [[1340]] había permanecido inacabada, dándose por terminadas las obras en el año [[1736]]. En ese año, el día 8 de agosto, con todos los honores, fueron trasladados los restos mortales de los dos monarcas a la Real Colegiata de San Hipólito, donde reposan ambos desde entonces.
[[Archivo:Tumba del rey Fernando IV el Emplazado.jpg|thumb|350px|Sepulcro del rey Fernando IV el Emplazado en la [[Real Colegiata de San Hipólito]] de [[Córdoba]].]]
[[Archivo:Tumba del rey Fernando IV el Emplazado.jpg|thumb|350px|Sepulcro del rey Fernando IV el Emplazado en la [[Real Colegiata de San Hipólito]] de [[Córdoba]].]]
En el tramo primero del presbiterio de la Colegiata, alojados en sendos arcosolios, se hallan los sepulcros reales de Fernando IV, colocado en el lado de la Epístola, y el de su hijo [[Alfonso XI]], que se encuentra situado en el lado del Evangelio. Los restos mortales de los monarcas se hallan colocados en urnas de mármol rojo construídas con mármoles rojos procedentes del desaparecido monasterio de San Jerónimo de [[Córdoba]], y ambas fueron realizadas en 1846, por encargo de la Comisión de Monumentos de la provincia. Hasta ese momento y desde [[1736]], los restos reales se hallaban en ataúdes de madera, con escasa decoración, colocados en el presbiterio de la Iglesia, donde eran mostrados en ocasiones a los visitantes importantes. Sobre las cubiertas de los sepulcros de ambos monarcas se encuentran colocados sendos almohadones sobre los que se hallan depositados una corona y un cetro, símbolos de la realeza. Sobre el sepulcro de Alfonso XI se encuentra colocada una lápida con la siguiente inscripción:
En el tramo primero del presbiterio de la Colegiata, alojados en sendos arcosolios, se hallan los sepulcros reales de Fernando IV, colocado en el lado de la Epístola, y el de su hijo [[Alfonso XI]], que se encuentra situado en el lado del Evangelio. Los restos mortales de los monarcas se hallan colocados en urnas de mármol rojo construídas con mármoles rojos procedentes del desaparecido monasterio de San Jerónimo de [[Córdoba]], y ambas fueron realizadas en 1846, por encargo de la Comisión de Monumentos de la provincia. <ref> {{cita libro | apellidos = VV.AA. | nombre =
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"''Ésta losa / mandó facer /el muy noble e /muy alto e muy /poderoso señor /don Alfonso por /la gracia de Dio /s rei de Castilla / e rey de León e la r / eina Dona María / su muger este / rei ganó la villa / de Alcalá e ven / ció a los reyes de Benam / arín e de Granada / sobre la cerca de / Tarifa e ganó la / noble cibdad de Algecira.''"
"''Ésta losa / mandó facer /el muy noble e /muy alto e muy /poderoso señor /don Alfonso por /la gracia de Dio /s rei de Castilla / e rey de León e la r / eina Dona María / su muger este / rei ganó la villa / de Alcalá e ven / ció a los reyes de Benam / arín e de Granada / sobre la cerca de / Tarifa e ganó la / noble cibdad de Algecira.''" <ref> {{cita libro | apellidos = VV.AA. | nombre =
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== Matrimonio y descendencia ==
== Matrimonio y descendencia ==
Contrajo matrimonio en la ciudad de Valladolid, en enero de [[1302]], con Doña [[Constanza de Portugal y Aragón]], hija del rey Don [[Dionisio I de Portugal|Dionisio I]]. Fruto de ese matrimonio nacieron tres hijos:
Contrajo matrimonio en la ciudad de Valladolid, en enero de [[1302]], con Doña [[Constanza de Portugal y Aragón]], hija del rey Don [[Dionisio I de Portugal|Dionisio I]]. Fruto de ese matrimonio nacieron tres hijos:

* '''[[Leonor de Castilla y de Portugal]]''' ([[1307]]-[[1359]]), que contrajo matrimonio con [[Alfonso IV de Aragón]], y fue asesinada en [[1359]] en [[Castrojeriz]] por orden de su sobrino [[Pedro I el Cruel]].
* '''[[Leonor de Castilla y de Portugal]]''' ([[1307]]-[[1359]]), que contrajo matrimonio con [[Alfonso IV de Aragón]], y fue asesinada en [[1359]] en [[Castrojeriz]] por orden de su sobrino [[Pedro I el Cruel]].

* Infanta Doña Constanza ([[1308]]-[[1310]]), fallecida en la infancia. Sepultada en el desaparecido Monasterio de Santo Domingo el Real de [[Madrid]].
* '''[[Alfonso XI de Castilla]]''' ([[1311]]-[[1350]]), que sucedió a su padre Fernando IV en el trono de [[Castilla y León]] y sería conocido posteriormente como Alfonso XI el Justiciero. Se encuentra sepultado en la [[Real Colegiata de San Hipólito]] de la ciudad de [[Córdoba]], al lado de su padre, Fernando IV.
* Infanta Doña Constanza ([[1308]]-[[1310]]), fallecida en la infancia. Fue sepultada en el desaparecido Monasterio de Santo Domingo el Real de [[Madrid]].
* '''[[Alfonso XI de Castilla]]''' ([[1311]]-[[1350]]), que sucedió a su padre Fernando IV en el trono de [[Castilla y León]] y sería conocido posteriormente como Alfonso XI el Justiciero. Se encuentra sepultado actualmente en la [[Real Colegiata de San Hipólito]] de la ciudad de [[Córdoba]], junto a su progenitor, Fernando IV.


== Títulos ==
== Títulos ==
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== Véase también ==
== Véase también ==

* [[Tratado de Alcañices]]
* [[Tratado de Alcañices]]
* [[Sentencia Arbitral de Torrellas]]
* [[Sentencia Arbitral de Torrellas]]
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* [[Sancho IV el Bravo]]
* [[Sancho IV el Bravo]]
* [[María de Molina]]
* [[María de Molina]]
* [[Alfonso de la Cerda]]
* [[Juan de Castilla, señor de Valencia de Campos]]
* [[Enrique de Castilla "El Senador"]]
* [[Pedro de Castilla y de Molina]]
* [[Alfonso XI el Justiciero]]
* [[Alfonso XI el Justiciero]]
* [[Hermanos Carvajales]]
* [[Hermanos Carvajales]]
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== Notas ==
== Notas ==

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== Bibliografía ==
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Revisión del 19:05 6 oct 2009

Fernando IV de Castilla y León
Rey de Castilla y León
Reinado
1295-1312
Predecesor Sancho IV de Castilla y León
Sucesor Alfonso XI de Castilla
Información personal
Coronación 1295
Nacimiento 6 de diciembre de 1285
Sevilla, (España)
Fallecimiento7 de septiembre de 1312
Jaén, (España)
Sepultura Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba
Familia
Casa real Casa de Borgoña
Padre Sancho IV de Castilla
Madre María de Molina
Consorte Constanza de Portugal
Regente María de Molina
Hijos Leonor de Castilla
Constanza
Alfonso XI

Fernando IV de Castilla y León, "el Emplazado", (Sevilla, 6 de diciembre de 1285 - † Jaén, 7 de septiembre de 1312). Rey de Castilla y de León desde 1295, a la muerte de su padre, hasta su fallecimiento en la ciudad de Jaén en el año 1312. Era hijo de Sancho IV el Bravo, rey de Castilla y León, y de su esposa, la reina Doña María de Molina. Fue nieto por parte paterna de Alfonso X el Sabio y bisnieto de Fernando III el Santo.

Ascendencia familiar del rey

Hijo de Sancho IV el Bravo, rey de Castilla y León, y de su esposa, la Reina María de Molina. Por línea paterna era nieto de Alfonso X el Sabio y de la reina Violante de Aragón y Hungría, hija de Jaime I el Conquistador. Por parte materna era nieto del Infante Don Alfonso de Molina, hijo de Alfonso IX de León, y de su esposa Doña Mayor Alfonso de Meneses.

Infancia del Infante Don Fernando hasta su ascenso al trono castellano-leonés (1285-1295)

El Infante Don Fernando, hijo de Sancho IV el Bravo y de la reina doña María de Molina nació en la ciudad de Sevilla el 6 de diciembre de 1285 y fue bautizado en la Catedral de Sevilla por el arzobispo Raimundo de Losana e inmediatamente fue proclamado heredero de la Corona y recibió el homenaje de los notables del Reino. [1]​ Su padre el rey ordenó a Fernán Pérez Ponce criar al Infante, ya que éste había sido mayordomo mayor de Alfonso X el Sabio, abuelo del Infante Don Fernando, y ambos partieron rumbo a la ciudad de Zamora, donde residía la familia del tutor del Infante. Asimismo el Rey nombró a Isidro González y a Alfonso Godínez cancilleres del Infante, al mismo tiempo que nombraba a Samuel de Belorado almojarife del príncipe. La esposa de Fernán Pérez Ponce y él mismo influyeron poderosamente en la conformación del carácter del Infante y éste les demostraría, siendo ya rey, una profunda gratitud. [2]

Ya en su infancia se planteó la cuestión del matrimonio del infante, siendo las opciones preferidas por Sancho IV el Bravo el elegir una esposa para su heredero escogida de entre la realeza francesa, o bien de entre la realeza portuguesa, decantándose por esta última casa reinante el hijo de Alfonso X el Sabio. En el acurdeo firmado por Sancho IV y el rey Don Dionís I de Portugal en septiembre de 1291, se establecía el compromiso matrimonial entre el Infante Don Fernando y la Infanta Doña Constanza, hija del soberano portugués, contando por entonces la Infanta con veinte meses de edad. No obstante, a pesar del compromiso contraído con el monarca lusitano, en 1294, Sancho IV se planteó la posibilidad de desposar a su hijo con la Infanta Doña Blanca, hija de Felipe IV el Hermoso, Rey de Francia. La muerte de Sancho IV un año más tarde puso fin a las negociaciones emprendidas con la corte francesa.[3]

Regencia durante la minoría de edad de Fernando IV el Emplazado (1295-1301)

El día 25 de abril de 1295 murió el rey Sancho IV dejando como heredero del trono al Infante don Fernando, que contaba con nueve años de edad. Sepultado el rey en la Catedral de Toledo, María de Molina se retiró al viejo Alcázar de Toledo para guardar un luto de nueve días. La reina fue la encargada de la regencia durante la minoría de edad de su hijo, que sólo contaba con nueve años de edad. El primer obstáculo que se le presentó a la Regente fue que Jaime II devolvió a la infanta Isabel sin desposarse con ella y declaró la guerra a Castilla.

Debido a la posible ilegitimidad de Fernando IV causada por el matrimonio de sus padres, la reina regente tuvo muchos problemas para conseguir que su hijo permaneciera en el trono. A las luchas incesantes con la nobleza castellana dirigida por los infantes don Juan de Castilla, que reclama el trono de su hermano Sancho IV y por el infante Enrique "El Senador", hijo de Fernando III el Santo y tío de Sancho IV, que reclamaba la tutoría y la regencia del heredero, y con los infantes de la Cerda, apoyados por Aragón y por su abuela la reina Violante de Aragón y Hungría, viuda de Alfonso X el Sabio, por el control del Reino, se unen los problemas con la Aragón, el reino de Portugal y el reino de Francia, quienes intentaron beneficierse de la situación de inestabilidad que atravesaba la Corona de Castilla.

Al mismo tiempo, Don Diego López V de Haro, Don Nuño González de Lara y Don Juan Núñez de Lara III el Viejo, entre otros muchos miembros de la alta aristocracia, campaban libremente por el Reino sembrando la confusión y la anarquía.

La reina María de Molina presenta a su hijo Fernando IV en las Cortes de Valladolid de 1295. Óleo sobre lienzo de Antonio Gisbert Pérez. 1863

En las Cortes de Valladolid de 1295 el infante Enrique de Castilla fue nombrado regente del Reino, pero la reina consiguió mediante el apoyo de las ciudades con voto en Cortes que la custodia de su hijo le fuese confiada a ella. En el verano de 1295 el infante Don Juan se proclamó Rey de Castilla y León, contando para ello con el apoyo del rey portugués Don Dionís I de Portugal, al que la reina, encontrándose ambos en Ciudad Rodrigo, se vió obligada a hacer importantes concesiones territoriales, al mismo tiempo que las hacía a los magnates rebeldes y sobre todo al infante Don Juan. En la entrevista de Ciudad Rodrigo se convino que Fernando IV contraería matrimonio con la infanta Doña Constanza, hija del rey Don Dionís, mientras que la infanta Doña Beatriz de Castilla y de Molina, hija de Doña María de Molina y del fallecido Sancho IV, se casaría con el infante heredero del trono portugués.

En 1296, hallándose la reina y Fernando IV en Valladolid, los infantes de la Cerda rompen los acuerdos y ponen en pié de guerra la antigua liga anticastellana, marchardo don Alfonso de la Cerda contra Castilla y llegando en su avance hasta la ciudad de Sahagún, en el Reino de León, mientras el infante Don Juan y Don Juan Núñez de Lara III el Viejo atacan Palencia, en la frontera el rey aragonés arrasa Murcia y Soria, al tiempo que Don Dionís de Portugal ataca a lo largo de la línea del río Duero y Don Diego López V de Haro siembra el desorden en su Señorío de Vizcaya. Gracias al apoyo de las ciudades, que en su mayor parte permanecieron leales, todos los atacantes fueron obligados a retroceder.

El Tratado de Alcañices (1297)

Mediante el Tratado de Alcañices de 1297 pasaron a poder de Dionisio I de Portugal varias plazas pertenecientes al Reino de Castilla y León.

En 1297, la reina María de Molina amenazó al rey de Portugal con romper los acuerdos del año anterior si persistían sus ataques, ante lo cual Don Dionís aceptó las condiciones de la paz mediante los acuerdos concertados en el Tratado de Alcañices, uno de los tratados fundamentales de la historia de España, por el que quedaron fijadas, entre otros puntos, las fronteras entre el Reino de Castilla y León y el Reino de Portugal, que recibía una serie de plazas fuertes y villas a cambio de romper sus acuerdos que lo posicionaban en contra del Reino de Castilla y León, y que habían sido firmados con Jaime II de Aragón, con Don Alfonso de la Cerda, con el Infante Don Juan de Castilla, y con Don Juan Núñez de Lara III el Viejo. [4]

Al mismo tiempo, en el Tratado de Alcañices fue vuelto a confirmar el proyectado enlace entre Fernando IV y la Infanta Doña Constanza de Portugal, al tiempo que se ultimaban los esponsales entre el infante Don Alfonso de Portugal, heredero del trono lusitano, y la infanta Doña Beatriz, hija de Sancho IV el Bravo y hermana de Fernando IV. Por otra parte, el monarca portugués aportó un ejército de trescientos caballeros, puestos a las órdenes de Don Juan Alfonso de Alburquerque, para ayudar a la Reina María de Molina en su lucha contra el Infante Don Juan, que hasta ese momento había recibido el apoyo del Rey Don Dionís en sus pretensiones de ser coronado como Rey de León.

Además se estipulaba en el Tratado que las villas y plazas de Campo Maior, Olivenza, Ouguela y San Felices de los Gallegos serían entregadas a Don Dionís como compensación por la pérdida por parte de Portugal en el reinado de Alfonso III de Portugal de una serie de plazas que le fueron arrebatadas por Alfonso X el Sabio. Al mismo tiempo, le fueron entregadas al rey portugués las plazas de Almeida, Castelo Bom, Castelo Meior (Castelo Melhor), Castelo Rodrigo, Monforte, Sabugal, Sastres y Vilar Maior.Los monarcas castellano y portugués renunciaron a plantearse mutuamente reclamaciones territoriales en el futuro.

Archivo:San Felices de los Gallegos.jpg
Castillo de San Felices de los Gallegos (Salamanca). La localidad salmantina de San Felices de los Gallegos permaneció en poder del Reino de Portugal entre 1297, año de la firma del Tratado de Alcañices, y 1497, año en que fue devuelta al Reino de Castilla y León durante el reinado de los Reyes Católicos.

Los prelados de los dos reinos acordaron el día 13 de septiembre de 1297 apoyarse mutuamente y defenderse de las posibles pretensiones, por parte de otros estamentos, de restarles libertades o privilegios. El Tratado fue ratificado no sólo por los dos monarcas de ambos reinos, sino también por una representación abundante de los brazos nobiliario y eclesiástico de ambas naciones, así como por la Hermandad de los concejos de Castilla y por su equivalente del Reino de León. A largo plazo las consecuencias de este tratado serán duraderas, ya que la frontera entre ambos reinos apenas fue modificada en el curso de los siglos posteriores, convirtiéndose de esa forma en una de las fronteras establecidas entre dos países más longevas del continente europeo.

Por otra parte, el Tratado de Alcañices contribuyó a apuntalar el trono de Fernando IV, tambaleante a causa de las discordias internas y externas y permitió que la Reina María de Molina ampliase notablemente su libertad de movimientos al no existir ya disputas con el soberano portugués, que había pasado a apoyarla en su lucha contra el infante Don Juan. [5]

En 1297 la ciudad de Sigüenza cayó en poder de Don Juan Núñez de Lara III el Viejo, pero tuvo que evacuarla al poco tiempo gracias a la tenacidad de los defensores y, al mismo tiempo, el infante Don Juan se vió cercado en Ampudia y estuvo a punto de ser capturado. Al año siguiente, en 1298, Jaime II el Justo invadió Murcia sin hallar apenas resistencia, ya que la zona se encontraba muy desguarnecida, y un año más tarde, en 1299, el infante Don Juan fue apresado y se le obligó a restituir numerosos territorios de los que se había apropiado. Un año más tarde, en 1300, Doña María de Molina, imponiendo su voluntad a las Cortes del Reino, consiguió reunir una importante cantidad de dinero con la que poder comprar la voluntad del Papa Bonifacio VIII, a fin de que éste emitiera la bula que legitimaría el matrimonio del difunto Sancho IV con la soberana. Ese mismo año, y como consecuencia de las Cortes de Valladolid, el infante Don Juan se declaró vasallo públicamente de Fernando IV el Emplazado. [6]

Reinado de Fernando IV el Emplazado (1301-1312)

Archivo:Corona de Sancho IV el Bravo, rey de Castilla y León.jpg
Corona del rey Sancho IV el Bravo, padre de Fernando IV el Emplazado, rey de Castilla y León. La corona del rey fue descubierta en la tumba de Sancho IV el Bravo, situada en la Catedral de Toledo, en 1947. (Catedral de Toledo).

En 1301 se proclamó la mayoría de edad de Fernando IV y se hizo pública en el Reino de Castilla y León la bula por la que el Papa legitimaba el matrimonio de María de Molina con Sancho IV, siendo por tanto sus hijos legítimos a partir de ese momento.[7]

Con ello, los infantes de la Cerda perdieron uno de sus más importantes argumentos a la hora de reclamar el trono, consistente en esgrimir la ilegitimidad del monarca castellano-leonés. Al mismo tiempo, el infante Don Juan comenzó a acercarse al joven Fernando IV con la intención de suplantar en su ánimo al infante Don Enrique "El Senador".

En 1302 algunos magnates del Reino comenzaron a intentar indisponer al Rey con su madre, y éste último creyó en esas acusaciones, por lo que comenzó lentamente a distanciarse de ella. Acusaron a la reina en las Cortes de Medina del Campo de 1302 de haber vendido joyas pertenecientes a la Corona para lograr beneficios personales, cosa que se demostró falsa. Poco después la acusaron de haberse apropiado dinero del Estado en beneficio propio pero pudo demostrar que no solamente no había hurtado el dinero de la Corona, sino que había realizado grandes aportaciones al tesoro real mediante sus rentas del Real Señorío de Molina. Careciendo de argumentos los acusadores y restablecida la confianza plena del Rey en su madre por las pruebas exculpatorias presentadas por el canciller de la soberana, los acusadores se vieron obligados a retirar las acusaciones. [8]

En 1303, un año después, los infantes Don Enrique "el Senador" y Don Juan se colocaron al mando de un ejército cuyo propósito era apoderarse de Almazán, lugar de residencia de Don Alfonso de la Cerda. Pero el infante Don Enrique, sin consultar con María de Molina, y acompañado por Don Diego López V de Haro, intentaron llegar a un acuerdo con el rey Jaime II de Aragón que de hecho suponía la desaparición del Reino de Castilla y León. Según el plan del infante Don Enrique, Don Alfonso de la Cerda pasaría a ser rey de León y contraería matrimonio con la infanta Doña Isabel de Castilla y de Molina, hija de María de Molina, al tiempo que el infante Don Pedro de Castilla y de Molina contraía matrimonio con una hija del rey Jaime II el Justo de Aragón, recibiendo éste último el Reino de Murcia. [9]​ La muerte en 1303 del infante Don Enrique "el Senador" y el profundo rechazo hacia el mismo de la reina María de Molina, que no deseaba ver la partición del Reino, pusieron fin al proyecto, que hubiese supuesto la desmenbración del Reino de Castilla y León. Ese mismo año, en 1303, Fernando IV contrajo matrimonio con la infanta portuguesa Constanza de Portugal y se renovó la alianza con el reino lusitano, así como con el reino musulmán de Granada.

La Sentencia Arbitral de Torrellas (1304)

Retrato que representa a Don Juan Manuel, hijo del Infante Don Manuel de Castilla, y nieto de Fernando III el Santo, que mediante la Sentencia Arbitral de Torrellas pasó a ostentar el Señorío de Villena

Una de las decisiones más importantes del nuevo rey una vez alcanzada su mayoría de edad, fue el acuerdo de fronteras establecido con el rey de Aragón en 1304, y conocido en la historia como la Sentencia Arbitral de Torrellas. El día 8 de agosto de 1304, en la villa zaragozana de Torrellas se dieron cita el rey Don Dionís de Portugal, el Arzobispo de Zaragoza Don Jimeno de Luna, en representación del Reino de Aragón, y el infante Don Juan de Castilla, representando este último al Reino de Castilla y León. El propósito de la negociación era poner fin a las disputas existentes entre el Reino de Castilla y León y su homónimo de Aragón respecto a la posesión del Reino de Murcia. Según lo dispuesto en la Sentencia, el Reino de Murcia, que entonces se hallaba en manos de Jaime II de Aragón, sería repartido entre la Corona de Aragón y la Corona castellano-leonesa y a lo largo del Río Segura sería establecida la frontera meridional de Aragón. Las ciudades de Alicante, Elche, Orihuela, Novelda, y Elda, y también las poblaciones de Petrel, Crevillente, y Sax, continuarían en poder del monarca aragonés. En la Sentencia Arbitral se reconocía la posesión por parte de la Corona de Castilla y León de las ciudades de Murcia, Monteagudo, Alhama, Lorca y Molina de Segura. Los ciudadanos afectados por el cambio de soberanía tenían libertad para permanecer en sus ciudades y villas si lo deseaban, o bien podían abandonar libremente el territorio. Al mismo tiempo, los dos Reinos acordaron conceder la libertad a los prisioneros de guerra, así como ser enemigos ambos de los enemigos de cada uno de ellos, exceptuando a la Santa Sede y al Reino de Francia. El Señorío de Villena se convirtió en propiedad de Don Juan Manuel, hijo del Infante Don Don Manuel y nieto de Fernando III el Santo, pero las tierras en las que se asentaba permanecerían bajo soberanía aragonesa.

A Don Alfonso de la Cerda, apoyado por Jaime II de Aragón, le fueron concedidos como compensación por su renuncia al trono de Castilla y León una larga serie de señoríos y posesiones, dispersos por todo el territorio de Castilla y León para evitar la conformación de un microestado, entre los que figuraban los de Alba de Tormes, Valdecorneja, Gibraleón, Béjar y el Real de Manzanares, además de numerosas rentas y posesiones en Medina del Campo, Córdoba, Toledo, Bonilla y Madrid. Fernando IV, que deseaba que su pariente Don Alfonso de la Cerda disfutase de una renta anual de 400.000 maravedíes, dispuso que si la renta de las posesiones que le habían sido donadas no alcanzaban esa cantidad le entregaría otros territorios hasta que la igualase.

Escudo de armas de Don Alfonso de la Cerda, hijo del Infante Don Fernando de la Cerda y nieto de Alfonso X el Sabio. A cambio de su renuncia al trono de Castilla y León, recibió una larga serie de señoríos y posesiones distribuídos por todo el Reino castellano-leonés.

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Por su parte, Don Alfonso de la Cerda renunció a sus derechos al trono castellano-leonés, a llamarse Rey de Castilla y León, así como a usar el sello real. No obstante al poco tiempo volvió a usarlos, contraviniendo lo acordado en Torrellas. La cuestión de los derechos al trono de Don Alfonso de la Cerda se resolvió definitavamente en vida del hijo y sucesor de Fernando IV, Alfonso XI el Justiciero, cuando en 1331, en Burguillos, rindió homenaje Don Alfonso personalmente al soberano de Castilla y León, Alfonso XI. De ese modo se resolvió el problema originado en 1275 a la muerte de Don Fernando de la Cerda, padre de Don Alfonso de la Cerda e hijo y heredero de Alfonso X el Sabio, cuyos derechos habían sido ignorados por Sancho IV el Bravo. [11]

El Sultán de Granada, Muhammad III de Granada, participó en las conversaciones a petición de Fernando IV, que impuso que en el tratado de paz y alianza interviniera el rey de Granada, pues tenía un gran interés en conservar la amistad, la sumisión y las parias que cada año se veía obligado a abonar al Rey de Castilla el soberano nazarita, y que constituían un preciado recurso para la Corona castellano-leonesa. De este modo, Jaime II y el rey Don Dionís de Portugal de avinieron a mantener buenas relaciones con el Sultán de Granada. [12]

El Tratado de Elche (1305)

Para dar solución a los inconvenientes derivados del reparto del territorio murciano, se dispuso la entrevista de Fernando IV y Jaime II el Justo en el Monasterio de Santa María de Huerta, localizado en la Provincia de Soria, el 26 de febrero de 1305. [13]​Finalmente, los delegados de los soberanos llegaron a un acuerdo, plasmado en el Tratado de Elche, que fue suscrito el día 19 de mayo de 1305, y en el que se fijó de manera definitiva la frontera del Reino de Murcia entre Castilla y León de un lado y Aragón del otro. La línea divisoria entre los dos Reinos se estableció entre Rechín y Almansa, pertenecientes a Fernando IV, y Caudete, que correspondería a Aragón.

Castillo de Alarcón (Cuenca). Como parte de las cláusulas del Tratado de Elche de 1305, Fernando IV el Emplazado cedió la villa de Alarcón a su sobrino Don Juan Manuel, nieto de Fernando III el Santo, a cambio de la renuncia de éste a la posesión de Elche

La línea divisoria establecida entre los dos reinos en el territorio de Murcia seguía el curso del Río Segura desde Cieza, correspondiéndole a Castilla la posesión de Murcia, Molina de Segura y Blanca, así como la ciudad de Cartagena, a la que Jaime II renunció por estar situada demasiado al sur del Río Segura, y que pasó a pertenecer defintivamente a la Corona de Castilla y León. Fernando IV donó a su pariente Don Juan Manuel, que se vió obligado a renunciar a Elche el Señorío y el Castillo de Alarcón como compenmsación. La partición del Reino de Murcia, en la que no se tuvieron en cuenta los vínculos históricos de la región, significó que la parte norte correspondería al Reino de Aragón, que procuró asimilarla inmediatamente con el resto de sus dominios mediante lo que se ha llamado una fuerte "valencianización", al tiempo que la parte sur del Reino, incluyendo Cartagena y la propia ciudad de Murcia, pasaban a manos castellanas definitivamente. Al mismo tiempo, en el Tratado de Elche se dispuso que la ciudad de Yecla sería entregada a Don Juan Manuel. [14]

La paz sellada en los Tratados de Elche y Torrellas fue quebrantada al poco tiempo por el infante Don Juan, que se rebeló de nuevo, aunque finalmente la Reina Doña María de Molina consiguió hacerle fracasar su intento de sabotear las negociaciones. Fernando IV se unió con los reyes de Aragón y Portugal para la conquista del Reino de Granada, pero la tentativa resultó ser un fracaso. Sí tuvo éxito el soberano castellano-leonés en la conquista de Gibraltar donde entró triunfante en el mes de agosto de 1305.

El Tratado de Alcalá de Henares (1308)

En marzo de 1306 Fernando IV solicitó entrevistarse con Jaime II el Justo, y desde ese momento los embajadores de las dos monarquías intentaron fijar una fecha para el encuentro de los dos soberanos, que hubo de ser aplazado varias veces. Las cláusulas del Tratado de Alcalá de Henares tuvieron su origen en los encuentros mantenidos por los dos soberanos en el Monasterio de Santa María de Huerta y en Monreal de Ariza, ambos mantenidos en diciembre de 1308. Los temas más importantes discutidos en las entrevistas fueron el relanzamiento de la empresa bélica de la Reconquista, deseado por ambos reyes, y el matrimonio de la infanta Doña Leonor de Castilla, hija primogénita y heredera de Fernando IV, con el infante Don Jaime de Aragón, hijo y heredero de Jaime II el Justo y por último, la satisfacción de los compromisos contraídos con Don Alfonso de la Cerda y aún no satisfechos en su totalidad. [15]

Retrato del rey Jaime II el Justo, rey de Aragón. Gracias a los tratados de Torrellas, Elche y Alcalá de Henares el monarca aragonés amplió considerablemente sus dominios. Óleo sobre lienzo de Manuel Aguirre y Monsalbe (1885)

Respecto al matrimonio entre la infanta Doña Leonor y el infante Don Jaime, aunque fue celebrado nunca fue consumado, ya que el Infante Don Jaime huyó de la ceremonia de esponsales, renunció poco después a sus derechos al trono e ingresó en la Orden de San Juan de Jerusalén. La infanta Doña Leonor contrajo matrimonio, años más tarde, con Alfonso IV el Benigno, rey de Aragón, e hijo y sucesor de Jaime II el Justo. Respecto al segundo asunto debatido en las entrevistas de los soberanos, Fernando IV hizo entrega a Don Alfonso de la Cerda de 220.000 maravedíes que aún no le habían sido entregados y Don Alfonso de la Cerda le devolvió al Rey las villas de Deza, Serón y Alcalá. [16]

La idea de emprender de nuevo la lucha contra el Reino de Granada fue acogida con entusiasmo por ambos soberanos, que contaban con el apoyo del Sultán de Marruecos, que se hallaba en guerra contra el soberano nazarita. Se aprobó con la anuencia de ambas partes que la Corona de Castilla y León atacaría Algeciras y Gibraltar, mientras que los aragoneses se ocuparían de tomar la ciudad de Almería. Fernando IV se comprometió a inciar la guerra contra Granada el día 24 de junio de 1309 y se comprometió a no firmar una paz por separado con el monarca granadino. El rey castellano aportaría diez galeras a la expedición y otras tantas el rey aragonés.

Fernando IV se comprometía a ceder una sexta parte del Sultanato de Granada al Rey aragonés [17]​y le concedía el Reino de Almería en su totalidad como adelanto del mismo, excepto las ciudades de Bedmar, Locubin, Alcaudete, Quesada y Arenas, que habían formado parte del Reino de Castilla y León en tiempos pasados. Fernando IV estableció que si se daba la circunstancia de que el Reino de Almería no se correspondiese con la sexta parte del Reino de Granada el Arzobispo de Toledo por parte de Castilla y León y el Obispo de Valencia por parte de los aragoneses serían los encargados de resolver los posibles fallos en el cálculo de la extensión del Reino granadino. La concesión al Reino de Aragón de una parte tan extensa del Reino nazarita de Granada dió ocasión al infante Don Juan de Castilla y a Don Juan Manuel para protestar contra la ratificación del mismo, hecho que no tuvo consecuencias, ya que Fernando IV se encontraba apoyado por su madre, por el Obispo de Zamora Don Gonzalo Rodríguez Osorio, por el Arzobispo de Toledo Don Gonzalo Díaz Palomeque y sobre todo por su hermano, el infante Don Pedro de Castilla, que algunos años más tarde perecería en el Desastre de la Vega de Granada junto con el infante Don Juan de Castilla, ocurrido en el año 1319. [18]

Después de la firma del Tratado se solicitó al Pontífice Clemente V que concediera a la expedición el carácter de cruzada, lo que significaría una importante ayuda económica, e inmediatamente dieron comienzo los prolegómenos de la invasión del Reino nazarita, prevista para junio de 1309. La entrada en vigor de las condiciones pactadas en el Tratado de Alcalá de Henares supuso una notable amppliación de los límites del Reino de Aragón, que alcanzaba unos límites mayores de los previstos en los tratados de Cazorla de 1179, en el Almizra de 1244 y en los de Torrellas y Elche, en los que se habían establecido las futuras áreas de expansión de los dos reinos en el pasado. Para la consecución de todos los objetivos militares ambicionados por los monarcas aragonés y castellano-leonés, fue rubricado el Tratado de Alcalá de Henares el día 19 de diciembre de 1308, en la localidad madrileña de Alcalá de Henares. Con dicho tratado se reconciliaban definitivamente los dos Reinos y durante el resto del reinado de Fernando IV las relaciones con el país vecino fueron cordiales y fructíferas. [19]

En las Cortes de Burgos de 1308 Fernando IV intentó poner orden en todo el reino, llegar a un equilibrio presupuestario y reorganizar la administración de la corte, al tiempo que intentaba recortar las atribuciones del infante Don Juan, aspecto este no conseguido. La reina María de Molina, el infante Don Pedro, Don Juan Manuel y la mayoría de los ricoshombres y magnates se hallaron presentes. [20]

El Sitio de Algeciras de 1309

Vista del Peñón de Gibraltar, cuya ciudad fue conquistada por Fernando IV el Emplazado el 12 de septiembre de 1309.

El intento de Fernando IV de conquistar la ciudad de Algeciras en 1309 se saldó con un fracaso, minimizado gracias a los triunfos conseguidos por los aragoneses a causa de la victoria obtenida por Jaime II el Justo mientras sitiaba la ciudad de Almería, el 23 de agosto de 1309, aunque dicha victoria no le permitió conseguir la caída de la plaza, y por la conquista de la ciudad de Gibraltar por los castellanos, que capituló el día 12 de setiembre de 1309. La deserción del infante Don Juan del asedio junto con la de Don Juan Manuel, ambos al frente de sus mesnadas, supuso la desmoralización de las tropas castellano-leonesas, que ya comenzaban a verse afectadas por enfermedades como la peste, enfermedad esta última que causó la muerte de Diego López V de Haro, que falleció en enero de 1310. La ciudad pudo haber capitulado ya que los defensores eran poco numerosos y el ejército de socorro enviado por el Rey de Granada dió media vuelta antes de llegar a la ciudad. Las negociaciones entre el enviado del rey de Granada y Fernando IV provocaron el levantamiento del asedio por parte de los castellano-leoneses. El rey de Castilla recibiría a cambio del levantamiento del asedio los señoríos de Quesada y Bedmar, situados en la actual Provincia de Jaén, y 500.000 doblas. Con este acuerdo Muhammad III de Granada consiguió estabilizar la situación de las fronteras de su Reino y treguas idénticas se concertaron con Jaime II de Aragón, que en esos momentos aún se encontraba sitiando la ciudad de Almería. En conjunto la campaña del año 1309 resultó más ventajosa para las armas del Reino de Castilla y León que para el de Aragón, ya que Fernando IV pudo incorporar el Peñón de Gibraltar a sus dominios. La traición y deserción de los dos familiares del rey, Don Juan Manuel y el infante Juan de Castilla fue mal considerada por todas las cortes europeas, que no ahorraron calificativos a la hora de definir a los dos magnates. [21]

Última etapa del reinado de Fernando IV y muerte del rey (1310-1312)

Fernando IV intentó asesinar al Infante Don Juan en la ciudad de Burgos en 1311 para vengarse de ese modo por la deserción del infante del cerco de Algeciras y, al mismo tiempo, para someter a la nobleza, que volvía a rebelarse contra el poder de la Corona. Sin embargo la Reina Doña María de Molina avisó al infante Don Juan de los propósitos de su hijo y el infante pudo ponerse a salvo. [22]

En el otoño de 1311 surgió una conspiración que pretendía despojar a Fernando IV del trono y colocar en él a su hermano el infante Don Pedro de Castilla. La conjura se hallaba protagonizada por el infante Don Juan de Castilla, por Don Juan Núñez de Lara y por Don Lope Díaz de Haro. Sin embargo la conspiración fracasó debido a la rotunda negativa de la reina María de Molina. [23]

Con los propósitos de concertar la paz y de que ningún obstáculo se interpusiese en el relanzamiento de la Reconquista, Fernando IV se avino a firmar la Concordia de Palencia, sellada el 28 de octubre de 1311. La Concordia de Palencia fue rubricada por los principales ricoshombres y miembros de la alta nobleza y en ella el Rey se comprometía a respetar los fueros y privilegios de los nobles, prelados y hombres buenos de las villas. Como consecuencia de la Concordia de Palencia el Rey se vió obligado a conceder nuevas tierras, beneficios y cargos al infante Don Juan, a Don Juan Manuel y a Don Juan el Tuerto, hijo del infante Don Juan. Fernando IV quedó en situación de desventaja frente a la alta nobleza. [24]​Al mismo tiempo, la salud del joven monarca empeoraba rápidamente. En enero de 1312 el Rey se entrevistó en Calatayud con el soberano aragonés. En ese momento se llevó a cabo el enlace entre el infante Don Pedro de Castilla, hermano de Fernando IV, con la infanta Doña María, hija de Jaime II el Justo, y al mismo tiempo Fernando IV le hizo entrega al soberano aragonés de su hija primogénita, la infanta Doña Leonor de Castilla, para que fuese criada en la corte aragonesa hasta que tuviera la edad adecuada para contraer matrimonio con el infante Don Jaime de Aragón, hijo primogénito y heredero del rey aragonés. [25]

En la entrevista de Calatayud de 1312 también se acordó reanudar la guerra contra Granada, pero se decidió que cada Reino la hiciera por separado, al tiempo que Jaime II se comprometía a mediar entre Fernando IV y el Rey de Portugal en el conflicto que ambos mantenían acerca de la posesión de algunas poblaciones de las que Don Dionís se había apoderado durante la minoría de edad de Fernando IV. Sin embargo la muerte de Fernando IV puso fin a dichas negociaciones entre los soberanos de Aragón y Portugal. Poco después de la entrevista de Calatayud, en abril de 1312, Don Juan Manuel contrajo matrimonio con la infanta Doña Constanza de Aragón y de Anjou, hija de Jaime II. [26]

En las Cortes de Valladolid de 1312 se recudaron fondos para sostener el mantenimiento del ejército que se emplearía en la siguiente campaña contra el Reino de Granada, al tiempo que se reorganizaba la administración de justicia, la administración territorial y la administración local, poniendo con ello de manifiesto el deseo del rey de realizar profundas reformas en todos los ámbitos de la administración territorial, al tiempo que reforzaba la autoridad de la Corona en detrimento de la autoridad nobiliaria. [27]

Muerte del rey Fernando IV el Emplazado

Los últimos momentos del rey Fernando IV de Castilla y León. Óleo sobre lienzo de José Casado del Alisal(1860).

La muerte del rey Fernando IV se produjo el día 7 de septiembre de 1312 en la ciudad de Jaén. La historia y la leyenda se han entrelazado indisolublemente en la vida y muerte del monarca, que recibió a su muerte el sobrenombre de "el Emplazado" a causa de las circunstancias misteriosas en que se produjo la misma. Fernando IV contaba con veintisiete años de edad en el momento de su muerte y no era por tanto previsible que su reinado sería de tan breve duración. Al morir, el rey dejaba como futuro heredero a su único hijo varón, el infante Don Alfonso, que reinaría después en Castilla y León con el sobrenombre de Alfonso XI el Justiciero, y que a la muerte de su padre el rey contaba con un año de edad.

La Crónica de Fernando IV, escrita alrededor del año 1340, año en que se produjo la Batalla del Salado, y casi treinta años después del fallecimiento del rey, describe así la muerte del monarca castellano-leonés en el capítulo XVIII de la obra:


"E el Rey salió de Jaen, e fuese a Martos, e estando y mandó matar dos cavalleros que andavan en su casa, que vinieran y a riepto que les fasían por la muerte de un cavallero que desían que mataron quando el Rey era en Palencia, saliendo de casa del Rey una noche, al qual desían Juan Alonso de Benavides. E estos cavalleros, quando los el Rey mandó matar, veyendo que los matavan en tuerto, dixeron que emplasavan al Rey que paresciesse ante Dios con ellos a juisio sobre esta muerte que él les mandava dar con tuerto, de aquel día en que ellos morían a treynta días. E ellos muertos, otro día fuese el Rey para la hueste de Alcaudete, e cada día esperava al infante Don Juan, segund lo havía puesto con él...E el Rey estando en esta cerca de Alcaudete, tomóle una dolencia muy grande, e affincóle en tal manera, que non pudo y estar, e vínose para Jaen con la dolencia, e no se queriendo guardar, comía carne cada día, e bebía vino...E otro día jueves, siete días de setiembre, víspera de Sancta María, echóse el Rey a dormir, e un poco después de medio día falláronle muerto en la cama, en guisa que ninguno lo vieron morir. E este jueves se cumplieron los treynta días del emplazamiento de los cavalleros que mandó matar en Martos." [28]


Por su parte, en el capítulo III de la Crónica de Alfonso XI se describe la muerte del rey castellano-leonés de igual modo. [29]​ El historiador Diego Rodríguez de Almela, en su obra Valerio de las historias escolásticas y de los hechos de España, escrita alrededor de 1472, es decir, alrededor de ciento sesenta años después de la muerte del soberano, relata así el fallecimiento de aquél:


"Estando el rey Don Fernando IV de Castilla, que tomó a Gibraltar, en Martos, acussaron ante él a dos escuderos, llamados el uno Pedro Carbajal y el otro Juan Alfonso de Carbajal, su hermano, que ambos andaban en su corte, oponiéndoles que una noche, estando el Rey en Palencia, mataron a un caballero llamado Gómez de Benavides, que quería mucho el Rey, dando muchos indicios y presunciones porque parescía que ellos le havían muerto. El rey Don Fernando, usando de rigurosa justicia, fizo prender a ambos hermanos, y despeñar de la Peña de Martos; antes que los despeñasen dixeron que Dios era testigo y sabía la verdad que no eran culpantes en aquella muerte que les oponían, y que pues el Rey los mandaba despeñar y matar a sin razón, que lo emplazaban de aquel día que ellos morían en treinta días que paresciesse con ellos a juicio ante Dios. Los escuderos fueron despeñados y muertos, y el rey Don Fernando vino a Jaén. Eacaesció que dos días antes que se compliese el plazo se sintió enojado, comió carne y bebió vino. Como el día del plazo de los treinta días que los escuderos que mató le emplazaron se compliesse, queriendo partir para Alcaudete, que su hermano el Infante Don Pedro havía a los Moros tomado, comió temprano, y acostosse a dormir en la siesta, que era en verano; acaesció assí que quando fueron para le despertar, halláronlo muerto en la cama, que ninguno no le vido morir. Mucho se deben atentar los Jueces antes que procedan a executar justicia, mayormente de sangre, hasta saber verdaderamente el hecho por que la justicia se deba executar. Ca como en el Génesis se lee: quién saccare sangre sin pecado, Dios lo demandará. Este Rey no tuvo la manera que convenía a execución de justicia, y por tanto acabó como dicho es." [30]


Martín Ximena Jurado, historiador y cronista jienense del siglo XVII, en su obra Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de Jaén y Anales eclesiáticos de este Obispado, editada en 1654, describe en su obra la Real Iglesia de Santa Marta de la ciudad de Martos, de la Provincia de Jaén, donde yacen sepultados los restos de los Hermanos Carvajales, despeñados por orden de Fernando IV. Al tiempo que describe la tumba de los hermanos ejecutados en 1312, aporta algunos datos sobre la muerte del monarca:


"Y mas abaxo della ( se refiere a la capilla colateral del Altar mayor al lado de la epístola de la Real Iglesia de Santa Marta de Martos) se ve en la pared vn arco muy pequeño, y humilde, cerca del suelo y sobre èl la siguiente Inscripcion, que manifiesta ser aquel el Entierro de los dos Cavalleros hermanos Carvajales, que fueron despeñados de la Peña desta Villa por mandado del Rey Don Fernando el Quarto, que llamaron el Emplazado, por aver muerto dentro del plazo que le señalaron estos Cavalleros, citándolo para el Divino Tribunal por la injusticia que con ellos se dice vsò (Pasa a describir la incripción de la lápida de los hermanos): Año de 1310 por mandado del Rey D. Fernando Quarto de Castilla el Emplazado fueron despeñados desta Peña Pedro y Ivan Alfonso de Carvajal, hermanos, Comendadores de Calatrava, y se sepultaron en este Entierro. Don Luís de Godoy, y el licenciado Quintanilla, Cavalleros del Abito, Visitadores generales deste Partido, mandaron renovarles esta memoria Año de 1595. Años." [31]


El padre Juan de Mariana, escritor e historiador del siglo XVII, al tiempo que describe la condena y ejecución de los Hermanos Carvajales en la ciudad de Martos, estableció por primera vez la posible relación existente entre la leyenda del emplazamiento ante el Tribunal de Dios de Fernando IV y los emplazamientos sufridos por el Papa Clemente V, junto con el rey de Francia Felipe IV el Hermoso, ambos ocurridos en 1314, dos años después de la muerte de Fernando IV, y tras la condena a muerte en la hoguera por parte de éstos últimos del último Gran Maestre de la Orden del Temple, Jacques de Molay, ejecutado en París en marzo de 1314, que les conminó a comparecer ante Dios en el plazo de un año:


"El Rey muy descuidado de los hecho se partió para Alcaudete donde su exército aloxaba: allí le sobrevino una enfermedad tan grande, que fue forzado dar la vuelta à Jaén, bien que los Moros movían prática de entregar la villa. Aumentábase el mal de cada día, y agravábase la dolencia de suerte que el Rey no podía por sí negociar. Todavía alegre por la nueva que le vino que la villa era tomada, resolvia en su pensamiento nuevas conquistas, quando un Jueves que se contaron siete dias del mes de Setiembre, como después de comer se retirase à dormir, à cabo de rato le halláron muerto. Falleció en la flor de su edad que era de veinte y quatro años y nueve meses, en sazón que sus negocios se encaminaban prósperamente. Tuvo el Reyno por espacio de diez y siete años, quatro meses y diez y nueve días y fue el Quarto de su nombre. Entendióse que su poco órden en el comer y beber le acarreáron la muerte: otros decian que era castigo de Dios porque desde el dia que fue citado, hasta la hora de su muerte (cosa maravillosa y extraordinaria) se contaban precisamente treinta dias. Por esto entre los Reyes de Castilla fue llamado D. Fernando el Emplazado. Su cuerpo depositaron en Córdova, porque a causa de los calores que todavía duraban, no pudo ser llevado à Sevilla ni à Toledo do tenian los enterramientos Reales. Acrecentóse la fama y la opinión susodicha, concebida en los ánimos del vulgo, por la muerte de dos grandes príncipes que por semejante razon: falleciéron en los dos años próximos siguientes: estos fueron Philipo Rey de Francia y el Papa Clemente, ámbos citados por los Templarios para delante el divino tribunal al tiempo que con fuego y todo género de tormentos los mandaban castigar y perseguían toda aquella religión. Tal era la fama que corria, si verdadera si falsa, no se sabe, mas es de creer que fuese falsa: en lo que sucedió al Rey D. Fernando nadie pone duda...". [32]


Sepultura de Fernando IV el Emplazado

Fernando IV el Emplazado se encuentra actualmente sepultado en la Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba. Sus restos reposan en un sepulcro de mármol rojo (en la imágen), colocado en el lado de la Epístola del presbiterio del templo. En el lado del Evangelio del mismo templo se encuentra el sepulcro que alberga los restos de Alfonso XI el Justiciero, hijo y sucesor de Fernando IV.

En 1312, poco después de su muerte, los restos mortales de Fernando IV fueron trasladados a la ciudad de Córdoba, y sepultados en la Capilla Real de la Mezquita-Catedral de Córdoba, a pesar de su deseo de ser sepultado en la Catedral de Toledo junto a su padre, el rey Sancho IV, o bien ante la posibilidad de recibir sepultura en la Catedral de Sevilla junto a su abuelo paterno Alfonso X el Sabio y su bisabuelo paterno Fernando III el Santo.

No obstante, debido a las altas temperaturas que se dieron en el mes de septiembre del año en que falleció el rey, el Infante Don Pedro, hermano del difunto rey, y la reina Doña Constanza de Portugal y Aragón, su esposa, decidieron darle sepultura a sus restos en la Mezquita-Catedral de Córdoba, inaugurando así las sepulturas regias del templo catedralicio cordobés, en el que hasta el momento sólo habían sido inhumados del Infante Don Juan, hijo de Fernando III el Santo y de su segunda esposa, Juana de Danmartín, y fallecido en 1245 ó 1246, en su infancia. La Crónica de Alfonso XI cita la causa que motivó la sepultura de los restos de Fernando IV en Córdoba:

"El otro dia despues que le alzaron rey, acordaron de levar a enterrar el cuerpo del rey Don Fernando su padre a la ciubdat de Cordova, que era cerca dende, ca non le podian levar a Toledo nin a Sevilla por razon de las muy grandes calenturas que facia." [33]

El cortejo fúnebre que acompañó los restos de Fernando IV hasta Córdoba se hallaba presidido por la reina Constanza. El cadáver del soberano fue depositado en la capilla mayor del templo catedralicio por disposición de su esposa y se dispuso que seis capellanes fueran cada noche a rezar ante el sepulcro, al tiempo que en el mes de septiembre se llevaría a cabo el aniversario por la muerte del rey, a perpetuidad. Hasta que transcurrió un año desde el fallecimiento del monarca, cuatro cirios ardieron permanentemente junto a su sepultura, y diariamente, durante ese año, el obispo de la ciudad y el cabildo catedralicio entonaron responsos una vez al día por el alma del difunto rey. [34]

En 1350 falleció Alfonso XI el Justiciero, heredero y sucesor de su padre, Fernando IV. A su muerte fue sepultado en la Capilla Real de Sevilla, a pesar de que en su testamento ordenaba que su cadáver recibiera sepultura en la Mezquita-Catedral de Córdoba, junto a los restos de su padre. No obstante, el sucesor de Alfonso XI, su hijo Pedro I el Cruel, impidió que los restos de su padre fueran trasladados a Córdoba. En 1371, Enrique II de Trastámara, hijo de Alfonso XI y hermanastro de Pedro I el Cruel, dió cumplimiento al testamento de su padre y los restos de Alfonso XI fueron trasladados a Córdoba y colocados al lado de la sepultura de su progenitor, en la Capilla Real del templo catedralicio cordobés, que comenzó a construirse en 1369, por disposición de Enrique II, y se dió por finalizada en 1371, fecha del traslado a ella de los restos de Alfonso XI el Justiciero, procedentes de la Capilla Real de Sevilla. [35]

En la Mezquita-Catedral de Córdoba permanecieron los restos mortales de Fernando IV y Alfonso XI durante más de cuatrocientos años. En 1729, después de numerosas rogativas por parte de los Canónigos de la Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba, que había sido fundada por Alfonso XI el Justiciero en conmemoración por su victoria en la Batalla del Salado en 1340, y que deseaban que los restos de los reyes que reposaban en la antigua mezquita califal cordobesa fueran trasladados a su Colegiata. Desde 1728, y mediante una bula concedida por el Papa Benedicto XIII, la Real Colegiata de San Hipólito había tomado posesión de la Capilla Real de la Catedral cordobesa. Felipe V autorizó en 1728 el traslado de los restos de los reyes sepultados en la Capilla Real de la Mezquita Catedral a la Real Colegiata de San Hipólito. [36]​ En 1729, un año después del beneplácito real, se iniciaron las obras para la terminación de la Colegiata, que desde su fundación en 1340 había permanecido inacabada, dándose por terminadas las obras en el año 1736. En ese año, el día 8 de agosto, con todos los honores, fueron trasladados los restos mortales de los dos monarcas a la Real Colegiata de San Hipólito, donde reposan ambos desde entonces. [37]

Sepulcro del rey Fernando IV el Emplazado en la Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba.

En el tramo primero del presbiterio de la Colegiata, alojados en sendos arcosolios, se hallan los sepulcros reales de Fernando IV, colocado en el lado de la Epístola, y el de su hijo Alfonso XI, que se encuentra situado en el lado del Evangelio. Los restos mortales de los monarcas se hallan colocados en urnas de mármol rojo construídas con mármoles rojos procedentes del desaparecido monasterio de San Jerónimo de Córdoba, y ambas fueron realizadas en 1846, por encargo de la Comisión de Monumentos de la provincia. [38]​ Hasta ese momento y desde su traslado a la Colegiata en 1736, los restos reales se hallaban en ataúdes de madera, con escasa decoración, colocados en el presbiterio de la Iglesia, donde eran mostrados en ocasiones a los visitantes destacados. Sobre las cubiertas de los sepulcros de ambos monarcas se encuentran colocados sendos almohadones sobre los que se hallan depositados una corona y un cetro, símbolos de la realeza. Sobre el sepulcro de Alfonso XI se encuentra colocada una lápida con la siguiente inscripción:

"Ésta losa / mandó facer /el muy noble e /muy alto e muy /poderoso señor /don Alfonso por /la gracia de Dio /s rei de Castilla / e rey de León e la r / eina Dona María / su muger este / rei ganó la villa / de Alcalá e ven / ció a los reyes de Benam / arín e de Granada / sobre la cerca de / Tarifa e ganó la / noble cibdad de Algecira." [39]

Matrimonio y descendencia

Contrajo matrimonio en la ciudad de Valladolid, en enero de 1302, con Doña Constanza de Portugal y Aragón, hija del rey Don Dionisio I. Fruto de ese matrimonio nacieron tres hijos:

  • Infanta Doña Constanza (1308-1310), fallecida en la infancia. Fue sepultada en el desaparecido Monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid.

Títulos

Al final de su reinado ostentaba los títulos de Rey de Castilla, Toledo, León, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén y del Algarve.[40]

Véase también

Notas

  1. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 224. ISSN 0214-9745. 
  2. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 225. ISSN 0214-9745. 
  3. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 225 y 226. ISSN 0214-9745. 
  4. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 228. ISSN 0214-9745. 
  5. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 229 y 230. ISSN 0214-9745. 
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  7. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. 
  8. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. pp. 97,98 y 99. 
  9. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. p. 116. 
  10. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. pp. 134 y 135. 
  11. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. pp. 134 y 135. 
  12. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 233. ISSN 0214-9745. 
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  14. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 233, 234 y 235. ISSN 0214-9745. 
  15. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 236. ISSN 0214-9745. 
  16. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. pp. 210 y 211. 
  17. Benavides, Antonio (1860). Memorias de Don Fernando IV de Castilla. dos tomos (1ª edición). Madrid: Imprenta de Don José Rodríguez. p. 213. 
  18. Combate librado entre el ejército castellano-leones y el ejército del Reino de Granada, resultando éste último vencedor, en 1319. Véase la siguiente obra: Núñez de Villaizán, Juan; Catalán, Diego (1977). Seminario Menéndez Pidal, Universidad Complutense de Madrid, ed. Gran cronica de Alfonso XI (1ª edición). Madrid: Editorial Gredos. ISBN 8460007979. 
  19. González Mínguez, César (2004). «Fernando IV de Castilla (1295-1312): Perfil de un reinado». Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H." Medieval (Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Facultad de Geografía e Historia) (17): 235, 236 y 237. ISSN 0214-9745. 
  20. O'Callaghan, Joseph F. (1986). «Las Cortes de Fernando IV: cuadernos inéditos de Valladolid 1300 y Burgos 1308». Historia, instituciones, documentos (Sevilla: Universidad de Sevilla: Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas) (13): 317, 318 y 319. ISSN 0210-7716. 
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  35. Salcedo Hierro, Miguel (2000). «El entierro real». La Mezquita, Catedral de Córdoba (1ª edición). Córdoba: Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur. pp. 312, 313 y 314. ISBN 8479593407. 
  36. Salcedo Hierro, Miguel (2000). «El entierro real». La Mezquita, Catedral de Córdoba (1ª edición). Córdoba: Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur. p. 314. ISBN 8479593407. 
  37. Salcedo Hierro, Miguel (2000). «El entierro real». La Mezquita, Catedral de Córdoba (1ª edición). Córdoba: Publicaciones de la Obra Social y Cultural de Cajasur. p. 314. ISBN 8479593407. 
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  40. Títulos de los reyes europeos

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Predecesor:
Sancho IV de Castilla y León

Rey de Castilla y de León

12951312
Sucesor:
Alfonso XI de Castilla y León