Juan Manuel de Rosas

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Plantilla:Infobox mandatario Juan Manuel de Rosas (nacido Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio en Buenos Aires, 30 de marzo de 1793; † Southampton, Hampshire, 14 de marzo de 1877) fue un militar y político argentino, gobernador de Buenos Aires.

En 1829, tras derrotar al general Juan Lavalle, accedió al control de la provincia. Sometió las tribus indígenas al sur del territorio. Durante veinticuatro años procuró ejercer mando absoluto, y logró constituirse en el principal dirigente de la denominada, de hecho, Confederación Argentina (1835-1852).

Datos biográficos

Conocido como Juan Manuel de Rosas (el apellido original es Ortiz de Rozas y su linaje tiene origen, en el pueblo de Rozas, Valle de Soba, Cantabria, España, pero el mismo Juan Manuel,en su juventud y debido a un entredicho que tuvo con su madre, prefirió apellidarse "de Rosas"), ingresó a los 8 años de edad en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich, si bien desde joven demostró vocación por las actividades rurales. Interrumpió sus estudios para enrolarse en la compañía de niños del Regimiento de Migueletes, que participó en la defensa frente a las invasiones inglesas (1806-1807).

Más tarde, retirado al campo, se convirtió en un gran estanciero de la Pampa bonaerense, manteniéndose alejado de los sucesos revolucionarios de 1810. En su estancia en la Laguna de Monte organizó un ejército personal, “Los colorados de Monte”, para combatir a los indios. En 1813 contrajo matrimonio con Encarnación Ezcurra y al poco tiempo devolvió a sus padres los campos que administraba para formar sus propios emprendimientos ganaderos y comerciales. Acumuló una gran fortuna como ganadero y exportador de carne vacuna, distante de los acontecimientos emergentes que conducirían al virreinato del Río de la Plata a la emancipación del dominio español en 1816.

Hasta 1820 se dedicó a sus actividades privadas. Desde ese año hasta la batalla de Caseros, en 1852, consagraría su vida a la actividad política, liderando —ya en el gobierno o fuera de él— la provincia de Buenos Aires, que contaba no sólo con el territorio productivo más rico de la naciente Argentina, sino con la metrópolis más importante (la ciudad de Buenos Aires) y el puerto que concentraba el comercio exterior de las restantes provincias, así como el control de la aduana. En relación a estos recursos se desarrollaron gran parte de los conflictos institucionales y las guerras civiles del siglo XIX en la Argentina, controlados hasta la caída de Rosas por la provincia de Buenos Aires.

Luego de la batalla de Caseros, Rosas se exilió en Gran Bretaña, en una granja en las cercanías de la ciudad de Southampton. Murió en el exilio el 14 de marzo de 1877, acompañado por su hija Manuelita. Sus restos fueron repatriados a la Argentina el 1 de octubre de 1989 y reposan actualmente en el panteón familiar del Cementerio de la Recoleta.

Inicios de su participación política

En 1820 concluyó la etapa del Directorio con la renuncia de José Rondeau a consecuencia de la Batalla de Cepeda. Fue en esa época que Rosas comenzó a involucrarse en la política al apoyar para Gobernador a su colega Martín Rodríguez. También fue parte de las negociaciones que concluyeron con el Pacto de Venegas, que ponía fin al conflicto entre las provincias de Santa Fe y Buenos Aires, y fue el responsable de entregar a Estanislao López, caudillo santafesino, 30.000 cabezas de ganado como reparación de los daños causados por las tropas bonaerenses en su territorio.

En 1827, en el contexto previo al inicio de la guerra civil, Rosas era un dirigente militar, representante de la aristocracia conservadora. Estaba alineado a la corriente federalista, adversa a la influencia foránea y a las iniciativas de corte liberal preconizadas por la tendencia unitaria, en la que militaba Juan Lavalle, gobernador de Buenos Aires.

Bernardino Rivadavia, durante su fugaz paso por la Presidencia lo nombró Comandante General de la Campaña, a mando del ejército más importante de las Provincias Unidas del Río de la Plata, circunstancia clave en la crisis sucesiva agudizada por la caída de Rivadavia y, posteriormente, por el fusilamiento de Manuel Dorrego a manos de Juan Lavalle.

Las fuerzas conjuntas de Rosas y Estanislao López derrotaron a Lavalle en la batalla de Puente de Márquez, librada el 26 de abril de 1829. El 24 de junio, obligaron a éste a firmar el pacto de Cañuelas, luego reformado en Barracas, el 24 de agosto de ese año. La consecuencia inmediata fue la elección de Juan José Viamonte como Gobernador de Buenos Aires, allanándole el camino a Rosas.

Primer gobierno

Bandera usada en las provincias del Pacto Federal

La Legislatura de Buenos Aires proclamó a Juan Manuel de Rosas como Gobernador de Buenos Aires el 8 de diciembre de 1829, con el título de Restaurador de las Leyes e Instituciones de la Provincia de Buenos Aires y en el mismo acto le otorgó facultades extraordinarias.

En agosto de 1830, el general José María Paz integró a varias provincias del interior en la Liga Unitaria. A los pocos meses, en enero de 1831, Rosas junto a Estanislao López impulsó el Pacto Federal entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Éste, que sería uno de los "pactos preexistentes" mencionados en la Constitución de la Nación Argentina, tenía como objetivo poner un freno a la expansión del unitarismo encarnado en el general Paz, quien caería el 10 de mayo de ese año.

Con la derrota de Gregorio Aráoz de Lamadrid, acaecida en Tucumán el 4 de noviembre a manos de Facundo Quiroga, fue finalmente derrotado el unitarismo en el interior del país y se irían adhiriendo las provincias restantes al Pacto Federal: Mendoza, Corrientes, Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja en 1831; en 1832: Tucumán, San Juan, San Luis, Salta y Catamarca.

No obstante, la supremacía lograda no estuvo asociada a un apoyo incondicional de toda la población. Rosas debió enfrentar, por el contrario, una dura resistencia durante el curso de su gobierno. Plantilla:Wikisource obra En este sentido, un retrato vívido de esa época ha sido el legado por la pluma de Esteban Echeverría en El matadero, cuento precursor del realismo rioplatense que transcurre en la provincia de Buenos Aires durante los años 30'. Desde la óptica opositora, Echevarría describió las contiendas entre unitarios y federales, y las figuras del caudillo Juan Manuel de Rosas y sus seguidores, atribuyendo a estos últimos cualidades brutales y sanguinarias.

En 1832 Rosas fue ratificado como gobernador de la provincia de Buenos Aires, pero la Sala de Representantes le negó el otorgamiento de las facultades extraordinarias. En esas circunstancias renunció al cargo el 17 de diciembre y promovió la elección de Juan Ramón Balcarce. Mientras tanto, hacia 1833, decidió organizar y encabezar la "expedición al desierto": una campaña contra los indígenas del sur de Argentina, con el fin de asegurar nuevas tierras para la explotación ganadera. Ésta resultó victoriosa y a menudo se cita como importante antecedente de la llamada Conquista del Desierto.

Interregno

En ausencia de Rosas, su mujer Encarnación Ezcurra asumió un importante protagonismo político en comunicación permanente con aquél. Acompañada por la Sociedad Popular Restauradora (conocida como “La Mazorca”), que aterrorizaba a sus adversarios unitarios, conspiró contra los sucesivos gobiernos de Juan Ramón González Balcarce (al que derrocó mediante la llamada Revolución de los Restauradores en 1833), Juan José Viamonte y Manuel Vicente Maza.

Durante este período, Facundo Quiroga residía en Buenos Aires al amparo de Rosas y debía viajar para mediar en un conflicto que se había suscitado entre Salta y Tucumán. En el trayecto fue emboscado y asesinado en Barranca Yaco (provincia de Córdoba) por Santos Pérez, un sicario vinculado a los hermanos Reynafé que gobernaban Córdoba.

Esta muerte provocó la renuncia de Maza; el clima de inestabilidad y violencia ayudó al regreso de Rosas al gobierno, que asumió el 13 de abril de 1835, circunstancia en que se le otorgó la suma del poder público, esto es, la representación y ejercicio de los tres poderes del Estado. La Sala de Representantes había designado a Rosas para ese cargo desde mediados de 1834; sin embargo, Rosas se negó a aceptar hasta que le fue conferida la suma del poder público sin necesidad de rendir cuenta de su ejercicio.

Segundo gobierno

La Sala de Representantes nombró a Juan Manuel de Rosas por el quinquenio que comprende del 35 al 40, confiriéndole finalmente la suma del poder público. El Restaurador exigió que se realizara un plebiscito, cuyo resultado fue 9.713 votos a favor y 7 en contra. Cabe destacar que por esos tiempos la provincia de Buenos Aires contaba con 60.000 habitantes, de los cuales no accedían al sufragio mujeres, ancianos y niños.

No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar. Debo decirlo en obsequio de la verdad histórica, nunca hubo un gobierno más popular, y deseado, ni más bien sostenido por la opinión. Los unitarios que en nada habían tomado parte, lo recibían al menos con indiferencia, los federales lomos negros, con desdén, pero sin oposición; los ciudadanos pacíficos lo esperaban como una bendicion y un termino a las crueles oscilaciones de dos largos años; la campaña, en fin, como el simbolo de su poder y la humillacion de los cajetillas de la CIUDAD. [...]
[...] Concibese como ha podido suceder que en una provincia de cuatrocientos mil habitantes, según lo asegura la Gaceta, sólo hubiese tres votos contrarios al gobierno? Seria acaso que los disidentes no votaron? Nada de eso! No se tiene aun noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar; los enfermos se levantaron de la cama a ir a dar su asentimiento, temerosos de que sus nombres fueran inscritos en algún negro registro; porque así se había insinuado. El terror estaba ya en la atmósfera, y aunque el treno no había estallado aun, todos veían la nube negra y torva que venia cubriendo el cielo.
Domingo F. Sarmiento: Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Santiago de Chile, 1845. Pag. 311 Sexta edición. Cátedra Letras Hispánicas

La suma del poder público se le otorgó con el compromiso de:

  1. Conservar, defender y proteger la religión Católica Apostólica Romana.
  2. Sostener la causa nacional de la Federación.
  3. El ejercicio de la suma del poder público duraría "todo el tiempo que el Gobernador considere necesario".

Tras fundar su propio Partido Restaurador Apostólico, y una vez conseguidos estos nuevos poderes, impuso los criterios federales, y formó alianzas con los líderes de las demás provincias argentinas, logrando el control del comercio y de los asuntos exteriores de la Confederación.

El gobierno de Rosas se sustentaba en el apoyo de la población más humilde, además de los estancieros, y de la Iglesia católica. Los opositores solían ser los unitarios, y también buena parte de la intelectualidad argentina de la época; finalmente, cabe incluir entre los detractores a los caudillos provinciales que se resistían a su autoridad y que de inmediato fueron derrotados y reemplazados.

La extendida red de espionaje del gobernador, además de las intervenciones de su policía secreta, lograron mantener bajo control las expresiones de descontento. En 1842, Rosas se autoproclamó "tirano", lo que le otorgó pleno dominio sobre todo el territorio de la Confederación. En 1843 intervino en la guerra civil de Uruguay (Guerra Grande), despertando suspicacias respecto de un posible expansionismo argentino.

La Ley de Aduanas

El gobernador de Corrientes, Pedro Ferré, realizó un enérgico planteo reclamando medidas proteccionistas para los productos de origen local, cuya producción se deterioraba debido a la política de libre comercio de Buenos Aires.

El 18 de diciembre de 1835, Rosas sancionó la Ley de Aduanas en respuesta a ese planteo, que determinaba la prohibición de importar algunos productos y el establecimiento de aranceles para otros casos. Estas medidas impulsaron notablemente el mercado interno y la producción del interior del país. Sin embargo, Buenos Aires continuó siendo la principal ciudad.

La generación del 37

En 1837 surgió un grupo de jóvenes, entre los que se contaban Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Vicente Fidel López, que se identificaban con la clase política que había protagonizado el proceso independentista hasta la organización unitaria de 1824; y adherían a las ideas del romanticismo europeo y la democracia liberal.

Este grupo logró cierta influencia a partir de dos instituciones: el Salón Literario (luego cerrado por orden de Rosas) y "La Joven Argentina", sociedad secreta fundada por Echeverría en 1838.

Intentaron ser una alternativa a federales y unitarios, propiciaron una organización nacional mixta, y sus ideas y acción tendrían gran influencia en el proceso constitucional posterior a la caída de Rosas.

El bloqueo francés

En marzo de 1838, luego de que Rosas encarcelara a varios ciudadanos franceses acusados de espionaje, se desató un conflicto con Francia, país que bloqueó con su armada el puerto de Buenos Aires. Francia, además, reclamaba un acuerdo similar al que tenía la Confederación con Inglaterra y la excepción del servicio militar para sus ciudadanos.

El bloqueo duró dos años, deteriorando el comercio exterior y provocando la vuelta de la guerra civil. Lavalle, con apoyo de Francia y de fuerzas unitarias exiliadas en Uruguay, invadió las provincias de Entre Ríos y Santa Fe. Sin embargo, no consiguió el apoyo popular que esperaba y debió huir con sus tropas al norte del país, circunstancias en que encontraría su muerte.

En octubre de 1840 se firmó el tratado de Mackau-Arana con el que Francia levantaba el bloqueo y la Confederación amnistiaba e indemnizaba a los franceses, y les otorgaba los mismos derechos que a los ingleses.

El bloqueo anglo-francés

El gobierno de Rosas había prohibido la navegación por los ríos interiores a fin de reforzar la Aduana de Buenos Aires, único punto por el que se comerciaba con el exterior. Durante largo tiempo Inglaterra había reclamado la libre navegación por los ríos Paraná y Uruguay.

Debido a esta disputa, el 20 de noviembre de 1845 las flotas inglesas y francesas bloquearon el puerto de Buenos Aires y avanzaron por el Paraná. Luego de un inicio de intensas acciones bélicas (entre las que se cuentan la llamada "Vuelta de Obligado"), el bloqueo se estableció y no sería levantado por Inglaterra hasta 1847 y en 1848 por Francia.

El 24 de noviembre de 1849 concluyó definitivamente este conflicto tras la firma del tratado Arana-Southern, que reconocía la navegación del río Paraná como “una navegación interna de la Confederación Argentina y sujeta solamente a sus leyes y reglamentos, lo mismo que la del río Uruguay en común con el Estado Oriental”.

La caída

En 1851, Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, reasumió la conducción de las relaciones exteriores de su provincia ante la renuncia que todos los años Rosas hacía de las mismas. Esta renuncia periódica de la representación de las provincias en el exterior estaba destinada a ratificar el poder del gobernador de Buenos Aires; el pronunciamiento de Entre Ríos desató un conflicto armado. Este suceso se vinculaba al problema de la navegación de los ríos interiores: en el caso de Entre Ríos, provincia rodeada por los ríos Paraná y Uruguay, el paso obligado por la Aduana de Buenos Aires para comerciar con el exterior era un problema económico de magnitud. Para enfrentar a Rosas, Urquiza se alió con Brasil y con la provincia de Corrientes, derrotando a Rosas en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852.

Tras la derrota, Rosas redactó y firmó su renuncia en el "Hueco de los sauces" (actual Plaza Garay).

Creo haber llenado mi deber con mis conciudadanos y compañeros. Si más no hemos hecho en el sostén de nuestra independencia, nuestra identidad, y de nuestro honor, es porque más no hemos podido.
Juan Manuel de Rosas, 3 de febrero, 1852

Luego partió a Inglaterra en el buque de guerra británico Conflict, instalándose en Southampton, donde permaneció hasta su muerte, el 14 de marzo de 1877.

Algunos de los críticos más emblemáticos de Rosas y su gobierno habían sido políticos de ideología liberal como Juan Bautista Alberdi (aunque este luego cambiaría en parte su opinión), Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento. Éstos debieron emigrar hacia países como Uruguay y Chile en ese período. Esta situación se revertiría: pocos meses más tarde, el 1 de mayo de 1853, sería promulgada la Constitución Argentina, a la que finalmente Buenos Aires acabaría adhiriendo años después. El pensamiento de Juan Bautista Alberdi y su obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, conjuntamente con el modelo estadounidense, y las constituciones anteriores fueron los puntos de partida de la nueva Carta Magna. Actualmente, el Estado Argentino manifiesta el reconocimiento a la figura de Rosas incluyendo su imagen en los billetes de 20 pesos de curso legal.

Bibliografía

  • Barba, Enrique M.: Quiroga y Rosas. Buenos Aires: Pleamar, 1974.
  • Cisneros, Andrés y Escudé, Carlos: Historia General de las Relaciones Exteriores de la República Argentina, Tomo IV: “Juan Manuel de Rosas y sus conflictos con Estados provinciales y extranjeros”. Buenos Aires: Centro de Estudios de Política Exterior, 1999. (ISBN 950-694-557-8.)
  • Halperin Donghi, Tulio: De la revolución de independencia a la confederación rosista (tomo 3: “El surgimiento de la Confederación”). Buenos Aires: Paidós (Colección de Historia Argentina), 1971.
  • Luna, Félix (editor): Juan Manuel de Rosas. Buenos Aires: Planeta (Colección Grandes Protagonistas de la Historia Argentina), 1999. (ISBN 950-49-0238-3)
  • Lynch, John: Juan Manuel de Rosas. Buenos Aires: Emecé, 1984. (ISBN 950-04-0315-3.)
  • Rosa, José María: Rosas, nuestro contemporáneo. Buenos Aires: La Candelaria, 1970.
  • Saldías, Adolfo: Historia de la Confederación Argentina. Buenos Aires: EUDEBA, 1987. (ISBN 9506145741.)

Véase también

Enlaces externos

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Predecesor:
Juan José Viamonte
Gobernador de Buenos Aires
1829 – 1832
Sucesor:
Juan Ramón González de Balcarce


Predecesor:
Manuel Vicente Maza
Gobernador de Buenos Aires, en ejercicio del Poder Ejecutivo Nacional
1835 – 1852
Sucesor:
Vicente López y Planes (como gobernador)
Justo José de Urquiza (en el PEN)

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