Diferencia entre revisiones de «Noche de los cuchillos largos»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
m Revertidos los cambios de 217.126.69.186 (disc.) a la última edición de JMCC1
Línea 1: Línea 1:
{{Artículo bueno}
{{Artículo bueno}}
La '''Noche de los Cuchillos Largos''' (en [[idioma alemán|alemán]] ''Nacht der langen Messer'') u '''Operación Colibrí''' fue una [[purga (política)|purga]] que tuvo lugar en [[Alemania Nazi|Alemania]] entre el [[30 de junio]] y el [[2 de julio]] de [[1934]], cuando el régimen nazi llevó a cabo una serie de ejecuciones políticas. Se puede incluir dentro del marco de actos que realizó el [[Partido Nazi]] para apoderarse de todas las estructuras del estado alemán. Muchos de los que fueron asesinados esos días pertenecían al ''[[Sturmabteilung]]'' (SA), una organización paramilitar nazi. [[Adolf Hitler]] se opuso a la SA y a su líder, [[Ernst Röhm]],<ref>Ernst Röhm era un antiguo oficial del ejército imperial y superior de Hitler durante la Primera Guerra Mundial</ref> porque el dirigente alemán percibía la independencia de la [[Sturmabteilung|SA]] y la inclinación de sus miembros hacia la violencia callejera como una amenaza contra su poder. [[Adolf Hitler|Hitler]], además, quería el apoyo de los líderes de la ''[[Reichswehr]]'', la organización militar oficial de [[Alemania Nazi|Alemania]] que temían y despreciaban a la [[Sturmabteilung|SA]] y, en particular la ambición de [[Ernst Röhm|Röhm]] de que su organización absorbiese a la [[Reichswehr]]. Finalmente, [[Adolf Hitler|Hitler]] usó la purga en contra de los críticos conservadores de su régimen, especialmente contra aquellos que eran leales al vicecanciller [[Franz von Papen]], y para vengarse de sus antiguos enemigos.
La '''Noche de los Cuchillos Largos''' (en [[idioma alemán|alemán]] ''Nacht der langen Messer'') u '''Operación Colibrí''' fue una [[purga (política)|purga]] que tuvo lugar en [[Alemania Nazi|Alemania]] entre el [[30 de junio]] y el [[2 de julio]] de [[1934]], cuando el régimen nazi llevó a cabo una serie de ejecuciones políticas. Se puede incluir dentro del marco de actos que realizó el [[Partido Nazi]] para apoderarse de todas las estructuras del estado alemán. Muchos de los que fueron asesinados esos días pertenecían al ''[[Sturmabteilung]]'' (SA), una organización paramilitar nazi. [[Adolf Hitler]] se opuso a la SA y a su líder, [[Ernst Röhm]],<ref>Ernst Röhm era un antiguo oficial del ejército imperial y superior de Hitler durante la Primera Guerra Mundial</ref> porque el dirigente alemán percibía la independencia de la [[Sturmabteilung|SA]] y la inclinación de sus miembros hacia la violencia callejera como una amenaza contra su poder. [[Adolf Hitler|Hitler]], además, quería el apoyo de los líderes de la ''[[Reichswehr]]'', la organización militar oficial de [[Alemania Nazi|Alemania]] que temían y despreciaban a la [[Sturmabteilung|SA]] y, en particular la ambición de [[Ernst Röhm|Röhm]] de que su organización absorbiese a la [[Reichswehr]]. Finalmente, [[Adolf Hitler|Hitler]] usó la purga en contra de los críticos conservadores de su régimen, especialmente contra aquellos que eran leales al vicecanciller [[Franz von Papen]], y para vengarse de sus antiguos enemigos.



Revisión del 21:04 16 feb 2010

La Noche de los Cuchillos Largos (en alemán Nacht der langen Messer) u Operación Colibrí fue una purga que tuvo lugar en Alemania entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, cuando el régimen nazi llevó a cabo una serie de ejecuciones políticas. Se puede incluir dentro del marco de actos que realizó el Partido Nazi para apoderarse de todas las estructuras del estado alemán. Muchos de los que fueron asesinados esos días pertenecían al Sturmabteilung (SA), una organización paramilitar nazi. Adolf Hitler se opuso a la SA y a su líder, Ernst Röhm,[1]​ porque el dirigente alemán percibía la independencia de la SA y la inclinación de sus miembros hacia la violencia callejera como una amenaza contra su poder. Hitler, además, quería el apoyo de los líderes de la Reichswehr, la organización militar oficial de Alemania que temían y despreciaban a la SA y, en particular la ambición de Röhm de que su organización absorbiese a la Reichswehr. Finalmente, Hitler usó la purga en contra de los críticos conservadores de su régimen, especialmente contra aquellos que eran leales al vicecanciller Franz von Papen, y para vengarse de sus antiguos enemigos.

Murieron al menos 85 personas durante la purga, aunque el número total de fallecidos pudo ascender a cientos,[2][3]​ y más de mil oponentes del régimen fueron arrestados.[2]​ La mayor parte de los asesinatos los llevó a cabo la Schutzstaffel (SS), un cuerpo de élite nazi, y la Gestapo (acrónimo de Geheime Staatspolizei, "Policía Secreta del Estado"), la policía secreta del régimen. La purga reforzó y consolidó el apoyo del Reichswehr a Hitler, aportando fundamentos jurídicos al régimen, ya que las cortes alemanas rápidamente dejaron a un lado cientos de años de prohibición de ejecuciones extra-jurídicas para demostrar su lealtad a Hitler.

Antes de la ejecución, quienes la planearon se referían a ella como “Colibrí” (en alemán, Kolibri), ya que esta era la contraseña que se usaría para enviar a los escuadrones de ejecución el día elegido.[4]​ Parece ser que el nombre en clave de la operación fue elegido arbitrariamente. La frase Noche de los Cuchillos Largos en alemán es anterior a esta masacre y se refiere en general a cualquier acto de venganza. Su origen podría estar en la masacre de los hombres de Vortigern por los mercenarios anglos, sajones y jutos del mito del rey Arturo, que recibió el mismo nombre.[5]​Actualmente, los alemanes aún usan el término Röhm-Putsch (Golpe de Röhm) para describir este suceso. Este es el nombre que usaron durante el régimen nazi para indicar que los asesinados tenían que ser necesariamente eliminados para evitar un golpe de estado. Muchos autores alemanes suelen entrecomillar este nombre o nombrarlo como el así llamado Röhm-Putsch.[6]


Contexto histórico

Hitler y la Sturmabteilung

El presidente Paul von Hindenburg nombró a Hitler canciller el 30 de enero de 1933.[7]​ A lo largo de los meses siguientes, durante la llamada Gleichschaltung (“Sincronización” en alemán), Hitler logró prohibir todos los partidos políticos rivales de Alemania y en el verano de ese mismo año, el país se había convertido en un estado unipartidista bajo el control del partido único, el Partido Nazi. Sin embargo, pese a la rápida consolidación de su autoridad política, Hitler no ejercía el poder absoluto. Como canciller, Hitler no lideraba el ejército, que estaba bajo control de Hindenburg, un respetado mariscal que se encontraba frágil y senil. Aunque muchos oficiales militares estaban impresionados por las promesas de Hitler sobre un ejército mayor y mejor y una política exterior más agresiva, el ejército se mantuvo independiente durante los primeros años del régimen nazi.

Archivo:Rohm.jpg
Ernst Röhm fue el principal dirigente de la SA. Sus ambiciones políticas y el recelo que inspiraba en los líderes nazis fueron unos de los principales motivos que llevaron a la "Operación Colibrí".

La SA, una organización paramilitar, se mantenía autónoma respecto al Partido Nazi. Ésta evolucionó a partir del movimiento de los Freikorps surgido tras la Primera Guerra Mundial. Los Freikorps eran una organización nacionalista compuesta básicamente por veteranos alemanes desencantados y enfadados que creían que su gobierno había traicionado a Alemania y los había vendido a los países enemigos al rendirse y aceptar los humillantes términos del Tratado de Versalles (1919). Los Freikorps se opusieron a la nueva República de Weimar. Ernst Röhm fue el comandante de los Freikorps de Baviera, donde recibió el sobrenombre del Rey de las ametralladoras de Baviera porque era el responsable de almacenar y repartir metralletas ilegales a las unidades de los Freikorps. Posteriormente se convirtió en comandante de la SA. Durante las décadas de 1920 y 1930, la SA funcionó como una milicia privada que Hitler usaba para intimidar a sus rivales y sabotear los mítines de los otros partidos políticos, especialmente de los socialdemócratas y comunistas. También conocidos como “camisas pardas”, los miembros de la SA se hicieron muy notables por sus batallas callejeras con los comunistas.[8]​ Las confrontaciones violentas entre los dos grupos contribuyeron a la desestabilización del experimento democrático de la Alemania de entreguerras, conocido como República de Weimar.[9]​ En junio de 1932, uno de los peores meses de violencia política, hubo más de 400 altercados callejeros, que causaron 82 muertes.[10]​ Esta desestabilización fue crucial en la subida de Hitler al poder, sobre todo porque aseguró que si llegaba a la cancillería, acabaría con la violencia.

El nombramiento de Hitler como canciller, seguido de la supresión de todos los partidos políticos menos el nazi, redujo, aunque no terminó, con la violencia de los camisas pardas. Desprovistos de mítines comunistas que interrumpir y acostumbrados a la violencia, los camisas pardas a menudo protagonizaron altercados en las calles. Golpeaban a los viandantes y posteriormente se enfrentaban a los policías que acudían a terminar con los altercados.[11]​ En 1933 hubo numerosas quejas del comportamiento de los miembros de la SA; incluso el Ministerio de Exteriores alemán se quejó de los ataques a los diplomáticos extranjeros.[12]​ Este comportamiento molestaba a los elementos más conservadores de la sociedad, como el ejército.

El siguiente movimiento de Hitler fue reforzar su posición con el ejército enfrentándose a sus enemigos, la SA.[13]​ El 6 de julio de 1933, ante un grupo de oficiales nazis de alto rango, Hitler declaró que tras el triunfo del Nacional Socialismo en Alemania debían consolidar el poder. En ese discurso afirmó que “La corriente de la revolución no ha sido detenida, pero debe ser canalizada en el seguro curso de la evolución”.[14]

El discurso de Hitler señaló su intención de frenar a la SA, cuyo poder había crecido rápidamente en los años 30. Este no era un objetivo fácil ya que la SA había aportado muchos de los votos que había recibido el Partido Nazi. La SA registró un gran aumento en sus filas durante la Gran Depresión, cuando muchos alemanes perdieron su fe en las instituciones tradicionales y había conseguido llenar de fervor nacionalista y solidario a la clase media.[15]​ Muchos de sus miembros creían en la promesa del Nacional Socialismo y esperaban que el régimen nazi tomase medidas económicas más radicales, tales como acabar con las grandes fincas de la aristocracia. El hecho de que el gobierno no llevase a cabo tales reformas desilusionó a aquellos que esperaban una revolución económica ligada a la política.[16]

Conflicto entre el ejército y la SA

La voz más disconforme con la situación y la que pedía con más insistencia la continuación de la revolución alemana era la de Röhm.[17]​ Como uno de los primeros miembros del partido nazi, Röhm había participado en el Putsch de Múnich, el fallido intento de Hitler de alcanzar el poder por la fuerza en 1923. Era un veterano de la Primera Guerra Mundial que alardeaba de que ejecutaría a doce hombres por cada camisa marrón asesinado.[18]​ Röhm veía la violencia como un medio para alcanzar fines políticos. Se tomó muy en serio la promesa socialista del nacionalsocialismo y pedía a Hitler y a los otros líderes del partido que iniciasen una reforma a gran escala en Alemania.

No contento con la simple dirección de la SA, Röhm presionó al canciller alemán para que lo nombrase Ministro de Defensa, un cargo que ejercía el general Werner von Blomberg.[19]​ Aunque algunos críticos lo apodaban el “León de Goma” por su devoción a Hitler, Blomberg no era nazi y, por tanto, representaba el nexo de unión entre el gobierno y el partido. Blomberg y muchos de sus oficiales fueron reclutados entre la nobleza prusiana y consideraban que los miembros de la SA eran plebeyos que amenazaban el tradicional alto status del que gozaban los miembros del ejército en la sociedad alemana.[20]

Logotipo de la Sturmabteilung.

Si el ejército regular mostraba desagrado por las masas que pertenecían a la SA, muchos camisas marrones sentían la misma aprensión hacia el ejército ya que no lo veían suficientemente comprometido con la revolución nazi. Max Heydebreck, un líder de la SA en Rummelsburg denunció al ejército ante sus compañeros, diciéndoles que “Algunos de los oficiales del ejército son unos cerdos. La mayoría de los oficiales son demasiado viejos y necesitan ser reemplazados por jóvenes. Nosotros queremos esperar hasta que Papá Hindenburg muera, y entonces la Sturmabteilung marchará contra el ejército”.[21]

Pese a la hostilidad entre los camisas marrones y el ejército, Blomberg y otros militares veían la SA como una fuente de reclutas para un mayor y revitalizado ejército. Röhm, sin embargo, quería eliminar a los aristócratas prusianos de los altos mandos, siendo la Sturmabteilung el centro del nuevo ejército. Limitado por el Tratado de Versalles a cien mil soldados, los líderes del ejército observaban nerviosos cómo los miembros de la SA sobrepasaban los tres millones de hombres a principios de 1934.[22]​ En enero de ese año Röhm presentó un memorando a Blomberg en el que pedía que la SA reemplazase al ejército regular como fuerza nacional y que el Reichwehr se convirtiese en parte de la SA.[23]

En respuesta, Hitler se encontró con Blomberg y los líderes de la SA y las SS el 28 de febrero. Bajo la presión del canciller, Röhm firmó a regañadientes un documento según el cual reconocía y acataba la supremacía del Reichswehr sobre la Sturmabteilung. Hitler anunció a los presentes que la SA actuaría como fuerza auxiliar del ejército y no al contrario. Después de que Hitler y la mayor parte de los oficiales del ejército hubieran abandonado la sala, Röhm afirmó que no aceptaría órdenes de “ese ridículo cuerpo”, en referencia a Hitler.[24]​ Aunque Hitler no tomó ninguna acción inmediata contra Röhm por su estallido impertinente, este suceso ahondó la brecha entre ambos.

Aumento de la presión contra la SA

Pese al acuerdo con Hitler, Röhm seguía albergando la idea de un nuevo ejército alemán dirigido por la SA. En la primavera de 1934, esta idea entró en conflicto directo con el plan de Hitler de consolidar su poder y expandir el Reichwehr. Debido a que sus respectivos planes eran contradictorios, Röhm sólo podría tener éxito a expensas de Hitler. Como resultado de esto, se produjo una disputa dentro del partido entre Röhm y los más cercanos al canciller, incluidos el líder prusiano Hermann Göring, el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels, el jefe de la SS, Heinrich Himmler y el ayudante de Hitler, Rudolf Hess.

Todos estos hombres eran veteranos del movimiento nazi y apoyaban a Hitler por ser su líder. Sin embargo, Röhm continuó mostrando su independencia y su poca lealtad al canciller alemán. La irritación de Röhm por la burocracia del partido molestaba a Hess. La violencia de la SA en Prusia preocupaba en gran medida a Göring, Primer Ministro prusiano.[25]​ Para aislar a Röhm, el 20 de abril de 1934, Göring transfirió el control de la policía política de Prusia a Himmler, quien, según creía Göring, sería un buen apoyo contra Röhm.[26]​ Himmler envidiaba la independencia y el poder de la SA, aunque él, al mismo tiempo había comenzado la reconversión de la SS de un grupo de guardaespaldas de los líderes nazis en un cuerpo de élite leal a él mismo y a Hitler. Esta lealtad se mostró muy útil cuando la cúpula nazi decidió actuar contra Röhm y la SA.

Franz von Papen fue vicecanciller durante los primeros años del régimen nazi, y uno de sus principales críticos.

Las peticiones a Hitler de que limitase el poder de la SA aumentaron. El ala más conservadora del ejército, la industria y el partido pusieron a Hitler bajo presión para que redujese la influencia de la Sturmabteilung y actuase contra Röhm. Lo que más les preocupaba de Röhm eran sus ambiciones políticas, incluso más que su homosexualidad, algo inaceptable en la mentalidad nazi. El 17 de junio, Franz von Papen encabezó estas demandas en un discurso en la Universidad de Marburg en el que avisaba del peligro de una segunda revolución.[27]​ Privadamente, von Papen, un aristócrata católico con lazos con la industria y el ejército, amenazó con dimitir si Hitler no actuaba.[28]​ Aunque su dimisión como vicecanciller no amenazaba la posición de Hitler, sería sin embargo una vergonzosa muestra de discrepancias dentro del partido.

En respuesta a la presión conservadora, Hitler partió hacia Neudeck para reunirse con Hindenburg. Blomberg, quien se encontraba con el presidente, reprochó a Hitler no haber actuado antes contra Röhm. Le dijo al canciller que Hindenburg se estaba planteando declarar la ley marcial y ceder el gobierno al ejército si Hitler no tomaba acciones contra los camisas marrones.[29]​ Hitler llevaba meses dudando si enfrentarse a Röhm o no hacerlo debido al gran poder de Röhm como líder de una milicia con tres millones de miembros. Sin embargo, la amenaza de Hindenburg, la única persona en Alemania con autoridad para deponerlo, de declarar la ley marcial fue crucial para que se decidiese a actuar. Abandonó Neudeck con la intención de destruir a Röhm y arreglar cuentas pendientes con antiguos enemigos. Tanto Himmler como Göring se alegraron de la decisión de Hitler ya que tenían mucho que ganar con la caída del líder de la SA: Himmler, la independencia de la SS; Göring, la eliminación de cualquier rival para conseguir el mando del ejército.[30]

Durante la preparación de la purga, tanto Himmler como su ayudante Reinhard Heydrich, jefe del Servicio de Seguridad de la SS, redactaron un expediente con pruebas de que Röhm había recibido de Francia doce millones de marcos por derrocar a Hitler. Los principales oficiales de la Schutzstaffel recibieron el 24 de junio el expediente falsificado en el que se mostraba cómo pretendía usar Röhm a la SA contra el gobierno, lo que pasó a conocerse como Röhm-Putsch, el Golpe de Röhm.[31]​ Mientras, Göring y Himmler, con orden de Hitler, crearon listas de gente fuera de la SA que querían asesinar. El 27 de junio Hitler se aseguró la cooperación del ejército.[32]​ Blomberg y el general Walter von Reichenau consiguieron expulsar a Röhm de la Liga de Oficiales Alemanes y pusieron al ejército en alerta.[33]​ Hitler se sentía suficientemente seguro en su posición como para acudir a una boda en Essen, aunque apareció agitado y preocupado. Desde allí llamó al adjunto de Röhm en Bad Wiessee y ordenó a los líderes de la SA que se reuniesen con él el 30 de junio.[30]

La purga

Aproximadamente a las cuatro y media de la mañana del 30 de junio de 1934, Hitler y su entorno volaron hacia Múnich. Desde el aeropuerto se trasladaron al Ministerio del Interior de Baviera, donde se reunieron con los líderes de la SA responsables de los disturbios que se habían producido la noche anterior. Enfurecido, Hitler arrancó las charreteras de la camisa de Obergruppenführer de Schenidhuber, el jefe de la policía de Múnich, por haber fallado en su misión de mantener el orden en la ciudad. Schneidhuber fue ejecutado al día siguiente.[34]​ Mientras los camisas marrones eran conducidos a la cárcel, Hitler reunió un gran grupo de miembros de la SS y de la policía y fue hacia el Hotel Hanselbauer, en Bad Wiesse, donde Röhm y sus seguidores estaban esperando.[35]

En Bad Wiesse, Hitler en persona arrestó a Röhm y otros altos cargos de la SA. De acuerdo con Erich Kempka, uno de los hombres presentes en la redada, Hitler encontró a Röhm con dos detectives portando sendas pistolas con los seguros quitados y la SS encontró al líder de la SA de Breslau, Edmund Heines, en la cama con un soldado de la SA de dieciocho años.[36]​ Goebbels enfatizó estos datos en la propaganda posterior para justificar la purga como un golpe a la inmoralidad.[37]​ Tanto Heines como su compañero fueron asesinados en la habitación en la que fueron encontrados por orden directa de Hitler.[34]​ Mientras tanto, la SS arrestaba a un gran número de líderes de la SA mientras salían del tren que habían tomado para acudir a la reunión con Röhm.[38]​ El comandante de las SA en Berlín, Karl Ernst, fue ejecutado por participar en la supuesta conspiración, aunque en ese momento se encontraba en su luna de miel.[34]

El hecho de que en ningún momento hubiese existido ningún plan de Röhm para derrocar al régimen no evitó que Hitler denunciase a los líderes de la SA.[37]​ Al volver a la sede del partido en Múnich, Hitler se dirigió a la gente allí congregada. Consumido por la rabia, Hitler denunció “la peor traición de la historia”. El canciller contó a la muchedumbre que “los sujetos indisciplinados y desobedientes y los elementos asociales y enfermos” serían inhabilitados. El gentío, que incluía a numerosos miembros de la SA que habían conseguido escapar al arresto, aplaudieron estas palabras. Hess, presente entre la gente, incluso se ofreció voluntario para disparar a los traidores él mismo.[38]​ Goebbels, quien había estado con Hitler en Bad Wiesse, puso en marcha la última fase del plan. Cuando volvió a Berlín, telefoneó a Göring y le dijo la palabra clave, Kolibri, para ordenar la salida de los escuadrones de ejecución en busca de sus víctimas desprevenidas.[37]

Contra los conservadores y los antiguos enemigos

Archivo:Gregor Strasser.jpg
Gregor Strasser, presidente del partido nazi entre 1923 y 1925. Fue uno de los enemigos de los que Hitler se deshizo aprovechando la purga contra la SA.

El régimen no se limitó a purgar la SA. Habiendo previamente metido en prisión o exiliado a los más destacados líderes social-demócratas y comunistas, Hitler aprovechó la ocasión para moverse contra los conservadores en los que consideraba que no podía confiar. Esto incluía al vicecanciller Papen y los de su círculo más cercano. En Berlín, por orden de Göring, una unidad armada de la SS irrumpió en la vicecancillería. Oficiales de la Gestapo que acompañaban a este grupo de la SS dispararon al secretario de Papen, Herbert von Bose, sin molestarse en arrestarlo antes. La Gestapo arrestó y posteriormente ejecutó a Edgar Jung, el autor del discurso de Papen en Marburg y se deshicieron de su cuerpo enterrándolo en una zanja.[39]​ La Gestapo también mató a Erich Klausener, el líder de Acción Católica, muy cercano a Papen.[34]​ El vicecanciller también fue arrestado pese a sus protestas de que él no podía ser detenido. Aunque Hitler ordenó que fuese liberado pocos días después, Papen no volvió a atreverse a criticar al régimen nazi.[40]

Hitler, Göring y Himmler enviaron a la Gestapo contra sus enemigos personales también. Kurt von Schleicher, el canciller que precedió a Hitler, y su mujer fueron asesinados en su casa, como también lo fueron Gregor Strasser, un antiguo nazi que había enfadado a Hitler al salirse del partido en 1932, Gustav Ritter von Kahr, el antiguo staatskomissar (comisario de estado) de Baviera que acabó con el golpe de estado de 1923.[41]​ La muerte de Kahr fue especialmente cruel: su cuerpo fue hallado en un bosque fuera de Múnich; había sido golpeado con picos hasta la muerte. El asesinato incluyó, al menos, una víctima accidental: Willi Schmid, el crítico de música del Münchner Neuste Nachrichten, un periódico de Múnich. La Gestapo lo confundió con Ludwig Schmitt, un antiguo seguidor de Otto Strasser, hermano de Gregor Strasser.[42]​ Esta ola de violencia desmedida fue uno de los motivos por los que se temía a la Gestapo como policía secreta nazi.

La suerte de Röhm

El líder de la SA fue retenido brevemente en la Prisión Stadelheim en Múnich, mientras Hitler decidía qué le sucedería. Por un lado los servicios prestados al régimen nazi estaban a su favor, y por otro lado no podía permanecer en la cárcel indefinidamente y un juicio público podría abrir una investigación sobre la purga.[43]​ Al final Hitler decidió que Röhm debía morir. El 2 de julio, a instancias de Hitler, Theodor Eicke, el comandante del campo de concentración de Dachau, y el oficial de la SS Michel Lippert visitaron a Röhm. Una vez dentro de la celda de Röhm, le tendieron una pistola cargada y le dijeron que tenía diez minutos para suicidarse o ellos lo harían por él. Röhm objetó que “si tenía que morir, que lo hiciese Hitler en persona”.[34]​ Al no haber oído ningún disparo en el tiempo acordado, volvieron a la celda y lo encontraron de pie y con el pecho desnudo, desafiándolos.[44]​ Lipper le disparó a quemarropa.[45]

Consecuencias

Hitler triunfante pasando revista a los miembros de la SA en 1935.

Como la purga costó la vida a tantos alemanes importantes, fue imposible mantenerla en secreto. En un principio, sus ideólogos no se pusieron de acuerdo en cómo manejar el asunto. Göring ordenó a la policía quemar todos los documentos relacionados con la masacre.[46]​ Goebbels, por su parte, intentó evitar que los periódicos publicasen las listas de muertos, aunque el 2 de julio usó la radio para describir cómo Hitler había evitado que Röhm y Schleicher diesen un golpe de estado y llevasen al país al caos.[42]​ El 13 de julio, Hitler justificó la purga en un discurso retransmitido a nivel nacional al ejército:[47]

En esta hora yo era responsable de la suerte del pueblo alemán, así que me convertí en el juez supremo de la gente alemana. Di la orden de disparar a los cabecillas de esta traición y, además di orden de cauterizar la carne cruda de las úlceras de los pozos envenenados de nuestra vida doméstica para permitir a la nación conocer que su existencia, la cual depende de su orden interno y su seguridad, no puede ser amenazada con impunidad por nadie. Y hacer saber que en el tiempo venidero, si alguien levanta su mano para golpear al Estado, la muerte será su premio.[48]

Interesado en presentar la masacre como una actuación legal, Hitler consiguió que su gabinete aprobase una medida el 3 de julio en la que se declaraba que “las medidas tomadas el 30 de junio, el 1 y el 2 de julio para evitar asaltos traicioneros son legales como actos de autodefensa por parte del Estado”.[49]​ El Ministro de Justicia del Reich, Franz Gürtner, un conservador que había sido Ministro bávaro de Justicia durante la República de Weimar, demostró su lealtad al nuevo régimen redactando el decreto, lo que concedió carácter legal a la purga. Fue convertido en ley por el Ministro del Interior, Wilhelm Frick. La “Ley Referente a Medidas de Auto-Defensa del Estado” legalizaba retroactivamente los asesinatos cometidos durante la purga.[50]​ La fuerza legal del régimen se hizo más importante cuando el principal jurista de Alemania, Carl Schmitt, escribió un artículo defendiendo el discurso del 13 de julio de Hitler. El artículo se llamó “El Führer defiende la Ley".[51]

Reacción

El ejército aplaudió casi por unanimidad la “Noche de los Cuchillos Largos” pese a que supuso la muerte de dos de sus generales, Kurt von Schleicher y Ferdinand von Bredow. El enfermo presidente Hindenburg, el mayor héroe militar de Alemania, envió un telegrama expresando su “profunda gratitud”.[52]​ El general von Reichenau llegó a confirmar públicamente la mentira de que Schleicher estaba conspirando para derrocar al gobierno. El apoyo del ejército a la purga, sin embargo, tuvo numerosas consecuencias a largo plazo. La humillación de la SA puso fin a la amenaza que suponía para el Reichwehr pero, al mantenerse al lado de Hitler durante la purga, vinculó estrechamente al ejército con el régimen nazi.[53]​ Un capitán retirado, Edwin Planck pareció darse cuenta de esto al decirle a su amigo, el general Werner von Fritsch: “si miras sin mover un dedo, sufrirás la misma suerte antes o después”.[54]​ Otra excepción dentro del ejército fue el mariscal de campo August von Mackensen, quien criticó los asesinatos de Schleicher y Bredow en la reunión anual del Estado Mayor en febrero de 1935.[55]

Sin una prensa independiente que informase sobre el suceso de la purga, los rumores sobre la Noche de los Cuchillos Largos se propagaron rápidamente. Muchos alemanes escucharon las noticias oficiales, dirigidas por Goebbels, con gran escepticismo. Al mismo tiempo, sin embargo, muchos otros aceptaron las palabras del régimen y creyeron que Hitler había salvado a Alemania del caos.[56]​ Luise Solmitz, una profesora de Hamburgo, reflejó los sentimientos de muchos alemanes cuando escribió en su diario sobre la valentía, decisión y efectividad de Hitler, incluso lo comparó con Federico el Grande, el legendario rey de Prusia.[2]​ Otros estaban horrorizados por la escalada de ejecuciones y la relativa permisividad de muchos de sus compatriotas. A muchos no se les escapó que la mayoría de las víctimas habían jugado un papel importante en el ascenso de Hitler al poder.[57]​ La envergadura de la masacre y la ubicuidad de la Gestapo llevaron a todos aquellos que no aprobaban la purga a guardar silencio con respecto a ella.

Hitler nombró a Victor Lutze como sustituto de Röhm al frente de la SA. El canciller le ordenó poner fin a la homosexualidad, al libertinaje y la embriaguez en la Sturmabteilung.[58]​ Hitler le dijo expresamente que terminase con el uso de recursos económicos de la SA en limusinas y banquetes, que consideraba como evidencias de la extravagancia del cuerpo.[58]​ Lutze, un hombre débil, hizo poco por conseguir la independencia de la SA y ésta fue perdiendo poder progresivamente en la Alemania nazi. El régimen hizo retirar el nombre de Röhm de todas las hojas de las dagas decorativas de la SA y sustituirlo por las palabras Blut und Ehre (Sangre y Honor, en alemán). El número de miembros descendió de tres millones en 1934 a 1,2 millones en 1938.[59]

La Noche de los Cuchillos Largos representó el triunfo de Hitler y un punto de inflexión en el gobierno alemán y estableció a Hitler como “el juez supremo del pueblo alemán”. Posteriormente, en 1942, Hitler adoptó formalmente este título. Las leyes que prohibían los asesinatos extrajudiciales fueron eliminadas. Pese a algunos esfuerzos iniciales de algunos fiscales de tomar acciones legales contra aquellos que llevaron a cabo los asesinatos, las cuales fueron rápidamente anuladas, parecía que ninguna ley podría limitar a Hitler su uso del poder.[60]​ La Noche de los Cuchillos Largos también sirvió para enviar un claro mensaje al público de que ni los alemanes más destacados eran inmunes al arresto o incluso la ejecución si el régimen nazi los consideraba una amenaza.

Referencias

  1. Ernst Röhm era un antiguo oficial del ejército imperial y superior de Hitler durante la Primera Guerra Mundial
  2. a b c Evans (2005), pág. 39. “Se sabe que, al menos ochenta y cinco personas fueron asesinadas sin ningún procedimiento legal contra ellos. Göring arrestó a aproximadamente mil personas”.
  3. Kershaw, Hitler, (1999), pág. 517. “De las ochenta y cinco víctimas, sólo de ellos cincuenta eran hombres de la SA. Algunas estimaciones, sin embargo, elevan el número total de muertos hasta 150 o 200.”
  4. Kershaw, Hitler, (1999), pág. 515.
  5. «Sites of the King Arthur Myths». 
  6. ""Röhm-Putsch"". Deutsches Historisches Museum (DHM), Museo Histórico Alemán.
  7. Tras la instauración del régimen nazi, la política de Hitler se orientó a congraciarse con los industriales y los militares con el fin de consolidar un régimen que, aun gozando de un gran apoyo popular, no había obtenido la mayoría absoluta en las últimas elecciones de 1932
  8. Reiche (2002), págs. 120–121.
  9. Toland (1976), pág. 266.
  10. Shirer (1960), pág. 165.
  11. Evans (2005), pág. 23.
  12. Kershaw, Hitler, (1999), pág. 501
  13. Kershaw, Hitler, (1999), pág. 435
  14. Evans (2005), pág. 20.
  15. Schoenbaum, (1997) págs. 35–42. “La teoría más general, la que afirma que el Nacional Socialismo era una revolución de la clase media baja, es defendible pero inadecuada”.
  16. Bullock (1958), pág. 80. “Pero en origen el nazi era un partido anticapitalista, y esta parte del programa nacional socialista no fue tomada en serio por muchos miembros del partido pero tuvo gran importancia durante la depresión económica. La seriedad con la que se tomó Himmler el carácter socialista del Nacional Socialismo fue una de las principales causas de desacuerdo y división dentro del partido nazi hasta el verano de 1934”
  17. Frei (1987), pág. 126. La cita se le atribuye al jefe de la SA de Breslau, Edmund Heines.
  18. Frei (1987), pág. 13.
  19. Evans (2005), pág. 24.
  20. Wheeler-Bennett (2005), págs. 712–739.
  21. Bessel (1984), pág. 97.
  22. Evans (2005), pág. 22.
  23. Wheeler-Bennett (2005), pág. 726.
  24. Evans (2005), pág. 26.
  25. Martin and Pedley (2005), pág. 33.
  26. Evans (2005), pág. 29.
  27. Papen (1953), págs. 308–312.
  28. Papen (1953), pág. 309.
  29. Wheeler-Bennett (2005), págs. 319–320.
  30. a b Evans (2005), pág. 31.
  31. Evans (2005), pág. 30.
  32. O'Neill (1967), pág. 72–80.
  33. Bullock (1958) pág. 165.
  34. a b c d e Shirer (1960), pág. 221.
  35. Bullock (1958), pág. 166.
  36. Entrevista a Kempka
  37. a b c Kershaw, Hitler, (1999), pág. 514.
  38. a b Evans (2005), pág. 32.
  39. Evans (2005), pág. 34.
  40. Evans (2005), págs. 33–34.
  41. Spielvogel (2005) págs. 78–79.
  42. a b Evans (2005), pág. 36.
  43. Fest, Joachim (1974). Hitler. Harcourt, 458.
  44. Evans (2005), pág. 33.
  45. Años después, en 1957, las autoridades alemanas juzgaron a Lippert en Munich por el asesinato de Röhm. Fue uno de los pocos participantes de la purga que no escapó de la justicia, pues Eicke había muerto en combate en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.
  46. Kershaw, Hitler, (1999), pág. 517.
  47. Fest (1974), pág. 469.
  48. Traducido del texto en alemán:
    in dieser Stunde war ich verantwortlich für das Schicksal der deutschen Nation und damit des deutschen Volkes oberster Gerichtsherr. Meuternde Divisionen hat man zu allen Zeiten durch Dezimierung wieder zur Ordnung gerufen. Ich habe den Befehl gegeben, die Hauptschuldigen an diesem Verrat zu erschießen, und ich gab weiter den Befehl, die Geschwüre unserer inneren Brunnenvergiftung und der Vergiftung des Auslandes auszubrennen bis auf das rohe Fleisch. Die Nation muss wissen, dass ihre Existenz von niemandem ungestraft bedroht wird. Und es soll jeder für alle Zukunft wissen, dass, wenn er die Hand zum Schlag gegen den Staat erhebt, der sichere Tod sein Los ist.
  49. Fest (1974), pág. 468.
  50. Evans, Richard (2005). The Third Reich in Power. Penguin Group, 72.
  51. Kershaw, Hitler, (1999), pág. 519.
  52. Fest (1974), pág. 470.
  53. Martin and Pedley (2005), pág. 33–34.
  54. Höhne (1970), págs. 113–118.
  55. Schwarzmüller, 299–306.
  56. Kershaw, Myth, (2001), pág. 87. “Estaba claro que había una amplia aceptación de la engañosa propaganda del régimen”.
  57. Klemperer (1998), pág.74. “¡Un canciller sentencia y dispara a los miembros de su ejército privado!
  58. a b Kershaw, Hitler, (1999), pág. 520.
  59. Evans (2005), pág. 40.
  60. Evans (2005), pág. 72. “Tras la Noche de los Cuchillos Largos, el Ministro de Justicia Franz Gürtner cortó de raíz los intentos de algunos fiscales locales de iniciar procedimientos contra los asesinos”.

Bibliografía

  • Bessel, Richard (1984). 'Political Violence and the Rise of Nazism: The Storm Troopers in Eastern Germany 1925–1934'. New Haven: Yale University Press. ISBN 0-30-003171-8. 
  • Bullock, Alan (1958). 'Hitler: A Study in Tyranny'. Nueva York: Harper. 
  • Martin Collier, Phillip Pedley (2005). 'Hitler and the Nazi State'. Nueva York: Harcourt. ISBN 0-43-532709-7. 
  • Evans, Richard (2005). 'The Third Reich in Power'. Nueva York: Penguin Group. ISBN 0-14-303790-0. 
  • Fest, Joachim (1974). 'Hitler'. Nueva York: Harcourt. ISBN 0-15-602754-2. 
  • Frei, Norbert (1987). 'National Socialist Rule in Germany: The' Führer State 1933–1945. Oxford: Oxford University Press. ISBN 0-63-118507-0. 
  • Geoffrey of Monmouth (1966). 'The History of the Kings of Britain'. Translated by Lewis Thorpe. Penguin Classics. ISBN 0-14-044170-0. 
  • Höhne, Heinz (1970). 'The Order of the Death's Head: The Story of Hitler's SS'. Nueva York: Coward-McCann. ISBN 0-14-139012-3. 
  • Kempka, Erich. Library of Congress: Adolf Hitler Collection, C-89, 9376-88A-B, Erich Kempka interview, October 15, 1971. 
  • Kershaw, Ian (1999). 'Hitler: 1889–1936 Hubris'. Nueva York: W. W. Norton & Company. ISBN 0-39-332035-9. 
  • Kershaw, Ian (2001). 'The "Hitler Myth": Image and Reality in the Third Reich'. Oxford: Oxford University Press. ISBN 0-19-280206-2. 
  • Klemperer, Victor (1998). 'I Will Bear Witness: The diaries of Victor Klemperer'. Nueva York: Random House. ISBN 0-679-45969-1 |isbn= incorrecto (ayuda). 
  • O'Neill, Robert (1967). 'The German Army and the Nazi Party 1933–1939'. Nueva York: James H Heineman. ISBN 0-68-511957-2. 
  • Reiche, Eric G (2002). 'The Development of the SA in Nürnberg, 1922–1934'. Cambridge: Cambridge University Press. ISBN 0-52-152431-8. 
  • Schoenbaum, David (1997). 'Hitler's Social Revolution: Class and Status in Nazi Germany, 1933–1939'. W. W. Norton & Company. ISBN 0-39-331554-1. 
  • Schwarzmüller, Theo (1995). 'Zwischen Kaiser und "Führer": Generalfeldmarschall August von Mackensen, eine politische Biographie'. Paderborn: Dtv. ISBN 3-42-330823-0. 
  • Shirer, William L. (1960). 'The Rise and Fall of the Third Reich '. Nueva York: Simon and Schuster. ISBN 0-67-172868-7. 
  • Spielvogel, Jackson J. (1996). 'Hitler and Nazi Germany: A History'. New York: Prentice Hall. ISBN 0-13-189877-9. 
  • Toland, John (1976). 'Adolf Hitler: The Definitive Biography'. Nueva York: Doubleday. ISBN 0-38-542053-6. 
  • Wheeler-Bennett, John (2005). 'The Nemesis of Power: The German Army in Politics 1918–1945'. Palgrave Macmillan. ISBN 1-40-391812-0. 
  • Von Papen, Franz (1953.). 'Memoirs'. London: Dutton.  Parámetro desconocido |asin= ignorado (ayuda)

Véase también

Enlaces externos