Diferencia entre revisiones de «Metaficción»

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La '''metaficción''' es una forma de [[literatura]] [[Autorreferencia |autorreferencial]] que trata los temas del arte y los mecanismos de la ficción en sí mismos.
La '''metaficción''' es una forma de literatura o de narrativa autorreferencial que trata los temas del arte y los mecanismos de la ficción en sí mismos.

Es un estilo de escritura que conscientemente recuerda al lector que está presenciando un trabajo de [[ficción]], y juega con la relación entre ésta y la [[realidad]]. Dentro de un texto de metaficción, la ambigüedad, o diferencia realidad-ficción se ve quebrantada, llamando a la [[ficción]] sobre sí misma.


Es un estilo de escritura que de forma reflexiva o autoconsciente recuerda al lector que está ante una obra de [[ficción]], y juega a problematizar la relación entre ésta y la [[realidad]]. Dentro de un texto de metaficción, la frontera realidad-ficción y el pacto de lectura de ésta se ven quebrantadas, llamando el texto la atención sobre su propia naturaleza ficcional y su condición de artefacto.
Asociado en general a literatura [[Modernismo|modernista]] y [[posmodernismo|posmoderna]], se pueden encontrar ejemplos anteriores en el ''[[Don Quijote de la Mancha|Quijote]]'' de [[Miguel de Cervantes|Cervantes]], en los ''[[Cuentos de Canterbury]]'' de [[Geoffrey Chaucer|Chaucer]], en algunos relatos de [[Jorge Luis Borges]] y en algunas obras de [[Stanisław Lem]] como ''[[Un vacío perfecto]]'' y ''[[Un valor imaginario]]'' siendo acertado citar como uno de los más fuertes ejemplos en el uso de la metaficción cual recurso estilístico la novela ''[[Niebla (Novela)|Niebla]]'', de [[Miguel de Unamuno]].
Asociado en general a literatura [[Modernismo|modernista]] y [[posmodernismo|posmoderna]], se pueden encontrar ejemplos anteriores en el ''[[Don Quijote de la Mancha|Quijote]]'' de [[Miguel de Cervantes|Cervantes]], en los ''[[Cuentos de Canterbury]]'' de [[Geoffrey Chaucer|Chaucer]], en algunos relatos de [[Jorge Luis Borges]] y en algunas obras de [[Stanisław Lem]] como ''[[Un vacío perfecto]]'' y ''[[Un valor imaginario]]'' siendo acertado citar como uno de los más fuertes ejemplos en el uso de la metaficción cual recurso estilístico la novela ''[[Niebla (Novela)|Niebla]]'', de [[Miguel de Unamuno]].


==Los modelos teóricos==


En términos generales, se entiende por metaficción un tipo de narrativa que se caracteriza por su naturaleza auto-reflexiva, auto-referencial, y consciente de sí misma (autoconsciente), que opera a través de una serie de procedimientos narrativos con el fin de convertir el discurso en referente de sí mismo.
==Metaficción en los medios==
La noción de metaficción puede ser aplicada a una obra en su totalidad cuando el componente metafictivo es su fin o motivación última, o sobre ciertos elementos concretos que pueden aparecer con el fin de establecer un punto de inflexión narrativo dentro del eje central de una trama ficcional. Es en el primer caso en el que hallamos, propiamente, las categorizaciones de “metanovela”, “metafilme”, “metateatro”, etc.
Como diferentes formas de utilizar los recursos de la metaficción, encontramos diferentes ejemplos en otras artes:
La narrativa de metaficción se encuentra muy ligada a la postmodernidad, como época, y al postmodernismo como categoría estético-artística, ya que aquélla se establece como un vehículo ideal para representar los valores y concepciones característicos de éstos, como son la relativización de la realidad, el escepticismo ante el lenguaje como intérprete de la racionalidad, la crisis del sujeto como un todo completo y definible, o la pérdida de la delimitación del continuo espacio-temporal.


A partir de la matriz lógico-matemática y del término metalenguaje desde el ámbito de la lingüística (Jakobson, 1959), la noción fue aplicada entre otros al campo literarios (metaliteratura, por Roland Barthes en 1959; metateatro, por Lionel Abel en 1963; etc.). El término metaficción fue empleado probablemente por primera vez antes de 1970 por William Gass, novelista, ensayista y crítico americano, y fijado por Robert Scholes en ese mismo año.
===En literatura===
La reflexividad aplicada al pensamiento y a las artes contemporáneas ha propiciado la aparición de una familia conceptual de términos muy amplia (metamatemática, metalógica, metacomunicación, metadiscurso, metanarración, metarrelato, metatexto) con sus correspondientes tipos “genéricos” y artísticos (metapoesía, metateatro, metanovela, metacuento, metapintura, metacine, metacómic,…) y que, complementariamente, se relaciona con otros términos que albergan o especifican diferentes matices como novela autoconsciente, novela autorreferencial, novela narcisista, surfiction, superficción, fabulación, antinovela, etc.
*''[[El Aleph (cuento)|El Aleph]]'' en [[El Aleph (libro)|El Aleph]] y ''Pierre Menard, autor del Quijote'' en [[Ficciones]], ambos de [[Jorge Luis Borges]].
A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta comienzan las primeras aproximaciones teóricas al concepto de la autorreferencialidad literaria y narrativa. En diversos trabajos de Barthes se puede entrever el interés por la literatura que se hace consciente de su propia condición y que por ello se hace objeto de sí misma: “el sentido de una palabra es el acto mismo que la profiere: hoy escribir no es «contar», es decir que se cuenta, y remitir todo el referente («lo que se dice») a este acto de locución”. En el mismo número de la revista Comunications de 1966 otros importantes teóricos del relato como Genette o Todorov confirmaban este temprano diagnóstico. Dällenbach, en un trabajo posterior orientado a la especularidad narrativa, divulgaría el término mise en abyme, tomado de la heráldica (el escudo dentro del escudo) aplicado a la ruptura de la lógica formal de los diferentes niveles narrativos y el encajamiento de unos sobre otros.
*''El cuento'' en ''Un hombre muerto a puntapiés'' y ''Débora'', ambos de [[Pablo Palacio]].
*''[[Viajes por el Scriptorium]]'', de [[Paul Auster]].
*''[[Ahí pero dónde, cómo]]'', de [[Julio Cortázar]].


Ya propiamente comprendido el concepto en cuanto metaficción, éste ha sido definido y acotado por múltiples teóricos y críticos, principalmente desde el ámbito de la investigación literaria, si bien, su presencia no se remite sólo a éste. Robert Alter estableció en 1975 la definición del término que resultará canónica: “Una novela autoconsciente, en pocas palabras, es una novela que sistemáticamente hace alarde de su propia condición de artificio a través de explorar dentro de la relación problemática entre un artificio con apariencia real y la realidad” (“A self-conscious novel, briefly, is a novel that systematically flaunts its own condition of artifice and that by so doing probes into the problematic relationship between real-seeming artifice and reality”).
===En música===
Otra definición a considerar es la ofrecida por Kellman sobre el relato autogenerado (self-beggeting novel) en cuanto: “relato, frecuentemente en primera persona, del desarrollo de un personaje hasta el momento que coge su bolígrafo y escribe la novela que nosotros acabamos de leer”
Dentro de la metamúsica podemos encontrar piezas que hablan sobre la propia música como forma de vida y expresión del artista, y sobre el proceso de creación. Algunos ejemplos son:
Linda Hutcheon, otro de los referentes indudables en este campo, y quien por su parte emplea el término “narrativa narcisista” definió esta como “ficción en torno a la ficción, o lo que es lo mismo, ficción que incluye en sí misma un comentario sobre su propia identidad narrativa y/o lingüística”.
Al respecto también podrían aducirse, entre otras muchas, definiciones como las de Stanley H. Fogel, quien considera la metaficción como “la revisión de la teoría de la ficción a través del propio medio de la ficción”, o la de Mas’ud Zavarzadeh, quien incluye la metaficción dentro de una categorización más general que denomina “transficción” y que la define como “un metateorema narracional cuya preocupación temática son los propios sistemas ficcionales y los moldes a través de los cuáles la realidad es modelada a través de convenciones narrativas”. Del mismo modo, Sarah Lauzen entiende la metaficción como la presencia de “algunos aspectos sobre el acto de escribir, de leer o de estructurar (narrativamente) una obra que se esperarían como subyacentes bajo modelos de una práctica estándar (de la literatura)”.
Gérard Genette, seguramente el especialista en teoría del relato (narratología) de más impacto desde los años setenta, articuló su visión sobre el concepto de metalepsis, entendida inicialmente por él como la trasgresión de los niveles narrativos. Aunque en su reciente monografía de 2004, del mismo título, emplea el término como prácticamente sinónimo de la propia metaficción, diferenciando entre dos tipos diferentes: la de autor y la de régimen fantástico, curiosamente denominada también ahora antimetalepsis pese a tratarse del fenómeno descrito originariamente como la trasgresión por parte del autor, el narrador o los personajes de sus respectivos universos narrativos .
Desde el ámbito hispánico, resulta, en fin, muy ilustrativa la formulación ofrecida por Gonzalo Sobejano, como un tipo de narrativa que “al tiempo de ser la escritura de una aventura, resulta ser la aventura de una escritura”.


===Tipologías===
*''Music'', de [[John Miles]] (1976) [http://open.spotify.com/track/1csXsWpoKOqrVEGqawEAZN]: […]To live without my music/Would be impossible to do/'Cuz in this world of troubles/My music pulls me through[…]
*Now you has jazz, canción de Cole Porter para la película High Society (1956), conocida por su versión de Amstrong y Bing Crosby.[http://open.spotify.com/track/58Fz7tUPvJA338m9OIm4Xj] […]Take some skins,/Jazz begins,/Take a bass/Steady pace,/Take a box,/One that rocks[…]
*''Tudo isto e fado'', de [[Amália Rodrigues]] [http://open.spotify.com/track/2x6PeSpzReSvghNyLNstWm]: […]E o fado é o meu castigo/Só nasceu pr'a me perder/O fado é tudo o que digo/Mais o que eu não sei dizer.[…]
*''Vivo per lei'', de [[Mario Manzani]] y letra de [[Giliath]], popularizada en un dueto por [[Andrea Bocelli]] y Georgia [http://open.spotify.com/track/59TPUGWwW8g4cgsD2PqNWA] […]vivo per lei la musica./io vivo per lei./vivo per lei è unica.[…]
*''Club de fans de John Boy'', de [[Love of Lesbian]] [http://open.spotify.com/track/1KhqSLS8YafrUCbjrn8WxZ] […] Todos los raros fuimos al concierto/del gran telépata de Dublín./Media hora antes invadimos el metro,/yo iba obligado y tú en éxtasis./Y tanto os daba ocho como ochenta/a los fanáticos de John Boy,[…]
*''El joven aprendiz de pintor'', de [[Joaquin Sabina]] [http://open.spotify.com/track/6vITPYWi8sLtGYdJRio3uY]
*''Four Chords That Made A Million'', [http://www.youtube.com/watch?v=U6VGR-7mW90] ([…]The music of rebellion/Makes you wanna rage/But it's made by millionaires/Who are nearly twice your age[…]) y ''The Sound Of Muzak'' [http://www.youtube.com/watch?v=TEEK5EPDOnE]([…]Six of one a half a dozen/Black guitars and plastic blues/Hide behind a wall of nothing/Nothing said and nothing new[…]) de [[Porcupine Tree]].
*''Heavy Metal is the Law'', de [[Helloween]]. […]Heavy Metal is the law that keeps us all united free/A law that shatters earth and hell/Heavy Metal can't be beaten by any dynasty/We're all wizards fightin' with our spell[…]
*''I Love Rock’N’Roll'', de [[Allan Merrill]] y [[Jake Hooker]], conocida por la versión de [[Joan Jett]]. [http://open.spotify.com/track/0BgKUe4GEXNgxLfGwpNMYV][…]I love rock n' roll /So put another dime in the jukebox, baby/I love rock n' roll/So come and take your time and dance with me[…]


El concepto de metaficción se presenta desde su tradición interna como una serie abierta y dinámica, sujeta a una constante crítica y revisión por parte de teóricos y críticos del arte y la literatura. Así, es de esperar una variada y extensa gama de clasificaciones tipológicas en torno a las diferentes formas o modelos de metaficción y mecanismos metafictivos incluidos en el fenómeno:
También hay canciones que simplemente hacen referencia a la música, a otros artistas y a la industria musical, como pueden ser:
Una de las más conocidas responde a la propuesta por Linda Hutcheon desde la esfera literaria, quien divide en dos grandes grupos la que ella denomina “novela narcisista”, entre aquella que es consciente de sí misma en el plano diegético (i.e. en el de la historia) y la que lo es en el plano lingüístico. A su vez, incluye una subdivisión dentro de cada uno de estos grupos en textos (propiamente) autoconscientes, que serían aquellos que muestran abiertamente su carácter narcisista o metafictivo, y textos autorreflexivos, en los cuáles no se pretende hacer explícita su metaficcionalidad, sino que ésta aparece encubierta.


===El pensamiento de ámbito hispánico===
*''Mack the Knife'' por [[Kurt Weill]] y letra de [[Bertolt Brecht]], popular por sus versiones de Amstrong y [[Frank Sinatra]]. [http://open.spotify.com/track/4M9OTBxhH76ncZs9SVKKd4][…] Old Satchmo, Louis Armstrong, Bobby Darrin/They did this song nice, Lady Ella too/They all sang it, with so much feeling/That Old Blue Eyes, he ain't gonna add nothing new[…]
*''Ex-Fan Des Sixties'', de [[Jane Birkin]]. [...]Où est l'ombre des Shadows, des Byrds,/des Doors, Des Animals, des Moody Blues?/Séparés Mac Cartney, George Harrison/Et Ringo Starr et John Lennon[...]
*''Años 80'', de [[Los piratas]] [http://open.spotify.com/track/7EwISik6EOmK1CZhs68nsg][…] Será/como aquella canción/de los años 80/seré/como el tipo que algún día fui[…]
*''Lucía'', de [[Joan Manuel Serrat]] [http://open.spotify.com/track/2miwvRZd8GDR80dJPEZP6R][…]Vuela esta canción/para ti, Lucía[…]
*''Your Song'', de [[Elton John]] [http://open.spotify.com/track/17VegeBoHvMlIByrdu64KR][…] I know it's not much but it's the best I can do/My gift is my song and this one's for you/And you can tell everybody this is your song/It may be quite simple but now that it's done[…]


Otras propuestas tipológicas y de análisis de la metaficción, si cabe más operativas, proceden del ámbito hispánico, considerado éste tanto como aplicación crítica sobre la literatura en lengua española de las categorías teóricas anteriores, como los estudios teóricos que surgen directamente del ámbito académico hispánico o del hispanismo.
Por otro lado, hay casos como el de algunos artistas de jazz, que imitan el sonido de los instrumentos con sus propias voces:
En este sentido, deben citarse hispanistas que centraron sus estudios sobre la autorreferencialidad en lengua española como Gillet, Livingstone, Newberry o Kronik aplicados al Quijote, Galdós, Unamuno o Azorín; Herzberger analiza obras de autores contemporáneos que destacan por el uso de la metaficción, como Luis Goytisolo, José María Merino, Vaz de Soto y Torrente Ballester; Dotras se centra en el Quijote y la obra de Torrente-Ballester; García-Fernández en la de Luis Goytisolo, Azorín y Unamuno; Gil González en las de Álvaro Cunqueiro y nuevamente Torrente Ballester; o Marta Álvarez Rodríguez en la de Cunqueiro.
*''Shulie a Bop'', de [[Sara Vaughan]] [http://open.spotify.com/track/0eK4EmIEBKFUJVUORX8pZh]

Sin embrago, el pionero, con toda certeza, en reflexionar específicaente sobre la autorreferencialidad en el entorno hispánico fue Severo Sarduy, con su ya clásico trabajo “El barroco y el neobarroco” de 1973. Este artículo, aunque sin utilizar el término de metaficción, está en la base de estudios como los de Hutcheon, y mostrará su particular concepción de la autorreferencialidad literaria bajo el concepto de “neobarroco”.
Posteriormente, será Pérez Firmat uno de los introductores de los modelos angloamericanos de la teoría sobre la metaficción quien divide la categoría metaficción en dos variantes sustanciales: una discursiva (cuando la metaficción actúa en comentarios de carácter autorial no integrados en la “historia”) frente a otra narrativa (cuando la referencia metaficcional resulta indisociable de los elementos propios del universo narrativo, tales como los personajes, la acción, el espacio, etc.)
Pero sin duda el autor referencia en este campo para el hispanismo fue Spires. Su modelo, muy influido, a su vez, por la metalepsis genetiana, orientará desarrollos como los de Gonzalo Sobejano, Ródenas de Moya, etc., estableció tres categorías básicas: metaficción centrada en el autor fictivo (y en el acto de la escritura), en el lector fictivo (y en el acto de lectura) y en los personajes y sus acciones (y en el acto del discurso oral).

Basándose también en esos modelos previos, Otero aportó la distinción terminológica entre metanovela (novela que incluye la reflexión sobre la propia novela), neonovela (novela que juega con los elementos de la novela tradicional) y antinovela (ruptura de las convenciones habituales del género), y, a partir de sus trabajos, Sobejano aplicó todo este aparato teórico al corpus hispánico. Además introdujo algunas variantes, en primer lugar aplicando el término metaficcional en la novela en dos sentidos, uno estricto y otro amplio, (al que llamó novela escriptiva). Acuñó por otra parte algunos términos propios como los relativos a la distinción entre novela autotemática (la reflexión se aplica sobre los temas), autocrítica (reflexión sobre el proceso de escritura) o ensimismada (en el sentido de que se afana por ser ella misma, por girar dentro de su propia órbita a fin de lograr con plenitud su condición fictiva). También establece una diferenciación a partir de las diferentes funciones desempeñadas por los textos metafictivos: función reflexiva (cuando el mecanismo metafictivo se vuelca sobre el proceso de creación narrativa de la obra, i.e. su poética), función autoconsciente (cuando la obra o sus personajes saben que son obra y personajes, respectivamente), función metalingüística (cuando la reflexión recae sobre el sistema lingüístico de significación empleado, es decir, sobre la lengua), función especular (también conocida como mise en abyme cuando se juega con la violación de los diferentes niveles narrativos dentro de un mismo texto), y la función iconoclasta (cuando se introducen elementos fictivos que rompen la lógica de la realidad posible, como por ejemplo, un personaje que alude al autor que lo creó, una película que es reproducida dentro de sí misma, etc).
Entre los trabajos aparecidos desde los años 90, merecen destacarse las aportaciones de Sánchez-Torre o Ródenas de Moya. El primero distingue varios niveles donde actúa la metaficción en un texto literario (metalingüístico, metatextual y el propiamente metaliterario, en el que se reflexiona sobre la literatura, la escritura o la obra misma). El segundo teoriza sobre las implicaciones que tiene en el lector los recursos metaficcionales, y reintroduce una división de los las principales manifestaciones del fenómeno en función de su integración en el mundo creado por la ficción literaria (dietética, o metaléptica) frente a la modalidad de carácter discursivo o enunciativo.
Esta distinción entre un tipo metadiscursivo de otro metanarrativo, habrá resultado a la postre, como vemos, la que ha alcanzado un mayor consenso y operativad críticos: como también la de signo más propiamente hispánico, habiendo sido ya manejada, como se dijo, por Pérez Firmat, y, con diversos matices conceptuales o terminológicos, también entre los trabajos más recientes de García Fernández, Gil González, o en último lugar, Orejas.

En el ámbito hispanoamericano habría que mencionar, por último, las relevantes aportaciones de especialistas como Lauro Zavala (orientadas al cuento y al microrrelato, principalmente), Amalia Pulgarín (a la metaficción historiográfica) o Laura Scarano (por su parte, a la metapoesía española), entre otros.


===Principales elementos e instancias metaficcionales===

Los mecanismos concretos destinados a activar y proyectar el sentido metaficcional sobre un texto/obra son de muy diversa índole a la vez que pueden ser agrupados en tipos principales, que por otra parte pueden presentarse de forma combinada, en diferentes proporciones, en una misma obra:

-Elementos centrados sobre el autor: por ejemplo, una alusión directa al autor de la obra dentro de ésta (''El candor del Padre Brown'', de G.K. Chesterton), la aparición de éste en medio de sus personajes como uno más (''City of Glass'' de Paul Auster) o como tal autor (“Tlön uqbar, Orbis tertius”, de Jorge Luis Borges); a partir de una reflexión sobre la autoría (''El Quijote'', de Miguel de Cervantes), etc.
-Elementos centrados sobre el lector: a través de una apelación directa por parte del autor o del narrador (''Gloria'', Galdós), alusiones al proceso de lectura (''Rayuela'', de Julio Cortázar), las diferentes novelas que se despliegan a partir de los diferentes lectores de ''Si una noche de invierno, un viajero'' de Italo calvino, etc.

-Elementos centrados sobre la obra como producto finalizado: como podría ser la aparición de la obra en la obra (''El cuarto de atrás'', de Carmen Martín Gaite), o la de otras obras emblemáticas de la tradición (como la continua referencia en la segunda parte de ''El Quijote'' al contenido de la primera, y a su condición de obra ya publicada), etc.

-Elementos centrados en el mundo de los personajes: como la autoconsciencia del personaje como tal, cuyos paradigmas son el personaje de Augusto Pérez en ''Niebla'', de Miguel de Unamuno, o los pirandelianos ''Seis personajes en busca de autor''.

-Elementos centrados sobre el proceso de creación de la obra y sobre el aparato artístico-poético, que pueden generarse a partir de una reflexión sobre el arte (''The portrait of Dorian Grey'', de Oscar Wilde), sobre la propia ficción (''La vida es sueño'', de Calderón de la Barca), sobre cómo la obra fue compuesta o encontrada (''The Scarlet Letter'', de Nathaniel Hawthorne), sobre su faceta estética, etc.

En cualquier caso, es necesario advertir igualmente que este tipo de mecanismos no siempre actúan con una intención específicamente metaficcional, o que aún siendo éste uno de sus valores, puede no resultar predominante e incluso pasar desapercibidos como tal para el receptor.

==La tradición literaria==
Si bien el concepto se conforma desde aproximadamente 1970, la reflexión sobre la propia escritura o sobre el proceso de escritura del propio texto ha sido una constante en la literatura a lo largo de los siglos.

De este modo, por ejemplo, en la antigüedad la autorreferencia aparece como una convención que daba cuenta de la búsqueda, por parte del poeta, del buen augurio o la inspiración de las musas al inicio de una obra. Por ejemplo, si leemos el comienzo de ''La Iliada'' o ''La Odisea'', veremos la referencia al propio canto que se inicia:

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquileo; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes (''Ilíada'')

Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio… ¡Oh diosa, hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas (''Odisea'')

Más tarde, en la tradición latina, el ''Carmen I'' de Catulo (entre otros muchos textos) dará cuenta de la misma convención:
¿A quién ofrezco este librillo nuevo
y ameno, recién pulido por la árida
pómez?...
Toma pues lo que sea
de este librito, valga lo que valga,
y que éste permanezca más de un siglo
sin marchitarse, oh musa virginal.

Ya en la época medieval, podemos observar que este uso convencional también se extiende a poemas épicos medievales como ''Beowulf''. También en la Edad Media, encontraremos incipientes indicios metaficcionales que exceden la mera convención. Por ejemplo, en los ''Cuentos de Canterbury'', de G. Chaucer, hay intervenciones autorreferenciales del narrador de la historia que funciona como marco de los cuentos, que parecen plantear cierto juego con el lector, cuya apelación es una de las características de estos primeros indicios:

“Hasta aquí les he descrito a ustedes en pocas palabras la clase de gente, atuendo y número que formaba nuestro gru¬po…”


===Lo metaficcional antes de la metaficción===

La obra que todos los críticos están de acuerdo en señalar como una de las primeras de corte abiertamente metafictivo es el ''Quijote'' (1605-1615), novela en la cual Cervantes experimenta con esta modalidad en los diversos niveles narrativos (el narrador, la historia, los personajes, etc). Sin embargo, es posible encontrar un texto anterior que llamativamente utiliza la referencia metaficcional, en la modalidad de un personaje que se dirige al autor: se trata de ''La loçana andaluza'' (1526) de Francisco Delicado.
Dentro de la tradición europea, también son representativas de esta tendencia las obras de Ariosto (''Orlando furioso'', 1516), Henry Fielding (''Tom Jones'', 1749), Sterne (''La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy'', 1759-1767) y Diderot (''Jacques le Fataliste et son maître'', 1765-1783).
Más tarde, ya en época contemporánea, continuando dentro de la tradición hispánica, la novela de Unamuno, ''Niebla'' (1914), será un ejemplo muy claro de metaficción, que planteará, de modo radical, la posible igualación textual de la condición del autor, el narrador y el personaje.
Si continuamos rastreando dentro de la tradición hispánica, pero esta vez en el ámbito latinoamericano, destaca la figura del argentino Macedonio Fernández, cuya obra puede considerarse, también en este aspecto, muy novedosa y adelantada a su época, porque se desarrolla entre finales del siglo XIX y principios del XX, antes de que la vanguardia irrumpa en el panorama literario Por ejemplo, en ''Museo de la novela de la eterna'' (edición póstuma en 1967), el procedimiento metaficcional será parte constitutiva del texto, de modo que éste no existiría sin esa reflexión, pues se trata de una serie de prólogos a la supuesta novela (que nunca se escribe) donde se habla tanto de la novela ausente, como de los prólogos y de los diversos autores de esos textos y de la escritura en general.
En ese contexto de la vanguardia latinoamericana, la figura de Jorge Luis Borges resultará fundamental; en su empresa literaria y ensayística de refundar la condición de la literatura, de la escritura, de la lectura, el uso de los procedimientos metaficcionales será recurrente en sus textos. No es de extrañar, por ello, que el título de la primera monografía teórica sobre la cuestión, lleve por título, parafraseando el de Borges ''Magias parciales del Quijote'', ''Partial Magic: The Novel as a Self-Conscious Genre'', de Robert Alter, (1975).
Tras él, aparecerán en el continente figuras como Julio Cortázar (''Rayuela'', 1963), Gabriel García Márquez (''Cien años de soledad'', 1967) o Salvador Elizondo (''El grafógrafo'', 1972) que incorporarán llamativamente los procedimientos metaficcionales en sus obras más conocidas.

===Metateatro y metapoesía===
Pero hasta ahora hemos mencionado principalmente autores y obras que pertenecen al género narrativo. Sin embargo, tanto en teatro como en poesía la modalidad “meta” tendrá también tempranamente algunos de sus exponentes más emblemáticos.
En el caso del teatro, Shakespeare (principalmente en ''Hamlet'') será de los primeros en utilizar esta modalidad de introducir “el teatro dentro del teatro” para presentar en sus obras la idea de que el mundo es un teatro y también de que el teatro es un mundo, desarrollada, en el ámbito español, por Calderón de la Barca (''La vida es sueño''), problematizando, de este modo, las fronteras entre la realidad y la ficción. Ya en el ámbito contemporáneo, la figura más representativa del metateatro será Luigi Pirandello, con su obra Seis personajes en busca de un autor.
En poesía, por su parte, el procedimiento va mutando y volcándose cada vez más en la reflexión sobre las posibilidades del lenguaje, el proceso de escritura y la figura del poeta. En la tradición hispánica, Lope de Vega será el caso más conocido de un género de metapoema, el célebre ''Un soneto me manda a hacer Violante''.
En el período contemporáneo, serán precisamente dos poetas españoles los primeros en acuñar el término “metapoesía” para referirse a sus propios poemas cuya materia era el proceso de su creación y todos sus componentes: Ángel González y Carlos Bousoño. Sin embargo, será el grupo de los llamados “novísimos”, quienes utilicen sistemáticamente el uso de la autorreferencialidad para proclamarse escépticos respecto de las posibilidades del lenguaje e incluso de la misma poesía como instrumentos de conocimiento o de comunicación.

===El corpus posmoderno===

Por su escepticismo respecto a la realidad y el cuestionamiento radical de las convenciones establecidas, el posmodernismo es un terreno fértil para la metaficción que, como vimos, produce un distanciamiento del texto y un cuestionamiento de todos los elementos (fictivos o reales) que interactúan en el proceso de escritura-lectura.
Los que podríamos considerar iniciadores del corpus posmoderno de la metaficción son autores que comenzaron su quehacer literario en la primera mitad del siglo XX, cuando la noción de “posmodernismo” todavía no existía, aunque sí comenzaban a vislumbrarse sus rasgos: son Beckett, Nabokov, Borges, Joyce, Faulkner, etc…Muchos escritores europeos, latinoamericanos y norteamericanos los siguieron en esta práctica, sobre todo a partir de los años 60-70, cuando surge el término “metaficción”. Autores como John Barth, William Gass, Robert Coover, Thomas Pynchon, Milan Kundera, Salman Rushdie, John Fowles, Doris Lessing, Italo Calvino, Umberto Eco o Paul Auster, entre muchos otros.

En España, algunos de los pilares de esta modalidad son Martín Gaite (''El cuarto de atrás'', 1970), Luis Goytisolo (''Los verdes de mayo hasta el mar'', 1976), Gonzalo Torrente Ballester (''Fragmentos de apocalipsis'', 1977), Miguel Espinosa (''La tríbada falsaria'', 1980), Juan Goytisolo (''Juan sin tierra'', 1975), José María Merino (''Novela de Andrés Choz'', 1976), Camilo José Cela (''Mazurca para dos muertos'', 1983), Antonio Muñoz Molina (''Beatus Ille'', 1986), Juan José Millás (''El desorden de tu nombre'', 1986), Manuel Vázquez Montalbán (''El premio'', 1996), Javier Cercas (''Soldados de Salamina'', 2001), etc.
Dentro de la la tradición latinoamericana, destacan por ejemplo, los argentinos Ricardo Piglia (''Respiración artificial'', 1980), Juan José Saer (''Las nubes'', 1997), César Aira (''El tilo'', 2003) y Guillermo Saccomano (''La lengua del malón'', 2003), el mexicano Carlos Fuentes (''El naranjo'', 1993), el colombiano Santiago Gamboa (''Perder es cuestión de método'', 1997), el chileno Roberto Bolaño (''El secreto del mal'', 2007), y los brasileros Rubem Fonseca (''Buffo & Spallanzani'', 2001) y Patricia Melo (''Elogio da mentira'', 1998) continúan aportando nuevos matices y modalidades a estas operaciones autorreferenciales que, lejos de estar gastadas, como podría pensarse después de tantos años de vigencia, va mutando al modo de un camaleón para adecuarse a los cuestionamientos y a las posibilidades expresivas de cada época, e irradiando al conjunto de los medios y las narrativas audiovisuales, las artes, la publicidad, etc. Hasta convertirse en uno de los rasgos más característicos de la cultura de nuestra época.

==Metaficción en las obras==
Como diferentes formas de utilizar los recursos de la metaficción, encontramos diferentes ejemplos en la literatura y en otros medios y narrativas gráficas y audiovisuales, así como en otras artes, la publicidad, la televisión, etc. hasta constituirse en una de las formas características de la cultura de nuestro tiempo:

===En literatura===
*''[[El Aleph (cuento)|El Aleph]]'' en [[El Aleph (libro)|El Aleph]] y ''Pierre Menard, autor del Quijote'' en [[Ficciones]], ambos de [[Jorge Luis Borges]].
*''El cuento'' en ''Un hombre muerto a puntapiés'' y ''Débora'', ambos de [[Pablo Palacio]].
*''[[Viajes por el Scriptorium]]'', de [[Paul Auster]].
*''[[Ahí pero dónde, cómo]]'', de [[Julio Cortázar]].




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También podríamos considerar los casos de intermedialidades en los que unos medios complementan obras procedentes de otros. Un claro ejemplo es el cómic [[Bluntman and Chronic]], en el que los personajes son tomados de una película en la que dos personajes realizan ese cómic, que finalmente se comercializará fuera de la ficción, apareciendo ellos mismos en los créditos.
También podríamos considerar los casos de intermedialidades en los que unos medios complementan obras procedentes de otros. Un claro ejemplo es el cómic [[Bluntman and Chronic]], en el que los personajes son tomados de una película en la que dos personajes realizan ese cómic, que finalmente se comercializará fuera de la ficción, apareciendo ellos mismos en los créditos.
Estos casos son cada vez más frecuentes, especialmente en relación a la cibercultura. Cada vez son más los medios tradicionales que acuden a la Red para complementar y reverenciarse a sí mismos. Tenemos ejemplos como las campañas de promoción de la película [[Monstruoso]], la serie [[Lost]] o el libro [[Los magos]]. También series televisivas como [[Cómo conocí a vuestra madre]], que recrea en la Red real las plataformas a las que se hacen referencia en la serie, como los blogs o perfiles de [[Facebook]] de sus personajes. Algo parecido sucede con la serie [[Héroes]], en la que para seguir la historia completa debemos leer los cómics y ver los episodios web asociados a la serie.
Estos casos son cada vez más frecuentes, especialmente en relación a la cibercultura. Cada vez son más los medios tradicionales que acuden a la Red para complementar y reverenciarse a sí mismos. Tenemos ejemplos como las campañas de promoción de la película [[Monstruoso]], la serie [[Lost]] o el libro [[Los magos]]. También series televisivas como [[Cómo conocí a vuestra madre]], que recrea en la Red real las plataformas a las que se hacen referencia en la serie, como los blogs o perfiles de [[Facebook]] de sus personajes. Algo parecido sucede con la serie [[Héroes]], en la que para seguir la historia completa debemos leer los cómics y ver los episodios web asociados a la serie.

==En otras artes==

===En música===
Dentro de la metamúsica podemos encontrar piezas que hablan sobre la propia música como forma de vida y expresión del artista, y sobre el proceso de creación. Algunos ejemplos son:

*''Music'', de [[John Miles]] (1976) [http://open.spotify.com/track/1csXsWpoKOqrVEGqawEAZN]: […]To live without my music/Would be impossible to do/'Cuz in this world of troubles/My music pulls me through[…]
*Now you has jazz, canción de Cole Porter para la película High Society (1956), conocida por su versión de Amstrong y Bing Crosby.[http://open.spotify.com/track/58Fz7tUPvJA338m9OIm4Xj] […]Take some skins,/Jazz begins,/Take a bass/Steady pace,/Take a box,/One that rocks[…]
*''Tudo isto e fado'', de [[Amália Rodrigues]] [http://open.spotify.com/track/2x6PeSpzReSvghNyLNstWm]: […]E o fado é o meu castigo/Só nasceu pr'a me perder/O fado é tudo o que digo/Mais o que eu não sei dizer.[…]
*''Vivo per lei'', de [[Mario Manzani]] y letra de [[Giliath]], popularizada en un dueto por [[Andrea Bocelli]] y Georgia [http://open.spotify.com/track/59TPUGWwW8g4cgsD2PqNWA] […]vivo per lei la musica./io vivo per lei./vivo per lei è unica.[…]
*''Club de fans de John Boy'', de [[Love of Lesbian]] [http://open.spotify.com/track/1KhqSLS8YafrUCbjrn8WxZ] […] Todos los raros fuimos al concierto/del gran telépata de Dublín./Media hora antes invadimos el metro,/yo iba obligado y tú en éxtasis./Y tanto os daba ocho como ochenta/a los fanáticos de John Boy,[…]
*''El joven aprendiz de pintor'', de [[Joaquin Sabina]] [http://open.spotify.com/track/6vITPYWi8sLtGYdJRio3uY]
*''Four Chords That Made A Million'', [http://www.youtube.com/watch?v=U6VGR-7mW90] ([…]The music of rebellion/Makes you wanna rage/But it's made by millionaires/Who are nearly twice your age[…]) y ''The Sound Of Muzak'' [http://www.youtube.com/watch?v=TEEK5EPDOnE]([…]Six of one a half a dozen/Black guitars and plastic blues/Hide behind a wall of nothing/Nothing said and nothing new[…]) de [[Porcupine Tree]].
*''Heavy Metal is the Law'', de [[Helloween]]. […]Heavy Metal is the law that keeps us all united free/A law that shatters earth and hell/Heavy Metal can't be beaten by any dynasty/We're all wizards fightin' with our spell[…]
*''I Love Rock’N’Roll'', de [[Allan Merrill]] y [[Jake Hooker]], conocida por la versión de [[Joan Jett]]. [http://open.spotify.com/track/0BgKUe4GEXNgxLfGwpNMYV][…]I love rock n' roll /So put another dime in the jukebox, baby/I love rock n' roll/So come and take your time and dance with me[…]

También hay canciones que simplemente hacen referencia a la música, a otros artistas y a la industria musical, como pueden ser:

*''Mack the Knife'' por [[Kurt Weill]] y letra de [[Bertolt Brecht]], popular por sus versiones de Amstrong y [[Frank Sinatra]]. [http://open.spotify.com/track/4M9OTBxhH76ncZs9SVKKd4][…] Old Satchmo, Louis Armstrong, Bobby Darrin/They did this song nice, Lady Ella too/They all sang it, with so much feeling/That Old Blue Eyes, he ain't gonna add nothing new[…]
*''Ex-Fan Des Sixties'', de [[Jane Birkin]]. [...]Où est l'ombre des Shadows, des Byrds,/des Doors, Des Animals, des Moody Blues?/Séparés Mac Cartney, George Harrison/Et Ringo Starr et John Lennon[...]
*''Años 80'', de [[Los piratas]] [http://open.spotify.com/track/7EwISik6EOmK1CZhs68nsg][…] Será/como aquella canción/de los años 80/seré/como el tipo que algún día fui[…]
*''Lucía'', de [[Joan Manuel Serrat]] [http://open.spotify.com/track/2miwvRZd8GDR80dJPEZP6R][…]Vuela esta canción/para ti, Lucía[…]
*''Your Song'', de [[Elton John]] [http://open.spotify.com/track/17VegeBoHvMlIByrdu64KR][…] I know it's not much but it's the best I can do/My gift is my song and this one's for you/And you can tell everybody this is your song/It may be quite simple but now that it's done[…]

Por otro lado, hay casos como el de algunos artistas de jazz, que imitan el sonido de los instrumentos con sus propias voces:
*''Shulie a Bop'', de [[Sara Vaughan]] [http://open.spotify.com/track/0eK4EmIEBKFUJVUORX8pZh]

===En artes plásticas===


==Bibliografía==
==Bibliografía==
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== Enlaces externos==
== Enlaces externos==
*[http://www.scribd.com/doc/18340671/Postmodernismo-y-metaficcion-historiografica-una-perspectiva-interamericana| Postmodernismo y metaficción historiográfica: una perspectiva interamericana.]Por Santiago Juan-Navarro
*[http://www.scribd.com/doc/18340671/Postmodernismo-y-metaficcion-historiografica-una-perspectiva-interamericana| Postmodernismo y metaficción historiográfica: una perspectiva interamericana.]Por Santiago Juan-Navarro
*[http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/22455/1/978-84-7800-935-0.pdf |''Teoría y crítica de la metaficción en la novela española contemporánea. A propósito de Álvaro Cunqueiro y Gonzalo Torrente Ballester'']. Por Antonio J. Gil González


[[Categoría: Ficción]]
[[Categoría: Ficción]]

Revisión del 20:14 5 feb 2010

Titiritero hablando con su marioneta.

La metaficción es una forma de literatura o de narrativa autorreferencial que trata los temas del arte y los mecanismos de la ficción en sí mismos.

Es un estilo de escritura que de forma reflexiva o autoconsciente recuerda al lector que está ante una obra de ficción, y juega a problematizar la relación entre ésta y la realidad. Dentro de un texto de metaficción, la frontera realidad-ficción y el pacto de lectura de ésta se ven quebrantadas, llamando el texto la atención sobre su propia naturaleza ficcional y su condición de artefacto. Asociado en general a literatura modernista y posmoderna, se pueden encontrar ejemplos anteriores en el Quijote de Cervantes, en los Cuentos de Canterbury de Chaucer, en algunos relatos de Jorge Luis Borges y en algunas obras de Stanisław Lem como Un vacío perfecto y Un valor imaginario siendo acertado citar como uno de los más fuertes ejemplos en el uso de la metaficción cual recurso estilístico la novela Niebla, de Miguel de Unamuno.

Los modelos teóricos

En términos generales, se entiende por metaficción un tipo de narrativa que se caracteriza por su naturaleza auto-reflexiva, auto-referencial, y consciente de sí misma (autoconsciente), que opera a través de una serie de procedimientos narrativos con el fin de convertir el discurso en referente de sí mismo. La noción de metaficción puede ser aplicada a una obra en su totalidad cuando el componente metafictivo es su fin o motivación última, o sobre ciertos elementos concretos que pueden aparecer con el fin de establecer un punto de inflexión narrativo dentro del eje central de una trama ficcional. Es en el primer caso en el que hallamos, propiamente, las categorizaciones de “metanovela”, “metafilme”, “metateatro”, etc. La narrativa de metaficción se encuentra muy ligada a la postmodernidad, como época, y al postmodernismo como categoría estético-artística, ya que aquélla se establece como un vehículo ideal para representar los valores y concepciones característicos de éstos, como son la relativización de la realidad, el escepticismo ante el lenguaje como intérprete de la racionalidad, la crisis del sujeto como un todo completo y definible, o la pérdida de la delimitación del continuo espacio-temporal.

A partir de la matriz lógico-matemática y del término metalenguaje desde el ámbito de la lingüística (Jakobson, 1959), la noción fue aplicada entre otros al campo literarios (metaliteratura, por Roland Barthes en 1959; metateatro, por Lionel Abel en 1963; etc.). El término metaficción fue empleado probablemente por primera vez antes de 1970 por William Gass, novelista, ensayista y crítico americano, y fijado por Robert Scholes en ese mismo año. La reflexividad aplicada al pensamiento y a las artes contemporáneas ha propiciado la aparición de una familia conceptual de términos muy amplia (metamatemática, metalógica, metacomunicación, metadiscurso, metanarración, metarrelato, metatexto) con sus correspondientes tipos “genéricos” y artísticos (metapoesía, metateatro, metanovela, metacuento, metapintura, metacine, metacómic,…) y que, complementariamente, se relaciona con otros términos que albergan o especifican diferentes matices como novela autoconsciente, novela autorreferencial, novela narcisista, surfiction, superficción, fabulación, antinovela, etc. A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta comienzan las primeras aproximaciones teóricas al concepto de la autorreferencialidad literaria y narrativa. En diversos trabajos de Barthes se puede entrever el interés por la literatura que se hace consciente de su propia condición y que por ello se hace objeto de sí misma: “el sentido de una palabra es el acto mismo que la profiere: hoy escribir no es «contar», es decir que se cuenta, y remitir todo el referente («lo que se dice») a este acto de locución”. En el mismo número de la revista Comunications de 1966 otros importantes teóricos del relato como Genette o Todorov confirmaban este temprano diagnóstico. Dällenbach, en un trabajo posterior orientado a la especularidad narrativa, divulgaría el término mise en abyme, tomado de la heráldica (el escudo dentro del escudo) aplicado a la ruptura de la lógica formal de los diferentes niveles narrativos y el encajamiento de unos sobre otros.

Ya propiamente comprendido el concepto en cuanto metaficción, éste ha sido definido y acotado por múltiples teóricos y críticos, principalmente desde el ámbito de la investigación literaria, si bien, su presencia no se remite sólo a éste. Robert Alter estableció en 1975 la definición del término que resultará canónica: “Una novela autoconsciente, en pocas palabras, es una novela que sistemáticamente hace alarde de su propia condición de artificio a través de explorar dentro de la relación problemática entre un artificio con apariencia real y la realidad” (“A self-conscious novel, briefly, is a novel that systematically flaunts its own condition of artifice and that by so doing probes into the problematic relationship between real-seeming artifice and reality”). Otra definición a considerar es la ofrecida por Kellman sobre el relato autogenerado (self-beggeting novel) en cuanto: “relato, frecuentemente en primera persona, del desarrollo de un personaje hasta el momento que coge su bolígrafo y escribe la novela que nosotros acabamos de leer” Linda Hutcheon, otro de los referentes indudables en este campo, y quien por su parte emplea el término “narrativa narcisista” definió esta como “ficción en torno a la ficción, o lo que es lo mismo, ficción que incluye en sí misma un comentario sobre su propia identidad narrativa y/o lingüística”. Al respecto también podrían aducirse, entre otras muchas, definiciones como las de Stanley H. Fogel, quien considera la metaficción como “la revisión de la teoría de la ficción a través del propio medio de la ficción”, o la de Mas’ud Zavarzadeh, quien incluye la metaficción dentro de una categorización más general que denomina “transficción” y que la define como “un metateorema narracional cuya preocupación temática son los propios sistemas ficcionales y los moldes a través de los cuáles la realidad es modelada a través de convenciones narrativas”. Del mismo modo, Sarah Lauzen entiende la metaficción como la presencia de “algunos aspectos sobre el acto de escribir, de leer o de estructurar (narrativamente) una obra que se esperarían como subyacentes bajo modelos de una práctica estándar (de la literatura)”. Gérard Genette, seguramente el especialista en teoría del relato (narratología) de más impacto desde los años setenta, articuló su visión sobre el concepto de metalepsis, entendida inicialmente por él como la trasgresión de los niveles narrativos. Aunque en su reciente monografía de 2004, del mismo título, emplea el término como prácticamente sinónimo de la propia metaficción, diferenciando entre dos tipos diferentes: la de autor y la de régimen fantástico, curiosamente denominada también ahora antimetalepsis pese a tratarse del fenómeno descrito originariamente como la trasgresión por parte del autor, el narrador o los personajes de sus respectivos universos narrativos . Desde el ámbito hispánico, resulta, en fin, muy ilustrativa la formulación ofrecida por Gonzalo Sobejano, como un tipo de narrativa que “al tiempo de ser la escritura de una aventura, resulta ser la aventura de una escritura”.

Tipologías

El concepto de metaficción se presenta desde su tradición interna como una serie abierta y dinámica, sujeta a una constante crítica y revisión por parte de teóricos y críticos del arte y la literatura. Así, es de esperar una variada y extensa gama de clasificaciones tipológicas en torno a las diferentes formas o modelos de metaficción y mecanismos metafictivos incluidos en el fenómeno: Una de las más conocidas responde a la propuesta por Linda Hutcheon desde la esfera literaria, quien divide en dos grandes grupos la que ella denomina “novela narcisista”, entre aquella que es consciente de sí misma en el plano diegético (i.e. en el de la historia) y la que lo es en el plano lingüístico. A su vez, incluye una subdivisión dentro de cada uno de estos grupos en textos (propiamente) autoconscientes, que serían aquellos que muestran abiertamente su carácter narcisista o metafictivo, y textos autorreflexivos, en los cuáles no se pretende hacer explícita su metaficcionalidad, sino que ésta aparece encubierta.

El pensamiento de ámbito hispánico

Otras propuestas tipológicas y de análisis de la metaficción, si cabe más operativas, proceden del ámbito hispánico, considerado éste tanto como aplicación crítica sobre la literatura en lengua española de las categorías teóricas anteriores, como los estudios teóricos que surgen directamente del ámbito académico hispánico o del hispanismo. En este sentido, deben citarse hispanistas que centraron sus estudios sobre la autorreferencialidad en lengua española como Gillet, Livingstone, Newberry o Kronik aplicados al Quijote, Galdós, Unamuno o Azorín; Herzberger analiza obras de autores contemporáneos que destacan por el uso de la metaficción, como Luis Goytisolo, José María Merino, Vaz de Soto y Torrente Ballester; Dotras se centra en el Quijote y la obra de Torrente-Ballester; García-Fernández en la de Luis Goytisolo, Azorín y Unamuno; Gil González en las de Álvaro Cunqueiro y nuevamente Torrente Ballester; o Marta Álvarez Rodríguez en la de Cunqueiro.

Sin embrago, el pionero, con toda certeza, en reflexionar específicaente sobre la autorreferencialidad en el entorno hispánico fue Severo Sarduy, con su ya clásico trabajo “El barroco y el neobarroco” de 1973. Este artículo, aunque sin utilizar el término de metaficción, está en la base de estudios como los de Hutcheon, y mostrará su particular concepción de la autorreferencialidad literaria bajo el concepto de “neobarroco”. Posteriormente, será Pérez Firmat uno de los introductores de los modelos angloamericanos de la teoría sobre la metaficción quien divide la categoría metaficción en dos variantes sustanciales: una discursiva (cuando la metaficción actúa en comentarios de carácter autorial no integrados en la “historia”) frente a otra narrativa (cuando la referencia metaficcional resulta indisociable de los elementos propios del universo narrativo, tales como los personajes, la acción, el espacio, etc.) Pero sin duda el autor referencia en este campo para el hispanismo fue Spires. Su modelo, muy influido, a su vez, por la metalepsis genetiana, orientará desarrollos como los de Gonzalo Sobejano, Ródenas de Moya, etc., estableció tres categorías básicas: metaficción centrada en el autor fictivo (y en el acto de la escritura), en el lector fictivo (y en el acto de lectura) y en los personajes y sus acciones (y en el acto del discurso oral).

Basándose también en esos modelos previos, Otero aportó la distinción terminológica entre metanovela (novela que incluye la reflexión sobre la propia novela), neonovela (novela que juega con los elementos de la novela tradicional) y antinovela (ruptura de las convenciones habituales del género), y, a partir de sus trabajos, Sobejano aplicó todo este aparato teórico al corpus hispánico. Además introdujo algunas variantes, en primer lugar aplicando el término metaficcional en la novela en dos sentidos, uno estricto y otro amplio, (al que llamó novela escriptiva). Acuñó por otra parte algunos términos propios como los relativos a la distinción entre novela autotemática (la reflexión se aplica sobre los temas), autocrítica (reflexión sobre el proceso de escritura) o ensimismada (en el sentido de que se afana por ser ella misma, por girar dentro de su propia órbita a fin de lograr con plenitud su condición fictiva). También establece una diferenciación a partir de las diferentes funciones desempeñadas por los textos metafictivos: función reflexiva (cuando el mecanismo metafictivo se vuelca sobre el proceso de creación narrativa de la obra, i.e. su poética), función autoconsciente (cuando la obra o sus personajes saben que son obra y personajes, respectivamente), función metalingüística (cuando la reflexión recae sobre el sistema lingüístico de significación empleado, es decir, sobre la lengua), función especular (también conocida como mise en abyme cuando se juega con la violación de los diferentes niveles narrativos dentro de un mismo texto), y la función iconoclasta (cuando se introducen elementos fictivos que rompen la lógica de la realidad posible, como por ejemplo, un personaje que alude al autor que lo creó, una película que es reproducida dentro de sí misma, etc). Entre los trabajos aparecidos desde los años 90, merecen destacarse las aportaciones de Sánchez-Torre o Ródenas de Moya. El primero distingue varios niveles donde actúa la metaficción en un texto literario (metalingüístico, metatextual y el propiamente metaliterario, en el que se reflexiona sobre la literatura, la escritura o la obra misma). El segundo teoriza sobre las implicaciones que tiene en el lector los recursos metaficcionales, y reintroduce una división de los las principales manifestaciones del fenómeno en función de su integración en el mundo creado por la ficción literaria (dietética, o metaléptica) frente a la modalidad de carácter discursivo o enunciativo. Esta distinción entre un tipo metadiscursivo de otro metanarrativo, habrá resultado a la postre, como vemos, la que ha alcanzado un mayor consenso y operativad críticos: como también la de signo más propiamente hispánico, habiendo sido ya manejada, como se dijo, por Pérez Firmat, y, con diversos matices conceptuales o terminológicos, también entre los trabajos más recientes de García Fernández, Gil González, o en último lugar, Orejas.

En el ámbito hispanoamericano habría que mencionar, por último, las relevantes aportaciones de especialistas como Lauro Zavala (orientadas al cuento y al microrrelato, principalmente), Amalia Pulgarín (a la metaficción historiográfica) o Laura Scarano (por su parte, a la metapoesía española), entre otros.


Principales elementos e instancias metaficcionales

Los mecanismos concretos destinados a activar y proyectar el sentido metaficcional sobre un texto/obra son de muy diversa índole a la vez que pueden ser agrupados en tipos principales, que por otra parte pueden presentarse de forma combinada, en diferentes proporciones, en una misma obra:

-Elementos centrados sobre el autor: por ejemplo, una alusión directa al autor de la obra dentro de ésta (El candor del Padre Brown, de G.K. Chesterton), la aparición de éste en medio de sus personajes como uno más (City of Glass de Paul Auster) o como tal autor (“Tlön uqbar, Orbis tertius”, de Jorge Luis Borges); a partir de una reflexión sobre la autoría (El Quijote, de Miguel de Cervantes), etc.

-Elementos centrados sobre el lector: a través de una apelación directa por parte del autor o del narrador (Gloria, Galdós), alusiones al proceso de lectura (Rayuela, de Julio Cortázar), las diferentes novelas que se despliegan a partir de los diferentes lectores de Si una noche de invierno, un viajero de Italo calvino, etc.

-Elementos centrados sobre la obra como producto finalizado: como podría ser la aparición de la obra en la obra (El cuarto de atrás, de Carmen Martín Gaite), o la de otras obras emblemáticas de la tradición (como la continua referencia en la segunda parte de El Quijote al contenido de la primera, y a su condición de obra ya publicada), etc.

-Elementos centrados en el mundo de los personajes: como la autoconsciencia del personaje como tal, cuyos paradigmas son el personaje de Augusto Pérez en Niebla, de Miguel de Unamuno, o los pirandelianos Seis personajes en busca de autor.

-Elementos centrados sobre el proceso de creación de la obra y sobre el aparato artístico-poético, que pueden generarse a partir de una reflexión sobre el arte (The portrait of Dorian Grey, de Oscar Wilde), sobre la propia ficción (La vida es sueño, de Calderón de la Barca), sobre cómo la obra fue compuesta o encontrada (The Scarlet Letter, de Nathaniel Hawthorne), sobre su faceta estética, etc.

En cualquier caso, es necesario advertir igualmente que este tipo de mecanismos no siempre actúan con una intención específicamente metaficcional, o que aún siendo éste uno de sus valores, puede no resultar predominante e incluso pasar desapercibidos como tal para el receptor.

La tradición literaria

Si bien el concepto se conforma desde aproximadamente 1970, la reflexión sobre la propia escritura o sobre el proceso de escritura del propio texto ha sido una constante en la literatura a lo largo de los siglos.

De este modo, por ejemplo, en la antigüedad la autorreferencia aparece como una convención que daba cuenta de la búsqueda, por parte del poeta, del buen augurio o la inspiración de las musas al inicio de una obra. Por ejemplo, si leemos el comienzo de La Iliada o La Odisea, veremos la referencia al propio canto que se inicia:

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquileo; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes (Ilíada)

Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio… ¡Oh diosa, hija de Zeus!, cuéntanos aunque no sea más que una parte de tales cosas (Odisea)

Más tarde, en la tradición latina, el Carmen I de Catulo (entre otros muchos textos) dará cuenta de la misma convención:

¿A quién ofrezco este librillo nuevo y ameno, recién pulido por la árida pómez?... Toma pues lo que sea de este librito, valga lo que valga, y que éste permanezca más de un siglo sin marchitarse, oh musa virginal.

Ya en la época medieval, podemos observar que este uso convencional también se extiende a poemas épicos medievales como Beowulf. También en la Edad Media, encontraremos incipientes indicios metaficcionales que exceden la mera convención. Por ejemplo, en los Cuentos de Canterbury, de G. Chaucer, hay intervenciones autorreferenciales del narrador de la historia que funciona como marco de los cuentos, que parecen plantear cierto juego con el lector, cuya apelación es una de las características de estos primeros indicios:

“Hasta aquí les he descrito a ustedes en pocas palabras la clase de gente, atuendo y número que formaba nuestro gru¬po…”


Lo metaficcional antes de la metaficción

La obra que todos los críticos están de acuerdo en señalar como una de las primeras de corte abiertamente metafictivo es el Quijote (1605-1615), novela en la cual Cervantes experimenta con esta modalidad en los diversos niveles narrativos (el narrador, la historia, los personajes, etc). Sin embargo, es posible encontrar un texto anterior que llamativamente utiliza la referencia metaficcional, en la modalidad de un personaje que se dirige al autor: se trata de La loçana andaluza (1526) de Francisco Delicado. Dentro de la tradición europea, también son representativas de esta tendencia las obras de Ariosto (Orlando furioso, 1516), Henry Fielding (Tom Jones, 1749), Sterne (La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy, 1759-1767) y Diderot (Jacques le Fataliste et son maître, 1765-1783). Más tarde, ya en época contemporánea, continuando dentro de la tradición hispánica, la novela de Unamuno, Niebla (1914), será un ejemplo muy claro de metaficción, que planteará, de modo radical, la posible igualación textual de la condición del autor, el narrador y el personaje. Si continuamos rastreando dentro de la tradición hispánica, pero esta vez en el ámbito latinoamericano, destaca la figura del argentino Macedonio Fernández, cuya obra puede considerarse, también en este aspecto, muy novedosa y adelantada a su época, porque se desarrolla entre finales del siglo XIX y principios del XX, antes de que la vanguardia irrumpa en el panorama literario Por ejemplo, en Museo de la novela de la eterna (edición póstuma en 1967), el procedimiento metaficcional será parte constitutiva del texto, de modo que éste no existiría sin esa reflexión, pues se trata de una serie de prólogos a la supuesta novela (que nunca se escribe) donde se habla tanto de la novela ausente, como de los prólogos y de los diversos autores de esos textos y de la escritura en general. En ese contexto de la vanguardia latinoamericana, la figura de Jorge Luis Borges resultará fundamental; en su empresa literaria y ensayística de refundar la condición de la literatura, de la escritura, de la lectura, el uso de los procedimientos metaficcionales será recurrente en sus textos. No es de extrañar, por ello, que el título de la primera monografía teórica sobre la cuestión, lleve por título, parafraseando el de Borges Magias parciales del Quijote, Partial Magic: The Novel as a Self-Conscious Genre, de Robert Alter, (1975). Tras él, aparecerán en el continente figuras como Julio Cortázar (Rayuela, 1963), Gabriel García Márquez (Cien años de soledad, 1967) o Salvador Elizondo (El grafógrafo, 1972) que incorporarán llamativamente los procedimientos metaficcionales en sus obras más conocidas.

Metateatro y metapoesía

Pero hasta ahora hemos mencionado principalmente autores y obras que pertenecen al género narrativo. Sin embargo, tanto en teatro como en poesía la modalidad “meta” tendrá también tempranamente algunos de sus exponentes más emblemáticos. En el caso del teatro, Shakespeare (principalmente en Hamlet) será de los primeros en utilizar esta modalidad de introducir “el teatro dentro del teatro” para presentar en sus obras la idea de que el mundo es un teatro y también de que el teatro es un mundo, desarrollada, en el ámbito español, por Calderón de la Barca (La vida es sueño), problematizando, de este modo, las fronteras entre la realidad y la ficción. Ya en el ámbito contemporáneo, la figura más representativa del metateatro será Luigi Pirandello, con su obra Seis personajes en busca de un autor. En poesía, por su parte, el procedimiento va mutando y volcándose cada vez más en la reflexión sobre las posibilidades del lenguaje, el proceso de escritura y la figura del poeta. En la tradición hispánica, Lope de Vega será el caso más conocido de un género de metapoema, el célebre Un soneto me manda a hacer Violante. En el período contemporáneo, serán precisamente dos poetas españoles los primeros en acuñar el término “metapoesía” para referirse a sus propios poemas cuya materia era el proceso de su creación y todos sus componentes: Ángel González y Carlos Bousoño. Sin embargo, será el grupo de los llamados “novísimos”, quienes utilicen sistemáticamente el uso de la autorreferencialidad para proclamarse escépticos respecto de las posibilidades del lenguaje e incluso de la misma poesía como instrumentos de conocimiento o de comunicación.

El corpus posmoderno

Por su escepticismo respecto a la realidad y el cuestionamiento radical de las convenciones establecidas, el posmodernismo es un terreno fértil para la metaficción que, como vimos, produce un distanciamiento del texto y un cuestionamiento de todos los elementos (fictivos o reales) que interactúan en el proceso de escritura-lectura. Los que podríamos considerar iniciadores del corpus posmoderno de la metaficción son autores que comenzaron su quehacer literario en la primera mitad del siglo XX, cuando la noción de “posmodernismo” todavía no existía, aunque sí comenzaban a vislumbrarse sus rasgos: son Beckett, Nabokov, Borges, Joyce, Faulkner, etc…Muchos escritores europeos, latinoamericanos y norteamericanos los siguieron en esta práctica, sobre todo a partir de los años 60-70, cuando surge el término “metaficción”. Autores como John Barth, William Gass, Robert Coover, Thomas Pynchon, Milan Kundera, Salman Rushdie, John Fowles, Doris Lessing, Italo Calvino, Umberto Eco o Paul Auster, entre muchos otros.

En España, algunos de los pilares de esta modalidad son Martín Gaite (El cuarto de atrás, 1970), Luis Goytisolo (Los verdes de mayo hasta el mar, 1976), Gonzalo Torrente Ballester (Fragmentos de apocalipsis, 1977), Miguel Espinosa (La tríbada falsaria, 1980), Juan Goytisolo (Juan sin tierra, 1975), José María Merino (Novela de Andrés Choz, 1976), Camilo José Cela (Mazurca para dos muertos, 1983), Antonio Muñoz Molina (Beatus Ille, 1986), Juan José Millás (El desorden de tu nombre, 1986), Manuel Vázquez Montalbán (El premio, 1996), Javier Cercas (Soldados de Salamina, 2001), etc.

Dentro de la la tradición latinoamericana, destacan por ejemplo, los argentinos Ricardo Piglia (Respiración artificial, 1980), Juan José Saer (Las nubes, 1997), César Aira (El tilo, 2003) y Guillermo Saccomano (La lengua del malón, 2003), el mexicano Carlos Fuentes (El naranjo, 1993), el colombiano Santiago Gamboa (Perder es cuestión de método, 1997), el chileno Roberto Bolaño (El secreto del mal, 2007), y los brasileros Rubem Fonseca (Buffo & Spallanzani, 2001) y Patricia Melo (Elogio da mentira, 1998) continúan aportando nuevos matices y modalidades a estas operaciones autorreferenciales que, lejos de estar gastadas, como podría pensarse después de tantos años de vigencia, va mutando al modo de un camaleón para adecuarse a los cuestionamientos y a las posibilidades expresivas de cada época, e irradiando al conjunto de los medios y las narrativas audiovisuales, las artes, la publicidad, etc. Hasta convertirse en uno de los rasgos más característicos de la cultura de nuestra época.

Metaficción en las obras

Como diferentes formas de utilizar los recursos de la metaficción, encontramos diferentes ejemplos en la literatura y en otros medios y narrativas gráficas y audiovisuales, así como en otras artes, la publicidad, la televisión, etc. hasta constituirse en una de las formas características de la cultura de nuestro tiempo:

En literatura


En cine


En cómic

Las referencias al cómic dentro de las propias obras son relativamente frecuentes. Podemos encontrar novelas gráficas que contienen otras historias dentro de su ficción, como los “Relatos de la fragata negra” en el Watchmen (1986-87) de Alan Moore y David Gibbons. En esta misma obra vemos una referencia interna a la ficción cuando, al final de la historia, en la redacción reciben en diario de uno de los personajes; finalmente este se publicará, y será el propio cómic que estamos leyendo. Otros ejemplos como este lo encontramos en Maus (1986 y 1991), de Art Spiegelman, una historia del Holocausto que convive con la historia del propio autor y la relación con su padre, en la que vemos el proceso de creación de todo el cómic dentro de él mismo. El mismo Spiegelman habló sobre su propio proceso creativo y reivindicó la autonomía de este arte en Breakdowns (1978). El autor está trabajando en un proyecto de cómic que extienda la historia del proceso de creación de Maus, [Meta Maus][1].

Art Spiegelman

Algo parecido hace el canadiense Guy Delisle cuando en sus historias nos cuenta sus viajes por Asia, de los que va tomando notas para luego crear el mismo cómic que nosotros estamos leyendo. Estas reflexiones sobre la industria del cómic las hace también Daniel Clowes en Pussey! (2006), la historia de cómo él llegó a autor profesional. Sobre la creación de la historieta existen además las obras de Scout McCloud, que hablan de cómo hacer cómics en este mismo formato: Entender el cómic (1993) y Hacer cómics (2006). El mismo concepto lo recogen Lewis Trondheim y Sergio García en Cómo hacer un cómic (2009).

En el cómic hay otras frecuentes saltos de la realidad a la ficción dentro de la misma historia. Podemos encontrar referencias directas a autores el gremio, e incluso a autores apareciendo en la propia ficción, como suele hacer Francisco Ibáñez en sus historias de Mortadelo y Filemón. Es lo mismo que hace Cels Piñol en su serie Fanhunter, en la que él mismo es uno de los personajes. Otra vertiente es la de los personajes que se dirigen directamente al lector, como a veces hace Mafalda. También son frecuentes, especialmente en historietas humorísticas, los personajes cruzados entre ficciones, como en muchos de Ibáñez o Escobar, o en los cómics de Kevin Smith con los personajes de sus películas.

Otras referencias son Hulka, en la etapa de John Byrne y Dan Slott y Cable y Masacre, de Fabian Nicieza.

En videojuegos

Los videojuegos son, como concepto, la ficción más interactiva, por lo que siempre hay un vínculo directo con la realidad: el jugador debe salir de su mundo para entrar en la ficción que se le ofrece. No obstante, esa ficción en muchas ocasiones quiere hacernos conscientes de su propia condición y salta a la realidad con regencias al propio videojuego como medio, o la realidad. Algunos casos con los videojuegos que cruzan personajes entre ellos, como muchos de las sagas de Nintendo, o que referencian a otras historias relacionadas como los juegos GTA, o la saga Monkey Island con guiños y referencias a otros productos como Grim Fandango.

La misma saga de Monkey Island tiene saltos a la realidad y al medio cuando, por ejemplo, un personaje llama por teléfono a LucasArts (la compañía editora) para pedir ayuda sobre cómo continuar el juego. También encontramos en esta misma saga rupturas de la cuarta pared; personajes que se dirigen al jugador, e incluso le arrojan objetos. Estas referencias directas del personaje al jugador se dan en otros juegos, como la saga de Mundodisco. Existen ejemplos más claros todavía, como el de la saga Metal Gear Solid, en la cual por ejemplo un personaje nos pide que dejemos el mando en el suelo para que él pueda moverlo y demostrarnos sus poderes. En ese momento el vibrador del mando se activará y lo hará moverse, instaurando la ficción dentro de la realidad. Otro ejemplo es el del videojuego de Los Simpson editado por EA Games en el 2007, que es en su totalidad un ejemplo de metaficción, en el que los personajes forman parte de su propio videojuego.

Aquí tendremos que excluir casos en los que el producto se dirige directamente al jugador, pero no se encuentran dentro de la ficción, como muchos juegos de la consola Wii. En estos casos, aunque el juego se dirija a la persona, no pertenece a una ficción, sino al contexto. Por ejemplo, juegos como el Wii Fit, pensando para hacer gimnasia, se dirigen directamente al jugador dándole instrucciones que él debe realizar físicamente, como subirse a la plataforma periférica que acompañará al juego. Este hablará al jugador sobre, por ejemplo, su peso en relación a su altura, aconsejándole sobre lo que debe hacer. Este ejemplo no pertenece a la ficción, sino a una realidad de la que el jugador forma parte.

En series de TV


Otros medios: cibercultura y remediaciones

Dos casos a tener en cuenta serían las intermedialidades o remediaciones con sentido metaficcional y las referencias dentro de la cibercultura. Entendemos como remediación metaficcional aquellas obras que, dentro de ellas mismas, se refieren a otros medios o lenguajes con sentido igualmente autorreflexivo o autoconsciente. Las obras quizá más conocidas pertenecen al cine, como la película sobre videojuegos ExistenZ (David Cronenberg), las películas sobre realidad virtual Videodrome (también de Cronenberg) y la saga The Matrix (A. y L. Wachowsky). También el tipo de videojuegos sobre otras industrias, como Cinema Tycoon, y otros simuladores, como los musicales Guitar Hero o Rock Band. Dentro del ámbito hispánico encontramos ejemplos en el cine (Historias de la radio [1955] e Historias de la televisión [1965], películas de José Luis Sáenz de Heredia), las novelas El blog del inquisidor, de Lorenzo Silva, Nueva Lisboa, de José Antonio Millán y Cero Absoluto, de Javier Fernández. También podríamos considerar los casos de intermedialidades en los que unos medios complementan obras procedentes de otros. Un claro ejemplo es el cómic Bluntman and Chronic, en el que los personajes son tomados de una película en la que dos personajes realizan ese cómic, que finalmente se comercializará fuera de la ficción, apareciendo ellos mismos en los créditos. Estos casos son cada vez más frecuentes, especialmente en relación a la cibercultura. Cada vez son más los medios tradicionales que acuden a la Red para complementar y reverenciarse a sí mismos. Tenemos ejemplos como las campañas de promoción de la película Monstruoso, la serie Lost o el libro Los magos. También series televisivas como Cómo conocí a vuestra madre, que recrea en la Red real las plataformas a las que se hacen referencia en la serie, como los blogs o perfiles de Facebook de sus personajes. Algo parecido sucede con la serie Héroes, en la que para seguir la historia completa debemos leer los cómics y ver los episodios web asociados a la serie.

En otras artes

En música

Dentro de la metamúsica podemos encontrar piezas que hablan sobre la propia música como forma de vida y expresión del artista, y sobre el proceso de creación. Algunos ejemplos son:

  • Music, de John Miles (1976) [2]: […]To live without my music/Would be impossible to do/'Cuz in this world of troubles/My music pulls me through[…]
  • Now you has jazz, canción de Cole Porter para la película High Society (1956), conocida por su versión de Amstrong y Bing Crosby.[3] […]Take some skins,/Jazz begins,/Take a bass/Steady pace,/Take a box,/One that rocks[…]
  • Tudo isto e fado, de Amália Rodrigues [4]: […]E o fado é o meu castigo/Só nasceu pr'a me perder/O fado é tudo o que digo/Mais o que eu não sei dizer.[…]
  • Vivo per lei, de Mario Manzani y letra de Giliath, popularizada en un dueto por Andrea Bocelli y Georgia [5] […]vivo per lei la musica./io vivo per lei./vivo per lei è unica.[…]
  • Club de fans de John Boy, de Love of Lesbian [6] […] Todos los raros fuimos al concierto/del gran telépata de Dublín./Media hora antes invadimos el metro,/yo iba obligado y tú en éxtasis./Y tanto os daba ocho como ochenta/a los fanáticos de John Boy,[…]
  • El joven aprendiz de pintor, de Joaquin Sabina [7]
  • Four Chords That Made A Million, [8] ([…]The music of rebellion/Makes you wanna rage/But it's made by millionaires/Who are nearly twice your age[…]) y The Sound Of Muzak [9]([…]Six of one a half a dozen/Black guitars and plastic blues/Hide behind a wall of nothing/Nothing said and nothing new[…]) de Porcupine Tree.
  • Heavy Metal is the Law, de Helloween. […]Heavy Metal is the law that keeps us all united free/A law that shatters earth and hell/Heavy Metal can't be beaten by any dynasty/We're all wizards fightin' with our spell[…]
  • I Love Rock’N’Roll, de Allan Merrill y Jake Hooker, conocida por la versión de Joan Jett. [10][…]I love rock n' roll /So put another dime in the jukebox, baby/I love rock n' roll/So come and take your time and dance with me[…]

También hay canciones que simplemente hacen referencia a la música, a otros artistas y a la industria musical, como pueden ser:

  • Mack the Knife por Kurt Weill y letra de Bertolt Brecht, popular por sus versiones de Amstrong y Frank Sinatra. [11][…] Old Satchmo, Louis Armstrong, Bobby Darrin/They did this song nice, Lady Ella too/They all sang it, with so much feeling/That Old Blue Eyes, he ain't gonna add nothing new[…]
  • Ex-Fan Des Sixties, de Jane Birkin. [...]Où est l'ombre des Shadows, des Byrds,/des Doors, Des Animals, des Moody Blues?/Séparés Mac Cartney, George Harrison/Et Ringo Starr et John Lennon[...]
  • Años 80, de Los piratas [12][…] Será/como aquella canción/de los años 80/seré/como el tipo que algún día fui[…]
  • Lucía, de Joan Manuel Serrat [13][…]Vuela esta canción/para ti, Lucía[…]
  • Your Song, de Elton John [14][…] I know it's not much but it's the best I can do/My gift is my song and this one's for you/And you can tell everybody this is your song/It may be quite simple but now that it's done[…]

Por otro lado, hay casos como el de algunos artistas de jazz, que imitan el sonido de los instrumentos con sus propias voces:

En artes plásticas

Bibliografía

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Referencias

Música:

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  • HELLOWEEN. Walls of Jericho. 1985.
  • JOHN, Elton. Elton John (1970). DJM y Uni.
  • LOS PIRATAS. Ultrasónica (2001). Warner Music Spain.
  • LOVE OF LESBIAN, 1999 (o cómo generar incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna)(2009). Warner Music.
  • MANZANI, M. y GILIATH, Vivo per lei (single, 1995)
  • MILES, Jhon. Rebel (1976). Alan Parsons.
  • PORCUPINE TREE, Lightbulb Sun (2000). Steven Wilson.
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  • PORTER, Cole. BSO de la película High Society (Charles Walters, 1956).
  • RODRIGUES, Amália. Tudo isto é fado (single, 1955).
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  • SERRAT, J. M. Mediterráneo (1971). Zafiro/Novola.
  • WEILL, K. y BRETCH, B. The Threepenny Opera (1928).

Cómic:

  • CLOWES, D. Daniel Pussey. La Cúpula, 2006.
  • DELISLE, G. Shenzhen. Astiberri, 2006
  • DELISLE, G. Pyongyang. Astiberri, 2007
  • DELISLE, G. Crónicas birmanas. Astiberri, 2008
  • GARCÍA SÁNCHEZ, S. y TRONDHEIM, L. Cómo facer un cómic. Factoría K de Libros, 2009.
  • IBÁÑEZ, F. Super Aniversario. Ediciones B, 1998.
  • MCCLOUD, S. Cómo se hace un cómic. Astiberri, 1995
  • MCCLOUD, S. Entender el cómic: el arte invisible. Astiberri, 2007
  • MCCLOUD, S. Hacer cómics. Astiberri, 2007.
  • MOORE, A. y GIBBONS, D, Watchmen. Norma Editorial, 2003.
  • QUINO. Todo Mafalda. Círculo de Lectores, 2005.
  • SMITH, K. Bluntman & Chronic. Planeta De Agostini, 2002.
  • SMITH, K. Clerks. Planeta De Agostini, 2002.
  • SMITH, K. Persiguiendo a Dogma. Planeta De Agostini, 2002.
  • SPIEGELMAN, A. Maus: Relato de un superviviente. Planeta De Agostini, 2001.
  • SPIEGELMAN, A. Breakdowns : retrato del artista como joven %@&*!. Mondadori, 2009.

Videojuegos:

  • KONAMI. Metal Gear Solid (saga). 1999-2008
  • LUCASARTS. The Secret Of Monkey Island. 1990
  • LUCASARTS. Monkey Island 2: LeChuck's Revenge. 1991
  • LUCASARTS. The Curse of Monkey Island. 1997
  • LUCASARTS. Grim Fandango. 1998.
  • LUCASARTS. Escape from Monkey Island. 2000.
  • NINTENDO. Wii Fit. 2008
  • PERFECT ENTERTAINMENT. Discworld II: Missing Presumed...!?. 1997

Cine y televisión:

  • ABRAMS, J. J. Lost. 2005.
  • BAYS, C. y THOMAS, C. Cómo conocí a vuestra madre. 2005.
  • CRONENBERG, D. Videodrome. 1983
  • CRONENBERG, D. eXistenZ. 1999
  • REEVES, M. Monstruoso. 2008
  • SÁENZ DE HEREDIA, J. L. Historias de la radio. 1955
  • SÁENZ DE HEREDIA, J. L. Historias de la televisión. 1965
  • WACHOWSKYI, A. y L. The Matrix. 1999

Literatura:

  • FERNÁNDEZ, J. Cero absoluto. Berenice, 2005.
  • GROSSMAN, L. Los magos. Ediciones B, 2009.
  • MILLÁN, J. A. Nueva Lisboa. Alfaguara, 1995


Véase también

Enlaces externos