Usuario:DocsMX/Taller

Transporte Público en el Área Metropolitana de Cuernavaca

El transporte público en el Área Metropolitana de Cuernavaca está controlado por la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT) del estado de Morelos. La SMyT es la autoridad encargada de regular, supervisar, planear y mejorar el servicio de transporte público en el estado, así como de otorgar las concesiones, permisos y licencias correspondientes.​ La SMyT cuenta con varias delegaciones en los municipios de Morelos, incluyendo Cuernavaca. Además, la SMyT colabora con el gobierno municipal de Cuernavaca para establecer el Consejo Municipal de Transporte, que tiene como objetivo analizar y proponer soluciones a los problemas de movilidad y transporte en la ciudad. El Consejo Municipal de Transporte está integrado por representantes del gobierno estatal, municipal, de los transportistas y de la sociedad civil. ​

Historia

En 1897 William T. Pritchard y Eugenio J. Cañas, con el respaldo del gobierno del estado, iniciaron la creación de los tranvías de mulitas en Cuernavaca. ​

Estos tranvías surgieron como respuesta al auge del movimiento migratorio impulsado por la construcción y operación del Ferrocarril México Cuernavaca y el Pacífico. Su recorrido se extendía desde la estación de la ciudad hasta la Plaza Juárez, ubicada en el corazón del centro de la ciudad, a lo largo de la calle que hoy conocemos como Leandro Valle. A lo largo de su historia, la operación de los tranvías se vio interrumpida en varias ocasiones debido a los turbulentos eventos de la Revolución Mexicana, reanudándose finalmente en 1928 de manera regular.

Sin embargo, la competencia comenzó a surgir en la década de 1920 con la llegada de coches Ford T (propulsados por pedales), los cuales compartían la misma ruta que los tranvías. Además, las carretelas o calandrias también proporcionaban alternativas de transporte en este trayecto. Los primeros "permisionarios" de estos nuevos medios de transporte fueron Mauricio Galindo, Jesús Gómez, Cayetano Torres y Juan Gándara. ​

Esta competencia gradualmente condujo al declive de los tranvías, marcando el fin de una era en el transporte público de Cuernavaca. A lo largo de su existencia, los tranvías desempeñaron un papel importante en la historia de la ciudad, reflejando las transformaciones en la movilidad urbana a lo largo del tiempo. ​

En 1921, Miguel Arozarena, Juan Viveros, Francisco Álvarez y la familia Rubí marcaron un hito importante al establecer el primer sitio de alquiler de automóviles en Cuernavaca. Fue un paso significativo hacia la modernización del transporte en la ciudad. Eduardo Flores, por su parte, operó en 1929 el primer servicio colectivo utilizando una camioneta Ford de 8 pasajeros, propulsada por pedales, que cubría la misma ruta hasta la estación del ferrocarril. ​

En 1931, Marcelo Rodríguez introdujo varias camionetas que conectaban el Zócalo con Chapultepec, un destino turístico de la región hoy llamado Parque Estatal Urbano Barranca de Chapultepec. Este servicio contribuyó al desarrollo del transporte público en la ciudad.

La década de 1940 vio la creación de nuevas rutas gracias a la iniciativa de Crisóforo Ocampo, Fernando Alba y Eduardo Mendoza. Establecieron rutas hacia Buenavista, El Salto, Acapantzingo y otras colonias bajo la empresa denominada "Circunvalación". En 1953, esta empresa se asoció con una nueva línea organizada por los hermanos Rubí. Simultáneamente, se fundó otra empresa para brindar servicio a toda la ciudad, extendiendo sus rutas hacia Jiutepec y Atlacomulco. ​

Para principios de la década de 1960, estas líneas habían experimentado un crecimiento notorio, reflejando el desarrollo tanto de Cuernavaca como de sus zonas suburbanas. Operaban bajo la estructura de sindicatos patronales, y entre los nombres destacados como permisionarios se encontraban Agustín Pedroza, Ezequiel Ocampo Uribe, Gildardo Legorreta Solórzano, Ramón Lara, Luis González y otros. En Cuautla, la situación era similar, y Juan Peña Chávez se destacaba como uno de los permisionarios más prominentes. ​

A principios de la década de 1970, las líneas de autobuses de Cuernavaca incluían a Chapultepec, Emiliano Zapata y Urbanos de Morelos. Sin embargo, en 1976, Jesús Escudero, accionista mayoritario de Flecha Roja, llegó al estado y percibió la oportunidad de establecerse primero en Cuernavaca y luego expandirse al resto de la entidad, ofreciendo servicios locales de pasajeros. Este movimiento marcó un punto de inflexión en la historia del transporte público en la región. ​

Con el respaldo de Rubén Figueroa Figueroa, quien presidía la Alianza de Transportistas de la República Mexicana y había gobernado Guerrero en 1974, y también con el apoyo del gobernador Armando León Bejarano, Jesús Escudero impulsó la consolidación de sindicatos patronales preexistentes, lo que dio lugar a la creación de sociedades mercantiles. Esto marcó el nacimiento de Omnibus de Morelos y Delfines como nuevas entidades en el sector de transporte. A pesar de la continuidad de las denominaciones de Chapultepec y Emiliano Zapata, todos los permisionarios que habían brindado servicio durante las tres décadas anteriores fueron anulados. Con este cambio, surgió la Alianza de Transportistas del Estado, presidida por Enrique Ramos Zepeda, quien sigue siendo uno de los líderes clave de esta alianza hasta la fecha. ​

En 1982, con Lauro Ortega Martínez en el cargo de gobernador del estado, se planteó la idea de municipalizar el transporte colectivo. Sin embargo, a pesar de las negociaciones, este proceso fue suspendido en 1985 debido a un enfrentamiento entre Lauro Ortega y Jesús Escudero el 14 de abril de ese año, en la casa de Rubén Figueroa en la calle Cerritos 56, en Cuernavaca. Escudero amenazó con paralizar el transporte, y a pesar de los esfuerzos de Figueroa para calmar la situación, no se llegó a ningún acuerdo. ​

En julio de 1985, Lauro Ortega liberó concesiones sin que se emitiera una declaración de necesidad, lo que marcó el inicio del declive de las antiguas empresas y el surgimiento de Rutas Unidas de Cuernavaca. Posteriormente, se produjo una escisión que resultó en la creación de la Federación Auténtica del Transporte. Fue durante este período que se establecieron 20 rutas de microbuses en Cuernavaca, así como la Ruta Interescolar y una más operada por la CTM. ​

Lauro Ortega autorizó hasta 50 concesiones por derrotero, mientras que en Cuautla, Jojutla y Zacatepec, la situación se mantuvo prácticamente igual, con alrededor de 1000 unidades en total. A partir de 1994, bajo el gobierno de Jorge Carrillo Olea, se redujo el número de vehículos bajo el control de la Alianza de Transportistas, y se detuvo la emisión de nuevas concesiones hasta el año 2001.

Durante la administración de Jorge Morales Barud, los movimientos en el sector del transporte se caracterizaron por las presiones para la aprobación de nuevas concesiones, aunque muchas de estas acciones se llevaron a cabo de manera fraudulenta. Jorge Morales Barud permaneció en la suplencia de Carrillo Olea durante dos años, siendo relevado por Jorge Arturo García Rubí un mes antes del final de ese difícil sexenio. Sin embargo, este período permitió que algunos funcionarios públicos, desde los niveles más altos de la administración estatal, obtuvieran un número indeterminado de permisos para el transporte público con itinerario fijo, que se cotizaban a aproximadamente 2 millones de pesos en el mercado negro. ​

Durante el gobierno de Sergio Estrada Cajigal Ramírez (2000-2006), los conflictos en el sector del transporte se mantuvieron en un segundo plano. Sin embargo, durante el trienio 2006-2009, los transportistas estuvieron bajo control gracias a la intervención de Víctor Mercado Salgado, cuya salida de la Dirección de Control Vehicular y la llegada de Eduardo González Pico provocarían graves problemas en el sector. A pesar de esto, este período se caracterizó por la distribución masiva de concesiones de taxis y la expansión del sector en la zona conurbada de Cuernavaca. ​

Durante el mandato de Graco Ramírez como gobernador en 2016, se propuso la implementación de un sistema de transporte masivo conocido como "Morebús", basado en el concepto de Bus Rapid Transit (BRT), que tenía como objetivo conectar el municipio de Jiutepec con la zona norte de Cuernavaca. Sin embargo, esta iniciativa se vio enfrentada a fuertes presiones por parte de los principales permisionarios del transporte público, en particular, de la Federación Auténtica del Transporte y Rutas Unidas, quienes percibieron que sus intereses se verían perjudicados por el nuevo sistema.

En respuesta a estas preocupaciones, se llevaron a cabo movilizaciones en la ciudad como parte de las protestas de estos grupos. Además, el terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 2017 cambió las prioridades del gobierno, ya que se necesitaban recursos adicionales para ayudar a los afectados por esta tragedia. Como resultado, el proyecto "Morebús" fue cancelado, y los fondos que se habían asignado originalmente al proyecto fueron redirigidos para brindar asistencia a las personas afectadas por el sismo.

La cancelación del proyecto "Morebús" representó un cambio significativo en la planificación del transporte público en la ciudad, dejando a Cuernavaca sin un sistema de Bus Rapid Transit (BRT) similar al que se encuentra en funcionamiento en otras ciudades del país que tienen una población similar a la del Área Metropolitana de Cuernavaca. ​​