Usuario:Nuncio Lozano/Taller

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Međugorje

A los pocos meses de mi llegada a Belgrado, mi jefe Mons. Michele Cecchini me informó que vendría a la nunciatura una delegación de cinco personas de la diócesis de Mostar para tratar el asunto del conflicto entre franciscanos y clero secular sobre las parroquias. Me explicó con algún detalle que la cuestión era de lo más espinosa y que se había complicado además con unas presuntas apariciones de la Virgen en Međugorje. En conclusión me dijo que él no tenía ninguna intención de recibir a aquellas personas, que me hiciera yo cargo del asunto y que luego le informara sobre lo que hubiéramos tratado y las eventuales decisiones que yo hubiera podido tomar al final del encuentro. Por las explicaciones que me dio el Sr. Bićvić aquella mañana del 16 de octubre de 1980 en nombre del grupo pude entender que representaban los intereses del clero secular, o sea la posición del obispo frente a los franciscanos. Todo el asunto era de una extremada complejidad, pero como sucede frecuentemente en estos casos, existe una clave que permite adivinar el origen y las motivaciones de fondo. Y éstas eran ni más ni menos de este tenor: la Orden Franciscana que durante siglos de dominación turca había mantenido la fe y las instituciones católicas entre aquellas poblaciones balcánicas, tenía (hablamos del 1980) a su cargo un gran número de parroquias. Los sacerdotes del clero secular de Mostar, que iban haciéndose cada vez más numerosos, se quejaban de que ellos no tenían parroquias a donde ir porque las ocupaban los franciscanos. Naturalmente en sus reivindicaciones les apoyaba el obispo de la diócesis, en aquel tiempo Mons. Pavao Žanić. Un día me contó – varios meses después de aquel encuentro en la nunciatura – que mientras se acercaban a una de las pocas parroquias que habían sido finalmente adjudicadas a los del clero secular, los niños del pueblo (instigados naturalmente por los franciscanos) les recibieron a pedradas. O sea, que ni siquiera pudieron entrar en la iglesia. Este percance (y otros varios llenos de comicidad si no fueran tan conflictivos y denigrantes para la Iglesia) me lo confirmó el superior de los franciscanos de Bosnia, quien comprendía que sus frailes tenían que ir cediendo poco a poco algún terreno a los curas de la diócesis. Y todo este conflicto tan poco edificante se desarrollaba en la Yugoslavia de Tito, confesionalmente atea, cuyos dirigentes comunistas de la zona se regocijaban de ver el triste espectáculo de franciscanos versus diocesanos. Esto me lo dijeron abiertamente los cuatro hombres de la delegación que recibí en nuestra sede de la calle Svetog Save número 24 en Belgrado en una fría mañana de invierno. Y por si el sainete no fuera ya suficientemente divertido para los comunistas, vino a alimentar el fuego el fenómeno Međugorje, del que los visitantes me hablaron ampliamente (naturalmente desde su punto de vista partidista). Lo que saqué en claro desde el primer momento es que aquellos seis niños presuntamente videntes eran parte activa y beligerante de la “política franciscana” de no soltar las parroquias bajo su jurisdicción. En pocas palabras: se trataba de dejar bien claro que la Señora (Gospa, en serbo-croata) que hablaba a los niños, estaba de la parte de los frailes y en contra de los curas. El litigio no está todavía del todo resuelto, como atestigua una homilía del 2015 de Mons. Ratko Perić, obispo de Mostar: «[...] algunos sacerdotes, que han sido excluidos de la orden franciscana por las autoridades superiores de la orden por motivos de su desobediencia al Santo Padre, han conservado a la fuerza y durante varios años en su lista de iglesias diversos templos y parroquias. En esas parroquias, actúan no solo ilegalmente, sino que confieren los sacramentos de una manera sacrílega, de manera que no son válidos, como ocurre en el caso de la confesión y de la confirmación, o cuando presiden la celebración de matrimonios, que no son válidos». Ante esta algarabía de intereses mezquinos en la Yugoslavia comunista de Tito (que ya había muerto el 4 de mayo de 1980) me sentí triste y defraudado. Visité Mostar en un par de ocasiones. Most en croata significa puente y se refiere a la construcción otomana del siglo XVI sobre el rio Narenta; fue destruido el 9 de noviembre de 1993 durante la guerra en Bosnia

El obispo de Mostar a mi llegada a Yugoslavia en 1980 se llamaba Petar Ćule y se jubiló en septiembre de ese mismo año. Su sucesor, Mons. Pavao Žanić, tuvo que hacer frente a la histórica diatriba franciscana (que bien conocía porque era obispo coadjutor ya desde diciembre del 1970), y que ahora estaba aun más enredada con los eventos de Međugorje. Recuerdo cómo se lamentaba amargamente de los conflictos a los que tenía que enfrentarse, acrecentados por el ambiente hostil comunista. Desde la nunciatura tratábamos de darle una mano, pero siempre con mucha cautela para no suscitar resentimientos (y represalias) por parte del gobierno. La Federación Yugoslava (aparte de la Cuba de Fidel Castro) era el único país a régimen de socialismo real con el que teníamos relaciones diplomáticas en aquella época de guerra fría en que la URSS metía miedo a medio mundo con sus ojivas nucleares. A complicar las cosas, como digo, entran en escena el 24 de junio del 81 seis adolescentes en torno a los cuales se construye la quimera Međugorje en territorio del ex-imperio otomano, hoy parte del estado Bosnia-Herzegovina, donde, además de la consistente población de origen étnica o cultural turca, los protagonistas antagónicos de una historia y de una aún no lejana guerra cruelísima eran (y son) los serbios y los croatas, en otras palabras Zagreb y Belgrado. Međugorje es, por consiguiente, un fenómeno croata pues los católicos bosnios se sienten casi todos croatas y miran a Zagreb como a su metrópoli. Algo similar ocurre con los ortodoxos bosnios y la hegemonía serbia. Hablar de Međugorje es, por tanto, poner en el banquillo a la Iglesia católica y a la nación croata. Me enfrento ahora con el hecho central de estas reflexiones: las presuntas apariciones de la Virgen. Mejor no extenderme demasiado con valoraciones y comentarios personales y limitarme a los hechos y declaraciones de las autoridades competentes. No deja de ser sorprendente (o aberrante) que los videntes anuncien con anticipación y precisión (el Papa Francisco comparó esto con los horarios de los trenes) cuándo se aparecerá la Virgen y que, con todo desparpajo, comuniquen (ya solos o en grupo) textualmente lo que la Señora les ha encargado transmitir. Y esto no una vez ni dos, sino centenares de revelaciones puntuales, detalladas y a veces contradictorias entre sí o con las verdades que enseña el catecismo de la Iglesia. “Pero ¿cómo pueden los videntes anticipar hoy la carta que la Virgen nos mandará a las cuatro de la tarde?” ha dicho críticamente el Papa el 5 de junio del 2015. Ante un tal desbarajuste de ideas y doctrina, durante estos casi cuarenta años de revelaciones marianas, divinas, delirantes y dementes, el actual obispo de Mostar, Mons. Ratko Perić (nombrado en julio del 93), no puede por menos de distanciarse de los presuntos videntes. Ya en 1995 escribía: «Ni el obispo del lugar, como superior de la diócesis local y de la Iglesia de Mostar-Duvno, ni ninguna instancia competente, han declarado hasta ahora oficialmente que la iglesia parroquial de Međugorje dedicada a Santiago apóstol sea santuario mariano. Nadie ha aprobado el "culto" a la Gospa fundado en las pretendidas apariciones. Al contrario, debido a lo discutible de los hechos, se tiene prohibido hablar de la naturaleza sobrenatural de las «apariciones y revelaciones» desde el altar, en la iglesia, y también está prohibido organizar peregrinaciones oficiales en nombre de las parroquias, de las diócesis, y en nombre de la Iglesia en general. Nuestra ex-Conferencia episcopal y la misma Santa Sede han publicado estos avisos y otros parecidos. Quien no haga caso a esto está actuando en contra de la posición oficial de la Iglesia que, tras 14 años de pretendidas apariciones y a pesar de la abundante propaganda comercial, permanece siendo la posición actual y válida para la Iglesia». En febrero de 2017, con una amplia nota, recordó el obispo la serie de pareceres dados por diversas instancias de la Iglesia católica que niegan cualquier carácter sobrenatural a las presuntas apariciones. En el 2009 tiene lugar una grave disposición canónica contra el sacerdote franciscano Tomislav Vlašić, OFM, que desde 1981 era el director espiritual de los presuntos videntes de Međugorje. El Papa Benedicto XVI lo redujo al estado laical por “difusión de doctrinas dudosas, manipulación de conciencias, misticismo sospechoso, desobediencia a las órdenes recibidas” y culpable de mal comportamiento en material sexual (contra sextum, se lee en el texto oficial). Al tal Vlašić – aparte del triste espectáculo y escándalo que representa – no merecería la pena dedicarle un párrafo. Pero se trata de una especie de novela por entregas y tiene su morbo. Nació en Bosnia en 1942. En 1976 dejó embarazada a una religiosa, sor Rufina, y la mandó a Alemania. Tras dar a luz escribió una carta al padre de la criatura, pero cayó en manos del propietario del edificio en que vivía, que era amigo del cardenal J. Ratzinger, el cual fue convenientemente informado. Apenas Vlašić se enteró de las presuntas apariciones en Međugorje, abandonó sin permiso la parroquia donde estaba y se ofreció como director espiritual de los presuntos niños videntes. Al ser encarcelado por los comunistas el párroco Jozo Zovko, franciscano, él ocupó su puesto hasta 1984. En 1987 abandonó la parroquia de Vitina y fundó en Parma, norte de Italia, junto con una alemana visionaria y con Marija Pavlović, presunta vidente de Međugorje, (en la foto)

una asociación de tipo carismático. El obispo de Parma los expulsó de la diócesis pero ellos abrieron casas en otros lugares. Tras las disposiciones canónicas del 2008, le fue ordenado retirarse a un monasterio franciscano en Lombardía, pero al continuar violándolas sistemáticamente no hubo otra alternativa sino reducirlo al estado laical. Ha sido excomulgado por el obispo de Brescia en el 2020.

Iglesia de Santiago. Međugorje Međugorje (o Medjugorje) es una parroquia católica en el municipio de Čitluk en Bosnia Herzegovina. Allí, la Virgen María (bajo la advocación de Reina de la Paz (Kraljica Mira, en croata) se habría aparecido a seis personas croatas de Herzegovina desde el 24 de junio de 1981, diariamente, como sostienen tres de los videntes. Los seis presuntos videntes, niños entre 10 y 16 años de edad, eran Vicka Ivanković, Mirijana Dragičević, Marija Pavlović, Ivan Dragičević, Ivanka Ivanković y Jakov Čolo. Actualmente, el juicio oficial de la Iglesia católica acerca de estos fenómenos es el expresado en el año 1991 por la Conferencia Episcopal de Croacia en su Declaración de Zadar, esto es, la no constatación de sobrenaturalidad de las presuntas apariciones: «Con base en las investigaciones efectuadas hasta ahora, no es posible afirmar el carácter sobrenatural de estas apariciones o revelaciones. Sin embargo, las numerosas reuniones de fieles que, desde diferentes partes del mundo, acuden a Međugorje, inspirados tanto por motivos de fe como por otros varios, requieren la atención y el cuidado pastoral primeramente del obispo diocesano, y con él, también de los otros obispos, para que, en Međugorje y en todo aquello que esté relacionado con ello, sea promovida una sana devoción a la bienaventurada Virgen María, de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia». Historia de las apariciones La historia de las apariciones comenzó en 1981. En aquellos tiempos Yugoslavia, como ya dicho, estaba todavía bajo el régimen comunista ateo, y Međugorje no era más que un grupo de caseríos que vivían esencialmente del tabaco, de la viña y de la ganadería. Existen numerosos desacuerdos en el relato de los primeros días del fenómeno. Según el Diccionario de las "apariciones" de la Virgen María (obra colectiva realizada bajo la dirección de René Laurentin y Patrick Sbalchiero), el miércoles 24 de junio de 1981, Ivanka Ivanković (nacida el 21 de junio de 1966), Mirjana Dragičević (nacida el 18 de marzo de 1965), Vicka Ivanković (nacida el 3 de septiembre de 1964), Milka Pavlović (nacida entre 1966 y 1968), Ivan Ivanković (nacido entre 1960 y 1962) e Ivan Dragičević (nacido el 25 de mayo de 1965), al ir por el camino que va de Bijakovici a Cilici, declararon haber divisado sobre la colina de Podbrdo una “silueta luminosa”. Al día siguiente volvieron Ivanka, Mirjana, Vicka con Jakov Čolo (nacido el 6 de marzo de 1971) y con Marija Pavlović (nacida el 1 de abril de 1965, hermana de Milka). Subieron a la colina y se encontraron con Ivan Dragičević, que había ido por otro camino. El grupo de los seis videntes fue así definitivamente constituido. Ahora bien, otras fuentes procedentes principalmente de los diecisiete interrogatorios de los videntes grabados los días 27, 28, 29 y 30 de junio de 1981, contradicen ciertos puntos. Así, Ivan Ivanković ha declarado el 18 de mayo de 1986 que él no había visto nunca a la Virgen: «Cuando el padre Milán Mikulic [...] preguntó a Ivan si había visto a la Gospa el 24 de junio de 1981, este último respondió: "¡Ya os dije ayer que no la había visto nunca!». Asimismo, Ivan Dragicević no dijo en sus primeras declaraciones que había visto a la Virgen con un niño, sino simplemente que había visto una luz. Él ya no estaba presente el segundo día: «La primera tarde estaba con ellas. La segunda tarde, no.», y: «La segunda tarde, no fui, ya que estaba trabajando en los campos recogiendo hojas de tabaco». Después de haber oído el relato, y con una actitud inicial de desconfianza, el padre Jozo Zovko, franciscano y cura de la parroquia, creyó relativamente rápido en la autenticidad de estas apariciones. En el contexto político de la época, esta historia no fue tomada a la ligera por el poder comunista. El Padre Jozo fue arrestado y condenado a tres años de prisión, siendo liberado año y medio después. Comenzaron a llegar muy rápidamente peregrinos de todas partes del mundo. Hubo científicos (como el oncólogo francés Henri Feliz) y teólogos (como el Padre René Laurentin, especialista en mariología) que se interesaron en el fenómeno, y finalmente el poder político dejó de presionar tanto. Del 24 al 29 de junio de 1981, las apariciones tuvieron lugar sobre el Monte Crnica. En lo sucesivo, el lugar de las apariciones será variable, teniendo lugar unas veces en la iglesia, otras en una habitación contigua a la sacristía, y finalmente a partir de marzo de 1985 en el presbiterio, habiendo prohibido el obispo de Mostar toda aparición en los lugares contiguos a la iglesia. A partir de esta época, las apariciones pasaron a variar mucho de lugar. Los videntes afirmaron tener a partir de ese momento apariciones individuales (cotidianas para algunos, mensuales o anuales para otros). Las apariciones se producirían en el sitio donde se encontraran los videntes. El conocido mariólogo P. René Laurentin recopiló una extensa colección de mensajes que habría dado la Gospa (Gospa es equivalente a "Nuestra Señora" en croata) entre 1981 y 1984. Es sin embargo difícil hacerse una idea precisa de su contenido exacto, pues los mensajes parecen haber sido objeto de cierta edición posterior a su registro. Además, desde el verano de 1981 los videntes dicen tener apariciones personalizadas con mensajes diferentes, lo cual impide toda comparación. Algunos expertos advierten sin embargo que el contenido de las revelaciones anteriores a 1984 mostraría aberraciones y errores doctrinales que ponen en duda su veracidad. Bouflet señalaba también que, repetidamente, la Virgen habría tomado partido a favor de los franciscanos de Međugorje en la controversia que tuvieron estos con el obispo de Mostar. Este hecho no se había producido nunca en una aparición reconocida por la Iglesia, pero ha sido constatado en apariciones no reconocidas. Por ejemplo, el 16 de abril de 1982, Vicka escribió que la Virgen le había respondido lo siguiente: «El Obispo, en ese asunto, no está actuando con Dios, ni actúa en la caridad, ni en el amor de Dios. Que Ivica e Ivan no se concentren en el obispo, ya que les está cargando con un gran peso para intentar librarse de ellos. Él ha comenzado por los más jóvenes, y sigue con su plan. Sé que para ellos es un duro golpe. (...) Lo que hace el obispo no está de acuerdo con la voluntad de Dios al actuar así con unos inocentes, vituperados sin tener ninguna falta. Eso Dios no lo permitiría (...)». Según Joachim Bouflet, el mensaje original de Međugorje habría insistido en la reconciliación, lo que tendría un significado muy particular a tenor del hecho de que las apariciones iniciales tuvieron lugar cerca de un sitio en el que, durante la Segunda Guerra Mundial, varios centenares de personas fueron masacradas por los así llamados Ustacha, de orientación fascista.

                                            Via Crucis                                                   

Declaraciones oficiales Según René Laurentin, el 24 de abril de 1986, el obispo de la diócesis Mons. Žanić «ha anunciado que va a darse un juicio negativo sobre las apariciones en el mes de mayo, y se presentará en Roma para proponer dicho juicio a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero el cardenal Ratzinger le invitó a disolver su Comisión y le retiró la competencia, que será transferida a la Conferencia episcopal yugoslava”. “Por primera vez (en la historia de los juicios de la Iglesia sobre apariciones), el obispo del lugar - único habilitado para tomar tal decisión - ha sido desprovisto de competencia cuando se disponía a emitir un juicio negativo». El 10 de abril de 1991 en Zadar, la Conferencia episcopal de la ex-Yugoslavia declaraba: «Con base en las investigaciones efectuadas hasta hoy, no es posible asegurar que se trate de apariciones o de revelaciones sobrenaturales». El cardenal Tarcisio Bertone, recordando la carta que envió en 1998 como secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe a Mons. Gilbert Aubry, escribía recientemente: «Lo que Mons. Perić ha declarado en una carta al secretario general de “Familia Cristiana”, a saber, que “[su] convicción y su posición actual no es solo la de que no se ha comprobado la naturaleza sobrenatural, sino incluso que se habría comprobado la naturaleza no sobrenatural de las apariciones o revelaciones de Međugorje”, tiene que ser considerado como la expresión de una convicción personal del obispo de Mostar, el cual tiene todo el derecho, como Ordinario del lugar, a expresar lo que es y sigue siendo tan solo su parecer personal» Sin embargo, en una carta fechada el 23 de marzo de 1996, el mismo cardenal Bertone respondía a las preguntas del obispo de Langres, Mons. Taverdet: «que no está permitido organizar peregrinaciones oficiales, ya sea a nivel parroquial o diocesano, a Međugorje si ello significa que en ese lugar hay apariciones auténticas porque ello contradiría lo que los obispos de la ex-Yugoslavia han afirmado en la mencionada Declaración». Confirmaba también que la Santa Sede no había dado la aprobación al status de santuario internacional. El 17 de marzo de 2010, la Oficina de prensa de la Santa Sede anunciaba en un comunicado la creación de una Comisión de investigación internacional sobre Međugorje, bajo la autoridad de la Congregación para la Doctrina de la Fe presidida por el Cardenal Camillo Ruini y compuesta por varios cardenales y expertos. La posición oficial de la Iglesia católica en relación a estos fenómenos se remite siempre a la declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe de fecha 26 de mayo de 1998. Il Giornale, 21 Octubre 2018 Il Papa su Međugorje: "Mancanza di discernimento" Papa Francesco, all'interno di un libro di un padre brasiliano, parla ancora di Međugorje. Dio avrebbe concesso la "grazia" a quel luogo, ma mancherebbe qualcosa in termini di "discernimento". Il pontefice distingue tra "locuzioni" e "apparizioni". Sembrerebbe complicarsi la strada che porta al riconoscimento ufficiale. Il pontefice argentino svela di essersi opposto, quand'era arcivescovo di Buenos Aires, a un incontro tenutosi nella sua diocesi con uno dei veggenti: "L’ho fatto perché uno dei veggenti avrebbe parlato e avrebbe spiegato un po’ tutto, e alle quattro e mezza sarebbe apparsa la Madonna. Cioè lui aveva l’agenda della Madonna. Allora ho detto: no, non voglio qui questo tipo di cose. Ho detto di no, no in chiesa". In questi virgolettati sembrano riecheggiare le affermazioni del papa sulla "Madonna madre" e non "Madonna capo di un ufficio telegrafico", pronunciate sul volo di ritorno da un viaggio in Portogallo, nel 2017. "Il discorso delle apparizioni (…) – sottolinea Bergoglio, tornando a parlare di Međugorje – cerca di vederlo dal lato della locuzione interna…. Dio avrebbe concesso a quel luogo la "grazia" della conversione, ma qualcuno mancherebbe in discernimento. Poi l'approfondimento del Santo Padre sul ruolo dei presunti veggenti: "Per esempio, quelle persone sentono che la Madonna dice loro qualcosa, nella preghiera avviene una locuzione e allora dicono: 'La Madonna mi ha detto questo…'. Ma dire che i veggenti siano protagonisti e organizzino apparizioni programmate... Questo è il peccato che può accompagnare una grande grazia".

El obispo de Mostar Mons. Pavao Žanić Según René Laurentin, en un primer momento (julio-agosto de 1981), el Obispo del lugar, Mons. Pavao Žanić, se interesó en el fenómeno e interrogó a los jóvenes. Se mostraba favorable a las apariciones. Antes del 15 de agosto, las autoridades del gobierno comunista de Bosnia Herzegovina lo convocaron en Sarajevo. Trataron de llevarle a su terreno, pero el obispo continuó sin embargo defendiendo valientemente las apariciones contra las calumnias de la prensa gubernamental hasta el 1 de septiembre de 1981. A partir de entonces transcurre un período en silencio donde el obispo se vuelve discreto. Y tienen que llegar los primeros meses de 1982 para que la cuestión de la controversia con los franciscanos haga que el obispo (fallecido en el 2010) se vuelva contrario a las apariciones. En un documento del 31 de diciembre de 2011 el obispo de Mostar Mons. Perić explica que al principio de las apariciones su predecesor daba un juicio favorable, pero que después cambió de opinión por las mentiras de los videntes y, sobre todo, porque contaban que la Gospa tomaba partido abiertamente a favor de los franciscanos en el conflicto que enfrentaba a éstos con el obispo. Explica, además, que la actitud de los agentes de la Seguridad de Estado fue exactamente la opuesta: mientras que al comienzo de las apariciones trataban de intimidar a los videntes, pasando el tiempo alentaban el fenómeno, ya que atraía a numerosos peregrinos extranjeros y permitía que el Estado ingresara divisas de las que tenía gran necesidad. Según Mons. Perić, no se puede excluir que la Seguridad de Estado haya buscado comprometer a Mons. Žanić debido a su oposición cada vez más firme contra lo que ocurría en Međugorje, que ya no consideraba un fenómeno de origen sobrenatural. Mons. Perić, continúa pensando igual y recuerda con frecuencia que las apariciones de Međugorje no han sido nunca reconocidas por la Iglesia. El cardenal José Saraiva Martins, Prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, se ha expresado así en una entrevista concedida a Gianluca Barile el 12 de enero de 2010: «No sé si estas apariciones han sido inventadas o si tienen que ver con intereses económicos; lo que es seguro, en casos así, es que en ello puede estar la mano del diablo. Pero Dios es tan grande que él sabe cómo servirse incluso del mal para el bien de la humanidad. De esta manera es posible dar una explicación de las bondades que numerosas personas declaran recibir en Međugorje. «No hay ninguna duda: las apariciones no deberían ser consideradas como auténticas, en tanto no estén aprobadas por la Iglesia en la persona del Santo Padre». Mons. Andrea Gemma, obispo emérito de la diócesis de Isernia-Venafro, en la región de Molise (Italia) declaraba: «Es un fenómeno absolutamente diabólico, alrededor del cual gravitan numerosos intereses ocultos. El obispo del lugar se lamenta repetidamente que el dinero gravite en torno al fenómeno con las peregrinaciones, el alojamiento, las ventas de artilugios. Y critica severamente a los videntes: «son desobedientes a la Iglesia, y habrían tenido que retirarse a la vida privada en lugar de continuar propagando sus mentiras con objetivos de lucro, ¡haciéndole el juego al diablo! (...). Los impostores de Međugorje continúan viviendo cómodamente en el mundo sin mostrar ningún tipo de amor, ni para Dios ni para la Iglesia». Juicio sobre la rectitud de la vida moral de los videntes El sacerdote franciscano Tomislav Vlašić, que ha sido durante años el director espiritual de los seis videntes de Međugorje, y que ha sido objeto, como ya dicho, de una sanción canónica en 2008, fue reducido al estado laical por el papa Benedicto XVI. Tomislav Vlašić está acusado de «inmoralidad sexual» y de «manipulación de las conciencias». Además, tiene que someterse a un cierto número de restricciones bajo pena de excomunión. Esta situación entraría en contradicción con las declaraciones que habría hecho la propia Virgen, según los videntes de Međugorje, a propósito del padre Vlašić: «Agradeced a Tomislav Vlašić que os esté guiando tan bien.» (mensaje del 28 de febrero de 1982). Finalmente, él mismo se presenta como: «Aquel que, por la divina Providencia, dirige a los videntes de Međugorje». La vida de los videntes es otro asunto de discusión en el seno de la Iglesia. Al contrario de lo que ocurre con Bernadette Soubirous o con Lucía dos Santos, ninguno de los videntes en Međugorje ha escogido llevar una vida religiosa o relativamente modesta. También en otros casos otros videntes no han abrazado la vida religiosa, como es el caso de Maximin Giraud, Estelle Faguette, o las pequeñas videntes de La Isla-Bouchard. Los videntes de Međugorje están todos casados y tienen niños. Ivan Dragičević se ha casado incluso con una mujer que fue Miss Massachusetts. Además, según Adriana Díaz Lópes de la revista “Veja”, se han enriquecido considerablemente gracias a las numerosas conferencias, a los productos derivados y a espectáculos en torno a Međugorje. En conclusión – visto que el tema daría para largo – termino diciendo que Međugorje es un lugar sainetesco y lleno de contradicciones al que cada año concurren miles y miles de personas que rezan, participan en los sacramentos y muchos de ellos se convierten. Por todo ello termino con los conceptos expresados más arriba por el religioso cordimariano y cardenal portugués Saraiva Martins: “Dios es tan grande que Él sabe cómo servirse incluso del mal para el bien de la humanidad”. En mis muchos aterrizajes en el aeropuerto de Split durante los cinco años que fui nuncio en Croacia pude constatar que la mayoría de los pasajeros de los distintos vuelos iban o venían de Međugorje. En el aeropuerto había toda una flota de autobuses que en dos o tres horas los llevaban a aquel lugar mariano de oración. Pude saludar a numerosas personas de los cinco continentes. Muchos de ellos venían de los Estados Unidos (católicos, sobre todo de lengua española), de los diversos países europeos (mayoría italianos y también los de lengua alemana), Filipinas, Puerto Rico, México, Corea del Sur, Canadá, incluso de Australia y otros lugares remotos. Y yo, a la vez que rezaba por ellos para que del largo viaje cosecharan abundantes frutos espirituales, pensaba en mis experiencias en la Yugoslavia de Tito: los enfrentamientos por las parroquias en Mostar, el regocijo de los dirigentes comunistas ante el espectáculo, el teatrillo de los niños videntes que arrodillados abrían la boca y mostraban la hostia con los ojos vueltos y cara transida de fervor (como les decía el P. Vlašić), el gran negocio y comercialización de la devoción a la Virgen, los engaños, las falsas promesas, la fe infantil de muchos. Lo controvertido del lugar y sus protagonistas no hacía aconsejable que vieran por allí merodeando a alguien de la nunciatura apostólica. Por eso reprimí mi curiosidad y evité ir a Međugorje el tiempo que estuve en Belgrado. Pero cuando me trasladaron de Guatemala a la Secretaría de Estado, a bordo de mi Volkswagen me embarqué en Bari y crucé el mar Adriático para tomarle el pulso y ver de primera mano lo que allí había y la gente que llegaba. Naturalmente no saludé a nadie (a excepción de a Nuestra Señora a la que pedí la gracia de mi propia conversión) y tras un par de horas continué a Mostar para ver la catedral nueva, un monolito circular de cemento de estética muy dudosa pero funcional y resistente a eventuales terremotos. Me crucé con algunos vehículos del ejército español con mandato de Naciones Unidas para que la paz entre serbios y croatas fuera respetada (años después y en varias ocasiones volví a encontrármelos en el aeropuerto de Dubrovnik). Tras cuatro horas conduciendo por carreteras sinuosas y en mal estado llegué a Split, donde tomé el ferry para la isla de Hvar.

En el camino iba yo meditando sobre lo que había visto en Međugorje y me vino a la mente el religioso escolapio fundador y director de Radio Maria, el famoso Padre Livio Fanzaga. Me resultaba medio cómico que una persona inteligente y preparada como él tomara al pie de la letra y como revelación divina lo que los presuntos videntes desembuchaban cada día como mensajes de la Virgen a la carta. Quiero creer que también él concuerda con mi buen amigo el cardenal Saraiva Martins: Dios saca gracia incluso de la basura. Padre Livio A modo de coletilla (que parece cambiarlo todo, pero no): Los eventos relatados, los testimonios de testigos, las declaraciones de autoridades eclesiásticas, los negocios, los dineros, los engaños y la inmoralidad del P. Vlašić parecerían condenar sin apelación el fenómeno Međugorje. El juicio moral y en conciencia es algo que no me permito y que dejo al libre albedrío de cada hijo de vecino, pero la actitud de fondo que, hoy por hoy, defiendo es la siguiente: Međugorje y su santuario es un lugar de oración, sacramentos y conversión para miles y miles de personas (católicos o no) y, consiguientemente - concluyo - ahí está el dedo de Dios.

(Colofón jocoso o, dicho en román paladino: un chiste). Me lo contó el card. Re mientras paseábamos ayer tarde (12.III.2020) en los jardines vaticanos. El escenario es un diálogo entre San Pedro y la Virgen en el paraíso: Confieso que, visto cómo se ponen de complicadas las cosas en la tierra – dice San Pedro - me gustaría hacer una visita para ver cómo marcha la Iglesia, ver a la gente que ahora afronta la pandemia del coronavirus etc. Y ¿a dónde te gustaría ir? – pregunta la Virgen María - . A Roma. Es un sitio que conozco bien y donde, por lo que veo desde aquí arriba, no faltan los problemas. Vamos a preguntarle a Jesús, creo que lo debería saber – dice la Madre - . Se entrevistan con Jesús y lo informan del proyecto y Éste le dice a Pedro: Roma es el sitio donde te martirizaron, un lugar de sufrimiento en el que te crucificaron boca abajo etc. etc. No parece que sea el lugar más agradable para ir de visita. Luego le pregunta a su Madre: Y a ti ¿qué lugar de la tierra te gustaría visitar? La Virgen responde: Medjugorje. ¿Por qué Medjugorje? - ¡Porque nunca he estado allí!