Discusión:Horimono (tatuaje)

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Definiciones de horimono e irezumi[editar]

Textos en idioma inglés:

En el diccionario inglés-japonés, la primera equivalencia que se da para la palabra tatuaje es irezumi, siendo horimono un término sinónimo. Ambas palabras pueden usarse indistintamente, pero, en el presente, se prefiere la palabra irezumi, la cual, como veremos, es una interpretación etimológica más apropiada del concepto «tatuaje».
Irezumi
Se forma con el prefijo ire, que es una conjugación el verbo iru «inyectar, implantar, introducir, insertar», seguido de zumi, que viene de sumi «tinta china». Literalmente significa «entintar».
Horimono
Se forma con el prefijo hori, que es una conjugación el verbo horu «grabar, perforar, tallar», seguido de mono «objeto, cosa».
Sin embargo, tuvo que transcurrir algún tiempo antes de que irezumi y horimono fuesen equivalentes en su significado, debido a que, durante la segunda mitad del siglo XVII, irezumi hacía referencia al acto de tatuar criminales como una forma de castigo, mientras que la palabra horimono se reservó para designar al tatuaje figurativo que cualquier individuo se podía hacer libremente.[1]
Van Gulik, 1982, p.3

Textos en idioma francés:

Irezumi (入墨)
Ire (入) es una forma de conjugar el verbo iru «insertar, introducir, agregar»; zumi (墨) es una variación eufónica de sumi «tinta, tinta negra, tinta china». La combinación de ambos caracteres toma el significado de «introducir tinta», más precisamente significa «introducir tinta bajo el agua», y encuentra su equivalente francés en el término tatuaje. Aunque el término irezumi se usa habitualmente para referirse al tatuaje en general, hasta el final del período Edo se usó para referirse al tatuaje como forma de estigmatizar a los delincuentes. El irezumi proviene de una antigua forma de tatuaje penal practicada en la antigua China llamada gei (黥), que consistía en marcar la cara del reo con un símbolo. Las primeras referencias de esta práctica aparecen en los textos chinos del Wajin Den (Leyendas de los Wa), en el Wei Chih (Historia de Wei) y el Nihon Shoki (Crónicas de Japón, 700 d.C.)[2]
Horimono (彫物)
Hori es una forma de conjugar el verbo horu «tallar, grabar, esculpir»; mono (物) significa «cosa, objeto». Al combinar ambos caracteres se obtiene el significado de «cosa grabada» o «cosa cincelada». En el contexto que nos interesa el termino significa precisamente «cosa tatuada», y encuentra su equivalente francés en el término tatuaje. La palabra apareció durante el período Edo; dado que el arte del ukiyo-e y el tatuaje estaban íntimamente relacionados en ese momento, es muy probable que el término horu fuera tomado prestado de la jerga profesional usada por gremio de artesanos dedicados al grabado. En la literatura de la misma época, aparecen ciertas referencias a dos técnicas de tatuaje utilizadas por las cortesanas, que consisten en pinchar la piel con una aguja, horu (掘), o cortarla con una cuchilla, antes de aplicar la tinta. La expresión se utilizó oficialmente por primera vez en la obra de teatro de Chikamatsu realizada en 1721, y titulada Onna goroshi abura jigoku (algo así como Asesinato de una mujer en un infierno de aceite) Allí el término se usa para describir el tatuaje como una forma de arte; en concreto, se destaca el tatuaje tradicional respecto al tatuaje penal empleado como forma de estigmatización.[2]
Pratte, 2008, p.101

Textos en idioma portugués:

Cuando el teatro kabuki alcanzó su máximo apogeo durante la primera mitad del siglo XIX, los actores que en él participaban servían como referente de la moda urbana para ambos sexos. Dicho apogeo coincidió con el período de consolidación y máxima popularidad del tatuaje tradicional japonés, llamado con los nombres de irezumi u horimono. Este tatuaje de gran formato, que cubre el cuerpo como si fuera un atuendo, comienza a desarrollarse a finales del siglo XVIII, y alcanza su madurez a principios del XIX.[3]
Pinheiro Maués, 2019, p.15
Los tatuajes figurativos —a diferencia del texto o formas geométricas abstractas—, son una novedad desarrollada a partir de la última mitad del período Edo (Yamamoto, 2015) En su tiempo se les llamó de varias maneras, predominando los nombres de irezumi «tinta insertada» y horimo «cosa tatuada». Quienes estudian el tatuaje japonés, señalan una serie de estampados de guerreros musha-e (Yamamoto, 2015), de Utagawa Kuniyoshi (1798-1861), como punto de partida de su popularización. Dichas estampas se publicaron a partir de 1827 con el nombre de Tsūzoku suikoden gōketsu hyakuhachinin no hitori (通俗水滸伝豪傑百八人之一個 «Los 108 héroes populares del Suikoden»)[3]
Pinheiro Maués, 2019, p.65
Mientras que los tatuajes ideográficos, conocidos como kishōbori, eran en su mayoría una expresión de la devoción hacia alguien o alguna divinidad, los tatuajes figurativos llamados irezumi y horimono, aunque también actuaban en muchos casos como amuletos protectores, se hacían con el propósito de ser exhibidos ante todo el mundo.[3]
Pinheiro Maués, 2019, pp.94-95
La historia del tatuaje tradicional japonés —que, sólo en el período Edo, puede ser referido con los nombres de irebokuro, kishōbori, irezumi u horimono, según el tipo de diseño realizado en la piel y su motivación— evoluciona de manera muy similar al ukiyo-e. Al igual que él, comienza con imágenes monocromáticas, trazos simples sobre fondos neutros o inexistentes, y va evolucionando hasta asemejarse a un brocado multicolor que cubre amplias extensiones de piel.[3]
Pinheiro Maués, 2019, p.156
Yokohama (2014) llama la atención sobre la importancia de la nomenclatura para entender el tatuaje japonés. El primer término en japonés para referirse al tatuaje es gei (黥), un extranjerismo proveniente de china. Cuando el tatuaje se implanta como forma de estigmatizar a los delincuentes durante el período Edo, se crea la expresión irezumi (入墨), que, en su traducción libre, significa algo así como «insertar tinta» (ire, del verbo iru «insertar»; zumi, variación eufónica de sumi «tinta utilizada en caligrafía») Se pone foco en la acción de insertar tinta en la piel, es decir, en el acto punitivo de marcar o estigmatizar. El tatuaje penal es «tinta insertada».[3]
Pinheiro Maués, 2019, p.165
Aunque muchos se aprovecharon del efecto intimidatorio que tenía el tatuaje debido a su relación con la criminalidad, tanto tatuados como tatuadores no se sentían cómodos practicando una moda que se asociase al castigo, a la estigmatización o a una forma de sumisión. Se cree que esta fue la razón que llevó a la creación y popularización, durante el período Edo, de un término específico para este nuevo tipo de tatuaje, entendido como una práctica voluntaria orientada al adorno. La palabra irezumi fue dejándose de lado en favor de horimono (彫物) Hori, es una conjugación del verbo horu, en el sentido de «grabar, tallar» , pero también se usó para referirse al acto de «tatuar»; mono se refiere a «cosa». En otras palabras, la idea de irezumi «tinta insertada» fue reemplazada por la de horimono «cosa tatuada», enfatizando más el resultado que el proceso.[3]
Pinheiro Maués, 2019, pp.173-174
La palabras irezumi y horimono también denotan una diferencia entre dos formas de tatuar, fundamental para que el tatuaje evolucionase en complejidad desde su inicio hasta los siglos sucesivos. En el caso del irezumi, la tinta se vertía sobre una herida realizada con una cuhilla (Van Gulik, 1982; Pratte, 2008) o una aguja (Van Gulik, 1982) En el caso del horimono, el dibujo se realizaba aplicando primero la tinta sobre la piel indemne, después, se introducía bajo ella mediante unas agujas unidas a una varilla de bambú, a base de pinchazos sucesivos que requerían de cierta habilidad y destreza.[3]
Pinheiro Maués, 2019, p.174

--Alfongr (discusión) 21:05 27 nov 2020 (UTC)[responder]

Relación con las organizaciones criminales japonesas[editar]

En algunos textos se relaciona la práctica del horimono con la yakuza. Baldassin (2019) dedica un capitulo completo de su trabajo titulado Il tatuaggio giapponese: irezumi e horimono a la relación del tatuaje con las bandas criminales japonesas.

El tatuaje estaba ya muy extendido en los períodos Edo y Meiji. Se estilaba entre gente relacionada con la delincuencia, bandas de samuráis sin señor —conocidas con el nombre de hatamoto yakko—, artesanos, bomberos, ganapanes y transportistas. Con la prohibición del horimono establecida en el período Meiji y fortalecida en el período Taishō, éste se volvió cada vez menos popular entre la gente común, pero se siguió practicando entre la yakuza.[4]
Baldassin, 2019, p.64

Ashcraft y Beny (2016) hacen varias referencias esporádicas a la yakuza en su libro sobre el tatuaje japonés. Estos autores ponen las siguientes palabras en boca de un supuesto tatuador japones: «debemos estar agradecidos a la yakuza por mantener viva en este país la tradición del tatuaje». Justo antes de esta frase, se cuenta que los tatuajes fueron prohibidos en Japón en el año 1872. Cualquiera que los llevase estaba por mandato fuera de la ley. Que uno mostrase su tatuaje a los demás, era una manera de decir: «¡Eh! Soy un bandido».

Aunque la prohibición se levantó después de la Segunda Guerra Mundial, las connotaciones delictivas del tatuaje se mantuvieron vivas y, para muchos, continúan hasta el día de hoy.
Ashcraft y Beny, 2016

No estoy de acuerdo con Ashcraft y Beny (2016) en que las connotaciones delictivas del tatuaje fueran debidas sólo a la prohibición del tatuaje en el año 1872; el tatuaje ya se relacionaba con el bandidaje desde los tiempos en que se marcaba a algunos reos para estigmatizarles, allá por los inicios del siglo XVIII.

Barroso (2019) hace una breve referencia a la yakuza en su trabajo Huellas: marcas que perduran en el tiempo. Viene a decir lo mismo que Ashcraft y Beny (2016), mencionado que el horimono no volvió a calar como lo hizo en el pasado entre los japoneses, después que se revocó su prohibición a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Desde la II Guerra Mundial la prohibición del tatuaje fue retirada por completo en Japón, pero el horimono no volvió a calar de la misma manera en la sociedad japonesa, debido a que para entonces la organización criminal yakuza se había apropiado de la práctica del tatuaje en la clandestinidad y lo usaban para infundir miedo en la población.
Barroso, 2019, p.24

Cortazzi (2007) habla «muy superficialmente» del tema al final de un capitulo que dedica por entero a los tatuadores japoneses durante el período Meiji y su relación con la familia real británica.[5]

Hoy en día, los tatuajes son los emblemas distintivos de los gánsteres japoneses «yakuza» que continúan presumiendo de los elaborados diseños que a menudo les cubren todo el cuerpo.
Cortazzi, 2007, p.80

Delmonte Marzo (2015) dice que los miembros de la yakuza siguen usando el horimono como prueba de lealtad al clan. Un detalle importante que menciona este autor es que, este tipo de malhechores, oculta sus tatuajes y sólo los muestra en público en un festival sintoísta llamado Sanja matsuri.[6]

Los yakuza siguen marcando sus cuerpos como prueba de lealtad a su clan con los tradicionales horimono, normalmente tapados bajo sus ropajes y rara vez mostrados en público, con la excepción del festival sintoísta conocido como Sanja matsuri, donde los miembros de diferentes clanes portan una especie templos que acarrean sobre sus espaldas portando tan solo el tradicional paño a modo de ropa interior, mostrando sus horimono en publico completamente.
Delmonte Marzo, 2015, p.18

Pinheiro Maués (2019) hace un estudio completísimo del tatuaje japones intitulado Bravos citadinos: estudo das representações da tatuagem em estampas de ator do kabuki de utagawa kunisada. En este trabajo, Pinheiro se refiere a la yakuza varias veces; cito 3 de ellas donde se la relaciona con el tatuaje:

Este modo de exhibir los tatuajes sin tapujos, no duró demasiado. La campaña civilizadora iniciada durante la Restauración Meiji los vio como un signo de barbarie, un remanente de atraso, que la nación japonesas quería eliminar después abrir sus puertos marítimos al extranjero, especialmente a occidente. Así, la legislación se hizo más estricta a partir de 1872, con la prohibición de tatuarse. Esta prohibición duró hasta 1948. Este proceso, hizo que el tatuaje perviviese en la clandestinidad, practicado sólo por la mafia yakuza, generando un estigma que aún pervive hoy en día.
Pinheiro Maués, 2019, p.177
Yamamoto (2015) sugiere que estos años de ocultación generaron un peculiar concepto de belleza asociado a la práctica de la decoración corporal. De acuerdo con este concepto, la naturaleza secreta de los tatuajes es esencial para su apreciación estética; el sujeto que muestra su horimono fuera de un contexto ceremonial se considera vulgar. Durante el período Edo no existía esta preocupación por la discreción, más bien todo lo contrario. Fue después cuando el formato de tatuaje «integral difuso» se constituyó de tal manera que podía esconderse bajo el traje. Sus dibujos no se realizaron en áreas expuestas, como manos, pies, cuello o cara. Esto indica que, aunque quien los llevaba estaba orgulloso de ellos, también se preocupaba por esconderlos, quizá porque no era apropiado mostrarlos en todas las ocasiones —por ejemplo para escapar a la inspección que ya existía, aunque mucho menos rígida que en la era Meiji—.
Pinheiro Maués, 2019, p.177
A principios del siglo XXI, el tatuaje sigue siendo visto con recelo en Japón, aunque ya no es ilegal, y su asociación con la mafia yakuza se disuelve gradualmente (...) gaman «perseverancia» es un nombre que también identifica a los tatuajes en el período Edo. Los hombres tatuados en las narraciones continúan poblando el imaginario colectivo y despertando curiosidad e interés. Están impresos en papel pero, de alguna forma, caminan entre nosotros.
Pinheiro Maués, 2019, p.288

Yamada (2009) hace varias referencias al tatuaje relacionándolo con la mafia japonesa yakuza.[7]

Aparte de la gente común, los sindicatos criminales también adoptaron la costumbre de tatuarse. Las organizaciones criminales de Japón, la yakuza, iniciaron su práctica durante el feudalismo (Kaplan y Dubro, 2003) Muchos yakuzas que decidieron dedicar sus vidas a estas sociedades clandestinas, eran tatuados para probar su compromiso, lealtad y fidelidad hacia ellas. Mientras se popularizaba el tatuaje figurativo, durante este periodo también se usaban tatuajes para estigmatizar a delincuentes (Tamabayashi, 1956; Yoshioka, 1996) Quizá, los tatuajes de la yakuza, fueron en un principio marcas penales. En la era feudal el término horimono se empleaba para referirse al tatuaje en general, mientras que irezumi se usaba para nombrar los tatuajes penales (Tamabayashi, 1956; Yoshioka, 1996) Debido a las connotaciones negativas del vocablo irezumi, los tatuadores japoneses tradicionales prefieren usar el térnino horimono.
Yamada, 2009, p.321
Al mismo tiempo, esta influencia occidental resulta en contradicciones y conflictos. Un artículo periodístico (..., 1997) señala el significado social del tatuaje diciendo que, un número creciente de yakuzas, intenta eliminar sus tatuajes para adaptarse a la sociedad, porque los ve como un estigma. Mientras que el tatuaje va ganando popularidad, el número yakuza tatuados disminuye progresivamente (McCabe, 2005; Okazaki, 2007)
Yamada, 2009, p.323
Hasta hace unos diez años, el 99 por ciento de los cientes de Horikazu y Horimitsu era miembros de la mafia japonesa yakuza. Sin embargo, después de 1990, el numero de clientes pertenecientes a la yakuza disminuyó, debido a la recesión en la economía japonesa y la implementación de la Ley para la prevención de actividades ilícitas relativas al sindicato «boryokudan». Según informaron Horimitsu y Horikazu, ahora el 50 por ciento de sus clientes son gente ordinaria dedicada a ocupaciones varias. Si antes sus clientes eran obreros y geishas, ahora predominan trabajadores, intelectuales, artistas, oficinistas e incluso presidentes de empresas (Horimitsu y Horikazu)
Yamada, 2009, pp.327-328

En la publicación McLaren (2019) se alude muchas veces a la mafia yakuza vinculándola con el tatuaje tradicional japonés. Por cierto, durante todo el texto se utiliza la voz horimono para referirse al tatuaje tradicional.

El área de Taitō (台東区?), situada en el distrito de Asakusa (浅草?), lugar donde realicé el trabajo de campo para este proyecto de investigación, abarca 10,08 kilómetros cuadrados y es el hogar de 188 mil residentes. Allí había siete horishi, de los cuales cinco estaban trabajando dentro de un radio de 5 kilómetros. Quizá, como era de esperar, también había una alta presencia de yakuza en esa zona. Los yakuza son conocidos popularmente por estar tatuados íntegramente, y existe una fuerte vinculación entre ellos y el horimono que, a menudo, simboliza precisamente yakuka y criminalidad. Esta asociación está muy extendida entre el público, los legisladores y el mundo académico. Es curioso sin embargo que, en estos días, sólo una pequeña parte de la clientela de los horishi se identifica así misma como perteneciente a la mafia yakuza. Por otro lado, los horishi, al menos los participantes en este proyecto, estiman que la mayoría de sus clientes, en el 80 y el 90 por ciento, son ciudadanos honrados. Sin embargo, hay que señalar que las profesiones de estos clientes —obreros de la construcción, personal de salas de entretenimiento, etc— muchas veces orbitan alrededor de los negocios de la yakuza. De lo que no cabe duda es de que los horishi y sus clientes dan un sentido tradicional al horimono, por el hecho de ir tatuados de esa manera y con esos diseños Esta tradición esta ligada geográfica y conceptualmente al shitamachi.[8]
McLaren, 2019, p.5

El shitamachi es al casco viejo de Tokio. McLaren (2019) hace una distinción interesante sobre el termino yakuza.

A veces llamada «mafia japonesa» en inglés —también en español—, uso el término yakuza para referirme a los miembros de los grupos de crimen organizado de Japón o bōryokudan (暴力団? «grupos violentos») Para ser específica, utilizo «grupos yakuza» cuando las personas son el foco de interés, y bōryokudan cuando me refiero a la organización en sí.
McLaren, 2019, p.5
Si bien los comentarios generales acerca del tatuaje de Japón tienden a postular horimono como sinónimo de criminalidad bōryokudan/yakuza, y la mayoría de las investigaciones académicas inciden en esta conexión, yo sostengo que hacerlo ignora la práctica del tatuaje a lo largo de su historia. Existe una clara necesidad de un enfoque equilibrado entre los aspectos históricos y tradicionales del tatuaje. Las referencias a las experiencias cotidianas del tatuaje reciben escasa atención, y queda en el aire la pregunta de cómo los aspectos antes mencionados, y el significado semiótico y simbólico del tatuaje, se desarrollan en términos de identidades e interacciones sociales. En otras palabras, ¿cómo experimentan actualmente el hecho de tatuarse y el tatuaje en sí, las personas tatuadas y las que no lo están?
McLaren, 2019, p.10

--Alfongr (discusión) 19:20 4 dic 2020 (UTC)[responder]

  1. Van Gulik, Willem R. (1982). Irezumi: The Pattern of Dermatography in Japan. Mededelingen van het Rijksmuseum voor Volkenkunde, Leiden (en inglés). Brill Archive. LCCN 83123187. 
  2. a b Pratte, Annie (2008). «Émergence et implications sociales du tatouage au Japon pendant Edo: étude de cas de l'irebokuro et de l'horimono» (PDF). Université de Montréal (en francés). 
  3. a b c d e f g Pinheiro Maués, Juliana (2019). «Bravos citadinos: estudo das representações da tatuagem em estampas de ator do kabuki de Utagawa Kunisada» (PDF). Repositório da produção científica e intelectual da Unicamp (en portugués). 
  4. Baldassin, Davide (2019). «Il tatuaggio giapponese, irezumi e horimono» (PDF). Università Ca'Foscari Venezia (en italiano). 
  5. Cortazzi, Hugh (2007). Britain and Japan: Biographical Portraits. Britain and Japan (en inglés) VI. Brill. ISBN 9789004217850. 
  6. Delmonte Marzo, José Daniel (2015). «Irezumi Horimono» (PDF). Universitat politècnica de València. 
  7. Yamada, Mieko (2009). «Westernization and cultural resistance of tattooing practices in contemporary Japan» (PDF). International journal of cultural studies (en inglés) (Sage Publications) 12 (4): 319-338. 
  8. McLaren, Hayley (2019). «Needling between social skin and lived experience: an ethnographic study of tattooing in downtown tokyo» (PDF). HERMES-IR (Repositorio académico universidad Hitotsubashi) (en inglés). doi:10.15057/27146.