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Revisión del 12:35 8 may 2011

Ejército Paleólogo

Bandera imperial e insignia del Imperio bizantino durante la dinastía Paleólogo
Activa 1261 - 1453
País Imperio bizantino
Fidelidad Dinastía Paleólogo
Acuartelamiento Constantinopla
Alto mando
Comandantes
notables
Miguel VIII,
Andrónico II,
Andrónico III,
Juan V
Andrónico IV
Juan VII
Manuel II Paleólogo
Juan VIII
Constantino XI
Guerras y batallas
Guerras Búlgaro-Bizantinas,
Guerras Otomano-bizantinas.

El ejército Paleólogo fue la fuerza militar del Imperio bizantino desde finales del siglo XIII hasta su colapso a mediados del siglo XV, bajo la Casa de los Paleólogos. Este ejército era la continuación directa del ejército del Imperio de Nicea, el cual a su vez era un fragmento del formidable ejército Comneno.[1]​ Bajo el primer emperador Paleólogo, Miguel VIII, el ejército había pasado a tener un rol ofensivo, mientras que las fuerzas navales fueron reforzadas con la incorporación de cientos de marinos para dotar a las tripulaciones de unas 80 naves de guerra. Debido a la falta de fuerzas para apoyar al ejército, el imperio requirió emplear a un gran número de mercenarios.[2]

Después que Andrónico II ascendiera al trono, el ejército empezó a decaer y los bizantinos sufrieron regulares derrotas a manos de sus oponentes orientales, a pesar de que seguían teniendo éxitos contra los territorios cruzados en Grecia. Aproximadamente para 1350 la insuficiente organización fiscal y el incompetente gobierno central del imperio hicieron aumentar las tropas y los suministros a mantener una tarea casi imposible, y el imperio llegó a confiar en las tropas proporcionadas por los serbios, búlgaros, venecianos, latinos, genoveses y turcos para combatir en los civiles guerras que duraron la mayor parte del siglo XIV, estos últimos como enemigos tuvieron éxito en establecer una base de operaciones en Tracia.[3]​ En el momento que la guerra civil había terminado, los turcos habían separado a Constantinopla, la capital del Imperio bizantino de la tierra circundante y en 1453 la última batalla decisiva fue librada por el ejército Paleólogo cuando la capital fue asaltada el 29 de mayo.

Historia

El ejército Paleólogo siguió utilizando el mismo punto de vista militar en lo que respecta al número de soldados y oficiales al igual que el ejército Comneno.[4]​ Sin embargo, hubo menos territorios para el aumento de tropas. En Anatolia, el apoyo local para los conquistadores otomanos crecía día tras día, mientras que en Grecia, el saqueo por los Cruzados, Serbia, Bulgaria y anteriormente por el Imperio angevino arruinaban la región —la mayor fuente de recursos humanos para Bizancio—. Después de 1261, el ejército central consistió en 6.000 hombres, mientras que el número total de las tropas en tierra nunca excedieron los 10.000 hombres.[5][2]

Ante esto, Miguel VIII Paleólogo buscó ansiosamente una alianza con los mongoles, los cuales a su vez eran favorables al cristianismo, pues muchos de ellos eran cristianos nestorianos. Firmó un tratado en 1263 con el kan mongol de la Horda de Oro y casó a dos de sus hijas (estas esposas fueron hijas de su concubina Diplobatatzaina) con los reyes mongoles: Eufrosina Paleólogina, que se casó con Nogai Khan de la Horda de Oro, y la segunda fue María Paleólogina, que se casó con Abaqa Kan del Ilkanato de Persia. A cambio de la alianza, Nogai Khan dio a Miguel VIII Paleólogo muchos mercenarios. El número total de tropas bajo Miguel VIII ascendió, pues, a cerca de 20.000 hombres, la fuerza móvil bizantina a 15.000, mientras que la guarnición de la ciudad ascendía a 5.000 hombres.[6]

Hulagu, fundador del Ilkanato, aliado de Bizancio en los inicios del siglo XIV.

Su alianza con los mongoles también sería beneficioso para su hijo Andrónico II, pues en 1308, , con la ayuda de éstos, decidió recuperar muchos pueblos bizantinos en Bitinia, la cual había sido sometida por los turcos.[7]​ Sin embargo, los turcos finalmente derrotaron al Ilkanato. Después de su derrota, los bizantinos no pudieron contar más con cualquier tipo de ayuda del Ilkanato, que comenzó a adoptar el Islam y veían en peligro su dominio en todo Irán.[8]

La decadencia en la que entra Bizancio a principios del siglo XIV, las dificultades financieras, la presión turco-eslava y la dominación económica latina se hicieron sentir en el potencial militar del Imperio, bajo Andrónico II, el mayor elemento profesional del ejército se desmovilizó en favor de milicias mal armadas y poco entrenadas. El emperador había reducido considerablemente el ejército a una fuerza de 4.000 hombres para 1320, y un año más tarde el imperio redujo el ejército a sólo 3.000 hombres.[2][9]​ A pesar de que el imperio se había reducido considerablemente en la época del reinado de Andrónico III, esté consiguió reunir una fuerza ofensiva de 4.000 hombres para su campaña contra los otomanos.[10]​ Sin embargo, a finales del siglo XIV, Bizancio fue marcada por una serie de guerras civiles y constantes pérdidas de sus territorios a manos de serbios y turcos, completandose con la decadencia militar. El ejército quedó reducido a unos pocos destacamentos organizados según lo requiriesen las circunstancias.

Arruinado por las guerras civiles y la peste, enfretamientos contra serbios, búlgaros, latinos y otomanos, y privado de los pequeños recursos económicos y humanos necesarios para asegurar su supervivencia, el Imperio bizantino se redujo en el siglo XV a la capital Constantinopla, algunas ciudades en Tracia y parte del Peloponeso.

Con los turcos expandiéndose a mediados del siglo XIV, y sin una acción militar coordinada, contundente y decisiva por parte de las potencias cristianas, Bizancio sobrevivió al sitio turco de 1402 gracias a la intervención externa de Tamerlán, que terminó con el asedio al derrotar a las tropas de Beyazid I en la batalla de Ankara, lo que paralizó el dominio otomano en Anatolia y provocó una crisis sucesoria entre los hijos del sultán Beyazid que tardaría veinte años en resolverse a favor de Murad II. Ascendiendo al trono en 1421, Murad puso sitio a Constantinopla en 1422, pero la falta de máquinas de asedio, la insuficiencia naval y los problemas internos hicieron que el Imperio sobreviviera durante tres décadas más.

En 1453, el ejército bizantino se había reducido a sólo una fuerza regular de guarnición formada por 1.500 hombres en Constantinopla.[11]​ Con un esfuerzo supremo, Constantino XI consiguió reunir una guarnición de 8.000 hombres (incluyendo unos 3.000 mercenarios extranjeros) para defender la ciudad contra el ejército otomano.[12]

Estructura

Las tropas bizantinas siguieron consistiendo de caballería, infantería y arqueros. Desde la separación de Trebisonda, los cumanos y los turcos fueron utilizados para las unidades de caballería y de hostigadores. En la era Paleólogo, el término principal para un regimiento fue el allagion. Las unidades de la guardia imperial, incluían la Guardia varega, la oscura Paramonai y los Vardariotai.

Allagia

Para fines del siglo XIII, el término allagia había reemplazado en gran parte al anterior tagma en coloquial y técnico (aunque no enteramente en la literatura) el uso para designar a cualquier regimiento permanente. El allagion del propio emperador, es decir, su séquito militar, parece haber sido reemplazado por las dos divisiones de cuerpos de la oscura Paramonai, uno a pie y uno a caballo. Sin embargo estos aún fueron comandados, de acuerdo con Pseudo Codinos, por un allagatōr cada uno, mientras que el protallagatōr, probablemente era el comandante del cuerpo entero.[13]​ El allagia del ejército provincial se dividía en dos grupos distintos: el allagia imperial y la gran allagia. El primero estaba en el Asia Menor bizantina, mientras que el segundo únicamente estaba en las provincias europeas del imperio. Con la caída gradual de Asia Menor ante los turcos a finales del siglo XIII y principios del XIV, la «allagia imperial» finalmente desapareció. La «gran allagia», de la cual tres son conocidos por su nombre – la de Salónica, la de Serres, y la de Bizye - son los primeros atestiguados en 1286 y continúan siendo mencionados hasta 1355. Es casi seguro que sin embargo datara al menos desde el reinado de Miguel VIII Paleólogo (r. 1259–1282), y tal vez incluso antes de él los emperadores láscaridas de Nicea que conquistaron esas tierras. También ellos desaparecieron cuando sus provincias se redujeron ante los serbios y los turcos otomanos.[14]

El papel exacto, naturaleza y estructura de la megala allagia europea no está totalmente clara, ellos abarcaban las regiones alrededor de estas ciudades, conformando aproximadamente el antiguo thema de Salónica, Estrimón, y Tracia. Por lo tanto pudieron representar un intento de centralizar el control sobre las fuerzas militares provinciales, en una época en que el control político estaba recayendo cada vez más de la capital a la periferia.[15]​ Se sabe que sus fuerzas estaban compuestas por tropas fronterizas que proporcionaban guarniciones para las fortalezas, así como caballería pronoaria. Adicionalmente, pudo haber incluido pequeños grupos de terratenientes y mercenarios.[16]Mark Bartusis comenta sobre los diversos intentos de explicar su función, «en un extremo la megala allagia era el elemento central en el ejército bizantino tardío; todos los soldados que vivían en las provincias y que tenían una obligación militar [...] fueron un megaloallagitēs», lo que significa que representaban una universal organización militar que participaba en el reclutamiento y mantenimiento de todas las fuerzas provinciales, de la que sólo los guardias imperiales y el séquito personal de los gobernantes locales debían ser excluidos. En el otro extremo, la megala allagia pudo haber sido sólo un aspecto del fallecido sistema militar bizantino, limitada sólo a algunas provincias y de la que mercenarios extranjeros fueron probablemente excluidos.[17]

El tamaño de la allagia al parecer fue equivalente a la antigua banda (300 a 500 soldados); así la Crónica de Morea registró que Constantino Paleólogo tenía una fuerza de 18 allagia o 6.000 soldados de caballería bajo su mando en Morea a principios de la década de 1260. El comandante del allagion parece haber sido el archōn tou allagiou, cuya exacta relación con el allagatōr es desconocida.[13]​ El título de tzaousios también ocurrió a principios del siglo XIV en el contexto de la megala allagia de la región de Salónica. Sus funciones exactas sin embargo dentro de estas unidades son desconocidas.[18]

Mercenarios y aliados

Tropas catalanas. Unos 6.500 hombres, mujeres y niños fueron a luchar por el basileos en 1303.

Después que Constantinopla fuera reconquistada,[19]​ el ejército de Miguel VIII continúo haciendo campaña en Grecia asegurándose que el ejército niceno, una rama del costoso pero efectivo ejército comneno permaneciera en juego. Para realizar todo esto necesitó la ayuda de los mongoles, quienes a cambio de su alianza le dieron un contingente de 4.000 soldados.[20]

Bajo el reinado de su hijo, Andrónico II, el ejército fue reducido a niveles mínimos, las tropas mercenarias se disolvieron para ahorrar dinero[21]​ y para reducir los impuestos a la población descontenta. Las compañías mercenarias y las disciplinadas tropas regulares fueron sustituidas por milicias civiles pobremente equipadas. Los resultados fueron obvios, las pérdidas bizantinas en Asia Menor ocurrieron principalmente bajo Andrónico II.

En 1302 el centro de gasto militar pasó de nuevo a los mercenarios, destacándose la compañía catalana, pero después que su líder Roger de Flor fuera asesinado la compañía regresó a Tracia y Grecia, causaron la caída del Ducado de Atenas y minaron seriamente el dominio griego para que en ambos lados del Bósforo el imperio sufriera. También se recurrió, aunque sin mucho éxito, a los mongoles, quienes por el mismo tiempo le otrorgaron 70.000 soldados.[7]​ Aún así, los mercenarios se siguieron utilizando después del reinado de Andrónico II. Irónicamente los sucesores de Andrónico continuaron la política de utilizar muchos combatientes extranjeros empeorando la suerte de Bizancio en la misma forma que Andrónico había hecho al disolverlos. El uso de serbios, búlgaros, turcos de Aydin y otomanos abrieron a Bizancio a más incursiones extranjeras. El despliegue de hasta 20.000 soldados turcos del reino otomano para ayudar a su nominal aliado griego sólo alivió futuras conquistas de la zona.[22]

Desde entonces Bizancio fue haciéndose cada vez más incapaz de crear un «leal» ejército griego, los extranjeros, como los Caballeros de Rodas, venecianos, genoveses e italianos fueron sumándose a la fuerzas combatientes de Bizancio. Ya que el tesoro imperial fue reduciéndose después de 1350, los combatientes extranjeros sólo luchaban por razones políticas y a menudo en las guerras civiles, en lugar de fortalecer la posición de Bizancio.

Armamento

Ballestero.

Las armas en el ejército bizantino eran muy variadas, al igual que la composición de los soldados. Los escudos y las lanzas fueron como siempre el arma más común. Sin embargo en el siglo XIII y progresando en el XIV, la ballesta se convirtió en un arma anti-personal muy importante.[23]​ Esto está en consonancia con el propio pensamiento militar de Europa, que vio el aumento de la importancia de la ballesta genovesa y el arco largo gales en el siglo XIV y después en el XV. Sin embargo, como el Imperio se redujo, sus recursos y capacidad para combatir disminuyeron, cuando Constantinopla fue sitiada en 1453 sus muros fueron incapaces de soportar cualquier cañón (el retroceso de los cañones movían sus propios muros hacia abajo) y el imperio no fue capaz de contrarrestar esta pieza de tecnología.

Bombarda.

El arma de fuego apareció por primera vez en los Balcanes en 1378, los otomanos emplearon sus primeros cañones alrederdor de 1400. Pero para Bizancio llegaron demasiado tarde, no dispusieron de ellos hasta 1422, cuando los emplearon en la defensa de Constantinopla contra los turcos.[24]​ Sin embargo, se duda mucho de que estos cañones fueran de fabricación autóctona, siendo más probable que fueran obtenidos a través de genoveses o venecianos. Las tropas imperiales nunca llegaron a usar armas de fuego en el campo de batalla, limitando su uso a la defensa de la capital. Tampoco llegaron a disponer de armas de fuego portátiles, si bien las conocían gracias a turcos y occidentales.

Fortificaciones y guerra de asedio

Fortificaciones en ruinas de Teodosia, en Crimea. Ocupada por Génova a mediados del siglo XIV, algunas de las fortificaciones existentes fueron modificados posteriormente..

La estrategia militar bizantina se basó principalmente en fortificar ciudades y pueblos. Los muros consistían de piedras con capas de ladrillos gruesos en medio, tal vez lo que permitía la absorción de un ataque.[23]​ Después, cuando la artillería se hizo cada vez más eficaz, los muros inclinados entraban en juego. Los muros fueron aumentados por torres, uniformemente espaciadas y corría a lo largo de los muros. Las torres amuralladas fueron diseñadas para proteger la ciudad entera.

El suministro de ciudades y fuertes se convirtieron en el peor problema de Bizancio y, aunque los turcos inicialmente carecían de los conocimientos necesarios para tomar ciudades amuralladas, no podían ser derrotados en tierra, ni romper sus bloqueos. Ciudades como Nicea[25]​ y Nicomedia[25]​ cayeron después de un par de años o más. Aún así, este fue un largo período de tiempo pues los cruzados en el Levante fueron capaces de resistir en impresionantes fuertes como el Krak de los Caballeros que se rindió con relativa rapidez. Peor aún fueron los fuertes cruzados en el Egeo, que a menudo se rendían ante los bizantinos y los turcos sin combatir.[23]

El ejército bizantino recuperó un papel cada vez más ofensivo contra los cruzados a mediados y finales del siglo XIII, pero muchas fortificaciones recuperadas por los bizantinos cayeron en desuso;[26]​ la falta de recursos humanos y múltiples frentes presionando relegaron estos castillos a abandonarlos. Algunos de los castillos capturados en Grecia fueron usados para controlar a las poblaciones hostiles como griegos, albaneses, valacos u otros pueblos indígenas que se opusieron a dominio de los francos y puesto que los bizantinos eran griegos y ortodoxos, la amenaza de que los Cruzadas tuvieron que lidiar con existían en menor escala por los bizantinos, dándoles otra razón para no repararlas.[27]​ Las fortificaciones de Constantinopla seguían siendo formidables, sin embargo su reparación fue posible después de 1370 debido a la naturaleza destructiva de una guerra civil en curso. En el momento que los bizantinos emergieron de ella, se vieron obligados a reconocer la soberanía del sultán otomano, que amenazó con emprender acciones militares si hacían las reparaciones de las milenarias murallas de Constantinopla. Superados en gran medida, los muros de la capital dieron a los defensores en 1453 solo 6 semanas de defensa.

Estrategia y tácticas

La principal estrategia del Imperio bizantino fue de hacer un uso máximo de un ejército que a menudo era superado en número. La llave tras este enfoque fue el uso de las fortificaciones fronterizas que obstruían las fuerzas invasoras dándole tiempo suficiente para que el principal ejército imperial marchara en su ayuda.[4]​ Un ejemplo de esto ocurrió en mayo de 1281 cuando Miguel Tarcaniotes fue enviado por Miguel VIII para ayudar a la ciudad fortificada de Berat, y tuvo éxito al derrotar a Carlos I de la Casa de Anjou.[28][29]​ Sin embargo, esta estrategia no estaba en contacto con la situación militar del día —fortalezas y castillos se hicieron cada vez menos útiles para la defensa y más aún como una residencia. En particular, fueron los fuertes cruzados los mayores oponentes de los bizantinos en el oeste. Estos fuertes jugaron un papel muy pequeño para ayudar a los cruzados a aferrarse a sus territorios y la batalla se decidía a menudo en un campo abierto, el castillo de Tebas fue tomada dos veces, primero por los cruzados y luego por los catalanes en 20 años sin ningún asedio.[23]​ Lo que puede haber contribuido al descenso de los castillos en la guerra era el hecho de que los cruzados en Grecia fueron desesperadamente escasos en recursos humanos[30]​ y por lo tanto la destrucción de su ejército en batalla dejaba sus castillos indefensos - como se vio en Constantinopla en 1261, donde sólo quedaba una ínfima fuerza para defender la capital del Imperio Latino debido a que carecía de los recursos humanos necesarios.[31]

Reconocimiento y emboscadas enemigas se mantenía como la columna favorita en la táctica bizantina. En la batalla de Pelekanon,[25]​ los otomanos fueron espiados con éxito por las opositoras fuerzas bizantinas. La prudencia siguió siendo una virtud admirable (como puede ser visto por consejo de Juan Cantacuceno al retirarse de Pelekanon).

Más graves deficiencias en la estrategia bizantina se produjo en Asia Menor, en particular contra los turcos otomanos que atacaban las tierras bizantinas y luego se retiraban antes de que cualquier resistencia seria pudiera contrarrestarla. La población local soportó una pesada carga proporcionando oficiales con alimentos y materiales bélicos,[32]​ pero esas cargas eran difíciles de tomar con los estragos de la guerra que habían traído a sus hogares los otomanos y sus seguidores Ghazi. En Magnesia, Nicomedia y Pelekanon los bizantinos sufrieron graves derrotas a manos de los turcos, ya que había pocas tropas de sobra, el Imperio se presentaba a un paso más cerca del peligro con cada derrota.[25]

Después de que el ejército imperial fue derrotado en Asia Menor, Andrónico III vio Anatolia como una causa perdida y comenzó la reorganización de la flota bizantina;[8]​ como resultado el Egeo mantuvo una defensa eficaz contra las incursiones turcas hasta que Galípoli fue finalmente capturada por los turcos en 1354. A partir de entonces, el ejército bizantino enzarzado en una guerra a pequeña escala contra débiles oponentes cruzados, mezclado en la diplomacia y subterfugio, a menudo la explotación de los conflictos civiles entre sus oponentes otomano. En el Peloponeso, el territorio siguió siendo reconquistado por los bizantinos contra los débiles cruzados hasta mediados del siglo XV, cuando el enclave bizantino en Morea fue finalmente conquistada por los otomanos.[33]

Armada

Archivo:Byzantinische Dromone.PNG
Reconstrucción de un Dromon.

La armada bizantina había sido desde sus orígenes la más poderosa y hegemónica del Mediterráneo oriental extendiéndose hasta la época del período Comneno. Sin embargo, el descuido bajo los Ángelos redujo gravemente las capacidades de Bizancio en el mar. Miguel VIII revirtió la situación y comenzó a aumentar el tamaño de la marina aproximadamente de 80 barcos. Los esfuerzos de Miguel dieron sus pequeños frutos, sin embargo, como lo testimonia el hecho de que 32 barcos venecianos derrotaron a una flota bizantino-genovesa de 48 barcos.[34][35][36]​ Peor aún fue el hecho de que Miguel VIII se convirtió cada vez más dependiente del apoyo naval genovés, después de haber contratado 50-60 galeras en 1261.[37]​ La marina aún colapso más con Andrónico II, como parte de su desmilitarización del imperio, disolviendo la marina. Las consecuencias no sólo significa el fin de una defensa naval bizantina, sino que también significó una mayor dependencia de los poco fiables genoveses y los venecianos (que constantemente quemaban entre sí su propiedad en la capital, dañando de este modo la ciudad) y dejando a miles de marineros calificados ser acogidos por los turcos, que los contrataban para construir su propia flota. En 1291, Andrónico II había contratado 50- 60 buques de la República de Génova.[38]​ Después, en 1320, se dio cuenta de la necesidad de disponer de una flota naval propia, impulsando la construcción de 20 galeras, pero este intento fracasó.[38]

La destrucción de la flota por Andrónico II fue remediada en parte por Andrónico III, su nieto, que revivió la flota y para 1332 tenía una flota de 10 barcos.[38]​ En 1329, la isla de Quíos fue tomada por los bizantinos después que los isleños se rebelaran contra los genoveses. Sin embargo, la armada fue mantenida como uno de los muchos en el mar Egeo, que también era patrullada por venecianos, cruzados, turcos y genoveses, que igualaron la pérdida de Quíos contra los griegos con la captura de Lesbos. Desde la muerte de Andrónico III las guerras civiles del Imperio dieron a los venecianos y genoveses pleno dominio de la guerra en el mar, mientras que la falta de un gobierno central y los recursos empeoraron aún más la marina. En 1453, la flota imperial consistía de 10 barcos. En el concluyente sitio de Constantinopla, la marina contaba con escasos 26 buques, de los cuales 16 eran extranjeros, más otros tres que llegaron desde Roma.

Cronología

  • 1259 - Un ejército bizantino de aproximadamente 6.000 hombres participa en la Batalla de Pelagonia donde el imperio consigió una victoria sobre los francos.[2]
  • 1261 - Alejo Strategopoulos lidera una fuerza de 800 hombres que tiene éxito en retomar Constantinopla, sin ningún asedio.[39]
  • 1263 - Un ejército de 15.000 hombres fue enviado a conquistar el Principado de Acaya, pero fue derrotado cerca de Andravida.[36]​ Después, 6.000 tropas montadas se quedaron a vigilar el Peloponeso.[6]
  • 1250 - 1280 Miguel Paleólogo realiza campañas contra los latinos, serbios y búlgaros, conquista Macedonia, el norte de Grecia, y las tierras búlgaras en Tracia.
  • 1279 - Iván Asen III obtiene un ejército bizantino de 10.000 hombres por Miguel VIII con el fin de reclamar el trono búlgaro. Tuvo éxito en la captura de Tarnovo y derrocar a Ivailo.
  • 1303 - En respuesta a las numerosas incursiones turcas, la compañía catalana de 6.500 hombres ofrece sus servicios al emperador bizantino.[40]
  • 1310 - 1340 A pesar de la ayuda de la Horda de Oro, el Ilkanato y el Beylicato de Aydın-oğhlu, las últimas ciudades bizantinas en Asia se pierden.
  • 1321–1328 Guerra civil entre Andrónico II y su nieto Andrónico III, llevando a la deposición del primero.
  • 1329 - Andrónico III y Juan VI conducen a un ejército de 4.000 hombres contra los turcos otomanos, pero son derrotados en la Batalla de Pelekanon.[10]
  • 1330-1340 Andrónico III conquista Epiro, la última de las conquistas importantes de Bizancio.
  • 1334 - Fortalezas importantes en el norte de Macedonia caen ante los serbios bajo el rebelde Syrgiannes Paleólogo.
  • 1341-1347 Guerra civil entre Juan VI Cantacuceno y la regencia por Juan V Paleólogo. Macedonia y Albania se pierden con Esteban Dušan.
  • 1354 - Galípoli está ocupada por los otomanos después de un terremoto.
  • 1354 - 1390 El Imperio bizantino pierde toda Tracia ante el avance de las tropas otomanas.
  • 1422 - Las Murallas de Constantinopla resisten un asedio otomano a gran escala.
  • 1430 - Tesalónica es saqueada por los otomanos a pesar de estar bajo control veneciano.
  • c. 1450 - Constantino XI derrota a los cruzados en Morea, de manera temporal expande el dominio bizantino. Los otomanos en respuesta lanzan su propia ofensiva, anulando las ganancias.
  • 1453 - Constantino XI, último basileos y comandante del Imperio bizantino, defiende Constantinopla con 7.000 hombres, es muerto en batalla.

Referencias

  1. Haldon, John (2001). The Byzantine Wars. Tempus. ISBN 0752417770. 
  2. a b c d Treadgold, 1997, p. 819 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Treadgold819» está definido varias veces con contenidos diferentes
  3. Oxford History, p. 269
  4. a b Haldon, 2000, p. 55
  5. Heath, 1995, p. 14
  6. a b Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Ostrogorsky483
  7. a b Heath, 1995, pp. 24–33 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Ian2» está definido varias veces con contenidos diferentes
  8. a b Norwich, 1997, p. 340 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Norwich340» está definido varias veces con contenidos diferentes
  9. Treadgold, 2002, p. 224
  10. a b Norwich, 1995, p. 285
  11. Heath, 1995, p. 37
  12. Nicolle, 2000, p. 33
  13. a b Kazhdan, 1991, pp. 67–68
  14. Bartusis, 1997, pp. 109, 193–195
  15. Bartusis, 1997, pp. 194–196
  16. Bartusis, 1997, p. 193
  17. Bartusis, 1997, p. 196
  18. Bartusis, 1997, p. 194
  19. Alain Ducellier e Michel Kaplan, Bizancio, San Paolo Edizioni 2005, ISBN 8821553660
  20. Heath, 1995, p. 24
  21. Norwich, 1997, p. 331
  22. Norwich, 1997, pp. 334–336
  23. a b c d Nicolle, 2007, p. 17
  24. Stephen Turnbull, Las Murallas de Constantinopla, 324–1453, Osprey Publishing, ISBN 1-84176-759-X.
  25. a b c d Grant, 2005, p. 122 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Grant, R G pg 122» está definido varias veces con contenidos diferentes
  26. Nicolle, 2007, p. 50
  27. Nicolle, 2007, p. 45
  28. Nicol, 1993, p. 65
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  36. a b Norwich, 1995, p. 220
  37. Norwich, 1995, p. 221
  38. a b c Heath, 1995, p. 17
  39. Bartusis, 1997, p. 27
  40. Heath, 1995, p. 22

Bibliografía

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