Diferencia entre revisiones de «José López Portillo»

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'''José López Portillo y Pacheco''' ([[16 de junio]] de [[1920]] – [[17 de febrero]] de [[2004]]) fue un abogado y político mexicano elegido como [[presidente de México]] entre [[1976]] y [[1982]]. En su gestión, sucedieron hechos tan trascendentes como la concertación y aplicación de la reforma política inicial para democratizar al país, la primera visita del [[Papa]] [[Juan Pablo II]] y, en apenas un par de años, el más impresionante crecimiento de la economía nacional en su historia y una de sus más dramáticas caídas en el contexto de la crisis mundial de los precios del [[petróleo]].
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== Orígenes ==
== Orígenes ==
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Rodeado de la polarización y el desorden legados por la administración de Luis Echeverría, el [[1 de diciembre]] de 1976 José López Portillo tomó posesión como presidente de México y pronunció un impecable discurso que le ganó apoyos y confianza por su interés conciliatorio y el abandono de la retórica demagógica y grandilocuente que privó en todo el sexenio anterior. Su proyecto de gobierno se dividía en tres partes: dos años de recuperación, dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado, y para lograrlo urgía a superar las discrepancias y avanzar: "Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo [...] podemos hacer de nuestra patria un infierno o un país donde la vida sea buena". Enseguida, pidió un emocionado perdón a los desposeídos y marginados por el fracaso del Estado en acertar a "sacarlos de su postración", lo que expresó cambiaría en su gobierno, bordando así un momento memorable dentro del devenir político contemporáneo.
Rodeado de la polarización y el desorden legados por la administración de Luis Echeverría, el [[1 de diciembre]] de 1976 José López Portillo tomó posesión como presidente de México y pronunció un impecable discurso que le ganó apoyos y confianza por su interés conciliatorio y el abandono de la retórica demagógica y grandilocuente que privó en todo el sexenio anterior. Su proyecto de gobierno se dividía en tres partes: dos años de recuperación, dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado, y para lograrlo urgía a superar las discrepancias y avanzar: "Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo [...] podemos hacer de nuestra patria un infierno o un país donde la vida sea buena". Enseguida, pidió un emocionado perdón a los desposeídos y marginados por el fracaso del Estado en acertar a "sacarlos de su postración", lo que expresó cambiaría en su gobierno, bordando así un momento memorable dentro del devenir político contemporáneo.


Empero, los primeros tiempos se enrarecieron por los rumores sobre el activismo del ex presidente Echeverría (recogidos y amplificados por Reyes Heroles, quien sostenía una sabida rivalidad con el anterior titular del Ejecutivo), pues mediante su Centro de Estudios Económicos y Sociales del [[Tercer Mundo]] y la presencia de estrechos colaboradores impuestos en el gabinete entrante y en el Poder Legislativo buscaba seguir influyendo en los ámbitos de decisión con una agenda propia, violando otra pauta básica del predominio presidencial de la época, misma que exigía de los mandatarios en retiro su desapego sin cortapisas de la política nacional, lo cual llevó a López Portillo a prescindir de ciertos personajes (los casos más evidentes fueron el de [[Porfirio Muñoz Ledo]] en la cartera de [[Secretaría de Educación Pública (México)|Educación]] y el del presidente del [[Congreso de la Unión|Congreso]], [[Augusto Gómez Villanueva]]), a encarcelar a funcionarios de aquel periodo (como [[Eugenio Méndez Docurro]] y Félix Barra García, ex secretarios de [[Secretaría de Comunicaciones y Transportes (México)|Comunicaciones y Transportes]] y de la [[Secretaría de la Reforma Agraria (México)|Reforma Agraria]] respectivamente, así como al ex director del Fideicomiso [[Bahía de Banderas (municipio)|Bahía de Banderas]], Alfredo Ríos Camarena, y al del Instituto Mexicano del Café, Fausto Cantú Peña), y a enviar fuera al mismo Echeverría como embajador en la [[Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura]] (UNESCO) en [[1977]] y en [[1978]] ante la apartada [[Australia]], con concurrencia en [[Nueva Zelandia]] y las [[Islas Fiji]], aniquilando así cualquier intromisión en su gobierno.<ref> Joaquín López-Dóriga. "Los ex presidentes (III)", en la columna "En privado" del diario ''Milenio'', en: http://www.milenio.com/edomex/milenio/firmawp.asp?id=137896</ref>
Empero, los primeros tiempos se enrarecieron por los rumores sobrustralia]], con concurrencia en [[Nueva Zelandia]] y las [[Islas Fiji]], aniquilando así cualquier intromisión en su gobierno.<ref> Joaquín López-Dóriga. "Los ex presidentes (III)", en la columna "En privado" del diario ''Milenio'', en: http://www.milenio.com/edomex/milenio/firmawp.asp?id=137896</ref>


En lo financiero, la situación era difícil en general, dado que apenas unos días antes de entrar en funciones se realizó una de las devaluaciones más severas que el país hubiese vivido hasta esas fechas y se obtuvo un préstamo del [[Fondo Monetario Internacional]] con el acuerdo de ejercer un presupuesto reducido y mantener bajos los salarios. Constreñido por los malos manejos de su antecesor y ante aquellas disposiciones, López Portillo se mostró prudente en cuanto a gasto e inversiones se refería, pero todo cambiaría cuando, como secuela de la [[Guerra del Yom Kipur]], los [[mundo árabe|países árabes]] interrumpieron la venta de petróleo a [[Estados Unidos]] y a [[Europa Occidental]] por el apoyo brindado a [[Israel]]. Esto, junto al descubrimiento de nuevos yacimientos en [[Chiapas]], [[Tabasco]] y de la rica Sonda de [[Campeche]] catapultó a México como primer exportador de crudo, lo que permitió que el [[Producto Interno Bruto]] se elevara a un 8% anual y que la tasa de desempleo se redujera en un 50%. "México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia",<ref> Declaración del presidente López Portillo retomada del documental ''José López Portillo. El presidente apostador'', de la colección "Los Sexenios". México, Clío, 1998. 46 min., en: http://es.youtube.com/watch?v=suuvVzBE108&feature=related</ref> fue el reto y promesa a la vez que el presidente acuñó e hizo patente a la sociedad ante la inesperada jauja, aderezando las buenas nuevas con una perla del egocentrismo que le embargaría sin remedio: "Soy la última oportunidad de la [[Revolución mexicana|Revolución]]".
En lo financiero, la situación era difícil en general, dado que apenas unos días antes de entrar en funciones se realizó una de las devaluaciones más severas que el país hubiese vivido hasta esas fechas y se obtuvo un préstamo del [[Fondo Monetario Internacional]] con el acuerdo de ejercer un presupuesto reducido y mantener bajos los salarios. Constreñido por los malos manejos de su antecesor y ante aquellas disposiciones, López Portillo se mostró prudente en cuanto a gasto e inversiones se refería, pero todo cambiaría cuando, como secuela de la [[Guerra del Yom Kipur]], los [[mundo árabe|países árabes]] interrumpieron la venta de petróleo a [[Estados Unidos]] y a [[Europa Occidental]] por el apoyo brindado a [[Israel]]. Esto, junto al descubrimiento de nuevos yacimientos en [[Chiapas]], [[Tabasco]] y de la rica Sonda de [[Campeche]] catapultó a México como primer exportador de crudo, lo que permitió que el [[Producto Interno Bruto]] se elevara a un 8% anual y que la tasa de desempleo se redujera en un 50%. "México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia",<ref> Declaración del presidente López Portillo retomada del documental ''José López Portillo. El presidente apostador'', de la colección "Los Sexenios". México, Clío, 1998. 46 min., en: http://es.youtube.com/watch?v=suuvVzBE108&feature=related</ref> fue el reto y promesa a la vez que el presidente acuñó e hizo patente a la sociedad ante la inesperada jauja, aderezando las buenas nuevas con una perla del egocentrismo que le embargaría sin remedio: "Soy la última oportunidad de la [[Revolución mexicana|Revolución]]".
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{{BD|1920|2004|Lopez Portillo, Jose}}


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José López Portillo


Presidente de México
1 de diciembre de 1976-30 de noviembre de 1982
Predecesor Luis Echeverría Álvarez
Sucesor Miguel de la Madrid Hurtado

Secretario de Hacienda y Crédito Público
1973-1975
Predecesor Hugo B. Margáin
Sucesor Mario Ramón Beteta

Director de la Comisión Federal de Electricidad
1972-1973
Predecesor Guillermo Villarreal Caravantes
Sucesor Arsenio Farell Cubillas

Información personal
Nombre de nacimiento José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 16 de junio de 1920 Ver y modificar los datos en Wikidata
Ciudad de México (México) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 17 de febrero de 2004 Ver y modificar los datos en Wikidata (83 años)
Ciudad de México (México) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Mexicana
Religión Católica Romana
Familia
Padre José López Portillo y Weber Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Carmen Romano Nölck;
Aleksandra Asimović Popović (Sasha Montenegro)
Hijos 5 Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad Nacional Autónoma de México
Información profesional
Ocupación Abogado
Empleador Universidad Nacional Autónoma de México Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Revolucionario Institucional
Firma
Notas
Gabinete

José López Portillo y Pacheco (16 de junio de 192017 de febrero de 2004) fue un abogado y político mexicano elegido como presidente de México entre 1976 y 1982. En su gestión, sucedieron hechos tan trascendentes como la concertación y aplicación de la reforma política inicial para democratizar al país, la primera visita del Papa Juan Pablo II y, en apenas un par de años, el más impresionante crecimiento de la economía nacional en su historia y una de sus más dramáticas caídas en el contexto de la crisis mundial de los precios del petróleo.

Orígenes

De antepasados paternos procedentes de la pequeña localidad española de Caparroso, en Navarra (algo que exaltaba con frecuencia), nació en la Ciudad de México en el seno de una familia de políticos e intelectuales. Su abuelo, José López Portillo y Rojas, se distinguió como escritor en el siglo XIX, fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y diputado, senador, gobernador del estado de Jalisco, México, y ministro durante el Porfiriato y el periodo golpista de Victoriano Huerta. Su padre, José López Portillo y Wéber (de quien siguió en su juventud el consejo de no ir tras el poder, pues pensaba que "Los defectos de un hombre honrado son las cualidades de un político") se dedicó a los campos de la milicia, la historia y las letras, contrayendo matrimonio con Refugio Pacheco y Villa-Gordoa.

Trayectoria académica y política

Egresó como abogado de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1946 y como doctor en Derecho en 1950. Contrajo primeras nupcias con Carmen Romano y del matrimonio nacieron tres hijos: José Ramón, Carmen Beatriz y Paulina. Entró al servicio público hasta 1959 de la mano del Partido Revolucionario Institucional (PRI), la organización que durante la mayor parte del siglo XX dominó de manera absoluta la vida política mexicana, animado por el ideario y carisma del entonces presidente Adolfo López Mateos. Tras ser litigante, catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAM (donde, como años después con la banda presidencial, el espacio le fue heredado por Luis Echeverría, su íntimo amigo de la adolescencia, y dio clases a quien le relevaría en la Primera Magistratura, Miguel de la Madrid), profesor fundador del Doctorado en Ciencias Administrativas de la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional en 1961 y de escalar jerarquías en el Gobierno Federal pasando por la Secretaría del Patrimonio Nacional, la Oficina de la Presidencia de la República y la dirección de la Comisión Federal de Electricidad, logró hacerse de la cartera financiera del país al ocupar el puesto de secretario de Hacienda de 1973 a 1975, quebrando la norma no escrita de que la economía nacional se definía por su titular en turno (un hombre avezado en las finanzas estatales y guiado por criterios mayoritariamente técnicos), al poner la dependencia al servicio de las conveniencias y decisiones políticas del presidente, pues López Portillo carecía de experiencia en dicha rama, ostentando como verdadera credencial su cercanía personal con Echeverría, quien al nombrarlo declararía sin tapujos y con dedicatoria a los empresarios, con quienes mantuvo una pésima relación, la famosa frase: "A partir de ahora, la política económica se decide en Los Pinos".

Llegada y ejercicio del poder

En aquellos años, los mandatarios emanados de su partido escogían personalmente a su sucesor, y López Portillo fue la opción del presidente Echeverría, de nuevo haciendo valer su añeja amistad y rompiendo también con los pronósticos de que el secretario de Gobernación era el elegido natural, quedándose en el camino Mario Moya Palencia. Los siguientes meses López Portillo realizó el correspondiente proselitismo bajo el lema "La solución somos todos", pero sin adversario alguno, pues el único partido verdaderamente opositor con registro, el derechista Acción Nacional (PAN), no presentó abanderado debido a fuertes divisiones internas, y la izquierda, aglutinada en el proscrito Partido Comunista Mexicano (PCM), en las universidades públicas y en guerrillas urbanas o rurales. No contando con otro espacio que el de lo testimonial, el PCM lanzó a uno de sus líderes históricos, el sindicalista Valentín Campa, quien obtuvo casi un millón de votos, que aún sin ser válidos denunciaron una evidente incongruencia del esquema político-electoral imperante. De esta circunstancia se desprendió la obra que, en perspectiva, sería la mayor aportación de López Portillo: la Reforma Política de 1977, orquestada por su secretario de Gobernación, el reputado político, jurista e historiador Jesús Reyes Heroles, la cual representó el primer avance fehaciente para que México transitase de un régimen de partido hegemónico a uno de pluripartidismo y poder compartido.

Archivo:Reyes Heroles.JPG
Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación (1976-1979).

Rodeado de la polarización y el desorden legados por la administración de Luis Echeverría, el 1 de diciembre de 1976 José López Portillo tomó posesión como presidente de México y pronunció un impecable discurso que le ganó apoyos y confianza por su interés conciliatorio y el abandono de la retórica demagógica y grandilocuente que privó en todo el sexenio anterior. Su proyecto de gobierno se dividía en tres partes: dos años de recuperación, dos de consolidación y dos de crecimiento acelerado, y para lograrlo urgía a superar las discrepancias y avanzar: "Hagamos una tregua inteligente para recuperar nuestra serenidad y no perder el rumbo [...] podemos hacer de nuestra patria un infierno o un país donde la vida sea buena". Enseguida, pidió un emocionado perdón a los desposeídos y marginados por el fracaso del Estado en acertar a "sacarlos de su postración", lo que expresó cambiaría en su gobierno, bordando así un momento memorable dentro del devenir político contemporáneo.

Empero, los primeros tiempos se enrarecieron por los rumores sobre el activismo del ex presidente Echeverría (recogidos y amplificados por Reyes Heroles, quien sostenía una sabida rivalidad con el anterior titular del Ejecutivo), pues mediante su Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo y la presencia de estrechos colaboradores impuestos en el gabinete entrante y en el Poder Legislativo buscaba seguir influyendo en los ámbitos de decisión con una agenda propia, violando otra pauta básica del predominio presidencial de la época, misma que exigía de los mandatarios en retiro su desapego sin cortapisas de la política nacional, lo cual llevó a López Portillo a prescindir de ciertos personajes (los casos más evidentes fueron el de Porfirio Muñoz Ledo en la cartera de Educación y el del presidente del Congreso, Augusto Gómez Villanueva), a encarcelar a funcionarios de aquel periodo (como Eugenio Méndez Docurro y Félix Barra García, ex secretarios de Comunicaciones y Transportes y de la Reforma Agraria respectivamente, así como al ex director del Fideicomiso Bahía de Banderas, Alfredo Ríos Camarena, y al del Instituto Mexicano del Café, Fausto Cantú Peña), y a enviar fuera al mismo Echeverría como embajador en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1977 y en 1978 ante la apartada Australia, con concurrencia en Nueva Zelandia y las Islas Fiji, aniquilando así cualquier intromisión en su gobierno.[1]

En lo financiero, la situación era difícil en general, dado que apenas unos días antes de entrar en funciones se realizó una de las devaluaciones más severas que el país hubiese vivido hasta esas fechas y se obtuvo un préstamo del Fondo Monetario Internacional con el acuerdo de ejercer un presupuesto reducido y mantener bajos los salarios. Constreñido por los malos manejos de su antecesor y ante aquellas disposiciones, López Portillo se mostró prudente en cuanto a gasto e inversiones se refería, pero todo cambiaría cuando, como secuela de la Guerra del Yom Kipur, los países árabes interrumpieron la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa Occidental por el apoyo brindado a Israel. Esto, junto al descubrimiento de nuevos yacimientos en Chiapas, Tabasco y de la rica Sonda de Campeche catapultó a México como primer exportador de crudo, lo que permitió que el Producto Interno Bruto se elevara a un 8% anual y que la tasa de desempleo se redujera en un 50%. "México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia",[2]​ fue el reto y promesa a la vez que el presidente acuñó e hizo patente a la sociedad ante la inesperada jauja, aderezando las buenas nuevas con una perla del egocentrismo que le embargaría sin remedio: "Soy la última oportunidad de la Revolución".

El plano internacional

En política exterior, organizó la Cumbre Norte-Sur en la ciudad de Cancún en 1981 para promover el diálogo entre los países del Primer y Tercer Mundo; reconoció a los gobiernos revolucionarios centroamericanos y se acercó a personajes como Daniel Ortega o Fidel Castro, lo cual produjo más de una fricción con Estados Unidos; comenzó relaciones diplomáticas con el régimen encabezado por el Rey Juan Carlos I y presidido por Adolfo Suárez en 1977, a dos años del fin del Franquismo, enviando como embajador de México en España al ex mandatario Gustavo Díaz Ordaz; auspició la venida del Papa Juan Pablo II en enero de 1979, luego de décadas de lejanía con la Iglesia Católica, autorizando el oficio de una misa al aire libre transmitida inéditamente por televisión; propuso ante el pleno de la Organización de las Naciones Unidas el Plan Mundial de Recursos Energéticos; y fue galardonado en 1981 con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en su primera edición e investido como Caballero de Gran Cruz adornada con el Gran Cordón de la Orden al Mérito de la República Italiana en el mismo año.

José López Portillo y Jimmy Carter en el acto de bienvenida del presidente de los Estados Unidos a México en Palacio Nacional, al centro de la capital mexicana. Febrero de 1979.

Los excesos

Conforme avanzó el sexenio la excentricidad, el despilfarro y el influyentismo se apoderaron del mandato de López Portillo. Olvidándose de su investidura, el presidente obligó a que la gira papal hiciera una parada en la Residencia Oficial de los Pinos con el objeto de que Su Santidad celebrase una misa especial para su madre, contestando a sus detractores que "pagaría de su bolsillo" las sanciones administrativas previstas por violentar la laicidad de un espacio oficial y subestimando los problemas evidentes por la inexistencia de relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano; su esposa, mujer de arrogancia y reiterados desplantes, tomó en sus manos la política cultural del gobierno sin experiencia alguna y ordenó, por ejemplo, que se integrara una orquesta sinfónica especial, la Filarmónica de la Ciudad de México, para dar a conocer sus dotes de pianista con temas del grupo Mocedades; y su hija Paulina debutó como baladista juvenil y fue apoyada para alcanzar el éxito.

Pero lo más delicado es que nombró en importantes cargos a familiares directos, vanagloriándose además por ello, en especial del caso de José Ramón, su primogénito, quien se desempeñó como subsecretario de Estado ("Es el orgullo de mi nepotismo", exclamaría orondo). Otros beneficiarios fueron su hermana Alicia, que fungía como su asistente; su hermana Margarita, designada titular de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía de la Secretaría de Gobernación (temida y odiada por su actitud caprichosa y altanera frente a dueños de medios, creadores, productores y directores que la acusaron de herir de muerte a la industria de la pantalla grande, apodándole la "pésima musa" como burla por su admiración hacia la Décima Musa, Sor Juana Inés de la Cruz, y sus malhadados intentos como escritora y guionista de películas); su primo Guillermo, convertido en presidente del entonces llamado Instituto Nacional del Deporte; y Rosa Luz Alegría, con quien sostenía una relación extramarital, fue colocada a la cabeza de la Secretaría de Turismo.

En la misma tesitura Arturo Durazo Moreno, un viejo amigo de vecindario, fue elevado a director del Departamento de Policía y Transito del Distrito Federal, desde donde además de ser hecho General de División sin pasar por el Ejército y condecorársele con el Doctorado Honoris Causa del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal sin antecedentes universitarios o de práctica legal alguna, auspició el cohecho y la tortura entre los cuerpos que dirigía y se enriqueció escandalosamente acumulando autos, bienes y mansiones como "El Partenón", una estrafalaria casa de playa inspirada en el mítico monumento griego levantada en la bahía de Zihuatanejo, la que una vez decomisada luego de aprehender a Durazo en 1984 no ha podido ser vendida por su mal gusto, elevado monto e identificación como emblema de lo peor de aquella época.

Con los años han aparecido otro tipo de datos que dan idea de las posibles extravagancias de este gobierno. Según un reporte conocido en 1998 del grupo de observación de la Cienciología para la protección de la Constitución alemana (Beobachtung der Scientology Organization durch den Verfassungschutz), dedicado a averiguar sobre el influjo de la citada formación en las esferas de poder de esa nación y de otros países, una de las hijas de López Portillo, su secretario particular y la mitad del gabinete se conformaba por miembros pertenecientes a dicha secta, asegurándose que entre 1979 y 1980 altos funcionarios mexicanos visitaron su sede central en Clearwater, California, para perfeccionar su adiestramiento.[3]

La sucesión presidencial

José López Portillo dejó la presidencia el 1 de diciembre de 1982. Durante el año previo y luego de ir descartando aspirantes de entre los más próximos de su equipo, se aprestó a cumplir con el ritual sucesorio priísta y fijó sus pautas de selección en dos nombres: si el panorama nacional requería de un personaje con mayor bagaje político, el escogido sería el entonces dirigente nacional del PRI, Javier García Paniagua; sin embargo, si las circunstancias sugerían un perfil diestro en sortear dificultades financieras, la candidatura le correspondería a su secretario de Programación y Presupuesto, Miguel de la Madrid. Ante la severa crisis, este último fue el elegido. Para la organización tantos años gobernante, dicha postulación abonó notablemente en el cambio de su curso histórico, ya que el sustento ideológico y práctico desde su fundación, el nacionalismo revolucionario (nutrido de los logros de la gesta de 1910, del corporativismo y de la necesidad de un Estado con amplias facultades para luchar contra la desigualdad social, manejado por políticos disciplinados que recorrieran los escalafones del PRI y de la burocracia) fue gradualmente remplazado por la tecnocracia y sus hombres, generándose reacomodos y rupturas importantes para su futuro y el de México.

Y es que de la Madrid era un destacado abogado formado en el Banco de México con experiencia en materia económica y el primero de una lista de gobernantes en adelante en el país con una visión orientada al mercado y estudios de posgrado realizados en prestigiadas universidades estadounidenses, como las de Harvard o Yale, en consonancia con los dictados de aquellos tiempos, tendientes al neoliberalismo y la globalización y marcados por líderes defensores del aperturismo y la desregulación como Margaret Thatcher o Ronald Reagan.

El desprestigio

Retirado de la política, se dedicó a escribir su biografía y otros libros con mediano éxito, probando suerte también con una marca propia de tequila, "Don Q", promocionada con su foto vestido de charro en la etiqueta. Tras concluir su mandato presidencial, se mudó con su familia a una mansión con cuatro casas (una para él y las restantes para cada uno de sus hijos) en los suburbios de la capital mexicana bautizada popularmente como "La Colina del Perro" (en alusión a su citada defensa del peso), situada en un terreno de 122.000 , obsequiado por su amigo Carlos Hank González. En cada residencia se instalaron dos mil metros cuadrados de alfombra importada, tapices de seda, domos corredizos y amplias terrazas con acabados de maderas preciosas. Además, en la casa principal se adaptó un sistema de aire acondicionado especial para preservar la humedad de la biblioteca particular de López Portillo, estimada en unos 30.000 tomos, y se erigió una cúpula-observatorio.

No conforme con esto, el expresidente se hizo de una barranca en la exclusiva zona de Chapultepec, punto neurálgico del Distrito Federal, de un área de 8.000 para construirl mansiones de aires moriscos y granadinos a su madre y a hermanas, Alicia y Margarita. También le fue obsequiada la residencia de descanso "Villa Marga Mar" de 3.000 , localizada en la playa de Pichilingue, en la bahía acapulqueña de Puerto Marqués, cortesía de Joaquín Hernández Galicia.

La riqueza de López Portillo provocó que el abogado constitucionalista Ignacio Burgoa lo denunciara ante la Procuraduría General de la República por el delito de peculado en contra de la nación mexicana, mientras que la fracción del PAN en la Cámara de Diputados propuso la creación de una comisión para investigarlo y el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) insistió por meses en los indicios del uso de fondos del Gobierno Federal para fincar sus propiedades. Cercado por dichos ataques y por los varios reportajes en su contra; las burlas, a veces excesivas, de los caricaturistas; la promesa de "renovación moral" del presidente De la Madrid, sólo eficaz para encarcelar a funcionarios del pasado sexenio; y un repudio generalizado de la población hacia el ex mandatario y sus parientes, optaron por pasar largas temporadas en el extranjero.

ç, fueron irregularmente cedidos por instrucciones del ex presidente a su familia mientras ostentaba el poder, debiendo formar parte del dominio público, pues en ellos vivió la importante literata colonial en cuyo honor el espacio educativo lleva su nombre; o bien por la valoración histórica de su gobierno, coincidente con la creciente libertad de expresión que México conquistó a partir de los años ochenta, soliéndose encontrar el cenit de los vicios del antiguo sistema político y las causas de las dificultades económicas nacionales actuales en su presidencia.

Durante la etapa final de su vida, fue víctima de diabetes y de las secuelas de una embolia sufrida en 1996: Además protagonizó otros problemas legales, la demanda que interpuso en contra de la periodista Isabel Arvide al insultar a su cónyuge y cuestionar la paternidad de sus hijos menores en un artículo y; el proceso de divorcio contra Sasha Montenegro.

Falleció el 17 de febrero de 2004 en la Ciudad de México a la edad de 83 años, víctima de una complicación cardiaca generada por una neumonía. Sus restos descansan en el Panteón militar del Distrito Federal. Debido a que su muerte ocurrió durante el proceso de divorcio, la actriz Sasha Montenegro es la legítima viuda, gozando de las prestaciones económicas que la ley le otorga.

Obras de su autoría

  • Génesis y teoría del Estado moderno (1965).
  • Quetzalcóatl (1965).
  • Don Q (1975).
  • Ellos vienen... La conquista de México (1987).
  • Mis tiempos (2 tomos, 1988).
  • Umbrales (1997).
  • El súper PRI (2002).

Referencias

  1. Joaquín López-Dóriga. "Los ex presidentes (III)", en la columna "En privado" del diario Milenio, en: http://www.milenio.com/edomex/milenio/firmawp.asp?id=137896
  2. Declaración del presidente López Portillo retomada del documental José López Portillo. El presidente apostador, de la colección "Los Sexenios". México, Clío, 1998. 46 min., en: http://es.youtube.com/watch?v=suuvVzBE108&feature=related
  3. Reporte del grupo de observación de la Cienciología para la protección de la Constitución alemana, 1998. Pág. 37, en: http://www.im.nrw.de/sch/doks/vs/agsc.pdf

Véase también

Enlaces externos


Predecesor:
Luis Echeverría
Presidente de México
México

1976 - 1982
Sucesor:
Miguel de la Madrid
Predecesor:
Luis Echeverría
Candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional
1975 - 1976
Sucesor:
Miguel de la Madrid
Predecesor:
Hugo B. Margáin
Secretario de Hacienda y Crédito Público
1973 - 1975
Sucesor:
Mario Ramón Beteta
Predecesor:
Guillermo Villarreal Caravantes
Director de la Comisión Federal de Electricidad
1972 - 1975
Sucesor:
Arsenio Farell Cubillas