Diferencia entre revisiones de «Soldaditos de Pavía»

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En primer lugar hay quien dice que el nombre de Pavía de Bacalao o Soldaditos de Pavía se debe a la coincidencia con el color de los uniformes de los soldados de los tercios españoles que vencieron en la batalla de Pavía en 1525...???

En "realidad" su nombre se debe a la tradicional agudeza gastronómica sevillana de elaborar una buena receta sobretodo con imaginación y escaso coste:

En el mes de Julio de 1873 entró en Sevilla el General Pavía con un puñado de soldados y "cortito" de intendencia.

Y dado que la tropa lo estaba pasado algo "achuchao", para alimentarla debidamente, a algún gastrónomo sevillano se le ocurrió la feliz y sabrosa idea de cómo aumentar el rancho sin que aumentara el coste.

De ahí el "soldadito de Pavía", ya que el bacalao era "algo" más barato que ahora y rebozando en harina unas tiritas de bacalao daban bastante de si.

Esa y no otra es la pura y "verdadera historia"....


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Revisión del 18:50 19 ene 2010

Soldaditos de Pavía en una tasca de Madrid.
Similitud de colores con la bandera del Tercio.
Retrato de Joaquin Sorolla al Rey Don Alfonso XIII con el Uniforme de Husares.

Los soldaditos de Pavía (en algunas ocasiones denominados soladados de Pavía) constituyen un aperitivo típicamente madrileño, así como de algunas partes de Andalucía,[1][2]​ que consta de una fritura de bacalao rebozado acompañado de pimiento rojo. Hay autores que afirman que fueron concebidos en una taberna de la calle Tetuán de Madrid.[3]​ Se suelen servir fríos en algunas de las tascas y bares acompañándose con vino.

Origen del nombre

El nombre de este plato ha dado lugar a numerosas teorías. Una de las teorías menciona que el nombre Pavías es debido a que su color recuerda al del uniforme de los húsares de los tercios españoles que combatieron en la Batalla de Pavía en 1525, en la que las tropas españolas de Carlos V derrotaron a los soldados franceses de Francisco I. Así, la decoración con pimiento rojo se usa para simular los galones de los soldados.[4]

Esta teoría es denegada por ciertos autores,[5]​ Una de las razones es que los regimientos de húsares no aparecen en la Europa Occidental hasta bien entrado el siglo XVI. En España la denominación húsar aparece a finales del siglo XVIII y el diccionario de la Real Academia no lo documenta hasta 1817. El Regimiento de Pavía (que lleva una guerrera amarilla y rojo azafranado con pantalones y dolmán azúl celeste) fue fundado en Pavía en 1684, es decir más de siglo y medio antes de la batalla de Pavía. Pero no denominó Regimiento de Húsares, ni de Pavía, sino Tercio de Dragones y Arcabuceros de Scheldon, debido a que su primer maestro en la batalla fue el duque de Scheldon. En 1714 pasó a denominarse Regimiento de Dragones de Caylus, luego de Regimiento de Pavía 3º de Dragones (en 1718), Regimiento de Pavía 4º de Dragones (en 1741), Regimiento de Pavía 4º de Cazadores (en 1803), Regimiento 4º de Caballería ligera (en 1818), reorganizado en 1824 con el nombre de Regimiento de Pavía 2º de Ligeros. Dos años más tarde fue Regimiento de León 2º de Ligeros; en 1844 fue Regimiento de Pavía 5º de Lanceros, y solamente en 1844 fue Regimiento de Húsares de Pavía, su periplo alcanza hasta el siglo XX. Con esta descripción autores gastronómicos como Néstor Luján mencionan que el nombre nada tiene que ver con la batalla, sino con los trajes de los Húsares hasta bien entrado el siglo XIX.[5]​ A finales del siglo XIX, en Sevilla y Madrid, se denominan "Soldaditos de Pavía", a unos pastelillos fritos, que recuerdan por su aspecto y colores a la chaqueta de dicho regimiento.

Otra versión sobre el origen de su nombre dice que éste viene dado por el hecho histórico de la disolución de las Cortes por los húsares a mando del General Pavía. Este acto acabó con la Primera República, siendo posible que los madrileños vieran en las casacas de color rojizo de éstos cierto parecido con el plato. Esta versión es cuestión de debate entre autores, ya que algunos niegan esta última afirmación,[3]​ mientras que otros la afirman.[1]​ El gastrónomo y periodista Dionisio Pérez en su obra póstuma «La cocina clásica española», los denomina soldados de cuota.[6]

Características

Los soldaditos de pavía son unas largas tiras de bacalao (el denominado bacalao de molla por no tener piel ni espinas) remojado y empanadas en una pasta de freír, coloreadas con unas hebras de azafrán. Estas tiras se fríen y deben quedar tostadas y crujientes.[7]​ Era costumbre de antaño tomar esta tapa en una tasca, servida en la barra y acompañada de un vaso de vino, siendo alimento de clase obrera y humilde.[1]​ Se emplea bacalao en salazón cortado en tiras que se ponen en remojo un día antes para reducir el sabor salado y eliminar el sobrante de sal, y antes de freírla se reboza en una masa con azafrán.[4]

En la actualidad es frecuente que se vierta una cierta cantidad de colorante artificial en la masa del rebozo (en lugar de emplear azafrán) para que el color amarillo de la paella final atraiga más a los potenciales consumidores. Este colorante contiene tartracina (E-102) y es el denominado "amarillo paella", cuya intensidad de amarillo depende de la concentración acuosa y carece de sabor u olor.[8]​ La masa lleva levadura para que crezca durante la fritura (masa orly). Algunos autores mencionan un macerado previo en aceite de oliva, zumo de limón y ajo.[9]​ En algunas ocasiones se sirven como complento a platos de verduras.[2]

Variantes

En Andalucía se puede encontrar también este plato, en lugar de emplear bacalao, elaborado de merluza y se conocen simplemente como pavías. En Andalucía en algunos casos se deja marinar los pedazos de bacalao con zumo de limón, aceite de oliva y un poco de aguardiente, una hora antes de la fritura.[2]​ En algunos casos es un alimento típico que aparece servido en bares y restaurantes durante la celebración de la Semana Santa sevillana.[10][11]

Notas

  1. a b c Flavia Paz Velázquez (1986). Raíces linarenses. Narcea Ediciones. p. 97. ISBN 8427707223. 
  2. a b c Néstor Luján, Juan Perucho, (2003), El libro de la cocina española, Tusquets, pp-383
  3. a b José del corral (2000). Ayer y hoy de la Gastronomía Madrileña. Editorial La librería. pp. 192-3. ISBN 84-89411-67-0. 
  4. a b Teresa Barrenechea (2007). The cuisines of Spain: exploring regional home cooking. Frances Lincoln. p. 114. ISBN 0711226776. 
  5. a b Néstor Luján, (1995), «El Ritual del aperitivo», Ed. Folio, pp:171-173
  6. Dionisio Pérez Gutiérrez, (1936), «La cocina clásica española», Madrid
  7. Ángel Muro, (1984), "El Practicón", Madrid, reed. Editorial Tusquets, ISBN 84-7223-813-X. (1982-03-01)
  8. Carlos Barros Santos, (2008), «Los aditivos en la alimentación de los españoles. La legislación que regula su autorización uso». 2 Tomos, ISBN 978-84-9886-391-8, p:55
  9. Manuel Vázquez Montalbán (2003). La cocina de la harina y el cordero. LIA Ediciones. p. 75. ISBN 8466607919. 
  10. Isidoro Moreno Navarro,(1982), «La Semana Santa de Sevilla: conformación, mixtificación y significaciones»,Sevilla
  11. Manuel María Puga y Parga, (1913), «Vigilia Reservada'»',Madrid, Minuta de cena del tercer viernes de cuaresma

Enlaces externos

Véase también