No a la mina

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No a la mina es el lema de un significativo movimiento vecinal de Esquel que a través de los años se fue multiplicando en toda la provincia[1]​, en otras localidades del tramo argentino de la Cordillera de los Andes y demás sectores de la Patagonia Argentina. Su principal reivindicación, aunque no la única, es la oposición a la minería de gran escala (llamada megaminería en Argentina) por los efectos que tiene sobre el modo tradicional de vida y el ambiente. El movimiento comenzó en la localidad de Esquel, provincia del Chubut[2]​, en oposición al proyecto de extracción de oro con cianuro (compuesto altamente tóxico) en las cercanías de la ciudad y sobre un importante cauce de agua. Su éxito[3]​ hizo que su influencia[4]​ se extendiera a otras regiones[5]​ y luchas socioambientales de Argentina.

Vecinos autoconvocados de Esquel[editar]

Placa recordatoria al plebiscito celebrado en 2003.
Cartel de No a la Mina en la Plazoleta Plebiscito 23 de marzo en la Ciudad de Esquel

Al tomar conocimiento de la explotación de oro con cianuro propuesta por la empresa minera El Desquite en las cercanías de la ciudad de Esquel y del Parque Nacional Los Alerces, un grupo de vecinos —entre los que se contaban numerosos profesionales, docentes y estudiantes de la sede local de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco— se organizaron difundiendo su mensaje al resto de la comunidad mediante manifestaciones públicas, reparto de folletería, blogs y cadenas de correos electrónicos. Luego de intensas actividades se logró que, el 23 de marzo de 2003, el Concejo Deliberante de Esquel convocara a un plebiscito sobre la aceptación o rechazo de las actividades mineras en la zona, aunque con carácter no vinculante. Como el 82% de los votantes se pronunció en contra de la megaminería y el uso de cianuro, el Concejo Deliberante sancionó la Ordenanza N° 33/2003, que declaró a Esquel municipio no tóxico y ambientalmente sustentable.[6]

El movimiento logró expresar el sentir de la mayoría de los vecinos, muchos de ellos migrantes de grandes ciudades de Argentina, sobre un estilo de vida más respetuoso de la naturaleza, deseo común con las comunidades indígenas que habitan la región. Este sentir —compartido por muchas otras pequeñas y medianas comunidades del interior de ese país, véase el sito de la UAC— frecuentemente se expresa, más que en propuestas específicas, en la oposición genérica a emprendimientos que amenazan con modificar drásticamente su forma tradicional de vida. Son ejemplos notorios de estas actividades, por haber tenido gran divulgación nacional, el uso intensivo y contaminante de valiosas y escasas fuentes de agua (caso de la explotación de Bajo de la Alumbrera, en la provincia de Catamarca), destrucción de glaciares o zonas peri glaciales (caso de Pascua Lama, en San Juan) y la amenaza del traslado forzado de pueblos enteros (caso de Andalgalá, también en Catamarca).[7]

Influencia sobre otros movimientos vecinales[editar]

Trabajos de investigación hechos en diversas universidades argentinas muestran que el movimiento vecinal de Esquel fue el precursor de muchos otros que luego se agruparon en la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC). Las actividades de estos grupos son frecuentemente ignoradas por los grandes medios de prensa escrita y televisada argentinos y por muchos de los locales, especialmente los oficialistas. Las empresas cuyas actividades combaten tienen presupuestos varias veces superiores a los de las provincias que les dan las concesiones y deben controlar sus actividades.[8]

Estos movimientos vecinales —uno de cuyos principales antecedentes son las asambleas callejeras que precedieron a la renuncia del presidente Fernando de la Rúa— tienen características muy peculiares y poco estudiadas: su organización es usualmente laxa, sin cargos fijos ni división de funciones; toman sus decisiones en asambleas populares convocadas en las calles y plazas de sus ciudades; desconfían de los políticos. [9]​Las mujeres tuvieron un papel protagónico, tanto en el movimiento original de Esquel, como en los que surgieron en comunidades afectadas por la minería de las provincias de Catamarca, Jujuy, San Juan, Santiago del Estero, Tucumán, Chubut y Río Negro. [10]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Weinstock, Ana Mariel (2024). Chubutaguazo. Desde la cordillera hasta el mar, como se gestó la pueblada.. El mismo mar ediciones. ISBN 978-631-00-2347-2. Consultado el 06-04-24. 
  2. Di Pangracio, Ana; Macayo, Gustavo (2019). «2.4». En Fundación Ambiente y Recursos Naturales, ed. Informe Ambiental 2019. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación Ambiente y Recursos Naturales. pp. 160-170. ISBN 978-987-29259-6-3. Consultado el 10 de mayo de 2024. 
  3. Ulacia, Martín (2022). Pablo Lo Presti, ed. NO FUE NO. Trelew, Chubut: Remitente Patagonia. pp. 7-153. ISBN 9789878464497. 
  4. Agosto, Patricia; Rodríguez Pardo, Javier (2008). «5.1». Patagonia: resistencias populares a la recolonización del continente. Rosario, Santa Fe: Ediciones America Libre. p. 181. ISBN 9789879742013. 
  5. Svampa, Maristella; Antonelli, Mirta A., eds. (2010). Minería Transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales. Buenos Aires: Biblos. pp. 123-128. ISBN 978-950-786-709-5. 
  6. Ordenanza N° 33/2003 del Concejo Deliberante de Esquel.
  7. «Página/12 :: El país :: Andalgalá, la ciudad que fue concesionada». www.pagina12.com.ar. Consultado el 10 de mayo de 2024. 
  8. Giarraca, Norma (2007). «La tragedia del desarrollo: disputas por los recursos naturales en Argentina». Revista Sociedad N 26. 
  9. Svampa, Maristella, Antonelli, Mirta (2009). Minería transnacional, narrativas del desarrollo y resistencias sociales. Biblos. ISBN 9789507867095. 
  10. Vaughan, Ana Claudia (2010). Acceso al agua, corrupción y género. libros del zorzal. ISBN 9789875991705. 

Enlaces externos[editar]