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Agustín de Iturbide
Agustín I de México
Emperador de México

Agustín I de México

1.° Emperador de México
19 de mayo de 1822 - 19 de marzo de 1823
Predecesor Juan O'Donojú
Jefe Político Superior y Capitán General
Sucesor Supremo Poder Ejecutivo
Presidente de la Regencia
29 de septiembre de 1821 - 18 de mayo de 1822
Información personal
Nombre completo Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu
Coronación 21 de julio de 1822
Nacimiento 27 de septiembre de 1783
Morelia, Michoacán, Nueva España
Fallecimiento 24 de julio de 1824 (41 años)
Padilla, Tamaulipas México
Sepultura Padilla, Tamaulipas México
Familia
Casa real Casa de Iturbide
Padre José Joaquín de Iturbide y Arreguí
Madre María Josefa de Arámburu y Carrillo de Figueroa
Consorte Ana María Huarte
Hijos véase Descendientes

Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu o Agustín I de México (Valladolid (hoy Morelia), Michoacán, 27 de septiembre de 1783 - Padilla, Tamaulipas, 19 de julio de 1824) fue un militar y político novohispano. Durante la primeras etapas de la guerra por la Independencia de México, Iturbide militó en el ejército realista combatiendo a los insurgentes. Posteriormente, durante el marco del trienio liberal en España, fue designado comandante para combatir a Vicente Guerrero, jefe de los rebeldes en la Sierra Madre del Sur. Con ideología opuesta a la implementación de la Constitución de Cádiz, decidió pactar con las fuerzas insurgentes. Proclamó el Plan de Iguala en febrero de 1821 y firmó en agosto del mismo año los Tratados de Córdoba con Juan O'Donojú. De esta manera se logró consumar la independencia el 27 de septiembre de 1821. Presidió la regencia del primer gobierno provisional mexicano, en mayo de 1822, fue proclamado emperador y coronado dos meses más tarde con el nombre de Agustín I de México. En febrero de 1823, los antiguos insurgentes de ideas republicanas e inconformes con el régimen imperial se levantaron en armas, poco después, los borbonistas unieron sus fuerzas para apoyar el derrocamiento de Iturbide. El emperador decidió abdicar en marzo de 1823 y se exilió en Europa. Durante su ausencia, el Congreso mexicano lo declaró traidor a la patria girando órdenes para aprehenderlo en caso de que el antiguo emperador volviese a pisar territorio mexicano. Iturbide sin conocer esta resolución, regresó a México en julio de 1824, al desembarcar en Tamaulipas, fue arrestado y ejecutado por un pelotón de fusilamiento.

Historia

Primeros años

Sus padres fueron José Joaquín de Iturbide y Arreguí, oriundo de la villa de Pamplona, España y de María Josefa de Arámburu y Carrillo de Figueroa, originaria de Valladolid, Michoacán. Ingresó al Seminario Tridentino para estudiar gramática latina, pero abandonó los estudios cuando tenía quince años de edad, para trabajar en la administración de la hacienda de su padre. En 1797, se integró al servicio militar como alférez del regimiento provincial de Valladolid. El 27 de febrero de 1805, contrajo matrimonio con Ana María Josefa Huarte y Muñiz,[1]​ hija de Isidro Huarte, intendente provincial del distrito y a la vez, nieta del marqués de Altamira. Con la dote recibida, de cien mil pesos, compró la hacienda de Apeo en Maravatío.

Durante la crisis política de 1808 en México, simpatizó con el movimiento golpista encabezado por Gabriel Yermo. En 1809, con el grado de teniente, fue partícipe en la represión de la Conjura de Valladolid que encabezaron los conspiradores José Mariano Michelena y José María García Obeso. En octubre de 1810, se negó a colaborar en el alzamiento independentista de Miguel Hidalgo y Costilla, quien le había ofrecido el rango de teniente general. Ante el avance de los insurgentes, decidió huir a la Ciudad de México, tiempo después, participó en la batalla del Monte de las Cruces, bajo las órdenes de Torcuato Trujillo.[1]​ Su actuación fue premiada por el virrey Francisco Xavier Venegas, quien lo nombró capitán de la compañía de Huichapan del batallón de Toluca.[2]​ Su trayectoria se distinguió por sofocar varias insurrecciones de rebeldes que luchaban por la independencia de México. En 1811 fue destinado al sur del país, donde combatió contra las guerrillas independentistas de Albino García Ramos, a quien capturó en 1812 y de Ramón López Rayón a quien derrotó en el Puente de Salvatierra en 1813. Ese año recibió los despachos de coronel, y continuó combatiendo contra los independentistas como comandante general de la provincia de Guanajuato.

En 1815, derrotó a José María Morelos, pero fue vencido en Cóporo por Ignacio López Rayón, sus logros le valieron su ascenso a coronel.[2]​ El cura de Guanajuato, Antonio Labarrieta, acusó a Iturbide por haber destruido y monopolizado el comercio de la localidad; por detener los convoyes acaparando la venta de lana, azúcar, aceite y cigarros, fingiendo expediciones del real servicio.[3]​ Las denuncias acumuladas en su contra, sumadas a nuevas protestas de los comerciantes de Guanajuato, llevaron al Virrey Félix María Calleja a destituirlo en 1816, acusado de malversación de fondos y abuso de autoridad. Aunque fue absuelto por mediación del auditor de guerra real, no regresó al mando de su ejército. Se retiró a sus propiedades en Michoacán, al año siguiente, se estableció en la Ciudad de México en donde estuvo inactivo.[4]

De acuerdo al historiador Lucas Alamán, cuando Iturbide fue vencido en Cóporo se lamentó con el capitán Vicente Filisola por el derramamiento de sangre, expresando que la independencia se podría lograr con suma facilidad realizando un pacto entre los insurgentes y las tropas del rey, pero consideraba que era necesario "exterminar á los primeros, por el gran desorden que los distinguía y después poner en planta un plan regular".[3]

El conspiración de la Profesa

El triunfo de la revolución liberal de Rafael de Riego en España en 1820 desencadenó en la Nueva España varios temores: por un lado, los sectores conservadores deseaban evitar la aplicación de las medidas radicales que estaban impulsando los diputados en las Cortes de Madrid; por el otro, los liberales novohispanos quisieron aprovechar el restablecimiento de la constitución liberal española de 1812 para obtener la autonomía del virreinato.[5]​ Los conservadores, conformados por la clase aristócrata y el clero, comenzaron a reunirse en el Oratorio de San Felipe Neri, a dichas reuniones se les conoce como la Conspiración de la Profesa y fueron dirigidas por el canónigo Matías de Monteagudo. Por ser de índole secreto no se conocen con certeza los nombres de todos los participantes. Sin embargo algunos de ellos habían participado en el golpe de Estado durante la crisis política de 1808 en México,[6]​ con el objetivo de desconocer a la constitución liberal y mantener la vigencia de las leyes viejas para gobernar la colonia.[7]​ Se trazaron diversos planes durante el desarrollo de los acontecimientos que ocurrieron en la península ibérica, el último consistió en proclamar la independencia de Nueva España para establecer una monarquía la cual sería dirigida por un infante de España. Para realizar este propósito se requería de un jefe militar de prestigio en el ejército y que mereciese la confianza absoluta de los conservadores. De esta manera los participantes de dichas reuniones convencieron al virrey Juan Ruiz de Apodaca para que designara a Iturbide comandante general del sur.[8]​ El 9 de noviembre de 1820, con motivo de la renuncia del comandante del Sur, Gabriel Armijo, el virrey mandó llamar a Iturbide para sustituirlo. El 13 de noviembre, el cargo le fue reiterado. El día 15, un día antes de salir hacia el sur, el nuevo comandante solicitó el grado de brigadier y la asignación del antiguo regimiento de Celaya.[9]

«Así, pues, mi amado y respetado general, me tomo la libertad de rogarle particularmente con el mayor encarecimiento, que se digne poner á mis órdenes toda la tropa que le he pedido para esta campaña. Un esfuerzo de V.E. hecho en el momento, es el que va á decidir de la acción. Lo espero con la mayor confianza, porque V.E. no puede dejar de conocer con su perspicacia y ojo militar, que la oportunidad perdida en la guerra suele ser la desgracia de un reino, y que esta oportunidad muchas veces no es de un mes ni de un día, sino acaso de un segundo. Ejecutado el golpe que tengo meditado, las tropas podrán volver á sus demarcaciones respectivas, y si entretanto la capital (lo que Dios no permita) llamase la atención, volaré á su socorro lo mismo que á cualquiera otro punto de preferencia..»
Carta de Agustín de Iturbide al virrey Apodaca del 19 de noviembre de 1820.[10]

Mientras tanto, los liberales planeaban que el compadre de Iturbide, Juan Gómez de Navarrete, recién electo diputado a las Cortes, promoviera un Plan de Independencia en Madrid, que consistía en llamar a uno de los miembros de la familia real a México para gobernarlo. Al mismo tiempo que esto ocurriera, Iturbide debía marchar al sur con sus tropas, supuestamente para combatir al general Vicente Guerrero, uno de los pocos dirigentes independentistas que quedaban, pero también para convencerlo de unirse a un nuevo plan que conciliaba tanto los intereses y posiciones de los liberales como de los conservadores.

Campaña contra Guerrero y Ascencio

La comandancia general del Sur abarcaba desde los distritos de Taxco e Iguala hasta la costa del Océano Pacífico. Los soldados realistas controlaban en la zona norte Zacualpan, Cuernavaca y Cuautla; en la zona poniente bajo el mando del coronel Ráfols Tejupilco, Sultepec y Temascaltepec; en la zona oriente bajo el mando del teniente coronel Miota Ometepec, Tlapa y la Mixteca Alta; el curso del río Mezcala, desde la confluencia del Cutzamala hasta la desembocadura en el océano estaba a cargo del teniente coronel Juan Isidro Marrón; el resto de la tropa que había sido comandada por Armijo, se encontraba en Acapulco, Tixtla, Chilapa, Teloloapan y otros pequeños pueblos. Mientras que Pedro Ascencio, segundo de Guerrero se encontraba en la Ajuchitlán y las montañas de la Coronilla.[11]

Quinientos diecisiete hombres del antiguo regimiento de Celaya, comandados por el capitán Francisco Quintanilla, se concentraron en Acámbaro y partieron hacia Teloloapan para quedar a disposición de Iturbide en el mes de diciembre de 1820.[10]​ Otro contingente de doscientos hombres del batallón de Murcia se reunió con el comandante en Tejupilco. Iturbide se entrevistó con Quintanilla y le confió el borrador de lo que sería el Plan de Iguala, a pesar de ser contrario a las órdenes con las que había salido de la capital, Quintanilla decidió secundarlo al igual que los capitanes Manuel Díaz de Lamadrid y José María González. El cuerpo de caballería de Frontera comandado por el coronel Epitacio Sánchez, que también había estado combatido en el Bajío, se unió a las fuerzas realistas. Para el 21 de diciembre, un total de 2 500 efectivos conformaron la tropa principal.[12]

El 22 de diciembre, el teniente coronel Carlos Moya con un grupo de cuatrocientos hombres persiguió a las fuerzas comandadas por Vicente Guerrero en la sierra de Jaliaca. Al mismo tiempo, el coronel José Antonio de Echávarri persiguió a las fuerzas del insurgente Pedro Ascencio. Dos cuerpos de tropas realistas partieron del Fuerte de San Diego y se colocaron en las cercanías de Mezcala para cortar la comunicación de las fuerzas de los insurgentes.

Pedro Ascencio con un grupo de ochocientos hombres, venció a la retaguardia de Iturbide cerca de Tlatlaya el 28 de diciembre de 1820, en consecuencia murieron ciento ocho soldados realistas y el capitán José María González. La acción oportuna del capitán Quintanilla al mando de los granaderos de la Corona y de los dragones de España permitió que Iturbide se replegara a Teololapan. Para apoyar a a la tropa, el virrey envió 35 000 pesos reunidos por la Audiencia de México y 25 000 pesos enviados por el obispo de Guadalajara, Juan Ruiz de Cabañas.[13]

Cinco días más tarde, el 2 de enero de 1821, el propio Guerrero con cuatrocientos hombres, venció a una columna subalterna mandada por Carlos Moya en la Batalla de Zapotepec, cerca de Chilpancingo. Cuando Iturbide se percató que los insurgentes tenían la ventaja de conocer mejor el terreno y que vencerlos podría llevarle largo tiempo, decidió adelantar el plan que había dado a conocer a sus capitanes, y envió a Vicente Guerrero una carta el 10 de enero, en la cual le proponía una alianza.[14]

«..Sin andar con préambulos, que no son el caso, hablaré con franqueza que es inseparable de mi carácter ingenuo. Soy interesado como el que más en el bien de esta Nueva España, país en que como Ud. sabe he nacido, y debo procurar por todos medios su felicidad. Ud. está en el caso de contribuir á ella de un modo muy particular, y es, cesando las hostilidades, y sugetándose con las tropas de su cargo á las órdenes del gobierno, en el concepto de que yo dejaré á Ud. el mando de su fuerza, y aun le proporcionaré algunos auxilios para la subsitencia de ella..»
Carta de Agustín de Iturbide dirigida a Vicente Guerrero del 10 de enero de 1821.[14]

En el documento, informó a Guerrero, que los antiguos insurgentes José Sixto Verduzco, Nicolás Bravo e Ignacio López Rayón ya habían sido liberados de su prisión, que diputados novohispanos habían partido a España, para manifestar en el Congreso de la Península, el deseo para que Fernando VII, a alguno de los infantes Carlos o Francisco gobernasen la Nueva España. Al mismo tiempo, le comentó que tenía fuerzas suficientes para vencerlo y que podía contar con mayores recursos militares los cuales le serían enviados desde la capital.[14]

Guerrero que ya había rechazado una oferta de indulto con anterioridad, tomó con cautela la propuesta de Iturbide y le respondió en una carta fechada el 20 de enero, que había percibido ciertas ideas de liberalismo. Explicó bajo su punto de vista, como los americanos se habían levantado en armas, durante la cautividad de Fernando VII, en contra de los peninsulares para no subyugarse al designio de las Cortes españolas. Expresó la inconformidad que los insurgentes sintieron cuando se enteraron del trato inequitativo que se había dado a los diputados americanos y de la forma en que el virrey Venegas había rechazado sus propuestas.[15]

«Usted y todo hombre sensato, lejos de irritarse con mi rústico discurso, se gloriarán de mi resistencia; y sin faltar á la racionalidad, justicia y sensibilidad no podrán redargüir á estas mis reflexiones, supuesto que no tienen otros principios que la salvación de la patria, por la que Ud. se manifiesta interesado. Si ésta inflama á Ud., ¿qué, pues, le retarda para declararse por la más pura de todas las causas? Sepa Ud. distinguir, y no se confunda; defienda Ud. sus verdaderos derechos, y esto le labrará la corona más grande: entienda Ud. que yo no soy de aquellos que aspiran á dictar leyes, ni pretendo erigirme en tirano de mis semejantes; decídase Ud. por los verdaderos intereses de la nación, y entonces tendrá la satisfacción de verme militar á sus órdenes, y conocerá un hombre desprendido de la ambición, y que sólo aspira á sustraerse de la opresión, y no á elevarse sobre las ruinas de sus compatriotas...»
Carta de Vicente Guerrero dirigida a Agustín de Iturbide, el 20 de enero de 1821.[15]

Guerrero expresó el poco optimismo al respecto de los diputados que habían viajado a la península, reiteró que la divisa de su causa era independencia y libertad. Puntualizó que no se amedrentaba ante las fuerzas militares y que todo lo que no fuera concerniente con la independencia, se disputaría en el campo de batalla.[15]

El 25 de enero, Pedro Ascencio atacó a las fuerza del coronel Ráfols en Totomaloya, obligando a los realistas a replegarse hacia Sultepec. El 27 de enero, el coronel realista Francisco Antonio Berdejo con una fuerza de trescientos hombres combatió a los insurgentes en las cercanías de Chichihualco en lugar denominado el Espinazo o la Cueva del Diablo, durante la escaramuza los realistas tuvieron ciento cincuenta bajas y tuvieron que retirarse cuando se les acabaron las municiones.

Abrazo de Acatempan

El 4 de febrero, desde Tepecuacuilco, Iturbide escribió una segunda carta a Guerrero en la que le propusó reunirse cerca de Chilpancingo, para sellar un pacto de paz, enviando a Antonio Mier y Villagómez como su emisario.[16]​ El 10 de febrero, de acuerdo a Lorenzo de Zavala, se efectuó una reunión en Acatempan en donde Guerrero e Iturbide respaldados por sus tropas, se reunieron, conversaron y se abrazaron para sellar la paz. De acuerdo a Lucas Alamán, fue José Figueroa el comisionado por los insurgentes para reunirse con el comandante realista.[17]​ A partir de entonces, las fuerzas militares de Guerrero se pusieron a las órdenes de Iturbide, este último notificó al virrey la noticia el 18 de febrero. El virrey recibió la noticia con júblio sin sospechar el desenlace.

El capitán Manuel Díaz de Lamadrid partió de Telolopán con las órdenes de reunirse con el brigadier Pedro Celestino Negrete para solicitar su cooperación. El capitán Francisco Quintanilla partió hacia Valladolid y Guanajuato con la misma misión para contactar al coronel Quintanar, al coronel Anastasio Bustamante y al teniente coronel Luis Cortazar. Por su parte, Iturbide se reunió en Sultepec con el teniente coronel Miguel Torres. En Veracruz, los diputados que estaban dispuestos a viajar al Congreso de España, fueron enterados por Juan Gómez Navarrete —representante de Michoacán e íntimo amigo de Iturbide— del plan que se iba a proclamar, pero la mayor parte de ellos vio con desconfianza la noticia, el 13 de febrero casi todos ellos se embarcaron en la fragata Pronta a excepción de Zozaya, González Angulo y Cantarines, representantes de Guanajuato, Puebla y Oaxaca.[18]

Plan de Iguala

El 24 de febrero de 1821, se proclamó el Plan de Iguala,[19]​ un programa político de veinticuatro puntos, cercano tanto a los tradicionalistas católicos como a los liberales. Entre los puntos más importantes se declaraba la independencia de Nueva España, se proponía un régimen monárquico moderado constitucional adecuado a la entidad cuyo trono era ofrecido a Fernando VII de España o a alguno de sus hermanos, así como la exclusividad de la religión católica "sin tolerancia de otra alguna".[20]​ Iturbide envió el documento al virrey Apodaca, al arzobispo Pedro de Fonte, al canónigo Matías Monteagudo, a los oidores Isidro Yánez y José María Fagoaga, al síndico Juan Francisco Azcárate y Lezama, así como a otros personajes importantes de la capital, proponiendo además, formar la Junta Gubernativa tal y como lo señalaba el punto cinco del documento. En una carta particular dirigida a Apodaca, Iturbide le pidió presidir la Junta Gubernativa, le dijo que no creía que Fernando VII hubiese jurado voluntariamente la Constitución de Cádiz y que si el monarca o su familia accedían a gobernar Nueva España, se podría redactar una constitución moderada la cual permitiría el fuero del clero y reintegraría las preeminencias de las que habían sido despojados los miembros de la Iglesia.[21]

Para sostener el plan, se conformó el llamado Ejército Trigarante (religión, independencia y unión) que reúne las tropas de Iturbide y de los insurgentes y al que se irían uniendo poco a poco la mayoría de las demás guarniciones realistas del país. El 2 de marzo, Iturbide se reunió con sus oficiales en Celaya, se celebró una misa y se juró obediencia a la religión, a la independencia y a Fernando VII.[22]​ En la capital, el 3 de marzo, el virrey Apodaca publicó una proclama para exhortar a los habitantes para no leer los planes seductores emanados del jefe rebelde, los cuales eran contrarios a la Constitución que se había jurado ocho meses antes; el Ayuntamiento de México también publicó el mismo día, una proclama dirigida a los habitantes para resistir los ataques e intrigas del servil despotismo, exhortándolos en nombre de la religión a permanecer fieles al rey, a la Constitución y a las autoridades legítimas. Los absolutistas que habían participado en la Conspiración de la Profesa, vieron con recelo que el Plan de Iguala desvanecía sus ilusiones y transtornaba sus planes, irritados, se unieron al gobierno en la tarea de reprimir a Iturbide.[23]

El 14 de marzo, el virrey declaró que Iturbide estaba fuera de la protección de la ley, ofreció un indulto general a quienes hubiesen jurado el Plan de Iguala, siempre y cuando reiterasen su juramento de fidelidad a la Constitución y al rey.[24]​ En la Ciudad de México se formó el Ejército del Sur con una tropa de cinco mil hombres inicialmente bajo el mando del mariscal de campo Pascual de Liñán y del brigadier Javier de Gabriel. El coronel José Gabriel de Armijo fue nombrado nuevamente comandante general del Sur, se unieron el batallón de Castilla del coronel Francisco Hevia, el batallón del Infante Carlos, parte de la caballería del regimiento del Príncipe y el coronel Juan Ráfols que se encontraba en Tejupilco.[25]

Campaña del Ejército Trigarante

El panorama de las fuerzas realistas fieles al virrey desplegadas en Nueva España no era halgüeño para el Ejército Trigarante. En La Mixteca se encontraba el coronel Samaniego, en Oaxaca el coronel Manuel de Obeso, en San Luis Potosí la caballería de fieles bajo el mando del coronel Zarzosa, en Puebla el batallón Extremadura, en las Provincias Internas de Oriente el brigadier Joaquín Arredondo, en las Provincias Internas de Occidente el mariscal de campo Alejo García Conde, en Durango el brigadier Diego García Conde, en Nueva Galicia el mariscal José de la Cruz, el Batallón Navarra en Zacatecas, en Michoacán el teniente coronel Manuel Rodríguez de Cela, en Querétaro y la Sierra Gorda el brigadier Luaces, en Orizaba y Córdoba el coronel Hevia, en la costa de sotavento cubriendo Alvarado, Tlacotalpan y la sierra de Tuxtepec el capitán de fragata Juan Bautista Topete, en la costa de barlovento el capitán Antonio López de Santa Anna, en Tampico y la Huasteca potosina el capitán Llorente, en Jalapa y Perote se encontraban los regimientos de Tlaxcala, dragones de España y la columna de granaderos comandadas por los coroneles Calderón, Horbegoso y Viña respectivamente.[26]

El 16 de marzo, Iturbide envió dos cartas: la primera fue dirigida a Fernando VII notificándole los acontecimientos recientes e invitándolo a Nueva España para asumir el trono; la segunda fue dirigida a las Cortes españolas, en la misiva hacia patente su desdén por Hidalgo, por los insurgentes y por los acontecimientos bélicos que se habían desarrollado, pero advertía estar al frente de un ejército organizado el cual defendería la independencia de la colonia y conminaba a los diputados permitir la separación pacífica de América para evitar un nuevo derramamiento de sangre.[27]

Durante los primeros días las condiciones para Iturbide no fueron del todo favorables, el teniente coronel realista Francisco Rionda retomó la plaza de Acapulco. El teniente coronel Vicente Marmolejo que se encontraba bajo sus órdenes, defeccionó en Cuernavaca al igual que el teniente coronel Tomás Cajigal en Taxco, que el teniente coronel Martín Almela en Tezmalaca y que el general Pascual Liñán en San Antonio. El primer avance lo realizó el coronel Márquez Donayo hacia Cuernavaca y Temixco, obligando al propio Iturbide a replegarse a Teloloapan.[28]​ En contraste, el teniente Celso de Iruela —que había militado en el regimiento de Celaya— se proclamó a favor del Plan de Iguala en Perote, obligando al comandante Agustín de la Viña parapetarse en el castillo de la localidad; muy pronto el teniente coronel José Joaquín de Herrera se incorporó con ochocientos hombres y se logró tomar a viva fuerza el lugar. El 23 de marzo, el cura José Rincón marchó desde Jalapa para tomar la plaza de Orizaba, en el lugar se encontraba Antonio López de Santa Anna quien pudo repeler el ataque del día 25, pero el día 29 Herrera llegó a la plaza, Santa Anna no tuvo más alternativa que adhirirse al Plan de Iguala. En Izúcar, el antiguo insurgente Nicolás Bravo había rechazado una primera invitación para unirse al movimiento, pues desconfiaba de Iturbide, no obstante fue visitado por el comisionado Mier y Villagómez quien lo convenció. Bravo reunió una fuerza de quinientos hombres y se dirigió a Chilpancingo y Tixtla.[29]

En la zona de El Bajío, los coroneles Anastasio Bustamante y Luis Cortazar secundaron el Plan de Iguala, avanzaron a Salvatierra, Celaya y Guanajuato, en este lugar, Bustamante ordenó descender los cráneos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez que se exhibían dentro de jaulas en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas de manera siniestra desde 1811. Al unirse la compañía de ligeros de Querétaro y los dragones de Sierra Gorda, el contingente avanzó hacia Salamanca, Irapuato, Silao, León y San Miguel el Grande logrando reunir a 6 000 efectivos. El 29 de marzo, Apodaca pidió inútilmente a la tropa desertar a la bandera alzada por Iturbide.[30]​ En Apatzingán el sargento mayor Juan Domínguez y en Ario el teniente coronel Miguel Barragán se unieron a los planes independentistas y avanzaron hacia Pátzcuaro. Los capitanes Vicente Filisola y Juan José Codallos se pronunciaron a favor de Iturbide en la villa de Tuzantla. Iturbide se dirigió a El Bajío, no sin antes ordenar a Echávarri y Guerrero defender la zona sur en las cercanías de Mezcala para posteriormente recuperar el puerto de Acapulco.[31]Ramón López Rayón se unió a Iturbide en Cutzamala quien le dio órdenes para dirigirse al cerro de Cóporo en Zitácuaro. En Acámbaro, el primer jefe Iturbide se reunió con Bustamante y Cortazar.[32]

El mariscal de campo realista Pascual Liñán se mantuvo a la expectativa en la hacienda de San Antonio durante el mes de marzo. A principios de abril, los comandantes realistas Márquez Donayo y Gabriel de Armijo realizaron un avance hacia Zacualpan con la finalidad de confrontar a Pedro Ascencio.[33]​ Las fuerzas realistas fueron vencidas en la sierra de Sultepec el 9 y 10 de abril, un segundo intento desde Ixtlahuaca comandado por Francisco Salazar a la cabeza de trescientos realistas fue nuevamente repelido. El 14 de abril en Lerma el capitán Ignacio Inclán se pronunció a favor de la independencia y atacó la retaguardia de los realistas, pero fue derrotado. José Joaquín de Herrera se dirigió a Puebla en donde confrontó a los realistas del general Ciriaco del Llano que eran dirigidos por el teniente coronel Zarzosa, como resultado varios integrantes de la tropa realista defeccionaron y se unieron a Herrera. Zarzosa tuvo que replegarse a la ciudad de Puebla con un puñado de hombres. Herrera avanzó a Chalchicomula y Tepeaca. El coronel realista Hevia inició la persecusión de Nicolás Bravo quien se había dirigido a Huejotzingo, desde esa plaza los independentistas fingieron tomar posición para realizar un ataque sobre Puebla, el plan resultó pues Hevia se vio forzado a regresar a Izúcar, de esta manera, Bravo avanzó a Tlaxcala y Huamantla.[34]​ El 20 de abril, el insurgente Guadalupe Victoria, quien había permanecido refugiado en la "Cueva de la Tía Chana", se reunió con Santa Anna emitiendo un manifiesto, sus antiguos compañeros lo secundaron.[35]

Hevia envió a mil cuatrocientos hombres dirigidos por Ciriaco del Llano para combatir a las fuerzas de José Joaquín de Herrera en Tepeaca. Nicolás Bravo partió en su ayuda, llegando a la zona el 21 de abril, los realistas fueron derrotados.[36]​ El 25 de abril, Antonio López de Santa Anna se dirigió a Alvarado en donde venció a los realistas dirigidos por el capitán Juan Bautista Topete a quien Santa Anna permitió retirarse a Veracruz. Las fuerzas de Herrera se trasladaron a Córdoba, fueron perseguidas por Hevia, quien sitió la plaza el 15 de mayo. El asalto fue dirigido por el propio comandante Hevia quien cayó muerto en la acción, el teniente coronel Blas del Castillo y Luna continuó el ataque pero fue rechazado por los oficiales Francisco de la Llave y José Velázquez. Las acciones militares de los realistas continuaron hasta el día 18 sin lograr el éxito, el día 19 Santa Anna llegó en ayuda de los independentistas para romper el sitio con una fuerza de 300 hombres de infantería y 250 hombres de caballería.[37]​ Los hombres de Blas del Castillo resistieron el embate, el día 20 los realistas pidieron una tregua pero reiniciaron el ataque por la noche, el tiroteo cesó en la madrugada del día 21, los asaltantes abandonaron sus posiciones, fueron perseguidos por la caballería hasta Orizaba.[38]

El 1 de mayo, el primer jefe del Ejército Trigarante se encontraba en León y decidió ponerse en marcha hacia la capital de Nueva Galicia para entrevistarse con el mariscal realista José de la Cruz.[39]​ Iturbide acompañado de Bustamante se reunió con José de la Cruz y Pedro Celestino Negrete el 8 de mayo, Iturbide pidió a De la Cruz que intentara convencer al virrey la aceptación del Plan de Iguala ofreciendo por su parte el cese inmediato de hostilidades. De la Cruz aceptó enviar la oferta al virrey, regresó a Guadalajara y comisionó al teniente coronel Yandiola para viajar a la Ciudad de México con las proposiciones de Iturbide, el virrey rechazó con furia la propuesta. Mientras tanto, el jefe máximo del Ejército Trigarante partió hacia Yurécuaro con la intención de reunir fuerzas y dirigirse a la plaza de Valladolid la cual estaba resguardada por el coronel Quintanar, quien contaba con 1600 hombres y 45 piezas de artillería. El 12 de mayo la caballería del Trigarante avanzó a Huaniqueo mientras que la infantería se estableció en Chucándiro junto al Lago de Cuitzeo.[40]​ Los días 13 y 14, Iturbide envió cartas a Quintanar y al Ayuntamiento en las que pedía la adhesión al Plan de Iguala. La primera reacción de los realistas, fue negativa, sin embargo al igual que en otras ocasiones, parte de la tropa desertó. Juan José Andrade con una gran parte del regimiento de dragones de Nueva Galicia se unió a las fuerzas sitiadoras. El día 18 la ciudad fue rodeada por los trigarantes, ante este panorama, Quintanar optó por capitular. La ciudad fue tomada sin dispararse un solo tiro.[41]

En Ixmiquilpan, el doctor Magos proclamó el Plan de Iguala y un grupo numeroso de habitantes armados lo secundó, pero el 23 de mayo, el coronel realista José María Novoa atacó este nuevo levantamiento. Los realistas provocaron 60 bajas a los independentistas y dispersaron al grupo. En el sur, el coronel trigarante Juan Álvarez había mantenenido sitiado Acapulco.[42]​ El comandante realista Márquez Donayo se había dirigido al puerto, pero recibió órdenes directas del virrey para reunirse con Cristóbal Húber en Tixtla, quien se encontraba combatiendo a las fuerzas de Pedro Ascencio. El 3 de junio, en las proximidades de Tetecala, las fuerzas realistas obtuvieron la victoria. Ascencio murió en combate, se le degolló y su cabeza fue enviada a Cuernavaca para ser expuesta a la población como un trofeo.[43]

En la Ciudad de México, la noticia fue recibida con alegría, pero durante los primeros días de junio, más de doscientos hombres de las guardias de San Lázaro, Candelaria y Belén desertaron y se marcharon para unirse a los trigarantes. En respuesta, el virrey declaró el alistamiento forzoso de todos los varones que tuviesen entre dieciséis y cincuenta años de edad.[44]​ El 13 de junio en Guadalajara, la división de Pedro Celestino Negrete se proclamó a favor de la independencia al igual que el coronel José Antonio Andrade. José de la Cruz tuvo que huir de la capital en dirección de Zacatecas para unirse a las tropas realistas de Hermenegildo Revueltas, mientras que el día 14, la diputación provincial, el cabildo eclesiástico y el tribunal del Consulado juraron el Plan de Iguala. El arzobipo celebró una misa y se cantó el Te Deum.[45]

José de la Cruz se dirigió a Durango, en Saín Alto el batallón mixto de Zacatecas al mando de José María Borrego defeccionó y regresó a su plaza, el resto de las tropas de De la Cruz llegaron a Durango el 4 de julio, en donde fueron bien recibidos por el obispo del lugar, quien era contrario al plan de Iturbide. Por otra parte, el 6 de julio, Negrete entró a la ciudad de Aguascalientes en donde la independencia fue aclamada.[46]

Tratados de Córdoba

  • El 24 de agosto de 1821 Iturbide firma los Tratados de Córdoba con Juan O'Donojú, Teniente General de los Ejércitos de España, que había sucedido al virrey Apodaca como máxima autoridad española en México y con cuya firma queda consumada la independencia del nuevo Imperio Mexicano. El 27 de septiembre fecha del cumpleaños de Agustín, el Ejército Trigarante, con el futuro Emperador Iturbide al frente, entró triunfal a la Ciudad de México. Al día siguiente, una Junta de 38 miembros, presidida por el propio Iturbide, proclama el Acta de Independencia del Imperio Mexicano y constituye una Regencia de cinco miembros: Iturbide, presidente; O'Donojú, don Manuel de la Bárcena, don Isidro Yáñez y don Manuel Velázquez de León. La Junta Provisional Gubernativa nombra también a Iturbide Generalísimo con un sueldo de 120,000 pesos anuales, un millón de capital, 20 leguas cuadradas de terreno en Texas y el tratamiento de Alteza Serenísima.

Iturbide renunció al sueldo que recibiría desde el 24 de febrero al 28 de septiembre, y cedió estos 71 000 pesos para sanear las necesidades del ejército.[cita requerida]

El imperio

El 25 de febrero de 1822 comienza su actividad el Congreso Constituyente del Imperio, que pronto entrará en roces con la Regencia: el Congreso se proclama único representante de la soberanía de la nación, prohíbe los gastos no autorizados por él, y elimina los empréstitos forzosos. Pero el 18 de mayo se produce un motín del regimiento de Celaya exigiendo que Iturbide sea elegido emperador; otras unidades de la guarnición de la capital se unen a la sublevación. Iturbide no deseaba ser coronado Emperador, tan es así que había solicitado a España que enviaran a un infante, para que se hiciera cargo del Imperio Mexicano, pero por la presión popular aceptó y el 21 de julio de 1822 Iturbide fue coronado con el nombre de Agustín I de México, dándosele el tratamiento de Su Alteza Serenísima.

Las provincias de Centroamérica se habían unido al Imperio desde el 5 de enero de 1822, por lo que durante el Imperio de Agustín de Iturbide, la extensión territorial del país fue de 4,871,733 Kilómetros cuadrados, abarcando hacia el sur hasta Costa Rica y hacia el norte las Californias, Nuevo México y Texas.

El imperio enfrentaba la oposición republicana y la resistencia de algunas guarniciones españolas. Una conspiración contra el gobierno fue descubierta en agosto de 1822 y el 26 de ese mes Iturbide apresa y encarcela a varios diputados implicados. Iturbide disolvió el Congreso el 31 de octubre, argumentando "incapacidad" del cuerpo legislativo . En su lugar y con apoyo de algunos diputados, como Lorenzo de Zavala se crea una Junta Instituyente encargada de redactar una Constitución. En diciembre el general Antonio López de Santa Anna se levantó en armas contra el Imperio y a favor de la instauración de un gobierno republicano. El 6 de diciembre Santa Anna y Guadalupe Victoria proclaman el Plan de Veracruz, exigiendo la reinstalación del Congreso y el 24 de enero de 1823 Vicente Guerrero y Nicolás Bravo se pronuncian a favor. Mientras tanto, Iturbide envió al general Echávarri contra Santa Anna; pero Echávarri se adhirió al Plan de Casa Mata, proclamado por Santa Anna el 1 de febrero. Las presiones que recibe Iturbide por parte de sus opositores políticos en la Ciudad de México lo hacen reunir al mismo Congreso que había disuelto antes y abdicar ante él, el 19 de marzo de 1823.

Los últimos meses de su vida

El 22 de marzo Iturbide abandonó la capital escoltado por Nicolás Bravo y el 11 de mayo se embarcó rumbo a Europa. Permaneció un tiempo en Livorno, Italia, para trasladarse luego a Londres. Allí, Iturbide publicó sus memorias. Poco tiempo después decide volver a México, tras enterarse de las intenciones de la Santa Alianza de enviar fuerzas expedicionarias a México con el fin de reconquistarlo para la Corona Española; sin saber que el Congreso lo había declarado culpable del delito de traición a la Patria y convocaba a su inmediato arresto si pisaba de nuevo suelo mexicano. Fue aprehendido al desembarcar en Soto la Marina, Tamaulipas por el general Felipe de la Garza, condenado a muerte y fusilado en Padilla (Tamaulipas). Sus últimas palabras fueron "Mexicanos, ¡Mexicanos, muero con honor por haber venido a ayudaros y gustoso porque muero entre vosotros!". Sus restos fueron enterrados en Padilla, hasta que en 1838, bajo la presidencia de Anastasio Bustamante, se trasladaron a la Ciudad de México y se inhumaron con honores en la Capilla de San Felipe de Jesús en la Catedral Metropolitana, donde permanecen hasta ahora, exhibidas en una urna de cristal.

Su nombre, asociado con la bandera nacional, se conservó durante mucho tiempo en una estrofa de la letra original del Himno Nacional de México (1854), que fue suprimida en 1943:

"Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid."

Descendientes

Después de la ejecución del Emperador, su familia huyó al extranjero y vivió en los Estados Unidos cuatro décadas en el anonimato. La ex Emperatriz Ana María Huarte-Muñiz y Carrillo de Figueroa, falleció en los Estados Unidos, donde varios de sus hijos contrajeron matrimonio. El hijo mayor, Agustín Jerónimo de Iturbide, fue incorporado al ejército de Colombia combatiendo en las filas independentistas en la Batalla de Ayacucho y sirvió como edecán de Simón Bolívar hasta 1830, se marchó de la Nueva Granada en 1831 conviertiéndose en agente diplomático de México en Londres y se dirigió a Estados Unidos donde murió soltero en 1866. El hermano de este, Ángel de Iturbide, que contrajo matrimonio con la estadounidense Alice Green, murió en la Ciudad de México el 18 de julio de 1872. Su hijo único, Agustín de Iturbide y Green, nacido en Washington, DC en 1863, fue adoptado por Maximiliano I como heredero del trono. Murió en los Estados Unidos en 1925, sin haber tenido descendencia de su matrimonio con Luisa Kearney. Otro nieto, Salvador de Iturbide y Marzán, fallecido en 1895, recibió también el título de príncipe durante el reinado de Maximiliano I de México; contrajo nupcias en 1871 con la baronesa Gizella María Terezia Mikos de Tarrodháza. De esa union nació María Josefa de Iturbide y Mikos, fallecida en 1949, quien legó el titulo Príncipe Iturbide y la jefatura de la denominada Casa Real Iturbide a su nieto Maximiliano von Gotzen Iturbide. La Constitución Mexicana no reconoce estos títulos nobiliarios.

Galería

Véase también

Referencias

  1. a b Zárate, 1880; 663
  2. a b Zárate, 1880; 664
  3. a b Zárate, 1880; 665
  4. Muñoz Saldaña, 2009; 180
  5. Villoro, 2009; 518
  6. Villoro, 2009; 519
  7. Villoro, 2009; 519
  8. Zárate, 1880; 662
  9. Zárate, 1880; 666
  10. a b Zárate, 1880; 668
  11. Zárate, 1880; 667
  12. Zárate, 1880; 669
  13. Zárate, 1880, 670
  14. a b c Zárate, 1880; 671
  15. a b c Zárate, 1880; 672-673
  16. Zárate, 1880; 673-674
  17. Zárate, 1880; 675
  18. Zárate, 1880; 676
  19. Vázquez, 2009; 529
  20. González Pedrero, 2005; 129
  21. Zárate, 1880; 680
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  35. González Pedrero, 2005; 102
  36. Zárate, 1880; 699
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  45. Zárate, 1880; 713-714
  46. Zárate, 1880; 715

Bibliografía

Enlaces externos