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El 13 de junio de 1973, Angelelli fue a Anillaco, la ciudad natal de Menem para presidir las fiestas patronales de esta ciudad. Fue recibido por una turba liderada por comerciantes y terratenientes, y entre ellos Amado Menem, el hermano del gobernador, y sus hijos César y Manuel. La turba entró a la fuerza en la iglesia, y cuando Angelelli suspendió la celebración y sale de allí, ellos le lanzaron piedras.
El 13 de junio de 1973, Angelelli fue a Anillaco, la ciudad natal de Menem para presidir las fiestas patronales de esta ciudad. Fue recibido por una turba liderada por comerciantes y terratenientes, y entre ellos Amado Menem, el hermano del gobernador, y sus hijos César y Manuel. La turba entró a la fuerza en la iglesia, y cuando Angelelli suspendió la celebración y sale de allí, ellos le lanzaron piedras.


PORQE NO SE EDITA ESTA PAGINA -.-' yaqe(: tte amo R.G :E


== La causa judicial ==
== La causa judicial ==

Revisión del 02:04 10 ago 2010

Obispo Enrique Angelelli en misa.

Enrique Ángel Angelelli (17 de julio de 1923 – †4 de agosto de 1976) fue un obispo de la Iglesia Católica Romana de Argentina, asesinado en La Rioja durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional por sus luchas sociales.

Angelelli, hijo de italianos inmigrantes, nace en la ciudad de Córdoba. Entra al Seminario de Ntra. Sra. de Loreto a los 15 años de edad. En 1947 fue enviado a terminar sus estudios en el Colegio Pio Latino de Roma. Es ordenado presbístero allí, el 9 de octubre de 1949, a los 26 años, y continuo sus estudios de licenciatura en Derecho Canónico en la Pontifica Universidad Gregoriana.

En Córdoba

De regreso a Córdoba, en 1951, es nombrado Vicario Cooperador de la Parroquia San José de barrio Alto Alberdi y capellán del Hospital Clínicas. Visita las villas miseria de Córdoba y asume como asesor de la JOC, Juventud Obrera Católica, con sede en la Capilla Cristo Obrero. Fue profesor de Derecho Canónico y Doctrina Social de la Iglesia en el Seminario Mayor y profesor de Teología en el Instituto Lumen Christi.

El Papa Juan XXIII lo nombra Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Córdoba el 12 de diciembre de 1960, siendo consagrado el 12 de marzo de 1961. Fue rector del Seminario Mayor y como obispo auxiliar se involucró en los conflictos laborales gremiales (Fiat, IME, Municipales), y trabajó con otros sacerdotes para reconquistar un lugar para la Iglesia, causando que fuese resistido por el conservadurismo eclesial. En 1963 convoca a campañas de solidaridad para mitigar el hambre y el abandono de los desposeídos.

En octubre de 1962 participa de la primera sesión del Concilio Vaticano Segundo, participó además de las dos últimas sesiones en 1964 y 1965. En 1964, en el marco de los cambios conciliares, se producen tensiones en la Iglesia cordobesa a raiz de la publicación de reportajes periodísticos a los sacerdotes Vaudagna, Gaido, Dellaferrera y Viscovich. Angelelli apoyó públicamente las posiciones renovadoras, lo que originó su exclusión del gobierno eclesiástico, pasando a desempeñarse como capellán de las religiosas Adoratrices Españolas en Villa Eucarística.

En 1965 el titular de la arquidiócesis Mons. Raúl Primatesta restituye como auxiliar a Mons. Angelelli.

La Rioja

El 24 de agosto de 1968, asume como Obispo de Diócesis de La Rioja, en el noroeste de Argentina. al ser designado por el Papa Pablo VI. Lo que aparecía como el camino al ostracismo, se transformó en el escenario episcopal que movilizó a los amplios sectores riojanos sumidos en la postergación, promoviendo la formación de cooperativas de campesinos y alentando la organización sindical de los peones rurales, los mineros y las empleadas domésticas.

En La Rioja, Angelelli colaboró en crear sindicatos de mineros, trabajadores rurales y de domésticas, así como cooperativas de trabajo, de telares, fabricas de ladrillos, panaderos y para trabajar la tierra. Una de estas cooperativas solicito la expropiación de un latifundio que había crecido a través de la apropiación de pequeñas parcelas porque sus propietarios no podían pagar sus deudas. El Gobernador Carlos Menem, prometió que iba a transferir dichas tierras a la cooperativa.

El 13 de junio de 1973, Angelelli fue a Anillaco, la ciudad natal de Menem para presidir las fiestas patronales de esta ciudad. Fue recibido por una turba liderada por comerciantes y terratenientes, y entre ellos Amado Menem, el hermano del gobernador, y sus hijos César y Manuel. La turba entró a la fuerza en la iglesia, y cuando Angelelli suspendió la celebración y sale de allí, ellos le lanzaron piedras.

La causa judicial

Anuladas por el Congreso de la Nación las leyes que consagraban la impunidad, en el 2005 se reabrió la investigación judicial. En abril de 2009 se realizó una necropsia. El informe médico legal ratificó que la causa de la muerte fueron las múltiples fracturas del cráneo. Añadía una información que cierta prensa pretendió manipular para negar el homicidio. Al descartarse la presencia de proyectiles de armas de fuego, aspecto que nunca estuvo mencionado con evidencias en la causa, se quería abonar le tesis de un simple y casual accidente vial, descartando la intencionalidad del atentado.

En el 2010, el Centro Tiempo Latinoamericano de Córdoba, la sobrina de monseñor María Elena Coseano, el obispado de La Rioja, las secretarías de Derechos Humanos de la Provincia y de la Nación y Arturo Pinto, como víctima sobreviviente, se constituyeron en querellantes en el juzgado federal de La Rioja. En la presentación ante el Juzgado Federal de la La Rioja, se resumió el relato varias veces repetido por el P. Arturo Pinto, único testigo directo, mencionando que la camioneta que manejaba el obispo fue encerrada bruscamente por un Peugeot 404, en una maniobra que le provocó el vuelco. Y se solicitó la imputación de catorce militares y policías, encabezados por el dictador Jorge Videla y el entonces comandante del 3er. cuerpo del ejército Luciano Benjamín Menéndez, como responsables mediatos del crimen para que finalmente se llegue a la condena de los asesinos.


Posición de la Iglesia Católica

Después de la muerte de Angelelli, la Iglesia Católica oficialmente aceptó la "historia del accidente automovilístico", aunque oficiosamente algunos de sus miembros (mencionados abajo) hablaron en contra. L'Osservatore Romano reportó esa muerte como "un extraño accidente". El Cardenal Juan Carlos Aramburu negó que fuese un crimen. Diez años más tarde, aún después que la sentencia pasó por el juzgado del Juez Morales en la ciudad de La Rioja, la jerarquía de la Iglesia continuó evitando hacer referencia al asesinato. En el 2001, una declaración emitida por la Conferencia Episcopal Argentina estableció que "la muerte lo encontró mientras completaba una ardua misión, acompañando a la comunidad herida por las muertes de sus pastores".

Homenajes a Angelelli

El 2 de agosto de 2006, dos días antes del 30º Aniversario de su asesinato, el Presidente de Argentina Néstor Kirchner firma un decreto declarando el 4 de agosto día nacional de duelo, dando un discurso en la Casa Rosada "conmemorando a los religiosos que fueron víctimas del terrorismo de Estado". Estela Barnes de Carlotto, de las Abuelas de Plaza de Mayo que escuchó misa en homenaje al Obispo Angelelli, dijo atendiendo al velado "homenaje" de la Jerarquía católica: "No quiero que Monseñor sea hecho una estampa. Él está vivo en nuestra memoria."

El día del aniversario, el cardenal Jorge Bergoglio dio misa en la Catedral de La Rioja en memoria de Angelelli. En su homilía él dijo de Angelelli "removió piedras que cayeron sobre él por proclamar el Evangelio, y se empapó de su propia sangre", pero no hizo mención explícita de la participación de la dictadura en el crimen.

Bergoglio sentenció con una de Tertuliano "[la] sangre de los mártires [es la] semilla de la Iglesia". Así, fue la 1ª palabra oficial de la Iglesia Argentina sobre Angelelli, y la 1ª vez que se lo invocaba mártir.

Después de la misa, 2.000 personas (incluyendo al gobernador de La Rioja Ángel Maza) rindieron homenaje a Angelelli en Punta de los Llanos, donde se produjo el crimen. Angelelli formó parte, junto a Carlos Horacio Ponce de León, Jorge Novak, Jaime de Nevares y Miguel Hesayne, del grupo de obispos que denunció más enérgicamente las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Véase también:

Enlaces externos

Referencias