Diferencia entre revisiones de «Querubín»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Página blanqueada
Diegusjaimes (discusión · contribs.)
m Revertidos los cambios de 190.21.152.46 a la última edición de Fhaidel
Línea 1: Línea 1:
{{wikificar}}
{{Otros usos|Querubín (desambiguación)}}
Según la teología cristiana, un ''querubín'' es un tipo de ángel, el segundo de los nueve coros o jerarquías angélicas. Se consideran los guardianes de la gloria de Dios. Su nombre significa "plenitud de conocimiento" o "rebosante de sabiduría". Su extrema inteligencia les permite conocer a Dios como ningún ser humano puede hacerlo. Tienen un poder superior al de los ángeles malos y de acuerdo con el Apocalipsis su velocidad es como la de un relámpago.

La palabra querubín viene del griego querub, que pudiera significar “toro, o los próximos o segundos”, en referencia al coro angélico que es liderado por los Serafines. Después de los siglos pasa a ser una palabra con la cual nosotros queremos decir “un niño con alas.” Según el DRAE y el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de Joan Corominas, querubín viene del hebreo “kerubim” con el mismo significado, “angelito”. Ahora bien, en su etimología hebrea, “Karov” significa “cercano.” Como en la disposición de los coros de los ángeles, los querubines están cercanos a Dios, se los llamaron “Krubím.” Existen discusiones por la grafía de la palabra que suena igual (krubím y crubín), pero en hebreo se escribe con otras letras.

Los querubines son seres que pueden ser vistos solo por quienes son “elevados” a una dimensión superior, es decir, a un estado en el que el cielo “se abre para ellos” (Ezequiel 1:1; Ap 4:1,2; 19:11).
En los contados casos en que eso ocurre, la descripción zoomorfica que se hace de los “ministros” de Dios [querubines (semejantes a animales con cuatro alas –Ez 1:6-), serafines (semejantes a animales con seis alas –Isaías 6:2-), o arcángeles (seres en forma de antorchas –Ap 1:4; 4:5-)] es representativa '''de las diferentes funciones que esos seres celestiales cumplen ante el Creador'''.

Muchas otras naciones han exhibido figuras parecidas como símbolos de la Deidad; por ejemplo, los egipcios, en sus imágenes de Serapis, como describe Macrobio en su Saturnalia; los griegos tenián a Hécate de tres cabezas, y los Latinos tenían también imágenes de Diana con tres caras, según nos informa Ovidio en su ''Ecce procul ternis hecate variata figuris''. Virgilio la describe asimismo en el libro cuarto de la Eneida. Porfirio y Eusebio escriben otro tanto de Proserpina. Los vándalos tenían una divinidad provista de muchas cabezas, a la cual daban el nombre de Triglaf. Las antiguas razas germánicas tenían el ídolo Rodigast con cuerpo humano y cabeza de toro, águila y hombre.

Los persas también incorporaron “Kerubes” guardianes, como se pueden ver hoy día en las ruinas de Persépolis (Irán). Tenían algunas figuras de Mithras con cuerpo de hombre, cabeza de león
y cuatro alas. Añádanse a esto las quimeras, las esfinges de Egipto, Moloch y la Astarté de los sirios. A través del mazdeísmo y sus jerarquías angélicas, el término pasa a designar a un tipo de
“ángel o mensajero divino” (del griego ἀγγελος) en parte de las escrituras cristianas. Durante la cautividad babilónica o persa, este término pasa a la Biblia Hebraica, y así prepara el traspaso al Nuevo Testamento, que le dará la forma definitiva.

De todas formas la palabra se encuentra testimoniada en acadio, asirio y babilónico, en escritura cuneiforme. De ahí pasa al hebreo, al griego y latín. Para estas culturas el querubín era un genio alado, guardián sagrado de las puertas, en forma de animal, especialmente bajo el aspecto de un toro con cabeza humana y alado. Se usaba como figura de un genio apotropaico, como por ejemplo, en las puertas del templo de Isthar de Babilonia, conservadas en el museo de Pérgamo de Berlín, en las colecciones de arte mesopotámico del museo arqueológico de Estambul, en el British Museum de Londres, en el Museo del Louvre.

[[Categoría:Angelología]]
[[Categoría:Teología cristiana]]


[[bat-smg:Cherubins]]
[[bg:Херувим]]
[[ca:Querubí]]
[[cs:Cherub]]
[[da:Kerub]]
[[de:Cherub]]
[[el:Χερουβείμ]]
[[en:Cherub]]
[[fi:Kerubi]]
[[fr:Chérubin]]
[[he:כרוב (תנ"ך)]]
[[it:Cherubino]]
[[ja:智天使]]
[[ko:커룹]]
[[la:Cherubim]]
[[lt:Cherubinas]]
[[ml:കെരൂബ്]]
[[nl:Cherubijn]]
[[nn:Kjerubar]]
[[no:Kjeruber]]
[[pl:Cherub]]
[[pt:Querubim]]
[[ro:Heruvim]]
[[ru:Херувимы]]
[[sk:Cherub]]
[[sv:Kerub]]
[[th:ดรุณเทพ]]
[[tl:Kerubin]]
[[uk:Херувим]]
[[zh:智天使]]

Revisión del 19:48 26 mar 2010

Según la teología cristiana, un querubín es un tipo de ángel, el segundo de los nueve coros o jerarquías angélicas. Se consideran los guardianes de la gloria de Dios. Su nombre significa "plenitud de conocimiento" o "rebosante de sabiduría". Su extrema inteligencia les permite conocer a Dios como ningún ser humano puede hacerlo. Tienen un poder superior al de los ángeles malos y de acuerdo con el Apocalipsis su velocidad es como la de un relámpago.

La palabra querubín viene del griego querub, que pudiera significar “toro, o los próximos o segundos”, en referencia al coro angélico que es liderado por los Serafines. Después de los siglos pasa a ser una palabra con la cual nosotros queremos decir “un niño con alas.” Según el DRAE y el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de Joan Corominas, querubín viene del hebreo “kerubim” con el mismo significado, “angelito”. Ahora bien, en su etimología hebrea, “Karov” significa “cercano.” Como en la disposición de los coros de los ángeles, los querubines están cercanos a Dios, se los llamaron “Krubím.” Existen discusiones por la grafía de la palabra que suena igual (krubím y crubín), pero en hebreo se escribe con otras letras.

Los querubines son seres que pueden ser vistos solo por quienes son “elevados” a una dimensión superior, es decir, a un estado en el que el cielo “se abre para ellos” (Ezequiel 1:1; Ap 4:1,2; 19:11). En los contados casos en que eso ocurre, la descripción zoomorfica que se hace de los “ministros” de Dios [querubines (semejantes a animales con cuatro alas –Ez 1:6-), serafines (semejantes a animales con seis alas –Isaías 6:2-), o arcángeles (seres en forma de antorchas –Ap 1:4; 4:5-)] es representativa de las diferentes funciones que esos seres celestiales cumplen ante el Creador.

Muchas otras naciones han exhibido figuras parecidas como símbolos de la Deidad; por ejemplo, los egipcios, en sus imágenes de Serapis, como describe Macrobio en su Saturnalia; los griegos tenián a Hécate de tres cabezas, y los Latinos tenían también imágenes de Diana con tres caras, según nos informa Ovidio en su Ecce procul ternis hecate variata figuris. Virgilio la describe asimismo en el libro cuarto de la Eneida. Porfirio y Eusebio escriben otro tanto de Proserpina. Los vándalos tenían una divinidad provista de muchas cabezas, a la cual daban el nombre de Triglaf. Las antiguas razas germánicas tenían el ídolo Rodigast con cuerpo humano y cabeza de toro, águila y hombre.

Los persas también incorporaron “Kerubes” guardianes, como se pueden ver hoy día en las ruinas de Persépolis (Irán). Tenían algunas figuras de Mithras con cuerpo de hombre, cabeza de león y cuatro alas. Añádanse a esto las quimeras, las esfinges de Egipto, Moloch y la Astarté de los sirios. A través del mazdeísmo y sus jerarquías angélicas, el término pasa a designar a un tipo de “ángel o mensajero divino” (del griego ἀγγελος) en parte de las escrituras cristianas. Durante la cautividad babilónica o persa, este término pasa a la Biblia Hebraica, y así prepara el traspaso al Nuevo Testamento, que le dará la forma definitiva.

De todas formas la palabra se encuentra testimoniada en acadio, asirio y babilónico, en escritura cuneiforme. De ahí pasa al hebreo, al griego y latín. Para estas culturas el querubín era un genio alado, guardián sagrado de las puertas, en forma de animal, especialmente bajo el aspecto de un toro con cabeza humana y alado. Se usaba como figura de un genio apotropaico, como por ejemplo, en las puertas del templo de Isthar de Babilonia, conservadas en el museo de Pérgamo de Berlín, en las colecciones de arte mesopotámico del museo arqueológico de Estambul, en el British Museum de Londres, en el Museo del Louvre.