Usuario:Bucephala/Tumba de Alejandro

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Proyecto de traducción del artículo de Andrew Chugg sobre la historia de la tumba de Alejandro Magno. Para más info., visita la página de discusión del Wikiproyecto. Firma tras la parte que quieras traducir y cuando la termines, inclúyela en esta página.

Mi parte[editar]

Muerte en Babilonia[editar]

En la primavera del 323 a. C., Alejandro Magno gobernaba un imperio que se extendía desde el Danubio en Europa hasta los picos nevados del Himalaya en el norte de la India. Por este tiempo visitó la capital del Imperio, la metrópolis de Babilonia cerca del Éufrates. A mediados de mayo condujo una pequeña flota por los pantanos hacia el oeste de la ciudad para intentar mejorar el sistema de canales, que distribuía el agua del río a las urbes. Ya hacía un calor insoportable, y por tanto montones de mosquitos irritaron a la expedición.

Una vez de vuelta en Babilonia, en la última semana de mayo, Alejandro hacía los últimos preparativos de una expedición para navegar rodeando Arabia con una flota de mil barcos. El día 30 conmemoró el éxito del viaje de su almirante Nearco desde la India a principios del pasado año. El 31 de mayo, en una fiesta nocturna que celebró su compañero Medio, Alejandro se desmayó al sentir unos punzantes dolores en la espina dorsal y en las articulaciones. Fue conducido al aseo real, donde durmió junto a la piscina, porque ya tenía fiebre. En la siguiente semana el rey tuvo golpes de fiebre recurrentes por las noches, pero éstos solían bajar súbitamente por el día, permitiéndole que siguiera planeando esa inminente expedición a Arabia. Pero los episodios de fiebre pronto se volvieron más intensos, y la fecha de salida de la expedición se acercaba cada vez más. El 5 de junio la fiebre persistió también durante el día, aunque era más intensa por la noche. El 7 de junio hubo un rápido deterioro en el estado de Alejandro. Por primera vez se vio claro que estaba en peligro. Les ordenó a sus oficiales que se reunieran en el patio del palacio, mientras aquellos de menor rango tuvieron que esperar tras las puertas. El 9 de junio ya circulaban rumores entre las tropas de que Alejandro había muerto. Pidieron desesperadamente la entrada al palacio, donde los hetairoi no tuvieron más remedio que dejarles pasar a ver a Alejandro en su lecho. Los saludó con sus ojos, porque ya había perdido la voz. Quizá aún podía emitir un débil susurro, porque se dice que pidió que su cuerpo fuera trasladado al dios Amón en Egipto. Le dio su anillo de regente a Pérdicas, su comandante de caballería y guardaespaldas. Sus compañeros le preguntaron: “¿A quién legas tu reino?”, y él respondió: “Al más fuerte”, añadiendo que ya preveía sus grandiosos juegos funerarios. Cuando, finalmente, Pérdicas le preguntó cuándo quería que se le ofrecieran esos honores divinos, él contestó: “Cuando seáis felices”. Éstas fueron las últimas palabras del rey.

Un grupo de hetairoi estuvo toda una noche sin dormir para realizar una petición en el templo del dios Toro de la ciudad, pero el oráculo les negó su sugerencia: que el cuerpo de Alejandro fuera trasladado dentro de estas sagradas murallas. Al día siguiente, casi al caer la noche del día 10 de junio del 323, según el calendario julio, se declaró la muerte “oficial” de Alejandro. Esta noticia probablemente se difundió despacio, pero era conocida por casi todos al día siguiente, y esto resultó en lloros y lamentos por toda la ciudad. La plebe se hundió en una profunda pena, pero ya se estaba gestando una maliciosa disputa entre los contingentes de caballería e infantería del ejército. Incluso hubo peleas en el palacio. Mientras tanto el cuerpo de Alejandro se mantenía curiosamente fresco y con aspecto de estar vivo a pesar del agobiante calor por al menos unos cuantos días más, lo que puede indicar un profundo coma terminal.

Los síntomas y sus consecuencias coinciden de forma sorprendente con los de la malaria, que pudo haber contraído de las picaduras de los mosquitos de los pantanos. Aunque meses más tarde surgió el rumor de que pudo ser envenenado, la fiebre intermitente que tuvo durante casi dos semanas terminando en coma nos indica que este argumento es muy inconsistente. De todas formas, no se puede hacer una hipótesis definitiva sin analizar los restos de Alejandro.

Juegos funerarios[editar]

La caballería conducida por Pérdicas forzó a la infantería, que estaba bajo las órdenes de Meleagro, a aceptar sus términos, y para ello impidió el acceso de provisiones a la ciudad durante una semana. Estos términos exigían la aceptación del hermanastro retrasado de Alejandro, Filipo Arrideo, que era el candidato de la infantería para convertirse en rey, pero con la condición de que el hijo aún no nacido de Roxana, esposa del Magno, debería gobernar también junto con Arrideo, aun siendo un muchacho. Pérdicas fue nombrado Regente del Imperio, e inmediatamente después ordenó la ejecución de los líderes de la revuelta de la infantería, haciendo que fueran pisoteados por elefantes de guerra en un desfile. El ejército macedonio organizó una asamblea en la cual rechazaron seguir con los futuros planes de conquista de Alejandro y con sus caros proyectos de construir templos. También, según parece, acordaron que el cadáver de Alejandro debía ser trasladado a Egipto, según su deseo.

En los próximos meses Pérdicas reafirmó su poder, pero Ptolomeo, su principal y único rival superviviente, marchó a Egipto para robarle el trono al actual monarca. Probablemente Pérdicas estaba en contacto con Olimpia, la madre de Alejandro. Ésta seguramente había deplorado el plan para enviar al cuerpo de su hijo a Egipto y habría insistido en que tenían que devolverle a su primogénito. Pérdicas necesitaba su apoyo, y tampoco estaba muy seguro de poner el cadáver de Alejandro en manos de Ptolomeo. Puede que él fuera quien solicitó al vidente de la expedición, Aristandro, que dijera que la nación que tuviera en su poder el cuerpo de Alejandro nunca sería conquistada. Esto hizo que la Asamblea Macedonia acordara que tenían que enviar el cadáver a Olimpia para que ésta lo enterrara en Egas, en el cementerio de los reyes macedonios.

Mientras Pérdicas y el ejército dejaban Babilonia, yéndose de campaña a Asia Menor, dejó a cargo de la construcción del catafalco para llevar a Alejandro a su distante tumba a un oficial llamado Arrideo. El magnífico carruaje funerario tardó casi un año en estar listo. Salió desde Siria en la segunda mitad del 322 a. C. Pero Arrideo hizo un acuerdo con Ptolomeo, y condujo la procesión en dirección sur hacia Egipto cuando se aproximaba a Damasco, en vez de ir al norte hacia Macedonia. Pérdicas recibió esta noticia con una semana de retraso e inmediatamente mandó un contingente de caballería, bajo las órdenes de los comandantes Átalo y Polemón, para que persiguieran a Arrideo. Podrían haber capturado al lento catafalco, pero Ptolomeo había ido al norte con su ejército para escoltarlo, así que los hombres del Regente fueron rechazados.

Pérdicas, furioso, atacó Egipto con todo el ejército en la primavera del 321 a. C. Sin embargo, intentó dos veces forzar el cruce del Nilo, fallando en ambas oportunidades y teniendo como consecuencia enormes pérdidas entre sus propias tropas. Muchos fueron arrastrados por el río y devorados por cocodrilos. Los propios oficiales del Regente asesinaron a Pérdicas con sus lanzas y ofrecieron la regencia a Ptolomeo, quien la rechazó cortésmente. Aún así aprovisionó de nuevo al ejército y lo envió de vuelta al norte con algunos de sus hombres en comando conjunto (uno de los cuales era Arrideo). Ahora la preocupación del propio Ptolomeo era preparar la tumba de Alejandro en Menfis, cuando ésta aún era la capital de Egipto.

La tumba menfita de Alejandro[editar]

La naturaleza y ubicación de la tumba creada por Ptolomeo en Menfis ha sido uno de los muchos aspectos de esta historia investigada con detalle por Andrew Chugg. Esta nueva investigación nos revela por primera vez un lugar que con toda probabilidad sería la localización específica de la tumba menfita.

En la actualidad parece que Ptolomeo adaptó una tumba vacía que había sido preparada por y para el último faraón nativo de Egipto, Nectanebo II. De todas formas, este faraón huyó al sur de Etiopía cuando Egipto fue invadido por los persas en el 343 a. C., así que nunca tuvo la oportunidad de ocupar esa tumba. El lugar propuesto para la tumba era una capilla dentro del templo del Serapeo en el cemeterio de la antigua Menfis en Saqqara. Descansaba al final de una larga avenida de esfinges. El Serapeo fue descubierto por Auguste Mariette en el año 1850 o 1851 al quitar la arena que ocultaba las esfinges una por una. Vigilando la entrada a la capilla de Nectanebo II, Mariette descubrió un semicírculo de estatuas griegas de tamaño real que representaban a poetas y filósofos, y que parecían datar de los tiempos de Ptolomeo. A algunos se les identificó, incluyendo a Píndaro, aquel a cuyos descendientes Alejandro salvó en Tebas; Homero, el poeta favorito de Alejandro; y Platón, quien fue el mentor de Aristóteles, tutor de Alejandro. ¿Podrían estas estatuas haber sido erigidas para honrar la tumba de Alejandro?

Además de esto, en la expedición que Napoleón llevó a cabo en Egipto en 1798, se descubrió un antiguo sarcófago egipcio situado en una capilla en el patio de la mezquita Atarina en Alejandría. Los lugareños aseguraron que se trataba de la tumba de Alejandro Magno. Cuando el ejército de Napoleón fue vencido por los ingleses en 1801, Edward Daniel Clarke llevó el sarcófago al Museo Británico de Londres y escribió un libro sobre él, recopilando lo que se sabía de la tumba de Alejandro. Cuando Champollion descifró los jeroglíficos en 1822, se supo que el sarcófago tenía una inscripción que decía que aquel era el sarcófago real de Nectanebo. Al principio se pensó que hacía referencia a Nectanebo I, pero pronto se corrigió: era Nectanebo II. Por entonces, creían que este hecho eliminaría toda conexión del sarcófago con Alejandro, pero ahora podemos ver que esto es perfectamente consistente con el argumento de que Ptolomeo se apoderó de la que iba a ser la tumba de Nectanebo en Saqqara. Además, se sabe que el hijo de Ptolomeo, Filadelfo, transladó la tumba de Alejandro de Menfis a Alejandría, lo que explica por qué el sarcófago se encontraba en la gran ciudad portuaria fundada en Egipto por Alejandro.

El altar de los césares[editar]

En el 48 a. C. Julio César llegó a Alejandría después de haber perseguido a su enemigo Pompeyo al conseguir la victoria en Farsalia. El joven faraón, Ptolomeo XIII, le presentó como regalo la cabeza de Pompeyo, pero César lo depuso, asesinándole, para ceder el trono a su hermana, la reina Cleopatra. César también tuvo la oportunidad de guiar una peregrinación a la tumba de su héroe, Alejandro, situada en la cámara funeraria excavada en la roca tras el mausoleo de Soma.

Después de un espectacular reinado, Cleopatra fue finalmente vencida y depuesta por Octavio (el futuro emperador César Augusto) en el 30 a. C. Tras su llegada a Alejandría hizo la que sería la más famosa visita a la tumba de Alejandro. Augusto ordenó que le sacaran el sarcófago de la cámara funeraria. Coronó a la momia y echó flores por su cuerpo, pero rompió una parte de su nariz en un descuido.

A través de los siglos varios de los emperadores romanos que le sucedieron rindieron homenaje a la momia de Alejandro. Cayo Calígula probablemente la vio cuando, a los 7 años, acompañó a su padre, Germánico, en una visita a Alejandría en el 19 d. C. Cuando le nombraron emperador, ordenó que le trajeran la coraza de Alejandro situada en su tumba para usarla [como apoyo en sus actuaciones]. Vespasiano y Tito debieron haber visto la tumba en el 69 d. C., así como Adriano y Antino en su visita a la ciudad en el 130 d. C. De todas formas, la próxima visita de la que se escribió con detalle fue la de Septimio Severo en el 200 d. C. Este emperador autoritario se horrorizó al ver la facilidad de acceso que tenía la tumba y ordenó que ésta fuera sellada.

La última visita imperial conocida es la del hijo de Severo, Caracalla, en el 215 d. C. Dejó su anillo y su cinturón como tributo a Alejandro y se marchó para organizar la traicionera y sangrienta aniquilación de la mayoría de los hombres jóvenes de Alejandría.


Parte de Alejandro corregida[editar]

La localización del Soma[editar]

En su artículo publicado en el American Jounal of Ancient History, Andrew Chugg ha propuesto una nueva localización de la tumba de Alejandro en la antigua Alejandría. Zenobio afirmó que el Soma (nombre que recibió el mausoleo, que significa cuerpo en griego) se halla en el centro de la ciudad antigua, mientras que Aquiles Tacio mencionó un distrito llamado Alejandro en honor del macedonio, donde dos calles grandiosamente decoradas con columnas se cruzaban en ángulos rectos. Este cruce de caminos se encuentra dentro de un área cerrada en el corazón de la ciudad. De un modo similar, Estrabón y Diodoro Sículo, ambos testigos oculares, describieron a la tumba de Alejandro diciendo que reposaba dentro de una grandiosa y magnífica área amurallada, y Estrabón especifica que este área era adyacente a los palacios.

Al observar el mapa de Alejandría realizado por la expedición de Napoleón en 1798, se puede notar que las murallas medievales de la ciudad en gran parte sobrevivían todavía, por aquel entonces, como un circuito doble (murallas interiores y exteriores). Dichas murallas rodeaban un área que ocupaba menos de un tercio del tamaño de la ciudad antigua en la época de Cleopatra. En la parte occidental, las murallas bordeaban la costa, como se pude esperar de una gran ciudad portuaria. Sin embargo, en el Este las murallas se prolongaron para rodear un vasto área lejos de la orilla, en la parte de atrás, extendiéndose equitativamente a ambos lados de la antigua gran avenida, la Calle Canópica. Superponiendo el plano de las calles de la ciudad antigua de [Mahmud Bey] sobre los muros medievales, se puede ver que los principales cruces de caminos de la Antigüedad se ubican exactamente debajo de la Puerta de Rosatta de la ciudad medieval. [Además, la parte oriental de las murallas medievales rodea estos cruces de caminos por tres partes y un poco más. Richard Pococke, quien visitó Alejandría en 1737, observó que el muro exterior del circuito doble medieval parecía ser de construcción antigua. Adicionalmente, un grabado creado alrededor de 1792 por Luigi Mayer muestra que la entrada exterior de la Puerta de Rosetta era de estilo antiguo, pues tenía pilares con capiteles corintios y una estatua en uno de sus lados. Andrew ha sugerido, por lo tanto, que tres de los lados del Soma fueron utilizados como parte de las murallas medievales en el sector oriental, y que el Mausoleo de Alejandro debe situarse cerca del cruce de caminos central de Mahmud Bey.

Una pequeña sección de los muros medievales, parte de la torre del extremo noreste del perímetro en el sector oriental, sobrevive en nuestros días en los Jardines de Shallalat de la Alejandría moderna. Pero tanto la Puerta de Rosetta como la mayor parte de la muralla fueron destruidas en la década de 1820 cuando [Galice Bey], por orden del virrey Mehmet Alí, remodeló los viejos muros para convertirlos en un circuito defensivo más moderno. En la década de 1880 la mayor parte de las murallas que quedaban en pie fueron removidas debido a la expansión de la ciudad moderna fuera de los límites del centro antiguo.

Un candidato para el cuerpo de Alejandro[editar]

En su artículo publicado en History Today y, más detalladamente, en su libro The Lost Tomb of Alexander the Great, Andrew Chugg propuso una nueva hipótesis sobre la ubicación actual de los restos de Alejandro.

Tan sólo se sabe de un antiguo cuerpo momificado proveniente del centro de Alejandría y este corresponde al siglo IV, la época en la que el cristianismo triunfó sobre el paganismo en la ciudad y en la que el cuerpo de Alejandro desapareció misteriosamente. Se trata, según afirmaba la Iglesia Alejandrina, de los restos de San Marcos el Evangelista, el fundador de la comunidad cristiana de Alejandría. Sin embargo, muchos antiguos escritores cristianos (Doroteo, Eutiquio y el [autor del] ‘’Cronicón Pascual’’ aseguran que el cuerpo de San Marco fue quemado por los paganos. Un documento apócrifo conocido como "Los Hechos de San Marcos", al parecer escrito por un autor anónimo en la Alejandría del siglo IV, afirma que una tormenta milagrosa atemorizó a los paganos y permitió a los cristianos salvar el cuerpo del santo de las llamas. No obstante, esto parece ser una invención para dar credibilidad a la existencia de su tumba.

Sucede que este mismo cuerpo fue llevado fuera de Alejandría, presumiblemente con la cooperación del clero local, luego de que la ciudad hubiera caído bajo el dominio árabe. En el 828 dos capitanes mercantes lograron sacar de la ciudad la ricamente perfumada momia sin ser descubiertos por los oficiales del puerto, y navegaron con ella hasta su ciudad de origen, Venecia. La momia descansa desde hace siglos en una cripta ubicada debajo de la iglesia construida por los venecianos con tal propósito, la Basílica de San Marcos.

Un estudio científico de estos restos podría revelar el secreto de su origen. La datación por radiocarbono podría establecer si el cuerpo es lo suficientemente antiguo como para poder corresponder con el de Alejandro. Así mismo, sería posible reconstruir sus rasgos faciales a partir de su cráneo, e inspeccionar sus huesos en busca de signos de las múltiples heridas de Alejandro, en particular el flechazo que recibió en el pecho, el que, según se dice, se insertó en su esternón. El desenlace de esta historia todavía no se conoce.

Parte de Dorieo21 corregida[editar]

La capital del recuerdo[editar]

La fecha exacta en la que Ptolomeo II Filadelfo transfirió la tumba de Alejandro a la nueva capital, Alejandría, que había sido fundada por Alejandro en 331 a. C., se desconoce, pero probablemente fue poco después de que Ptolomeo muriera en 282 a. C. No nos ha llegado ningún detalle de la tumba construida por Filadelfo, pero existe la pequeña posibilidad de que la magnífica antecámara del túmulo de la tumba se encontrara en 1907, dividida en trozos, en los cementerios latinos de la moderna Alejandría. Esta primera tumba alejandrina fue reemplazada por un magnífico mausoleo en el centro de Alejandría, hacia el 215 a. C., por el nieto de Filadelfo, Ptolomeo IV Filopator. El mausoleo de Filopator se erigió dentro de un enorme recinto sagrado, conocido como el Soma, que llegó a ser el más famoso y sagrado santuario del mundo antiguo, ya que en Egipto y el Imperio Romano Alejandro fue venerado como un dios.

En 89 a. C. , uno de los últimos Ptolomeos fundió el ataúd de oro macizo, del que Diodoro Sículo dijo que estaba repleto de las más ricas especias aromáticas, y que el cuerpo fue colocado en un sarcófago. Este Ptolomeo usó el oro para pagar a sus soldados y sustituyó el ataúd que destruyó por uno de vidrio, pero debido a este hecho, se ahogó en una batalla naval contra fuerzas rebeldes ese mismo año.

Parte de Ralphloren[editar]

El misterio de las mezquitas[editar]

Existen un par de referencias a una mezquita o tumba de Alejandro en textos árabes que datan de los siglos IX y X, pero seguramente éstas hacen alusión al sarcófago vacío y al edificio que lo albergaba. Éste último, era probablemente la mezquita Atarina (en donde el sarcófago fue encontrado en 1798) o al menos un edificio religioso anterior ubicado en el mismo lugar, puesto que la mezquita vista por Napoleón había sido reconstruida a partir de elementos arquitectónicos antiguos en el siglo XI. Información crucial es aportada por el mapa de Braun & Hogenberg, de alrededor de 1575, que muestra un edificio con un minarete y una pequeña capilla en el mismo lugar que la mezquita Atarina. Es bastante significativo que la mezquita esté situada en el centro exacto del mapa, así como también lo es que la capilla esté rotulada con las palabras latinas "Domus Alexandri Magni", que significan "La casa de Alejandro Magno". Continuando con sus visitas a Alejandría hacia alrededor de 1517, León el Africano afirmó que la tumba de Alejandro existía "en una pequeña casa con la forma de una capilla". Todo esto tiende a confirmar que lo que fue reconocido como la tumba de Alejandro durante la Edad Media, no era sino el sarcófago vacío emplazado en la capilla.

Después de que los británicos transportaron el sarcófago a Inglaterra entre 1802 y 1803, la mezquita Atarina se deterioró rápidamente, y pocas décadas después había desaparecido. Sin embargo, en 1823 Mohammed Ali edificó una mezquita dedicada a Nabi Daniel (el profeta Daniel) algunos cientos de metros al este, al pie del montículo Kom el-Dikka. Aparentemente motivado por el deseo de encontrar un foco alternativo al interés turístico depositado en la tumba de Alejandro, en 1850 uno de los guías locales, llamado Ambroise Schilizzi, inventó una historia en la cual decía haber visto el cuerpo de Alejandro en un sarcófago de vidrio oculto en una cámara secreta tras una puerta carcomida por gusanos, en la parte inferior de la nueva mezquita. No obstante, algunos de los detalles proporcionados por Schilizzi parecen refutar la naturaleza ficticia de su relato, ya que, por ejemplo, señaló que había visto papiros esparcidos alrededor del sarcófago, lo que hace alusión a cierta información aportada por Dión Casio, en la que revela que el emperador Septimio Severo guardó en la tumba algunos libros de la tradición mágica egipcia. Sin embargo, la preservación del papiro es imposible bajo el suelo de Alejandría, debido a la alta napa freática que aquí se encuentra y a la capilaridad (humedad ascendente) de ésta.

Galería de fotos[editar]

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