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Vicente Blasco Ibáñez

Vicente Blasco Ibáñez
Información personal
Nacimiento 29 de enero de 1867 Ver y modificar los datos en Wikidata
Valencia (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 28 de enero de 1928 Ver y modificar los datos en Wikidata
Menton (Francia) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio General de Valencia Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Español
Familia
Hijos
Educación
Educado en Universidad de Valencia Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Escritor, periodista y político
Años activo Siglo XIX.
Cargos ocupados Diputado a Cortes por Valencia (1898-1908) Ver y modificar los datos en Wikidata
Movimiento Realismo y Naturalismo.
Género Novela y periodismo.
Obras notables
Partido político Partido de Unión Republicana Autonomista Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 29 de enero de 1867 - Menton (Francia), 28 de enero de 1928) fue un escritor, periodista y político español.

Biografía

Nació en Valencia el 29 de enero de 1867. Hijo de Ramona Ibáñez y del comerciante Gaspar Blasco. Cursó los estudios de derecho, en la Universitat de València, licenciándose en 1888, a pesar de que prácticamente no ejerció dicha carrera. Dividió su vida entre la política,el periodismo, la literatura y el amor a las mujeres, de las que era un admirador profundo, tanto de la belleza física como de las características psicológicas de éstas. Se definía como un hombre de acción, antes que como un literato. Escribía con inusitada rapidez. Entusiasta de Miguel de Cervantes en torno a la historia y la literatura españolas. Años después, cansado de su vida de colonizador en la que cosechó grandes fracasos, Vicente Blasco Ibañez, uno de los novelistas más famosos de aquel cambio de siglo, marchó a París, coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Ingresó con 20 años en la masonería el 6 de febrero de 1887 adoptando el nombre simbólico de Danton. Formó parte de la Logia Unión nº 14 de Valencia y posteriormente de la logia Acacia nº 25.

Participó en política, caracterizándose por su oposición a la monarquía y sus ideales republicanos, manifestando los mismos en el periódico El Pueblo, que fundó en noviembre de 1894. Fue detenido en 1896 y condenado a varios meses de prisión. Entre los años 1898 y 1907, ocupó escaño en el Congreso de los Diputados representando al Partido Republicano, denominado Unión Republicana, entre el republicanismo unitario y el federalista, más tarde por sus discrepancias con el partido se integró al Partido de Unión Republicana Autonomista.

El novelista y republicano valenciano recibió el encargo personal del presidente francés Raymond Poincaré de escribir una novela sobre la guerra. Y ésta fue Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), que cautivó al público norteamericano.[cita requerida] El autor valenciano cultivó varios géneros dentro de la narrativa. Así, obras como Arroz y tartana (1894), Cañas y barro (1902) o La barraca (1898), entre otras, se pueden considerar novelas regionales. Al mismo tiempo, destacan sus libros de carácter histórico, entre los cuales se encuentran: Mare Nostrum, El caballero de la Virgen, el ya citado Los cuatro jinetes del Apocalípsis (1916), El Papa del Mar, A los pies de Venus o de carácter autobiográfico como La maja desnuda, La voluntad de vivir e incluso Los Argonautas, en la que mezcla algo de su propia biografía con la historia de la colonización española de América. Añádase La catedral, detallado fresco de los entresijos eclesiásticos de la catedral de Toledo.

Murió en Menton (Francia) el 28 de enero de 1928, un día antes de que cumpliera 61 años. Sus restos fueron repatriados cinco años más tarde, durante la Segunda República Española, y llegaron al puerto de Valencia el 29 de octubre de 1933.

Aunque por algunos críticos se le ha incluido entre los escritores de la Generación del 98, la verdad es que sus coetáneos no le admitieron entre ellos. Vicente Blasco Ibáñez fue un hombre afortunado en todos los órdenes de la vida y además se enriqueció con la literatura, cosa que ninguno de ellos había logrado. Además, su personalidad arrolladora, impetuosa, vital, le atrajo la antipatía de algunos. Sin embargo, pese a ello, el propio Azorín, uno de sus detractores, ha escrito páginas extraordinarias en las que manifiesta su admiración por el escritor valenciano. Por sus descripciones de la huerta de Valencia y de su esplendoroso mar, destacables en sus obras ambientadas en la Comunidad Valenciana, su tierra natal, semejantes en luminosidad y vigor a los trazos de los pinceles de su gran amigo, el ilustre pintor valenciano Joaquín Sorolla.

Vicente Blasco Ibáñez era hijo de aragoneses y, aunque sabía hablar valenciano pudiendo apreciarse nimios toques en sus obras, produjo las mismas casi por completo en castellano, a pesar de aportar algún relato corto en valenciano para el almanaque de la sociedad Lo Rat Penat.

Conservó una villa en la Playa de la Malvarrosa de Valencia, a pesar de sus correrías por el mundo, en la que debatía con los intelectuales y amigos de su época. Esta villa actualmente restaurada es la Casa Museo Vicente Blasco Ibáñez.

Quiso ser marino, pero su dificultad para entender las matemáticas le llevó a inclinarse por la abogacía. Su gran capacidad de estudio le permitía preparar las materias de todo un año quince días antes de los exámenes.

Amaba la Música tanto o más que la Literatura. Wagner le apasionaba, su apoteósica música exaltaba su viva imaginación y soñaba con los dioses nórdicos y los héroes mitológicos como Sigfrido, nombre que más tarde pondría a uno de sus hijos. En su obra "Entre Naranjos", nos deleita con el simbolismo de las óperas del célebre compositor. En una reunión típica de la época, en que los jóvenes se reunían para hablar de música y literatura y recitaban poesías, conoce a la que sería su esposa y madre de sus hijos, María Blasco del Cacho.

Comienza a imbricarse en la vida política de Valencia al asistir a las reuniones que el partido La Bandera Federal organizaba en el casino de las Juventudes Federales. En sus primeras intervenciones en público descubre que está dotado de un tremendo poder de persuasión. Si su pluma es certera, no lo es menos su oratoria, capaz de enardecer al auditorio y entusiasmar a las gentes insuflándoles grandes sueños.

No es la llamada cuestión social de lucha de clases, planteada a lo largo del siglo XIX con los primeros brotes de socialismo activo y revolucionario el problema fundamental para Blasco; más bien se enfrenta a la realidad de la Valencia de aquellos tiempos en la que el analfabetismo del pueblo se unía a unas condiciones de vida precarias, y todo ello unido a unas creencias anquilosadas y enemigas de todo mejoramiento. Blasco Ibañez se ve en la necesidad moral de denunciar los abusos y contribuir al progreso del pueblo.

Al organizar manifestaciones contra Cánovas del Castillo, es perseguido por la justicia y se oculta en algunos pueblos, pero finalmente llega a París, donde pasará el invierno de 1890 al 1891. Escribe crónicas de lo que ve para algunos periódicos y comienza su etapa periodística. A los 16 años ya había fundado un periódico semanal que, al ser de menor edad, puso a nombre de un amigo suyo zapatero. Más tarde fundará la editorial Prometeo, aún vigente en nuestros días.

Italia

Perseguido nuevamente por la autoridad, viaja a Italia. La nostalgia de su tierra le hace abocarse a una incesante labor literaria. Surge así En el país del arte, que será una de las mejores guías de Italia. La fastuosidad de los monumentos y la grandeza de su historia pasan por la pluma de uno de los mejores escritores descriptivos de nuestro tiempo. Todas estas crónicas son publicadas en sucesivas entregas en su periódico. La catedral de Milán, el foro romano, en el que la imaginación del artista evoca la victoriosa entrada de las regiones romanas, el Vaticano, las obras de Miguel Ángel y Rafael, La Capilla Sixtina, Nápoles, Pompeya, Florencia, Venecia son descritos con una maestría inusitada.

Ya de regreso a Valencia es apresado y pasa el invierno de 1896 a 1897 en la cárcel de San Gregorio. Allí escribe El despertar de Budha, precioso relato que narra la historia del gran místico Sidharta Gautama cuando huye del palacio de su padre para alcanzar la iluminación bajo el árbol Bodhi.

Madrid

Tiene que residir en Madrid por cuestiones políticas, y aquí conoce a los hermanos Benlliure; Mariano, el famoso escultor que posteriormente esculpiría una estatua con la efigie del novelista, y Juan Antonio, el pintor. Su estudio, dice Blasco, es el templo a la camaradería artística.

Frecuenta la librería San Fernando, donde se relaciona con los intelectuales de su tiempo, Luis Morote, Santiago Rusiñol y Emilia Pardo Bazán, en sus escapadas a Madrid. Conoce a Rodrigo Soriano, periodista de El Imparcial, que se convertirá en su gran amigo, pero posteriormente también en su peor enemigo.

Al igual que en París y en Italia, escribe crónicas para El Pueblo describiendo Madrid.

Tras el asesinato de Cánovas del Castillo y el cambio de gobierno, Blasco regresa a Valencia. El 28 de abril de 1898, es elegido diputado republicano por Valencia en las Cortes, tres días después de haberse declarado la guerra con EE.UU. tras la voladura del Maine.

América

Uno de los retratos que Joaquín Sorolla le hizo al novelista, con el título de "Caballero español", fue adquirido por el museo The Hispanic Society of America de Nueva York. Poco después es él en persona quien viaja al nuevo continente.

Tras una calurosa acogida en Portugal, viaja a Argentina, país que ejerció una profunda impresión en el escritor y donde fue recibido por miles de personas. En Buenos Aires ofreció conferencias sobre los más variados temas: Napoleón, Wagner, pintores del Renacimiento, la Revolución Francesa, Cervantes. Temas de filosofía, de cocina, etc.

De Buenos Aires dice que es un París que habla castellano y en el Club Español de dicha ciudad habla del idioma como gran lazo de unión y de Cervantes como un rey a quien nadie destronaría. De España no nos separa sino el Atlántico - dice - y los mares no son nada ni son de nadie. Después de pasar por Chile, regresa a Madrid para escribir Argentina y sus grandezas, que no se volvió a editar desde que se agotó la primera edición. Tras un trabajo ininterrumpido de 12 y 14 horas diarias durante 5 meses, sale a la luz esta obra en la que cuenta todo lo que ha visto. Enardecido por una curiosidad insaciable, Blasco no descansó hasta recorrerlo todo para dejar viva impresión de ello en su libro.

Pero el escritor volvería a Argentina. En esta oportunidad para ser agricultor. Con otros agricultores valencianos, funda la colonia Cervantes en Corrientes. Pero las excesivas dificultades, producidas en gran parte por la crisis que asola el país, le llevan a tomar la decisión de vender la colonia. Hoy en día, Corrientes y Nueva Valencia son el granero arrocero de la Argentina gracias a los procedimientos de regadío que llevó Blasco Ibáñez y a la labor de aquellos trabajadores valencianos. En Argentina tambien funda la localidad de Cervantes, en la provincia de Río Negro, que actualmente tiene mas de 2.000 habitantes.

En julio de 1914 estalla la guerra europea. Blasco se convierte en corresponsal, visitando los frentes y las líneas de fuego. Con la guerra vienen la muerte, el hambre y la peste, Los cuatro jinetes del Apocalipsis, título de la novela que culminará su gran éxito como escritor.

El libro adquiere gran fama internacional en América, donde se vendieron más de diez millones de ejemplares. Todos quieren conocer al autor, y las fotografías del retrato al óleo que le hizo Sorolla aparecen en todos los periódicos. Es el libro más leído después de la Biblia. Cigarrillos, juguetes, jabones, portan la imagen de los cuatro jinetes. Mister Ibanyés se convierte en el hombre más popular de América. Nuevamente viaja al gran continente y habla en iglesias católicas, protestantes, masónicas, sinagogas. Todos le escuchan.

Obras

La obra de Vicente Blasco Ibáñez, en la mayoría de las historias de la literatura española en uso, por sus características generales se califica como perteneciente al Naturalismo literario. También se pueden observar, en su primera fase, algunos elementos costumbristas y regionalistas.

Títulos

(en orden alfabético)

Adaptaciones al cine

Hollywood fue pionera en llevar a cabo versiones de las novelas del valenciano (según la opinión mayoritaria), pero el cine español de la década de 1900 ya se encargó de realizar alguna adaptación. El propio escritor dirige junto a Ricardo de Baños la primera versión de Sangre y arena. Tuvieron gran éxito Los cuatro jinetes del Apocalipsis, una superproducción de Rex Ingram estrenada en 1921, que convirtió a Rodolfo Valentino en estrella, junto a Nita Naldi (Vincente Minnelli realizó otra versión en 1962); Sangre y arena'' (1922) de Fred Niblo, que consolida a Valentino como astro cinematográfico en todo el mundo, que tuvo una nueva versión con el mismo título dirigida por Rouben Mamoulian en 1941 con Tyrone Power, Linda Darnell, Rita Hayworth y Anthony Quinn; y Mare nostrum (1926) de Rex Ingram, con Antonio Moreno y Alice Terry en un papel de espía predecesor del de Greta Garbo en la película Mata Hari. Precisamente Greta Garbo debutó ese año en Hollywood con dos adaptaciones de Vicente Blasco Ibáñez: El Torrente, dirigida por Monta Bell y basada en Entre naranjos, y La tierra de todos que empezó a dirigir el maestro sueco Mauritz Stiller y terminó Fred Niblo. En 1929 se realizó una cinta con versión muda y sonora llamada La bodega, de Benito Perojo, con Concha Piquer casi debutando en el cine.

Ya en el cine sonoro, sus obras fueron algo olvidadas, aunque sobresale una de sus historias de terror convertida en película: Los muertos andan (1936), donde el célebre realizador Michael Curtiz (Casablanca) dirigía a Boris Karloff. En 1941 se hace otra versión de Sangre y arena con todo lujo de medios y rodándose en technicolor para la 20th Century Fox. En España, Rafael Gil rueda uno de sus mejores títulos adaptando la obra Mare Nostrum en 1948. En el cine hispanoamericano también se hacen versiones de las novelas más famosas del autor (y también en las TV de Brasil o México) durante los 50 y 60, y en Hollywood se adapta una floja versión de La maja desnuda (1958) con Ava Gardner y Tony Franciosa que pasó sin pena ni gloria, y "Los cuatro jinetes del apocalipsis" en un sonoro fracaso de taquilla.

Los años 70 suponen su redescubrimiento a través de la pequeña pantalla en España: "La barraca", "Cañas y barro", etc. con actores de primera línea (Victoria Abril, José Bódalo) y guiones y realización de segunda, pero de gran popularidad.

En los últimos años, brillaron dos producciones españolas para la TV basadas en obras del autor valenciano: Entre naranjos en 1996 dirigida por Josefina Molina, y Arroz y tartana en 2005, con una premiada interpretación de Carmen Maura; así como una menos brillante biografía sobre su vida titulada Blasco Ibáñez en 1998, con Ramón Langa y Ana Obregón.

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