Tauromaquia

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Tauromaquia en la Creta minoica

La tauromaquia (del idioma griego ταῦρος, toro, y μάχεσθαι, luchar), en un sentido restringido, se refiere a todo lo relativo a la práctica de lidiar toros; siendo su expresión más elaborada la corrida de toros, un espectáculo practicado en España, Portugal, sur de Francia, y en algunos países de América Latina como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Panamá y Bolivia así como espectáculo de exhibición en China, Filipinas, Estados Unidos y Cuba.

Sin embargo, la tauromaquia incluye además todo el desarrollo previo al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los participantes en el espectáculo, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones artísticas o de carácter publicitario que varían de acuerdo a los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional.

Historia

El dios Mitra
Grabado de Goya, Muerte del alcalde de Torrejón, Madrid (1815)

Esta actividad tiene antecedentes que se remontan a la Edad de Bronce, y se ha desarrollado a lo largo de siglos como una forma de demostración de valentía, al estilo de algunas tribus que aún practican ritos de paso de la niñez a la edad adulta.

En la antigua Roma se presentaban espectáculos con Uros (especie bovina extinta) que eran arrojados a la arena del circo para su captura y muerte por parte de algunos representantes de familias nobles, quienes mostraban así sus dotes de cazadores. También se arrojaban en manadas a los cristianos durante las ejecuciones públicas efectuadas en la época de la persecución; y además, se utilizaba a estos animales durante los enfrentamientos de gladiadores como entretenimiento adicional.

En época medieval comienza la práctica taurina del lanceo de toros, a la que se sabe eran aficionados Carlomagno y Alfonso X El Sabio entre otros. Hay registros de la afición por esta práctica que El Cid tenía. Según crónica de la época, en 1124 "...en que casó Alfonso VII en Saldaña con Doña Berenguela la chica, hija del Conde de Barcelona, entre otras funciones, hubo también fiestas de toros." Estos espectáculos se presentaban en plazas públicas y lugares abiertos como parte de celebraciones de victorias bélicas, patronímicos y fiestas, con el consecuente riesgo que esto suponía para los espectadores (Goya ha retratado una de estas tragedias en su obra sobre la muerte del alcalde de Torrejón arrollado y corneado por un toro).

Se cree que los moros de España fueron los primeros en utilizar sus capas como instrumento de distracción durante la práctica de alancear a las reses. Durante el siglo XVI evoluciona la tauromaquia hacia los encierros de varas (predecesora de las actuales corridas de rejones) en la que participaba la realeza, incluso Carlos I de Inglaterra y su lugarteniente Lord Buckingham participaron en este evento durante su estancia en España, tan a su gusto que repitieron luego la experiencia en su país, invitando a los embajadores de los reinos de Francia y España. Carlos I de España (no nacido en este país) lanceó un toro en la celebración del nacimiento de su hijo Felipe II.

Durante esta época la nobleza comienza a utilizar a sus peones y escuderos para distraer al toro mientras cambiaban algún caballo cansado o herido, o para rescatarlos de una caída. Con la aparición de los picadores en sustitución de las lanzas, para dar a los nobles de a caballo el privilegio de matar al toro, estos peones y auxiliares adquieren la responsabilidad de llevar al toro al picador, con lo que evoluciona la faena de capote y adquiere valor estético. En muchas ocasiones si el de a caballo no podía matar al toro se delegaba la responsabilidad en los de a pie.

A partir del siglo XVII comienzan a surgir nombres entre los toreros de a pie por su estilo y valor, además de la simpatía que estos representaban por ser parte del mismo pueblo y no de la nobleza, siendo solicitados por el público para presentarse como evento principal.

Final del paseíllo en una corrida de toros
Toro en una corrida

Paulatinamente el gusto del público se inclina por los toreros de a pie y, si bien con extrañas variaciones, se va estableciendo a lo largo del siglo XVIII todos los elementos de las corridas modernas. De esta época son algunas de las primeras figuras conocidas del toreo como "Costillares", Pepe-Hillo y Pedro Romero.

Ya en el siglo XIX toreros como "Paquiro", "Cúchares", "Lagartijo" y "Frascuelo" fueron quienes dieron a la corrida la estructura definitiva que tiene hasta la actualidad.

En la década de 1910 a 1920 se desarrolla la llamada Época Dorada de la tauromaquia, impulsada por grandes nombres como Rafael González "Machaquito" o Ricardo Torres "Bombita", pero especialmente por la rivalidad entre Juan Belmonte y José Gómez (conocido como "Gallito" o "Joselito").

Posteriormente a la Guerra Civil Española se produce un auge en el mundo taurino, especialmente gracias al surgimiento de la figura de Manolete para muchos el más vertical de los toreros en la historia, de este auge siguen figuras como Luis Miguel Dominguín, el mexicano Carlos Arruza, Pepe Luis Vázquez y Agustín Parra "Parrita". Si bien esta época se cierra tristemente con el fallecimiento de Manolete en la tragedia de Linares, surge entonces otra famosa rivalidad taurina que apasiona al mundo taurino, la de Domiguín y Antonio Ordóñez.

Ya en los años cincuenta se alza la figura de particular elegancia del venezolano César Girón, quien lidera en dos ocasiones (1954 y 1956) el escalafón taurino en España, hazaña que repetiría su hermano Curro en 1959 y 1961. Destacan en los años sesenta, además del mencionado Curro Girón, toreros como Paco Camino, El Viti y Diego Puerta, además de la sensación que causó el surgimiento del poco ortodoxo y revolucionario pero muy triunfador Manuel Benítez "El Cordobés". Las décadas de los setenta y ochenta son las de mayor expansión comercial del mundo de los toros, llegando a haber corrida incluso en el Astrodome de Houston con la participación de El Cordobés. Las grandes figuras de esta época son: José Mari Manzanares, Pedro Gutiérrez Moya "El Niño de la Capea", Dámaso González, Francisco Rivera "Paquirri", Antoñete y Juan Antonio Ruiz "Espartaco", líder de la estadística en forma consecutiva desde 1985 hasta 1991.

Las nuevas figuras del toreo presentan gran diversidad en su estilo y proyección, personalidades tan particulares como Enrique Ponce de toreo clásico, Jesulín de Ubrique, Julián López "El Juli", Francisco Rivera Ordóñez, Leonardo Benítez y Javier Conde llevan el arte de los toros al siglo XXI.

Entorno

Picador
Joven Torero en un lance de la corrida, en Alcalá la Real, Jaén, España.

Además de la corrida en sí, la tauromaquia incluye la crianza de los toros, la confección de la ropa del matador y demás participantes en el espectáculo, la distinta denominación de los bovinos de acuerdo a su pelaje, comportamiento y porte, etcétera.

Es una parte de considerable importancia en los países donde se practica, en algunos de ellos como España, Francia, México, Ecuador y Venezuela, es considerado parte integral de la cultura nacional, es definido como arte en el diccionario de la Real Academia Española, y considerado un acto de crueldad por grupos defensores de los derechos animales que se oponen a espectáculos que los involucren tanto en los países en donde se realizan como en otras partes del mundo.

Corrida de toros

La parte más conocida de la práctica es la corrida de toros. En consecuencia con la característica de quien lleve la responsabilidad de la lidia y muerte del toro (si el torero va a pie o a caballo) existen dos tipos de corridas de toros; de toreros a pie y de toreros a caballo (de rejones o rejoneadores).


Participantes en una corrida de toros

  • Matador de toros
  • Subalternos: Personal de apoyo a los matadores, apoyan a este en lo que este necesite y en las situaciones que le están permitidas (ocasionalmente llevar al toro a un punto determinado, distraer al mismo durante el cambio de espada entre otras actividades).
    • Banderilleros: En el tercio de banderillas, y cuando no lo hace el propio matador, son los encargados de la faena de colocación de banderillas.
    • Mozo de espadas
  • Picadores
  • Personal de la plaza:
  • Presidente: persona (generalmente un representante de la municipalidad donde se efectúa el festejo) que se encarga de mantener el orden en la plaza. Entre sus funciones se encuentran la de ordenar el comienzo del festejo, ordenar los cambios de tercio y otorgar los premios (orejas y rabo) a los matadores.
  • Alguacilillos
  • Monosabios
  • Mulilleros: personal a cargo del tiro de mulillas.

Matadores

Banderillero
Matador
Archivo:SOMBRERERO.jpg
El sombrerero en un lance de la corrida, en Alcalá la Real, Jaén, España.

Los matadores de toros (muchas veces denominado simplemente "torero") son el personaje central en una corrida de toros. Según las características de de lidia (a pie o a caballo) se les llama "toreros de a pie" o rejoneadores. El torero de a pie es el responsable sostener la lidia al toro con el capote, llevarlo al caballo, realizar la faena con la muleta y darle muerte. Los matadores de toros comienzan (por lo general a una temprana edad) su aprendizaje toreando becerros. Aproximadamente dos años después (aunque depende de muchos factores) comienza su etapa como novillero, el que lidia novillos debido a su menor tamaño y fuerza. Por último, tras tomar la alternativa, adquieren el grado de matador de toros, en la que lidian toros de cuatro o más años.

Algunos de los matadores de toros más populares de la historia:

    • Ver listado en artículo: Torero

Aquí inserta texto sin formatoTexto en negritaNO A LAS CORRIDAS DE TOROS

Plazas, ferias y premios

Algunas de las más importantes.

Plazas de toros

Plazas de toros se encuentran en todo el mundo, como:

Ferias taurinas

Europa

América

Premios taurinos

  • Escapulario de Oro al mejor matador de la temporada en Acho, Lima.
  • San Sebastián de Oro al triunfador de la FISS.
  • Trofeo Jesus del Gran Poder al triunfador de la Feria de Quito

El toreo como parte de la cultura

Mosaik, por Bernard Sandoz (1909)

La fiesta es de difícil explicación si no se admite su aspecto ancestral y popular, y si no se admite que el rito fue la antesala del culto. La cultura que ha arropado siempre el discurrir de la fiesta, da idea de su importancia: los toros de Goya, son diferentes a los de Picasso, y éstos a su vez diferentes de los de Manet o Lucas Villamil. La tauromaquia es ejercicio de múltiple comprensión, y puede ser admirada o criticada, pero sus componentes, ya citados, le permiten perdurar en el tiempo y generar amplio debate a su alrededor.

El filósofo José Ortega y Gasset explicaba que era impensable estudiar la historia de España sin considerar las corridas de los toros. Si muchos de los escritores y filósofos de la generación del 98, no gustaban de las corridas de toros, era porque la culpaban del atraso de la sociedad española. Así, Unamuno explicaba que no le gustaban las corridas, no porque fuese un espectáculo cruento, sino porque se perdía mucho tiempo hablando de ella y esto explicaba la formación cultural de sus espectadores. Ortega y Gasset, en su obra La caza y los toros, se extrañaba de que el toreo, siendo un ejercicio callado diese tanto que hablar. Posteriormente, la generación del 27 en su mayoría fue amante de la fiesta, sobre la cual escribieron, pintaron y esculpieron. Vale citar las palabras con las que Federico García Lorca manifestaba su abierto apoyo y gusto por la tauromaquia: "El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo" [1].

Una larga lista de escritores de varios países ha escrito exaltando el toreo como una parte importante del alma de sus pueblos. Entre los artistas vivos que defienden el toreo se encuentra el peruano Mario Vargas Llosa y el escultor y pintor colombiano Fernando Botero. Las corridas de toros son también una importante actividad económica, que es una fuente de empleos y genera cuantiosos ingresos, principalmente por venta de entradas y derechos de televisión.

Críticas a las corridas de toros

Archivo:Bullfighting advertisement Graffited Leganes 2005-08-12.jpg
Anuncio de una Corrida de Toros en Leganés rotulada con palabras como "asesinos", "cerdos", "Toreros no" o "mierda de tradición".

Algunas personas, incluyendo filósofos como Jesús Mosterín, la escritora y periodista Pilar Rahola, y artistas como The Pretenders se han opuesto a las corridas de toros, por considerarlas contrarias a la más mínima sensibilidad. Ellos han preferido la exaltación del toro como animal libre en su medio natural, o por lo menos el quitar los elementos que hieren o matan al animal [2].

Cada año PETA organiza el encierro humano como una manifestación en lo particular contra la corrida de San Fermín, y en lo general contra todas las formas de tauromaquia que impliquen crueldad con los animales.

Muchos consideran el toreo una práctica de excesiva crueldad que atenta contra los derechos de los animales, y que no puede ser considerada ni una manifestación cultural, artística ni deportiva [3]. Los partidarios de los derechos animales usualmente consideran la tauromaquia una forma de tortura. Para ellos esta relación reduce el valor que se asigna a la vida de los animales, incluido el hombre. Esta posición u otras afines son mayoritarias en países en que la práctica es ilegal, y tienen diferentes grados de adherencia en países en que la actividad es legal.

Por otra parte, los defensores del toreo afirman que el toro de lidia no existiría en esta época actual si no fuera por las corridas de toros al ser un animal no rentable económicamente para otros fines que no sean la lidia. En la ganadería, en cualquiera de sus modalidades de cría, selección y venta, se necesitan de 3 a 4 años para que un toro llegue a un peso ideal para venta de sus carnes. Los críticos del toreo responden que el toro de lidia no es una especie natural, sino el producto de la selección humana para obtener justamente un animal adaptado a las necesidades de la práctica taurina, y genéticamente igual al toro y la vaca doméstica.

Los defendores del toreo argumentan que el toro de lidia es un descendiente de la raza Uro y el último descendiente genética de esta raza [4][5]. Si bien, en esta misma controversia se alega que su proceso evolutivo ha sido intervenido por el hombre (organismos genéticamente modificados).

Finalmente, existen otras críticas que apuntan a que la lidia está, en muchos casos, preparada para minar las capacidades físicas del toro mediante el proceso de afeitado que consiste en modificar los cuernos del toro, para que su ataque no sean tan peligroso para el torero. [6]

Enlaces externos