Historia de la democracia

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El término democracia proviene del griego clásico, y su origen como forma de gobierno se remonta a la Atenas de la época clásica. Los fundamentos de la democracia moderna, como gobierno de la mayoría de la población, comenzaron a aparecer en la segunda mitad del siglo XVII-XVIII junto con el sufragio universal, luego de la abolición generalizada de la esclavitud y la sanción de instituciones que reconocían los derechos humanos. Se consolidaría definitivamente como sistema de gobierno en el siglo XIX bajo la forma de democracias representativas, en las que la soberanía popular se delega en representantes políticos que ejercen la autoridad en nombre del pueblo.[1][2]

Antigua Grecia[editar]

Busto moderno de Clístenes de Atenas, considerado el padre de la democracia ateniense

La palabra griega "Democracia" ("el poder del pueblo") fue inventada por los atenienses para definir un sistema de gobierno de la ciudad en el cual las decisiones eran tomadas por la asamblea de ciudadanos (los ciudadanos no eran ni mujeres ni esclavos ni extranjeros) y no por un rey o emperador como en otras ciudades o imperios de la antigüedad. Sin embargo, la mayor parte de la población de Atenas estaba integrada por esclavos. Por esta razón la democracia ateniense tiene pocas similitudes con la democracia moderna, vinculada a la abolición de la esclavitud y a los derechos humanos. Democracia es una palabra de origen griego que fue acuñada por los atenienses para referirse a su forma de gobierno, instaurada en los últimos años del siglo VI a. C.

Aunque siempre es difícil averiguar el momento exacto en que una palabra empieza a usarse, el término aparece en Heródoto, un historiador y geógrafo del siglo V a. C. como el nombre de una forma de gobierno ya entonces objeto de debate. En su etimología, significa gobierno “del pueblo” o “popular”.

La democracia ateniense estaba basada en la selección de representantes por sorteo y las decisiones en otros casos por mayoría. La asamblea estaba compuesta por todos los ciudadanos varones de Atenas y votaba en forma directa. Los electos no tomaban las decisiones; los atenienses consideraban que dar el poder de tomar decisiones a los representantes electos era al pueblo, convirtiendo el estado en una oligarquía. La democracia significaba (y para algunos aún significa) la igualdad ante las decisiones y ante la elección de decisiones y no la elección de personas encargadas de decidir (ver democracia representativa). Existían pocos mecanismos de control del poder de la asamblea o límites al mismo, con la excepción llamada Graphe Paranomon (también votada por la asamblea), que hacía ilegal aprobar una ley que era contraria a otra.

Una de las razones por las que este sistema era viable era la pequeña población de Atenas si se compara con los estados actuales —unos 300 000 habitantes—. Además, existían rígidas restricciones sobre quiénes tenían derecho a participar como ciudadanos, porque solo se le podía llamar ciudadano al que vivía en Esparta o en Atenas, que excluían a más de la mitad de la población total. Los derechos de ciudadanía se limitaban a los ciudadanos varones, adultos, libres (no esclavos), nativos de Atenas. En consecuencia, las mujeres, niños, esclavos y extranjeros —grupos que constituían la mayoría de la población de la ciudad— no tenían derecho a participar en la asamblea, y la mayoría de la población no tenía otro modo de acceder a esos derechos que agnarse a una familia que tuviera derechos.

La democracia moderna tiene algunas limitaciones en comparación al modelo antiguo, ya que para la mayor parte de los ciudadanos se reduce a votar, y el hecho de votar se limita a una única ocasión cada cierto número de años, los votantes solo pueden elegir sus representantes en los ámbitos legislativo o ejecutivo (con la ocasional excepción de algún referéndum) y son esos representantes y no los votantes quienes tienen el poder de decidir los asuntos de Estado. Sin embargo, en su época y para las sociedades euroasiáticas, no se había alcanzado nunca una proporción tan grande de gente interviniendo en el gobierno, de modo que esa ampliación de personas participando del poder político era visualizada como una democracia.

Durante la edad dorada de la Atenas clásica, en el siglo V a. C., en el que fue la ciudad-estado hegemónica en la Hélade, los atenienses promovían la democracia en el exterior. Ello condujo a la adopción de formas de gobierno democráticas o quasi-democráticas en varias ciudades aliadas o dependientes de Atenas. Sin embargo, el siglo V a. C. vio la división del mundo griego a causa de las guerras del Peloponeso, en las que Atenas se enfrentó a una liga de ciudades dirigida por Esparta, que resultó vencedora y la democracia fue abolida en todas las polis griegas. Aunque los atenienses restauraron su democracia en menos de un año, no se encontraban ya en situación de promoverla en el exterior y la democracia comenzó a declinar.[cita requerida]

Antigua Roma[editar]

En la Antigua Roma nunca existió la democracia según las fuentes históricas primarias y la historiografía contemporánea, ni en la República romana ni en el Imperio romano.[3][4]​ El sistema político de la República romana (res publica) era completamente diferente a los principios de la democracia ateniense. La República romana siempre fue un sistema aristocrático basado en la oligarquía del Senado romano. Este Senado oligárquico siempre fue monopolizado, controlado y elegido en su mayoría por la clase social patricia dominante en detrimento de la clase social plebeya. La sociedad romana era una sociedad jerárquica piramidal, y estaba estratificada verticalmente en los estamentos superiores en tres órdenes (ordo senatorius, ordo equester y ordo decurionum (decurión)), y los representantes de éstos órdenes sociales eran en su mayoría patricios terratenientes con algunos pocos plebeyos ricos (nobilitas). Estas clases sociales dominantes elegían a los senadores y a los representantes de las altas magistraturas (pretores, cónsules, censores), y las altas magistraturas a su vez elegían a los senadores en un círculo político cerrado, lo cual demuestra que nunca hubo una democracia en Roma. Los miembros del Senado nunca fueron elegidos por el pueblo llano de los estratos sociales inferiores con derechos de ciudadanía (plebeyos: plebs urbana y plebs rustica con cives Romani). Además, fuera de este sistema político oligárquico quedaban excluidas las mujeres romanas, y, obviamente, los extranjeros sin ciudadanía, los libertos y los esclavos (liberti y servi). La escasa participación del pueblo con ciudadanía romana estaba limitada a las asambleas (comitia), cuyas propuestas no solían ser vinculantes para las decisiones del Senado.

Varios historiadores han subrayado los factores de la ausencia de democracia en la Antigua Roma (p.e., G. Alföldy, F. Pina, etc.). Según F. Pina,[5]​ «uno de ellos es la relativamente escasa participación de ciudadanos romanos en los comicios, que en la práctica quedaba reducida a los habitantes de Roma, quedando excluidos los que no habitaban en la ciudad, diferencia que se fue profundizando a medida que el Imperio se fue ampliando, y con ello la dispersión geográfica de la ciudadanía romana. Por otra parte, la votación en los comicios por centurias se estructuraba en función de la pertenencia a diferentes clases censitarias, de modo que el poder de decisión quedaba en manos de los más ricos y poderosos, teniendo la mayoría de la ciudadanía un papel residual. Por lo que respecta a la capacidad de iniciativa legislativa, a diferencia de la Atenas democrática, en Roma sólo la tenían los magistrados y tribunos de la plebe, de modo que el conjunto de ciudadanos sólo podía votar sobre asuntos planteados por ellos. El acceso a las magistraturas, y con ello al Senado, quedaba en manos de una estrecha clase social, la misma que controlaba los comicios centuriados. En última instancia se puede plantear como una diferencia sustancial entre la Atenas democrática y la Roma republicana el hecho de que, mientras en la primera se fomentó la participación popular en la cosa pública, en Roma más bien la aristocracia hizo siempre todo lo posible por restringir esa participación popular. Si bien es cierto que la oratoria ante el pueblo tenía gran importancia en la práctica política en la Roma republicana, no lo es menos que sólo los magistrados y los tribunos de la plebe podían convocar una asamblea, y sólo ellos y quienes ellos autorizaran tenían acceso al uso de la palabra ante el pueblo, lo que se tradujo en un monopolio de la palabra por parte de la misma clase social que controlaba las magistraturas y el Senado [...]. Estas restricciones para el uso libre de la palabra alejan las asambleas populares en Roma de la vigente en la democracia ateniense».

Edad Media y Edad Moderna[editar]

La República romana degeneró en el despotismo del Imperio. Las ciudades libres de las actuales Italia, Alemania y Países Bajos siguieron aplicando principios democráticos durante la Edad Media[cita requerida], en especial durante el auto gobierno del pueblo a través de las instituciones municipales. Los esclavos dejaron de constituir una parte mayoritaria de las poblaciones nacionales. A medida que el feudalismo desaparecía, surgía, a su vez, una clase media comercial y rica que disponía de los recursos y tiempo necesarios para participar en los asuntos de gobierno. Su resultado fue el resurgimiento de un espíritu de libertad basado en los antiguos principios griegos y romanos. Los conceptos de igualdad de derechos políticos y sociales se definieron más durante el Renacimiento[cita requerida], en el que se vio potenciado el desarrollo del humanismo y, más tarde, durante la Reforma protestante, en la lucha por la libertad religiosa.

Antigua India democracia[editar]

Desde antes de nuestra era está documentado que en la antigua India existieron repúblicas democráticas. Muchas habrían existido antes del inicio de la democracia ateniense. Las repúblicas de India florecieron en el norte de la actual India.[6]​ Sin embargo hacia el 400 d. C. estas repúblicas desaparecieron por la conquista de monarquías militaristas. Así la literatura brahmánica posterior glorificaría la realeza y sería favorable a su papel como se aprecia en los escritos de legisladores como Manu, el autor del Manu-Smrti compuesto entre el 200 a. C. y el 200 d. C. Las fuentes sobre las antiguas repúblicas democráticas están documentadas fuera de la tradición brahmánica, por ejemplo en el Arthaśāstra de Kautilya (c. 300 a. C.), donde se describen estados donde los reyes tenían un papel subsidiario y sus funciones se referían más al mantenimiento de la paz, la justicia o la estabilidad que al gobierno de la nación.

La evidencia de gobiernos no monárquicos por ejemplo se documenta en los Vedas,[7]​ por lo que se puede suponer que la organización en forma de república democrática era la forma más común en el norte de la actual India entre los siglos VII a. C. y II d. C. Durante ese período se registró un importante aumento de la urbanización en la región. Algunas de las ciudades organizadas como repúblicas democráticas incluían Vaiśālī (siglo V a. C.) y se identifica por su nombre a personajes importantes como Ambaplai cuyos logros contribuyeron de manera importante a la prosperidad y reputación de la república. También las ciudades de Kapilavatthu y Kusavati habrían estado organizadas al modo de repúblicas en ese período.[8]

También en el relato de las conquistas de Alejandro Magno (327-324 a. C.) se mencionan estados indios que no son monarquías sino democracias y a veces oligarquías. Sin embargo, el estudio del canon budista escrito en pali ha permitido reconocer que la veracidad de la forma de organización republicana y democrática en la India anterior al siglo V a. C.[9]​ Quizá la fuente griega más fiable sobre la india es el Anábasis de Alejandro de Flavio Arriano, que describe las campañas de Alejandro con gran detalle. El Anábasis, que se basa en testimonios directos de compañeros de Alejandro, menciona 18 localidades de India queran "libres e independientes", esa expresión parece se ilustra con la situación en el caso de Nyasa, una ciudad situada en cerca de la actual frontera entre Afghanistán y Pakistán que era gobernada por un tal Aculphis elegido líder de un consejo formado por 300 miembros. Tras rendierse a Alejandro, Aculphis usó la supuesta relación de la ciudad con el dios Dioniso para buscar términos de paz justos con el rey macedonio:

Los niseos te piden, o rey respetuoso de Dinios, que les permitas permanecer libres e independientes, porque cuando Dioniso subyugó a la nación de los indios... el fundó esta ciudad con soldados que no eran apropiados ya para el servicio militar... desde eso los que habitan en Nyasa, una ciudad libre, y nosotros mismos somos indepndientes, y llevamos nuestro gobierno con un orden constitucional[10]

La conversación de Alejandro y Aculphis muestra que Nyasa era una ciudad-estado cuyo territorio no se extendía mucho más allá de la ciudad, es decir era interno. Sin embargo, otro ejemplo mencionado por Flavio Arriano es el de la república de Mallia que consistía en 20 ciudades. Quinto Curcio y Diodoro Sículo en sus obras sobre las conquistas de Alejandro mencionan a un pueblo llamados sabarcas (sabarcae) o sambastas (sambastai) entre los cuales el gobierno era democrático y no de tipo monárquico:[11]​ Los sabarcas o sambastas, al igual e los mallianos, dominaban un territorio amplio. Su ejército consistía en 60 mil infantes, 6000 caballeros y unos 500 carros. Estos datos muestran que las repúblicas indias del siglo IV a. C. de hecho eran mucho mayores que las polis griegas contemporáneas. Parece que en el noroeste de India, la organización republicana era la norma, ya que los historiadores de Alejandro solo mencionan un puñado de reyes y muchos otros estados no monárquicos. La prevalencia de las repúblicas democráticas fueron señaladas por Diodoro Sículo, que tras describir a monarcas legendarios que se enfrentaron al dios Dionisio dice:

Al final, sin embargo, cuando los años han pasado la mayor parte de las ciudades ha adoptado una forma de gobierno democrático, aunque algunas pocas conservaban aún a sus reyes por el tiempo de la invasión de Alejandro.[12]

Haudenosaunee y la Gran Ley de la Paz[editar]

A mediados del siglo XVIII, cinco naciones norte[13]​ americanas, Seneca, Cayuga, Oneida, Onondaga y Mohauwk, a las que se sumó Tuscarora en 1720, formaron una gran liga democrática denominada Haudenosaunee. Su capital estaba donde hoy se encuentra Siracusa, Estado de Nueva York.[cita requerida]

Ese régimen democrático estaba regulado por una constitución de 117 artículos conocida como la Gran Ley de la Paz y gobernada por un Parlamento o Consejo de representantes de la población, considerado como el segundo más antiguo del mundo luego del Althing de Islandia.[14]

La Gran Ley de la Paz establecía un estado de derecho con estrictos límites y restricciones al poder de los gobernantes. Establecía también una división del poder entre hombres y mujeres, estableciendo que ningún hombre podía presidir un clan y ninguna mujer ser jefe militar o sachem. A las jefas de los clanes correspondía elegir a los jefes militares.

Haudenosaunee tuvo una influencia directa tanto en la democracia y el constitucionalismo, como en la idea de la igualdad de mujeres y hombres en la sociedad moderna.[14]​ En especial Benjamín Franklin, quien tuvo trato directo con Haudenosaunee en 1754, destacó en sus obras que el grado de autonomía individual que gozaban los habitantes de la liga era desconocido en Europa y publicó los tratados indios, considerada como una de sus obras más importantes.

Instituciones populares locales[editar]

La mayoría de los procedimientos utilizados por las democracias modernas son muy antiguos. Casi todas las culturas han elegido o al menos aceptado a sus dirigentes mediante algún sistema de referendo popular en algún momento de su Historia. Del mismo modo, estos gobernantes han cambiado las leyes solo tras consultar con la asamblea popular o sus representantes. Estas instituciones existían con anterioridad a la Ilíada y la Odisea y las instituciones de las modernas democracias derivan o están inspiradas en ellas. No obstante, el resultado directo de tales instituciones no fue siempre una democracia. A menudo fue una oligarquía como en Venecia o una monarquía absoluta como en Florencia.

Entre estas instituciones se encuentran:

Auge de la democracia para el gobierno de las naciones modernas[editar]

Siglos XVI-XVII[editar]

Uno de los primeros países democráticos en Europa fue polaco-lituana República de las Dos Naciones con sistema político de la mancomunidad, llamado Democracia de los Nobles o Libertad dorada, se caracterizaba por la limitación del poder del monarca por las leyes y la cámara legislativa (Sejm) controlada por la Nobleza de Polonia (Szlachta). Este sistema fue el precursor de los conceptos modernos de democracia,[15]Monarquía constitucional,[16][17][18]​ y federación.[19]

Siglos XVIII y XIX[editar]

Revolucionarios (Francia, 1792)

1780: desarrollo de movimientos sociales que se identificaban a sí mismos con el término democracia: Conflicto político entre aristócratas y demócratas en los países del Benelux, que cambio la connotación negativa de la palabra democracia en Europa, considerado sinónimo de anarquía, opuesto de aristocracia.

Desde finales de la década de 1770: nuevas Constituciones describían y limitaban los poderes de los gobernantes, basándose en la Carta Magna (1215) y la Bill of Rights (1689), como la Virginia Declaration of Rights, de 1776 (basada en la Bill of Rights británica) y la Constitución de los Estados Unidos, ratificada en 1789.

Entre 1789-1799: durante la Revolución francesa, la Asamblea Nacional promulga:

Principios del siglo XIX: aparición de los partidos políticos que competían por votos.

Extensión de los derechos políticos a varias clases sociales: supresión de los requisitos de riqueza, propiedad, sexo, raza y similares para el voto e introducción del voto secreto.

Democracia en el siglo XX[editar]

En el curso del siglo XX se produjeron hechos históricos de gran importancia que impusieron la democracia como forma de gobierno dominante en el mundo.

  • Desaparición o debilitamiento de monarquías luego de la Primera Guerra Mundial; de las subsistentes, la mayoría han permanecido bajo formas atenuadas con escasos poderes políticos reales.
  • El reconocimiento del voto a los pobres o no propietarios, dando forma al concepto de sufragio universal;
  • El reconocimiento del derecho a votar y ser votadas a las mujeres, integrando el concepto de sufragio universal;
  • La descolonización de la mayor parte de África y Asia, gobernadas por potencias europeas y el reconocimiento universal del derecho a la autodeterminación de los pueblos. En la gran mayoría de los casos las nuevas naciones independientes establecieron formas de gobierno democráticas. En el caso de América, el proceso se había iniciado en el siglo XVIII y se generalizó durante el siglo XIX.
  • El movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos y la consecuente protección del derecho al voto a las minorías raciales en 1964. Recién desde este momento puede hablarse de la existencia de un gobierno democrático en EE. UU.
  • La caída generalizada de las dictaduras militares latinoamericanas en las décadas de 1980 y 1990, para dar paso a regímenes democráticos garantizados por pactos internacionales antidictatoriales de carácter subregional y regional.

El politólogo estadounidense Samuel Huntington ha desarrollado la idea de olas de democracia. Para Huntington ha habido tres olas de democratización:

Los principales sistemas de gobierno rivales de la democracia son:

Si bien la democracia se ha convertido en la forma de gobierno dominante, las democracias reales existentes suelen padecer de defectos que las limitan e incluso anulan en la práctica, como la plutocracia (poder de los ricos), la oligarquía (poder de determinados grupos minoritarios) y la aristocracia (existencia de determinados grupos con privilegios o ventajas sobre el resto de la población).

La Asamblea General de la ONU, durante una sesión plenaria

Las explicaciones sobre el origen de las democracias se pueden dividir en dos vertientes:

  • Las explicaciones que indagan en los fenómenos internos de un país. Las transformaciones socioeconómicas, las movilizaciones por movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil, los retos y revoluciones, los acuerdos y concesiones de las élites serían las causas.[20]
  • Las explicaciones que indagan en los fenómenos externos de un país. La derrota de los regímenes participantes en la guerra, el rol del contagio de los procesos de democratización en los estados vecinos, la difusión de los valores democráticos a través de los procesos de globalización, el apoyo a, ora los grupos de la sociedad civil, ora los nacientes partidos políticos, ora la construcción del Estado, ora la institucionalización y a la especificación de los criterios para formas de democracias apropiadas y aceptadas serían las causas.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Mayón, Carlos Alberto (diciembre 2013). «Requisitos de la democracia moderna». En Universidad Nacional de la Plata, ed. Justicia y Libertad. Revista de la Asociación de Magistrados y Funcionarios Jubilados y Pensionados del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires (34): 21-28. 
  2. López Arribas, Pedro (2002). «El origen de la democracia moderna». Cuadernos republicanos (49): 136-141. ISSN 1131-7744. 
  3. Alföldy, Géza (1975). «La sociedad romana: problemas y posibilidades de su definición». Saguntum (11 (2)): 407-426. ISSN 0210-3729. 
  4. Pina, Francisco (2019). «Idea y práctica de la democracia en la Roma republicana». Gerión (37 (2)): 379-397. ISSN 0213-0181. 
  5. Pina, Francisco (2019). «Idea y práctica de la democracia en la Roma republicana». Gerión (37 (2)): 379-397. ISSN 0213-0181. 
  6. Steve Muhlberger: "Democracy in Ancient India" Archivado el 12 de mayo de 2016 en Wayback Machine.
  7. Sharma, Republics, pp. 15-62, 237.
  8. Narendra Wagle, Society at the Time of the Buddha (Bombay: 1966), pp. 27-28.
  9. Majumdar, R. C. The History and Culture of the Indian People, vol. 2, The Age of Imperial Unity, (Bombay, 1951), pp. 396-411.
  10. Arriano, Flavio. 5.1-2; citado en la compilación de fuentes griegas de R. C. Majumdar, The Classical Accounts of India (Calcuta, 1960).
  11. Q. Curtius Rufus, History of Alexander the Great 9.8, Classical Accounts, p. 151; Diodorus Siculus, Bibliotheca Historica 17.104, Classical Accounts, p. 180.
  12. Diodorus Siculus 2.39, Classical Accounts, p. 236; cf. Flavio Arriano Indika citado en Classical Accounts, p. 223, que parece derivar de la misma fuente, que la anterior y que sería el historiador Megásthenes.
  13. «YouTube». www.youtube.com. Consultado el 22 de abril de 2021. 
  14. a b Mann, Charles (2006), 1491, Madrid: Taurus, pp. 431-437.
  15. Maciej Janowski, pensamiento liberal polaco, Universidad de Europa Central, 2001, ISBN 963-9241-18-0, Google Print: p. 3. p. 12.
  16. Paul W. Schroeder, Transformación de políticas europeas 1763-1848, Universidad de Oxford, 1996, ISBN 0-19-820654-2, Google print p.84
  17. Rett R. Ludwikowski, Haciendo la constitución en la región de dominio soviético, Universidad de Duke, 1997, ISBN 0-8223-1802-4, Google Print, p. 34.
  18. George Sanford, Gobierno democrático en Polonia: políticas constitucionales desde 1989, Palgrave, 2002, ISBN 0-333-77475-2, Google print p. 11 - constitutional monarchy, p.3 - anarchy
  19. Aleksander Gella, clase de desarrollo cultural en Europa del este: Polonia y sus vecinos del sur, SUNY Press, 1998, ISBN 0-88706-833-2, Google Print, p. 13.
  20. Landman, Todd; David Beetham. Assessing the quality of democracy (pdf) (en inglés). Estocolmo: IDEA. p. 8. ISBN 978-91-85724-44-4. Consultado el 10 de octubre de 2009. 

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