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Se denomina fractura mandibular a toda pérdida de solución de continuidad o fractura del hueso de la mandíbula o maxilar inferior. Pueden afectar a todas sus partes anatómicas, tanto al cuerpo como a las ramas mandibulares. Se consideran, en su clasificación radiológica, fracturas complejas del macizo facial (viscerocráneo), siendo la fractura mandibular el tipo de fractura más común del mismo. Estas fracturas son frecuentes, ya que el esqueleto maxilofacial es muy vulnerable a los traumatismos. De la totalidad de fracturas del macizo facial, aproximadamente el 60% de los casos son causados por agresiones físicas, un 17% por accidentes de automóvil, y el resto por otras causas accidentales (fundamentalmente caídas o lesiones deportivas)[1]​.

Clasificación[editar]

- Fracturas del cuerpo mandibular (corpus mandibulae).

- Fracturas de las ramas mandibulares (ramus mandibulae): pueden afectar al ángulo mandibular (angulus mandibulae), a la apófisis coronoides mandibular (processus coronoideus mandibulae) o a las apófisis condíleas (o cóndilos) mandibulares (processus condylaris)[2]​.

En un 66% de los casos no hay afectación de la articulación temporomandibular, lo cual se considera una fractura simple. En el resto de casos, se trata de fracturas dobles e incluso triples. La fractura bilateral completa de ambas ramas horizontales puede condicionar una retracción de la lengua, con el peligro de provocar una obstrucción de la vía aérea.

Exploración radiológica[editar]

Para su exploración radiológica, se emplean las proyecciones comunes de cráneo (lateral, posteroanterior de Cadwell y anteroposterior o frontooccipital). La exploración más común a nivel postquirúrgico y de control evolutivo es la ortopantomografía. Además, son útiles las proyecciones específicas de mandíbula y de articulación temporomandibular (posteroanterior, anteroposterior, axial, proyección de Schuller...), así como la tomografía computarizada o la resonancia magnética (especialmente para valoración del daño articular). La gammagrafía ósea es también útil en la valoración de la remodelación ósea.

Consecuencias[editar]

Las fracturas mandibulares invalidan social y laboralmente al paciente durante una media de 90 días. Suele requerir la gestión sanitaria por parte del cirujano oral y maxilofacial (técnicas de osteosíntesis) en unión al odontólogo, por acompañarse frecuentemente de lesiones dentales. El periodo de hospitalización postquirúrgica oscila entre 1 y 7 días. Entre los cuidados postquirúrgicos, se incluyen:

- Dieta triturada las primeras 48 horas a 1 semana, y progresiva a blanda al menos 15- 20 días.

– Enjuagues orales con colutorio antiséptico al menos 3 veces al día.

– Controles radiográficos postoperatorios.

Complicaciones[editar]

La pseudoartrosis representa un 2.4% en un estudio de Matogh sobre 577 pacientes afectos de fractura de mandíbula. La causa más frecuente de la pseudoartrosis es la movilidad residual en el foco de fractura, muchas veces debida a insuficiente inmovilización quirúrgica[3]​.

La infección es la complicación más frecuente de la intervención quirúrgica con una tasa que varía desde menos del 1% hasta el 32% según estudios y autores. Si la fractura ha presentado comunicación con cavidad oral, lo que es muy frecuente, más posibilidades existen de que se infecte. Otros factores que influyen en la presencia de infecciones son la contaminación de la zona, enfermedad dentoalveolar y la presencia de dientes en mal estado en el foco de fractura, el abuso del tabaco y otras condiciones que reduzcan la vascularización ósea y de tejidos blandos en la zona de la fractura. Cultivos-antibiogramas y tratamiento adecuado pueden ser suficientes para resolver esta complicación. En el caso de existencia de dientes en el foco de fractura, su exodoncia resuelve el problema. En ocasiones puede ser necesaria la instalación de un drenaje.

Las lesiones nerviosas no son muy frecuentes en casos de fracturas de mandibula. Solamente en casos de grandes traumatismos con conminución mandibular puede aparecer sección de nervio dentario inferior o arrancamiento del nervio mentoniano. Las fracturas de ángulo son las que pueden provocar con mayor facilidad lesiones del nervio dentario inferior. Su alcance dependerá del tipo de lesión ósea.

Tratamiento[editar]

  1. Orihuela Fernández, Juan Carlos. «2 (Fracturas de cráneo)». Exploración radiológica: fracturas y enfermedades óseas más comunes. Formación Continuada Logoss S.L. ISBN 84-95869-05-5. 
  2. Prof. Dr. med. Dr. phil. Lippert, Herbert (1999). Anatomía con orientación clínica para estudiantes. Marbán. p. 563. ISBN 978-84-7101-679-9. 
  3. «Fracturas mandibulares. Protocolos clínicos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM)». Fracturas Mandibulares. Consultado el 18 de abril de 2017. 
jaw fracture