Leopoldo Torre Nilsson comenzó a trabajar en la década de los años cuarenta en la industria cinematográfica como asistente de dirección de su padre, Leopoldo Torres Ríos. En 1947 estrenó su primer cortometraje, "El muro", basado en un cuento escrito por el mismo Torre Nilsson, que representaba el más puro cine de autor. En 1950 realizó junto a su padre "El crimen de Oribe", inspirada en la novela de Adolfo Bioy Casares.