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""Alimentación y hemodiálisis""

Introducción[editar]

La prevalencia e incidencia de fallo renal ha ido en aumento. En Estados Unidos la prevalencia de estadios tempranos de enfermedad renal crónica es 100 veces mayor que la de fallo renal, afectando aproximadamente al 11% de los adultos [1]​ y se estima que el 17% de los individuos mayores de 20 años tiene indicios de Enfermedad Renal Crónica (ERC) a nivel mundial [2]​,[3]​. Nuestro país no vive una realidad muy diferente, en el año 2007 había en Argentina 24189 pacientes en tratamiento dialítico [3]​ y en el año 2013 el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) informa 27966 [4]​.

La bibliografía muestra cifras variables de malnutrición en pacientes crónicamente hemodializados, que oscilan entre el 26 al 76% [5]​, [6]​,[7]​,[8]​, otros autores informan que un tercio de los pacientes tiene malnutrición leve a moderada y del 6 al 8% de tipo severa [6]​ y se ha asociado la malnutrición proteica al incremento de la morbilidad y mortalidad [7]​,[8]​, fatiga crónica y pobre rehabilitación [9]​. Se han postulado como factores causales la disminución en la ingesta de alimentos [7]​, las restricciones alimentarias impuestas tanto por el personal de salud como por el propio paciente, la falta de asesoramiento especializado, la influencia metabólica del tratamiento per se (catabolismo proteico y calórico, pérdida de nutrientes e inducción de proceso inflamatorio), el efecto anorexígeno de la hiperuremia y la interacción fármaco nutriente [5]​.

Recomendaciones para el tratamiento nutricional[editar]

Se explicarán más abajo los principales aspectos del tratamiento dietético del paciente con enfermedad renal crónica en tratamiento dialítico, con los objetivos de restaurar o mantener un adecuado estado nutricional y evitar la acumulación de metabolitos/electrolitos en sangre.

Calorías y proteínas[editar]

Para evitar la malnutrición los pacientes en tratamiento dialítico deben ingerir entre 30 y 35 Kcal/Kg de Peso/día. La alimentación previa al tratamiento sustitutivo es hipo o normoproteica, sin embargo, la diálisis resulta un proceso inflamatorio y en cada sesión se retienen aminoácidos en el dializado, por lo que la alimentación pasa a ser hiperproteica, la recomendación es de 1,2 g de proteínas/Kg/d [10]​,[1]​.

Electrolitos[editar]

Debido a la insuficiente eliminación de electrolitos entre las sesiones de diálisis, deberán restringirse sodio (Na) a menos de 2000 mg/d , potasio (K) entre 2000 y 4000 mg/d, fósforo (P) entre 600 y 800 mg/d; de ahora en más hiposódico, hipopotasémico e hipofosforémico respectivamente. Las restricciones de estos nutrientes se orientan a los alimentos comerciales, a los vegetales y las frutas y a los alimentos de origen animal respectivamente[10]​,[1]​. Suele resultar útil dividir en grupos según su contenido del nutriente en cuestión en bajo, moderado, alto y muy alto contenido del mismo.

Líquidos[editar]

En las sucesivas diálisis, es esperable que el volumen urinario decaiga, por lo tanto deberá vigilarse la ingesta de líquidos. Como tales deberán entenderse a todos los líquidos presentes en la alimentación, incluyendo aquellos que no presenten tal consistencia, como por ejemplo: gelatinas, yogures, sopas, también es importante tener en cuenta que las frutas, presentan en su composición química alrededor de un 80% de agua. Una forma sencilla de calcular la cantidad de líquidos máximos a consumir es medir la diuresis de un día completo (por ejemplo desde las 8hs de un día hasta las 8hs del día siguiente) y adicionarle 500ml que corresponden a las pérdidas insensibles, es decir aquellas que no se pueden medir y que suman la evaporación de agua a través de la piel, el aliento, el sudor y las heces. Entonces, si la cantidad de orina fue de 300 ml=> los líquidos a ingerir serán 300 ml + 500 ml = 800 ml totales[10]​,[1]​.

Otras consideraciones[editar]

El médico tratante con los sucesivos controles de laboratorio en consenso con el resto del equipo de salud pueden modificar las recomendaciones arriba detalladas, teniendo en cuenta la variabilidad entre las personas, suelen ser pacientes polimedicados (que toman varios medicamentos al día) y la existencia de otras enfermedades que requieran el ajuste de otros nutrientes en particular.

Referencias[editar]

  1. a b c d «KDOQI Clinical Practice Guidelines and Clinical Practice Recommendations for Anemia in Chronic Kidney Disease.». AJKD 47 (5 supl3). 2010. 
  2. Ministerio de salud de la Nación Argentina (Marzo 2010). Guía de Práctica Clínica sobre Prevención y Detección Precoz de la Enfermedad Renal Crónica en Adultos en el Primer Nivel de Atención. 
  3. a b Inserra, F (2007). «Enfermedad Renal Crónica y sus factores de riesgo en la Argentina.». Nefrología 2 (27): 118:121. 
  4. INCUCAI. «REGISTRO ARGENTINO DE DIALISIS 2013 VERSION COMPLETA». Consultado el 01agosto2015. 
  5. a b Oliveira (September 2010). «The phase angle and mass body cell as markers of nutritional status in hemodialysis patients». Journal of Renal Nutrition. 20 (5): 314:320. 
  6. a b Kopple, JD (1997). «Protein-energy malnutrition in maintenance dialysis patients.». Am J Clin Nutr 65 (5): 1544:1557. 
  7. a b c Musert (2008). «Excess mortality due to interaction between protein-energy wasting, inflammation and cardiovascular disease in chronic dialysis patients.». Nephrol Dial Transplant. 23: 2957:2964. 
  8. a b Ordoñez Perez, V (2007). «Estado nutricional de los pacientes con insuficiencia renal crónica atendidos en el programa de Hemodiálisis del Hospital Clínicoquirúrgico "Hermanos Ameijeiras”.». Nutr Hosp. 22 (6): 677:694. 
  9. Afshar, Reza (2008). «Excess mortality due to interaction between protein-energy wasting, inflammation and cardiovascular disease in chronic dialysis patients.». Nephrol Dial Transplant 23: 2957:2964. 
  10. a b c Riella, martins (2009). Nutrición y riñón (1º edición). Buenos Aires: Panamericana. ISBN 9789500618724.