Diferencia entre revisiones de «Remonte (pelota vasca)»

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En la actualidad el ámbito de la modalidad, se limita a un único cuadro de [[pelotari]]s profesionales, que disputan sus partidos en los frontones [[Frontón Euskal Jai Berri|Euskal Jai Berri]], de [[Huarte]], y [[Frontón Galarreta|Galarreta]] de [[Hernani]]. Las medidas de la cesta es de 7 [[dm]] de longitud, 7 cm de profundidad de la cesta y un peso de entre 350 y 400 [[gramo|g]].
En la actualidad el ámbito de la modalidad, se limita a un único cuadro de [[pelotari]]s profesionales, que disputan sus partidos en los frontones [[Frontón Euskal Jai Berri|Euskal Jai Berri]], de [[Huarte]], y [[Frontón Galarreta|Galarreta]] de [[Hernani]]. Las medidas de la cesta es de 7 [[dm]] de longitud, 7 cm de profundidad de la cesta y un peso de entre 350 y 400 [[gramo|g]].

El remonte es una de las más espectaculares modalidades de pelota vasca, una forma de entender el juego en el frontón en la que prima la técnica y la gran velocidad con la que el pelotari golpea la pelota con su cesta (en otro tiempo, xistera) en una acción rápida y muy precisa. La singularidad del juego convierte al remonte en la modalidad más rápida y exigente de cuantas existen, como se afirma comúnmente entre los aficionados pelotazales.
La época de la cesta como xistera se remonta a la Pamplona de principios del siglo XX, y en concreto, a los orígenes de esta preciosa modalidad, nacida en 1904 dentro de un ambiente pelotazale con gran tradición al juego del guante en los frontones de grandes dimensiones (en la capital navarra, la cancha del Juego Nuevo). En medio de una ebullición de partidos, desafíos y apuestas, un aficionado pamplonés nacido en la calle Tejería, Juanito Moya, ideó una nueva cesta que enviara con más fuerza la pelota que los viejos guantes de cuero, sin detenerla en la cesta. Pretendía paliar con esta exótica herramienta su menuda talla en comparación con los grandes pelotaris de la época.

Su invención, el primer remonte, fue hecha realidad por un cestero de Tolosa, lo que demuestra desde los más remotos orígenes la relación de la modalidad entre Navarra y Guipúzcoa, ambas con una gran afición a las herramientas de xistera ya hace más de cien años. Ese nuevo guante, más ligero, de buen manejo y de eficaz golpeo causó desde el primer partido de Moya una auténtica sensación entre los pelotazales pamploneses, primero; y en unas pocas semanas, también en los donostiarras. Armado con esa curiosa cesta, no había forma de ganar al menudo Moya. El furor por la nueva modalidad creo una legión de adeptos y, unos años después, se asentó en frontones legendarios como el viejo Euskal Jai pamplonés, construido en 1909 y en torno al cual se constituyó el primer cuadro de remontistas profesionales, el Moderno donostiarra o el Jai Alai de Ategorrieta.

Los primeros años del remonte fueron como un torbellino, pues la modalidad se extendió con rapidez con un notable éxito allá donde llegaba. De Navarra y Guipúzcoa pasó entre 1910 y 1920 al Jai Alai de Madrid, precursor del Recoletos, al Central de Madrid o al Beti Jai de Logroño. La modalidad se consolidaba en esos recintos como la más importante de la pelota profesional.
El siguiente gran paso en la historia del remonte fue el advenimiento de Jesús Ábrego Narvarte, el Mago de Arróniz, según quienes le vieron en acción, el mejor remontista de cuantos han pisado una cancha y uno de los mejores pelotaris de todos los tiempos. Ábrego debutó en 1924 con tan sólo 14 años. Era un hombre delgado, alejado de la imagen clásica de pelotari fortachón, pero lo cierto es que remontaba la pelota como nadie, con una técnica perfecta con la que enviaba los pelotazos a velocidades altísimas. Ábrego jugó innumerables encuentros de pareja contra trío, siempre dando ventajas a sus rivales para buscar algo de igualdad, y hasta 1951, año de su retirada, fue el número uno indiscutible en la considerada época de oro del remonte.

La retirada del Mago de Arróniz dio paso a unas temporadas de progresivo declive de la de la modalidad, que llegó a su año negro en 1968, con el cierre de los frontones Recoletos, Urumea y Euskal Jai.
Justo un año después, en 1969, nació la empresa Galarreta, que creyó en el remonte en su momento más crítico y lo salvó con la creación de un nuevo frontón a muy pocos kilómetros de San Sebastián, en Hernani: el frontón Galarreta, que tras más de 30 años de vida, es en la actualidad el recinto en el que se juegan más partidos de pelota profesional, cuatro festivales semanales con cuatro partidos cada uno. Todos ellos, claro está, son de remonte.
La evolución de la modalidad desde los años 70 hasta nuestros días está ligada así al nacimiento de la empresa Galarreta, que en 1977 protagonizó otro importante hito al devolver el remonte a la tierra que lo vio nacer, Navarra, con la inauguración del Euskal Jai Berri, localizado a escasos kilómetros de la Pamplona, a las afueras de Huarte. Esos primeros años muy buenos para ambas canchas, con épocas marcadas por diversos pelotaris, entre los que destacó Imanol Mujika, pero con la ausencia de un gran remontista como gran referencia de forma continuada.

Esa figura apareció de nuevo en el genio de Doneztebe, Koteto Ezkurra, el gran dominador de la modalidad desde los años 90 hasta nuestros días, un periodo en el que ha acumulado nueve títulos individuales y, lo más importante, en el que ha exhibido en la cancha su profesionalidad y alta escuela a lo largo de cientos de partidos.
Más de cien años después de su invención, y tras épocas gloriosas y varios vaivenes, el remonte se adentra así en el siglo XXI con un icono, Ezkurra, alrededor del cual giran un ramillete de buenos pelotaris, entre los que destacan Zeberio II, Lizaso, Urrutia o Altuna II, y varias jóvenes promesas con muchas cosas que decir.
En la parcela técnica, las empresas Galarreta S.L. y Euskal Jai S.A., en colaboración con la recién nacida Fundación Euskal Jai Berri, trabajan para relanzar la modalidad que en su día revolucionó todos los rincones pelotazales y afianzarla en los nuevos tiempos... los del nuevo remonte.



== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 10:31 31 ago 2009

El Remonte es un tipo de juego de pelota vasca que se practica con la cesta que da nombre al juego. En esta modalidad, la pelota se golpea con el remonte a la altura de la mano y se le hace remontar la cesta hasta salir por la punta. Este movimiento es continuo y la pelota nunca puede detenerse, lo cual hace del Remonte una modalidad única respecto de las otras modalidades de juego con cesta.

Esta modalidad de juego de pelota vio la luz en 1904, gracias a la iniciativa de Juanito Moya, pamplonés nacido en la calle Tejería. En su momento constituyó toda una novedad en una sociedad en la que la pelota acaparaba mucho protagonismo, y en especial el juego en los frontones largos. Moya, un pelotari menudo, ideó esta herramienta para hacer frente a otros contrincantes más potentes, contra los que se enfrentaba en la modalidad de guante en el ya extinto frontón conocido como Juego Nuevo. Las cestas de remonte las fabricaba el cestero tolosarra Aguirre, por aquel entonces eran más pequeñas y de menos curvatura que las actuales.

En la actualidad la gran novedad son las cestas de material sintético, que abarata el coste y son más resistentes. El resultado fue un éxito tremendo, pues gracias al remonte este pequeño pelotari lograba extender la pelota más lejos y con más velocidad que cualquier otro. La noticia corrió como la pólvora en los ambientes pelotazales navarros y guipuzcoanos, de forma que en unos años ya había dos cuadros de remontistas profesionales, uno en Pamplona y otro en San Sebastián.

En la actualidad el ámbito de la modalidad, se limita a un único cuadro de pelotaris profesionales, que disputan sus partidos en los frontones Euskal Jai Berri, de Huarte, y Galarreta de Hernani. Las medidas de la cesta es de 7 dm de longitud, 7 cm de profundidad de la cesta y un peso de entre 350 y 400 g.

Véase también