Período helenístico
Período helenístico (también alejandrino) Término acuñado a mediados del siglo XIX por el historiador alemán Johann Gustav Droysen para designar el período histórico comprendido entre la muerte de Alejandro Magno (323 adC) y la de Cleopatra y Marco Antonio tras su derrota en la batalla de Accio (30 adC). El rico legado helenístico, sin embargo, trasciende estos límites temporales para dejar su fuerte impronta en el mundo romano. Y con la fusión de estas dos grandes corrientes surge lo que se conoce como cultura clásica, fundamento de la Civilización occidental.
Origen y características
Surge gracias a la expansión de la cultura griega más allá de las fronteras de la Hélade y su mezcla con elementos orientales de los vastos territorios conquistados por Alejandro Magno, cuyos confines se extendían desde el Danubio hasta el Indo. Esta fecunda mezcla se prolonga con los diádocos [διάδοχοι] o sucesores, vale decir, los reyes de las tres grandes dinastías: Ptolemaica, Seléucida y Antigónida. Estos soberanos supieron conservar y alentar el espíritu griego tanto en las artes como en las ciencias. Las ciudades, muchas de las cuales se fundaron entonces, fueron el principal foco de helenización. Entre la gente culta y de la aristocracia, "lo griego" era lo importante y en este concepto educaban a sus hijos. El resto de la población de estos reinos tan dispares (Egipto, Siria o Macedonia) no entraba en el juego, no participaba del helenismo y continuaba con sus costumbres, su lengua y sus religiones. Las antiguas ciudades-estado griegas (Atenas, Esparta y Tebas, entre otras) habían entrado ya en su decadencia y fueron sustituidas en importancia por las ciudades modernas de Alejandría, Pérgamo, Antioquía y Rodas, cuyo urbanismo y construcción difería en gran medida de las anteriores. En todas ellas se hablaba un dialecto del griego conocido como koiné [κοινή γλωσσα], vale decir, la lengua común o panhelénica, principal vehículo de cultura.
Religión y Filosofía
La religión consistía en una suerte de sincretismo entre el panteón clásico, los dioses locales y las deidades del antiguo Oriente. Entre las divinidades propias de este período se destacan la diosa Tique [Τύχη] y el dios grecoegipcio Serapis [Σέραπις]. Asimismo, cobraron gran relevancia los cultos de Isis, Diónisos y Cibeles.
La Filosofía, que en épocas anteriores abarcaba todos los saberes, se desmembró paulatinamente de la ciencias empíricas y devino una teoría de carácter básicamente especulativo cuya preocupación se inclinó más hacia los problemas éticos que a develar los enigmas del mundo natural. En este período surgieron varias sectas y escuelas filosóficas de entre las que cabe mencionar:
Artes y ciencias
Las grandes ciudades se convirtieron, en este período, en los centros de las artes y de las ciencias. A partir del siglo IV, la mayoría de los artistas fueron griegos de las colonias de Asia. Se dio un gran avance en el mundo de las ciencias, medicina, astronomía y matemática.
La matemática, la astronomía y la medicina fueron disciplinas estudiadas y enseñadas por grandes sabios como Euclides, Apolonio, Eratóstenes, Arquímedes, etc.
En lo tocante a la literatura, se siguieron los modelos clásicos. Son dignos de mención los nombres de Calímaco de Cirene y de su discípulo Apolonio de Rodas.
Con respecto a las artes plásticas, el período helenístico alcanzó una grandiosidad y una madurez que no tuvo nada que envidiar al período anterior. Célebres monumentos, entre los que se encuentran dos de las llamadas por los romanos "Siete Maravillas del Mundo", se construyeron en esta época: el Faro de Alejandría y el Coloso de Rodas. Asimismo cabe mencionar otras importantísimas obras como el Templo de Apolo, cerca de Mileto y el Altar de Zeus en Pérgamo.
Hubo también muchos y buenos pintores entre los que se destacó Apeles, el pintor de Alejandro Magno.
En el período comprendido entre el siglo II adC y el I adC, salieron a la luz las esculturas más famosas:
- Apolo de Belvedere
- Victoria alada de Samotracia
- Diana cazadora
- Venus de Milo (Milo es una isla situada al sureste de Grecia, en el archipiélago de las islas Cícladas)
- Relieves del altar de Zeus en Pérgamo
Sin olvidar las de otros siglos como:
- Gálata Ludovisi (225 adC), de la Escuela de Pérgamo
- Alegoría del Nilo, de la Escuela de Alejandria
- Laocoonte y sus hijos, de la Escuela de Rodas y ya de época romana (50 ddC)
El ámbito de las joyas tuvo su estilo propio aunque ligeramente influenciado por la etapa anterior. Se pusieron de moda los colgantes con formas de victorias aladas, palomas, ánforas y cupidos, utilizando para su elaboración las piedras de colores, sobre todo el granate. También se utilizaban otras gemas para hacer figuras en miniatura, como el topacio, ágata y amatista. El vidrio entró en los talleres de los artistas como sustituto de las piedras preciosas y con este material confeccionaban toda clase de objetos, sobre todo camafeos.
Judaísmo helenístico
A principios del siglo I adC tiene lugar la diáspora helenística, vale decir, la dispersión del pueblo judío a través del mundo alejandrino.
A partir de entonces, gran parte de los judíos —especialmente los que vivían en Egipto, Cirenaica y Siria— comenzaron a usar el griego para entenderse entre ellos y también en las sinagogas. De este modo, comenzó a hacerse distinción entre los "judíos helenísticos" (o helenizados) y los "hebreos" (o judaizantes), que fueron aquellos que se opusieron y resistieron a la influencia griega. El apóstol san Pablo escribió sobre este tópico en los Hechos de los Apóstoles 6:1 y 11:20.
Es así como el término 'helenístico' pasó a designar a grupos humanos que, aunque no tuvieran sangre griega, seguían y adoptaban la cultura y la lengua griegas.
En este período tuvo lugar también la traducción griega del Antiguo Testamento que se conoce con el nombre de Septuaginta o Biblia de los Setenta, ya que, según se cree, habría sido efectuada por un grupo de setenta y dos sabios alejandrinos.
De entre los judíos helenizados más destacados, pude mencionarse al filósofo Filón de Alejandría y al historiador Flavio Josefo.
Decadencia
Con la llegada de los romanos y su hegemonía sobre todos estos pueblos de la antigüedad, llegó a su fin, en teoría, el período helenístico; aunque lo cierto es que Roma, pasados algunos años y como consecuencia del contacto y conocimiento del arte griego extendido por todas sus colonias y provincias, tomó el relevo y puede decirse que fue la continuación de la cultura helenística, empezando por el propio idioma. La clase alta tenía a gala hablar griego y se educaba a los hijos en esta cultura. Los grandes políticos romanos, por mucho que tuvieran un cargo importante, serían siempre menospreciados por el resto si no eran capaces de entenderse en el idioma griego.
Cronología (400 adC — 100 ddC)
Bibliografía
- CPlantilla:Versal, Raffaele: La literatura griega de la época helenística e imperial. Buenos Aires, Losada, 1972.
- JPlantilla:Versal, Pierre: El imperialismo macedónico y la helenización del Oriente. Barcelona, Cervantes, 1927.
- MPlantilla:Versal, Carles: El helenismo: épocas helenística y romana de la cultura griega. Barcelona, Montesinos, 1989 (2ª.).
- RPlantilla:Versal, Alfonso: La filosofía helenística en Obras completas de Alfonso Reyes. México, FCE, 1979, tomo Plantilla:Versal. {ISBN 968-16-0347-8}
- SPlantilla:Versal, Graham: El mundo griego después de Alejandro. 323-30 a.C. Barcelona, Crítica, 2001. {ISBN 84-8432-230-0}
Véase también