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La inmensa mayoría de los personajes de esta comedia, especialmente Rodrigo de Villagómez y Elvira, son caracteres bien definidos en los que destaca la pasión y la dignidad con la que expresan sus sentimientos. Son, pues, tipos únicos dentro de la pintura de caracteres del teatro alarconiano, que tanta fama le trajo a su autor.<ref>Castro Leal, p. 113.</ref> Con ''Los pechos privilegiados'' Alarcón logra halagar a la realeza, al mismo tiempo que consigue una bien lograda obra teatral.<ref>Fernández, p. 30.</ref>
La inmensa mayoría de los personajes de esta comedia, especialmente Rodrigo de Villagómez y Elvira, son caracteres bien definidos en los que destaca la pasión y la dignidad con la que expresan sus sentimientos. Son, pues, tipos únicos dentro de la pintura de caracteres del teatro alarconiano, que tanta fama le trajo a su autor.<ref>Castro Leal, p. 113.</ref> Con ''Los pechos privilegiados'' Alarcón logra halagar a la realeza, al mismo tiempo que consigue una bien lograda obra teatral.<ref>Fernández, p. 30.</ref>

==== Ediciones ====

* ''Parte segvnda de las comedias del licencia Iuan Rvyz de Alarcón y Mendoza, Relator del Consejo de Indias''. Barcelona: Sebastián de Cormellas, 1634, fols. 89-110v.
* Juan Eugenio Hartzenbusch. Madrid: Rivadeneyra, 1825.
* Ed Barry. París: Garnier Frères, 1904.
* Agustín del Saz. Madrid: 1929.
* Alfonso Reyes. Madrid: Espasa-Calpe, 1937.
* Eduardo Juliá. Zaragoza: Ebro, 1939.
* Agustín Millares Carlo. México: FCE, 1957-1968.
* Margit Frenk. Caracas: Ayacucho, 1982.
* Alba V. Ebersole. Madrid: Cátedra, 1984.
* Juan Oleza y Teresa Ferrer. Barcelona: Planeta, 1986.
* Manuel Sito Alba. Barcelona: Plaza y Janés, 1987.
* Antonio Castro Leal. México: Porrúa, 1988.


=== ''Ganar amigos'' ===
=== ''Ganar amigos'' ===

Revisión del 01:55 29 jul 2010

Juan Ruiz de Alarcón

Retrato de Juan Ruiz de Alarcón, conservado en el Templo de Santa Prisca de Taxco, ca. s. XVIII.[1]
Información personal
Nacimiento 1581 Ver y modificar los datos en Wikidata
Taxco de Alarcón (México) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 4 de agosto de 1639 Ver y modificar los datos en Wikidata
Madrid (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad MéxicoMéxico
Educación
Educado en
Información profesional
Ocupación Escritor, dramaturgo, abogado.
Años activo Siglo de Oro español
Movimiento Barroco
Género Dramática
Firma Archivo:Firma ruiz de alarcon.jpg

Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (Taxco, 1580 ó 1581 - Madrid, 4 de agosto de 1639) fue un dramaturgo novohispano del Siglo de Oro que cultivó distintas variantes de la dramaturgia. Entre sus obras destacan La verdad sospechosa —su más famosa comedia—, que constituye una de las obras claves de la literatura novohispana. Ruiz de Alarcón es figura señera del barroco en Nueva España, comparable con Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora.

Fue hijo de Pedro Ruiz de Alarcón, oriundo de la nobleza de Cuenca, y Leonor de Mendoza y Mendoza, emparentada con la poderosísima familia de Mendoza, lo cual le proporcionó una posición acomodada. Cursó estudios de abogacía en la Real y Pontificia Universidad de México y, a comienzos del siglo XVII, viajó a España donde obtuvo el título de bachiller de cánones en la Universidad de Salamanca. Trabajó un tiempo como abogado en Sevilla (1606) para luego regresar a México a terminar sus estudios de leyes en 1608, coincidiendo en el mismo barco con el también escritor Mateo Alemán. Se graduó en México y opositó sin fruto a varias cátedras.

En 1614 volvió de nuevo a España donde trabajó como relator interino del Consejo de Indias y se dedicó a la producción literaria. Fue amigo, y tal vez colaborador, de Tirso de Molina. Era una persona deforme lo cual le hizo blanco de numerosas burlas y críticas de escritores contemporáneos como Francisco de Quevedo, que le llamó "corcovilla", Luis de Góngora y Pedro Calderón de la Barca. Al morir gozaba de una posición económica desahogada.

Las obras de Juan Ruiz de Alarcón se caracterizan por su carácter moralizador y el ataque a las costumbres y vicios sociales de la época, en lo que se distinguió notablemente del teatro de Lope de Vega, con el que no llegó a simpatizar. Es el más psicólogo y cortés de los dramaturgos barrocos y sus obras se mueven siempre en ámbitos urbanos. Sus obras maestras son Las paredes oyen y Los pechos privilegiados, además de la mencionada La verdad sospechosa. Su producción, escasa en cantidad si se compara con la de otros dramaturgos contemporáneos, posee empero una gran calidad y unidad de conjunto y fue muy influyente e imitada en el teatro extranjero, particularmente en el francés.

Biografía

Grabado de Juan Ruiz de Alarcón, por E. Gimeno.[2]​ No se conoce ningún retrato hecho en vida del escritor.[3]

Nacido en Taxco de Alarcón, en el actual Estado de Guerrero, las noticias sobre su infancia son muy escasas.[4]​ Todo indica que provenía de una familia muy bien relacionada con la nobleza castellana. Estudió, de 1596 a 1598, el bachillerato en Cánones, en la Real y Pontificia Universidad de México.[5]​ Hacia 1600 debió partir a la Universidad de Salamanca, gracias a la capellanía de Gaspar Ruiz de Montoya, donde aprendería derecho civil y profundizaría en el derecho canónico.[6]

En Salamanca, según varios autores, comienza a destacar Alarcón como autor de piezas dramáticas y ensayos.[7]​ Para 1606 marcha a Sevilla, a fin de ejercer como litigante en asuntos mercantiles y canónicos, aunque, en los primeros meses de 1607 decidió regresar a la Nueva España.[8]​ Gracias al virrey Luis de Velasco y Castilla, amigo de Alarcón, éste puede ascender en la burocracia virreinal, pues se le nombró teniente corregidor.[9]​ Al partir Velasco a España, en 1611, Ruiz de Alarcón aprovecha la oportunidad y se embarca junto con la comitiva del otrora virrey.[10]

A su llegada a Madrid, comienza la etapa más fructífera de su producción literaria.[11]​ Sus primeras obras en representarse fueron Las paredes oyen y Los pechos privilegiados, ambas con moderado éxito.[12]​ Pronto fue conocido en el círculo literario madrileño, aunque nunca estableció vínculos profundos con ninguno de sus integrantes.[13]​ Por el contrario, se ganó la enemistad de Lope de Vega,[14]Luis Vélez de Guevara, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y otros.[15]​ Se conservan muchas redondillas satíricas y alusiones disfrazadas a Alarcón, quien siempre fue ridiculizado por su físico —era jorobado— y por su origen americano.[16]​ El mexicano, por su parte, respondió a la gran mayoría de los ataques hacia su persona y nunca dejó de escribir.[17]

Entre los estudiosos del taxqueño se ha planteado una hipótesis sobre la posible colaboración de Ruiz de Alarcón y Tirso de Molina, uno de los más famosos literatos de su tiempo y quien más influyó en su obra.[18][19]​ No existen pruebas escritas sobre la colaboración de ambos, aunque se supone que, por lo menos, dos de las comedias de Tirso, publicadas en la Segunda parte (Madrid, 1635), pertenecen a Alarcón.[20]​ Para Castro Leal, sin embargo, el que en un tomo de Tirso figuren comedias de otros de ninguna manera es prueba que pertenezcan a Alarcón.[21]

Al subir al trono Felipe IV, en 1621, favoreció enormemente el teatro. Alarcón pronto entabla una ventajosa amistad con el yerno del poderoso Conde-Duque de Olivares, a cuya sombra creció aún más como poeta. Entre 1622 y 1624 escribe La amistad castigada, El dueño de las estrellas y la gran mayoría de sus obras teatrales.[22]

Desde 1625 había servido en el Consejo de Indias, gracias a la intercesión de su amigo Ramiro Felipe de Guzmán.[23]​ Primero ocupó el puesto de relator interino y en 1627 fue propuesto para una prebenda eclesiástica en América, lo que no fue aceptado. Su posición económica, como afirma un documento fechado en 1628, mejoró notablemente.[24]​ También reconoció como hija suya a Lorenza de Alarcón, habida con Ana de Cervantes hacia 1620.[25]

Durante los primeros meses de 1639, la salud de Alarcón comenzó a deteriorarse. Dejó de asistir a las reuniones del Consejo de Indias y fue sustituido en su cargo de relator.[26]​ El 1 de agosto dictó su testamento, donde consigna todas sus deudas y deudores. Murió la mañana del 4 de agosto y fue enterrado en la parroquia de San Sebastián.[27]

Grabado de Juan Ruiz Alarcón, por E. Gallo.[28]

Obra

Publicó veinte comedias en dos volúmenes; el primero, con ocho, en 1628 (Los favores del mundo, La industria y la suerte, Las paredes oyen, El semejante a sí mismo, La cueva de Salamanca, Mudarse por mejorarse, Todo es ventura y El desdichado en fingir); el segundo, con doce, en 1634 (Los empeños de un engaño, El dueño de las estrellas, La amistad castigada, La manganilla de Melilla, Ganar amigos, La verdad sospechosa, El anticristo, El tejedor de Segovia, La prueba de las promesas, Los pechos privilegiados, La crueldad por el honor y El examen de maridos). Otras obras, que se publicaron en distintas colecciones, son Quien mal anda mal acaba, No hay mal que por bien no venga y La culpa busca la pena, y el agravio la venganza.

La obra dramática de Juan Ruiz de Alarcón puede clasificarse en dos grandes grupos. El primero, la comedia histórica, aborda temas de la historia de España —especialmente del período de la Reconquista—, cuyas fuentes fueron Juan de Mariana y Jerónimo Zurita. Estas obras, de trama casi folletinesca, incluyen caracteres llenos de bravura y fidelidad, a fin de representar ideales moralizadores afines a la tradición del honor castellano. Esta tendencia moralizadora nutre casi todas sus comedias, en especial Ganar amigos. Dos obras que escapan al molde común de las comedias históricas alarconianas son La amistad castigada, situada en Sicilia, y El dueño de las estrellas, drama sobre el honor y las buenas costumbres cuyo telón de fondo es Creta.[29]

Las comedias moralizadoras, cuya intención es eminentemente ética, son las más conocidas del conjunto alarconiano. Las más conocidas son, sin duda, La verdad sospechosa y Las paredes oyen, que son las obras más valoradas de Alarcón y las que más influencia han ejercido en la literatura posterior.[30]La prueba de las promesas, basada en un cuento de Don Juan Manuel, es otra pieza dramática que ha recibido buena acogida por parte de la crítica especializada.[31]

La verdad sospechosa

Es la obra más afamada del autor, considerada una fábula de intención moralista, aunque la mayoría de los estudiosos plantean otra visión. La crítica a la mentira es la intención dominante, pero no puede catalogarse como un texto didáctico ni moralizante.[32]​ Fue escrita entre 1618 y 1621, antes de la muerte del rey Felipe III, a quien la dedicatoria supone vivo.[33]​ Según el estudio de Pedro Henríquez Ureña, fue representada en 1624 y su texto definitivo apareció en la Segunda parte de las comedias alarconianas, en 1634.[34]

La obra tiene como escenario principal Madrid, donde el mentiroso don García conoce a Jacinta y a Lucrecia. El personaje principal está realmente enamorado de doña Lucrecia y, a fin de ganársela, inventa toda una red de mentiras que dan sentido a la historia. Al final, don García reconoce sus errores y recibe un merecido castigo por sus embustes.[35]

Se trata de la comedia moralista más famosa de Alarcón, donde cada personaje posee una determinada importancia que lo hace diferente del resto.[36]La verdad sospechosa, a la que algunas interpretaciones definen como "ironía de la los procedimientos teatrales en boga",[37]​ es también una obra donde triunfa la comedia de caracteres sobre la comedia de enredos, pues la trama gira en torno a ridiculizar la figura del mentiroso don García, centro de todos los vicios.[38]

Ediciones

  • Parte segvnda de las comedias del licencia Iuan Rvyz de Alarcón y Mendoza, Relator del Consejo de Indias. Barcelona: Sebastián de Cormellas, 1634, fols. 89-110v.
  • Juan Eugenio Hartzenbusch. Madrid: Rivadeneyra, 1825.
  • Ed Barry. París: Garnier Frères, 1904.
  • Agustín del Saz. Madrid: 1929.
  • Alfonso Reyes. Madrid: Espasa-Calpe, 1937.
  • Eduardo Juliá. Zaragoza: Ebro, 1939.
  • Agustín Millares Carlo. México: FCE, 1957-1968.
  • Margit Frenk. Caracas: Ayacucho, 1982.
  • Alba V. Ebersole. Madrid: Cátedra, 1984.
  • Juan Oleza y Teresa Ferrer. Barcelona: Planeta, 1986.
  • Manuel Sito Alba. Barcelona: Plaza y Janés, 1987.
  • Antonio Castro Leal. México: Porrúa, 1988.

Las paredes oyen

El argumento, original de Alarcón, se basa en la pretensión que hace a doña Ana de Contreras el discreto y devoto don Juan de Mendoza, a quien la crítica considera reflejo del alter ego del dramaturgo.[39][40]

Es una de las obras más conocidas del teatro clásico español, pues aborda una de las más famosas temáticas: la del amor no correspondido y la perseverancia de quien realmente se ha enamorado.[41]​ Este arquetipo romántico pertenece a don Juan: un hombre tenaz y contrahecho que siente por doña Ana un amor puro, hondo, con raíces bien plantadas, que enfrenta la retórica y galanura de don Mendo, a quien solo mueve la pasión.[42]

Como ya se ha mencionado, la obra de Alarcón es básicamente un trabajo de caracteres, donde descuella la visión del amor que tiene el dramaturgo.[43]​ El más destacado es don Juan, dueño de virtudes que Alarcón creía poseer. Aquí es cuando se refuerzan los rasgos autobiográficos de Las paredes oyen: don Juan triunfa sobre su rival por su amor apasionado hacia doña Ana.[44]

Alarcón logra un magnífico equilibro entre la ironía y la comedia de enredos, aunque carece de tensión dramática pues todos los secretos importantes de la trama se revelan al final. Castro Leal percibe en ello una muestra de la madurez literaria del dramaturgo novohispano.[45]

El desenlace de Las paredes oyen es generalmente interpretado por la crítica como un castigo o ejemplo didáctico, aunque más bien funciona como una represión o censura. El propósito como una intención moralizante, aunque su propósito no es castigar sino informar con autoridad que se ha obrado mal.[46]

Ediciones

  • Alfonso Reyes. Madrid: Espasa-Calpe, 1937.
  • Agustín Millares Carlo. México: FCE, 1957-1968.
  • Margit Frenk. Caracas: Ayacucho, 1982.
  • Juan Oleza y Teresa Ferrer. Barcelona: Planeta, 1986.
  • Manuel Sito Alba. Barcelona: Plaza y Janés, 1987.
  • Antonio Castro Leal. México: Porrúa, 1988.

Los pechos privilegiados

También se le conoce como Nunca mucho costó poco. Es el drama político más famoso de Alarcón, pues incluye muchas referencias indirectas a la situación del gobierno de España en esa época.[47]​ La justicia cortesana y la ley natural son los temas de esta obra. En Los pechos privilegiados se vuelve a castigar a la realeza por sus vicios y su mal gobierno. El dramaturgo desea representar a la Corte como una maraña de intrigas, que finalmente cae ante la firmeza y el honor que ha demostrado la Naturaleza, personificada por doña Jimena.[48]

El argumento de la obra está basado en la magna Historia general de España de Juan de Mariana, específicamente en un episodio del siglo XI, en el que se ve envuelto el rey Alfonso V de León y varias princesas del Reino de Castilla. Se trata de una de las más convencionales obras de Alarcón, aficionado a salirse del arquetipo literario de la época. El conflicto principal reside en la lealtad y el honor que todo vasallo debe rendirle a su rey,[49]​ alusión, tal vez, a la crisis política del tiempo del duque de Lerma y del duque de Uceda. Todo el primer acto se enfoca en este asunto.[50]

La inmensa mayoría de los personajes de esta comedia, especialmente Rodrigo de Villagómez y Elvira, son caracteres bien definidos en los que destaca la pasión y la dignidad con la que expresan sus sentimientos. Son, pues, tipos únicos dentro de la pintura de caracteres del teatro alarconiano, que tanta fama le trajo a su autor.[51]​ Con Los pechos privilegiados Alarcón logra halagar a la realeza, al mismo tiempo que consigue una bien lograda obra teatral.[52]

Ganar amigos

Se le conoce también con los nombres de Lo que mucho vale mucho cuesta y Quien priva aconseje bien. El argumento recae en torno a la justicia y el honor castellano de los tiempos del rey Pedro I el Cruel. Un hombre debe vengar la muerte de su hermano y la consiguiente deshonra de su familia, pero a la vez tiene que luchar contra sus sentimientos.[53]

Destaca el tratamiento que el dramaturgo novohispano hace del tema de la hidalguía, código moral y de convicciones bastante aceptado en la época. Alarcón lo aborda con gustoso y apasionado interés. Al mismo tiempo ataca la ambición y la falta de escrúpulos que demuestran los hombres de la política, obsesionados con obtener poder y canonjías a cualquier costo. Al final de la historia, todos los personajes, incluso los villanos, conservan sus rasgos caractéristicos que no fueron violentados a lo largo de la trama.[54]

Las mujeres del teatro alarconiano suelen ser personajes no muy profundos, menos complejos que los varones y llenas de simplicidad psicológica. Una de las pocas excepciones a esta regla es doña Ana de Ganar amigos, cuya grandeza trágica —adquirida a lo largo de la historia— le da cierto aire de heroína del teatro griego.

Ganar amigos revela un notable progreso en la técnica dramática de Alarcón. La trama se entreteje sin violencia, diseñando las características más importantes de los personajes. El dramaturgo, a fin de lograr una mayor consistencia y variedad, hace un mayor uso de los recursos escénicos y evita parlamentos largos carentes de sentido. Muchas veces la narración pasa a ser más un monólogo que un drama, pues el verso es limpio, directo, fluido, conciso y justo. Incluso, para dotar de elegancia a su pieza, Alarcón recurre a galas culteranas al estilo gongorino.[55]

Estilo

Parte primera de las comedias de don Juan Ruiz de Alarcón.

Juan Ruiz de Alarcón inaugura en la literatura hispanoamericana el género de la comedia de caracteres. El manejo de sus personajes es una característica esencial en toda su obra. El escritor trata de reflejar en sus personajes los vicios de la época: la mentira, la maledicencia y la ambición; caracteres que generalmente sufren un castigo al final de la obra.[56]​ Alarcón nunca se aleja del moralismo imperante en la literatura del Siglo de Oro, al contrario, se mantiene firme en él. Sus comedias, por su aliento que preludia el romanticismo y por su realismo irónico, lo coloca en un lugar destacado de la literatura barroca española.[57]

A pesar de que desarrolló casi toda su producción en España y de que su obra prácticamente ignora la realidad en las colonias, las raíces y la educación novohispana de Alarcón le convierten en figura indiscutible del barroco hispanoamericano. El haberse asimilado español, sin embargo, es una constante en su obra teatral, a fin de validar la hegemonía hispánica en América y afianzar su pertenencia al sistema de gobierno.[58]

Los temas para sus comedias los extrajo de muy distintas fuentes. En La prueba de las promesas se repite un cuentecillo de El Conde Lucanor de don Juan Manuel. El examen de maridos tiene concomitancias con El mercader de Venecia de William Shakespeare, porque se inspiran ambas en una fuente común italiana. De los Evangelios apócrifos viene El anticristo. La crueldad por el honor deriva de un episodio de la historia de Aragón. El tejedor de Segovia resulta una extraña anticipación del drama romántico. Quien mal anda mal acaba, que versa sobre el pacto con el diablo de un morisco, se inspira en la tradición popular de un proceso inquisitorial en Cuenca.[59]

La crítica ha aludido, una y otra vez, a su disidencia crítica, sus límites discursivos, irregularidades en la estructura teatral y a su ideología subversiva, lo que convierte a Ruiz de Alarcón en un dramaturgo lleno de excentricidades.[60]​ Su obra dramática no tiene parangón en la historia de la literatura hispanoamericana.[61]

Su obra más lograda, La verdad sospechosa, sobre un hombre quien miente sobre todas las cosas y quien no tiene respeto para nadie, inspiró Le menteur de Pierre Corneille y El mentiroso del dramaturgo veneciano Carlo Goldoni.[62]

El hecho de que la obra dramática de Alarcón fuera mínima a comparación de la de Lope o Tirso le granjeó un segundo plano entre la crítica literaria contemporánea. Fue hasta el siglo XIX, gracias a estudiosos como Juan Eugenio Hartzenbusch —quien publicó sus Obras completas y un estudio—, que el novohispano comenzó a ser valorado entre los literatos de Hispanoamérica. El crítico español fue el primero en identificar a Le menteur de Pierre Corneille —quien creía que estaba adaptando una obra de Lope— como traducción a la lengua francesa de La verdad sospechosa de Alarcón.[63]

Ya en el siglo XX, el filólogo y literato español Marcelino Menéndez y Pelayo se refería a Alarcón en los siguientes términos:

Ruiz de Alarcón ha de ser tenido por un americano españolizado, que sólo por su nacimiento y su grado de licenciado puede figurar en los anales de Méjico. Toda su actividad literaria se desarrolló en la Península: son rarísimas en él las alusiones o reminiscencias a su país natal.[64]

Pedro Henríquez Ureña fue uno de los primeros intelectuales americanos en estudiar al dramaturgo taxqueño. Después siguieron Alfonso Reyes, Julio Jiménez Rueda y Antonio Castro Leal. La revaloración literaria de Alarcón correspondía a una corriente ideológica caracterizada por el nacionalismo y la búsqueda de la identidad cultural nacida a raíz de la Revolución Mexicana. Para el tricentenario de su fallecimiento, en 1939, Alarcón era ya reconocido como la máxima figura de las letras novohispanas, junto con Sor Juana Inés de la Cruz.[65]

A pesar de que los estudiosos latinoamericanos insisten en ubicar a Alarcón dentro del conjunto de costumbres y tradiciones novohispanas, la crítica española alude a ligar al dramaturgo a la realidad peninsular. Esta controversia ha suscitado un intenso debate entre los especialistas en el novohispano, aún sin resolver. Desde la década de los años ochenta, la mayoría de los críticos ha optado por estudiar a Juan Ruiz de Alarcón dentro del contexto indiano, sin olvidarse jamás de que desarrolló su obra en España.[66]

Referencias

  1. Montero, p. 14.
  2. Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos, t. II. México: Ballescá, 1884, p. 745.
  3. Montero, p. 15.
  4. Castro Leal, p. IX.
  5. Castro Leal, p. X.
  6. Castro Leal, p. XI.
  7. Montero, pp. 7-8.
  8. Castro Leal, p. XII.
  9. Castro Leal, p. XIII.
  10. Los favores del mundo. Fairford: The Echo Library, 2006, p. 3.
  11. El anticristo. México: Red Ediciones, 2007, p. 9.
  12. La industria y la suerte. México: Red Ediciones, 2007, p. 9.
  13. Castro Leal, p. XV.
  14. Peña Muñoz, Margarita. Los varios tonos de la relación Lope de Vega-Juan Ruiz de Alarcón. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005.
  15. Castro Leal, p. XVI.
  16. Castro Leal, p. XVIII.
  17. La prueba de las promesas. México: Red Ediciones, 2007, p. 9.
  18. Montero, pp. 11-12.
  19. Montero, pp. 95-190.
  20. Martínez Blasco, p. 9-12.
  21. Castro Leal, p. XXI.
  22. Castro Leal, p. XXIII.
  23. Montero, pp. 13-14.
  24. Castro Leal, p. XXIV.
  25. Castro Leal, p. XXV.
  26. Castro Leal, p. XXVI.
  27. Castro Leal, p. XXVII.
  28. Hombres ilustres mexicanos, t. II. México: Imprenta de Ignacio Cumplido, 1871, p. 283.
  29. González Más, p. 132-133.
  30. González Más, p. 134.
  31. González Más, p. 135.
  32. Revueltas, p. 135.
  33. Montero, pp. 23-24.
  34. Apud Revueltas, pp. 80-84.
  35. Castro Leal, p. 57.
  36. Los favores del mundo, p. 7.
  37. Los favores del mundo, p. 12.
  38. Castro Leal, p. 58.
  39. Castro Leal, p. 2.
  40. Prado Galán, Gilberto. Máscaras en las paredes —"Las paredes oyen" de Juan Ruiz de Alarcón—.
  41. Revueltas, p. 220.
  42. Castro Leal, p. 4.
  43. Revueltas, p. 312.
  44. Castro Leal, p. 5.
  45. Castro Leal, p. 6.
  46. Garza Cuarón, pp. 576-580.
  47. Josa, p. 301.
  48. Josa, p. 351.
  49. Montero, p. 21.
  50. Castro Leal, p. 112.
  51. Castro Leal, p. 113.
  52. Fernández, p. 30.
  53. Castro Leal, p. 159.
  54. Castro Leal, p. 160.
  55. Castro Leal, pp. 161-163.
  56. Castro Leal, p. XXVIII.
  57. Castro Leal, p. XXIX.
  58. Garza Cuarón, p. 551.
  59. Centro Virtual Cervantes. Claves del teatro de Juan Ruiz de Alarcón: La preceptiva dramática.
  60. Centro Virtual Cervantes. Claves del teatro de Juan Ruiz de Alarcón: El «yugo de la razón».
  61. Garza Cuarón, p. 571.
  62. Fernández, p. 37.
  63. Garza Cuarón, p. 566.
  64. Menéndez y Pelayo, Marcelino. Antología de poetas hispanoamericanos. Madrid: Real Academia Española, 1911, p. LVIII.
  65. Garza Cuarón, p. 568.
  66. Garza Cuarón, pp. 270-276.

Bibliografía

  • Arellano, Ignacio. El teatro en la Hispanoamérica colonial. Madrid: Iberoamericana, 2008.
  • Buxó, José Pascual. Permanencia y destino de la literatura novohispana: historia y crítica. México: UNAM, 2006.
  • Castro Leal, Antonio. Cuatro comedias. México: Porrúa, 1961.
  • Fernández, Sergio. Los empeños: ensayos en homenaje a Juan Ruiz de Alarcón. México: UNAM, 1998.
  • Franco, María de Lourdes. Literatura hispanoamericana. México: Limusa, 1989.
  • Garza Cuarón, Beatriz. Historia de la literatura mexicana: desde sus orígenes hasta nuestros días, vol. 2. México: Siglo XXI, 1996.
  • González Mas, Ezequiel. Historia de la literatura española, vol. 3. Madrid: La Editorial, 1989.
  • Josa, Lola. El arte dramático de Juan Ruiz de Alarcón. Madrid: Reichenberger, 2003.
  • Martínez Blasco, Ángel. "Estudio preliminar", Quien mal anda en mal acaba. Madrid: Reichenberger, 1993.
  • Montero Reguera, José. "Introducción biográfica y crítica", La verdad sospechosa. Madrid: Castalia, 1999.
  • Revueltas, Eugenia. El discurso de Juan Ruiz de Alarcón. Morelia: El Colegio de Michoacán A.C., 1999.
  • Vega, Germán. "Estudio", El acomodado don Domingo de Don Blas, segunda parte: una comedia. Madrid: Reichenberger, 2002.

Enlaces externos