Usuario:Emmagayou/Taller

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Malinalco
Entidad subnacional

Escudo

 • Estado Bandera de Estado de México Estado de México
 • Municipio Malinalco
Alcalde Vidal Pérez Vargas(2013 - )
Población (2010)  
 • Total 6,523 hab.[1]
Código postal 52440
Prefijo telefónico 714
Sitio web oficial

Malinalco, está ubicado al sur de la ciudad de Toluca de Lerdo y 52 km de la ciudad de Cuernavaca, fue un asentamiento importante del pueblo mexica y es una pequeña localidad del Estado de México y es la cabecera municipal de Malinalco.

Actualmente funge como un asentamiento humano dedicado a la agricultura y el turismo, por su clima tropical y sus monumentos históricos es una localidad que atrae visitantes todo el año, pero también arriban al lugar personas que tienen casas de descanso durante los fines de semana.

Este municipio es además un pueblo con encanto del Estado de México que orgullosamente conforma junto a: Aculco, Amanalco, Amecameca, Ayapango, El Oro, Metepec, Sultepec, Temascalcingo, Temascaltepec, Teotihuacan, Tlalmanalco, Tonatico, Villa del Carbón (municipio), Zacualpan, Acolman, Ixtapan de la Sal y Otumba.

Toponimia[editar]

Glifo de Malinalco.

El topónimo de Malinalco se encuentra relacionado con el sacrificio ritual. El nombre de Malinalco deriva del sustantivo náhuatl Malinalli, que denomina a una planta típica de la región de la antigua región del Telcaxtepec. A su vez,el actual nombre Malinalco hace referencia a la mujer que hace varios siglos llegó a establecerse al cerro riscoso luego de ser abandonada por su hermano. Malinalxóchitl, por la cual a este lugar tiene como significado “Flor del zacate del carbonero”.[2]

En la región de Malinalco se puede encontrar esta planta la cual tiene una textura dura, áspera y fibrosa, cuando se utiliza esta planta de manera fresca, puede llegar a servir para la fabricación de sacos de carbón y las sogas que las aseguran.[2]

La planta Malinalli tiene antecedentes remotos, estos se encuentran relacionados con las prácticas rituales y con el flechamiento de seres humanos, estos antecedentes se encuentran distantes de la comprensión humana inmediata.

Geografía Simbólica[editar]

La región de Malinalco comprendía distintos asentamientos demográficos, estancias, cuyas poblaciones se desplazaron, se reubicaron o incluso se fundieron en esa traza original del pueblo, para dar finalmente lugar a los distintos barrios, de historias y edades diferenciadas y cuyas divergencias se han mantenido a lo largo de los años. El perímetro de cada barrio, sus linderos, su orientación con respecto al monasterio , el lugar de su santuario, surgieron en ese momento y se preservan casi intactos hasta la fecha. Esa historia de los asentamientos, de los prestigios, de las dignidades autónomas de los grupos congregados en la estructura barrial permanece troquelada aunque tácita en los ordenamientos de las fiestas, en las reglas de los cargos, en las fisonomías de las casas y las residencias en la arquitectura y las disposición espacial y simbólica de los santuarios, y en las identidades atribuidas a sus pobladores por los otros miembros del pueblo. Así cada barrio parece tener sus propios atributos, su propio carácter, su prestigio, incluso sus inclinaciones, sus costumbres y su temperamento.

Las localidades que recibieron entonces los nombre de San Pedro, San Andrés, San Guillermo, Santa Mónica, San Nicolás Tolentino, San Martín y San Sebastián, dispersas aunque ubicadas en zonas aledañas, se integraron en barrios. Malinalco surgió de esta de estas inmigraciones, de estas comunidades trasplantadas que preservaron también sus nombres y sus santos patrones, arraigando su culto en los santuarios correspondientes que constituyen el eje de la topografía simbólica del pueblo. No obstante, no todas las localidades preservaron su identidad y ocuparon territorios propios, delimitados. Ocurrieron fusiones o tal vez integraciones reconocibles si acaso en alguna reminiscencia, en jirones o residuos simbólicos de los rituales barriales o en el nombre de los patrones o las fechas de las celebraciones del calendario perdido de quienes los acogieron.

De estos agrupamientos originales surgieron los ocho barrios que hoy dan su fisonomía a la cabecera municipal de Malinalco: Santa María, San Juan, San Martín, Santa Mónica, San Guillermo, San Pedro, La Soledad, y San Andrés. En las inmediaciones de la periferia de la zona acotada de Malinalco se encuentran San Nicolás, Jesús María, San Sebastián, así como otros asentamientos con distinta genealogía: Jalmolonga, que reclama la dignidad del monasterio jesuita que constituye su centro y emerge como la referencia simbólica de una larga historia de alianzas y confrontaciones económicas, religiosas y políticas en la zona, y La Ladrillera, asentamiento de reciente formación y que, en las últimas décadas del siglo XX, sufrió la progresiva apropiación de territorios por algunos miembros de la élite burocrática del régimen salinista. Las diferencias entre estos asentamientos tiene su reflejo a la organización, la participación institucional, e inclusive en el régimen de fiestas de la comunidad entera de Malinalco. [2]

Localización y construcción[editar]

Localizado a unos 110 km. al suroeste de la capital del país y a una altura de 100 m sobre la de la Ciudad de México se encuentra Malinalco. Justo ahí, sobresaliendo de la ladera, el llamado "Cerro de los Ídolos" o Texcaltepec posee una estructura muy peculiar en su tipo. Labrada de la propia roca volcánica del cerro, se descubre un místico recinto azteca.

La estructura piramidal de esta edificación ceremonial consta de una gran escalinata en la parte frontal que mediante trece escalones permite el acceso al lugar. Al centro de la escalinata quedan aún restos de lo que en su momento fue un portaestandarte de figura humana. En ambos extremos de la escalera, en un pequeño basamento, yacen sedentes dos grandes felinos a manera de guardianes del lugar. En la planta principal, como elementos que resguardan un lugar sagrado, yacen dos personajes que a pesar de su avanzado estado de destrucción, han logrado ser identificados como un guerrero jaguar (del lado izquierdo) y un guerrero águila (del lado derecho). La entrada al “Cuauhcalli” o casa de águilas pone está conformada por un notable tapete en forma de lengua bífida que guía al visitante hacia un arco en medio punto, el cual tiene como decoración un bajo relieve que muestra a una gran serpiente con las fauces abiertas. Los colmillos, ojos y cejas son fácilmente apreciables desde los laterales del arco. La composición arquitectónica de este complejo tiene como objetivo enfatizar el recibimiento espiritual que el candidato a consagrarse estaba por efectuar. Ya que el recorrido de la escalinata principal hacía referencia a los trece niveles que es necesario atravesar para llegar al Mictlán (representado en esta edificación por la serpiente) o "Lugar de los Muertos". Dicha referencia hace alusión a una muerte no física sino espiritual a convertirse o renacer espiritualmente por voluntad misma de los dioses. Inicialmente, al cruzar la puerta, metafóricamente, esta serpiente lo devoraba y de esta manera moría el candidato de manera espiritual. Dentro del recinto, el guerrero estaba acompañado del tlatoani (trono central ocelote) y de uno o dos sacerdotes que se encontraban en los tronos laterales de águila. Posteriormente, ya dentro del recinto, el guerrero se recostaba en el águila que se encuentra al centro de la habitación y era dotado de puntas de obsidiana y hojas de maguey para perforarse a sí mismo extremidades, torso, y cara. Principalmente, la perforación del septum nasal simbolizaba el brote de una sangre energizada y pura que ofrendaba el aspirante a la deidad guerrera y del sol. Por lo mismo, esta ceremonia tenía lugar regularmente en Diciembre, ya que por la brecha de las montañas y la alineación del recinto, el sol entra en el cuarto iluminando ya sea la estatua del ocelote o del águila. A través de este fenómeno, se creía que la ofrenda era recibida y a través de dicho evento se otorgaba el rango selecto de águila o jaguar al guerrero aspirante. [3]​El sol al salir, renacía, pero bajo un concepto puro, para poder realizar un nuevo ciclo solar. Recordemos que el sol para ellos recordaba un sistema calendárico. Por lo mismo, cuando el guerrero salía del recinto de acuerdo al rango que le habían asignado, él renacía puro para enfrentarse a una nueva vida guerrera. Estos cuerpos militares eran exclusivos de la nobleza mexica. Ser guerrero de Huitzilopochtli y Tezcatlipoca -águilas y tigres- solo le estaba reservado a aquel que, por nacimiento y por sobresalir en la rígida educación del Calmecac que se manifestaba en la captura de prisioneros en la guerra, podía alcanzar tal honor.

Historia[editar]

Es en la época del "Pos-clásico temprano y el inicio del Tardío" cuando se registran los primeros pobladores en este lugar. Antes de que fuera ocupado por un grupo culhua encabezado por Cuauhtepexpetlatzin ya había estado poblado con gente de raigambre matlazinca y tal vez por los ocuiltecos, se cree incluso que su habla ya existía desde el año 600 d.C.

Durante la conquista española Malinalco se rebeló así que Andrés de Tapia tuvo el encargo de hacerlos rendir junto con la gente de Ocuilan (después de la noche triste). La tierra recién pacificada se organizó en encomiendas así que en Malinalco las primeras fueron otorgadas a Cristóbal Rodríguez de Ávalos y a la Corona. Fue Cristóbal Rodríguez quien influyó en la tarea evangelizadora y apoyó para la edificación del convento.

Malinalco fue evangelizado por franciscanos y dominicos, finalmente se le designa a los agustinos en 1533.

Fue en Malinalco donde tuvo su estancia Don José María Morelos y Pavón el 8 de enero de 1813; en esta localidad firmó un documento donde se "ordena que se devuelva a México una carta del cabildo eclesiástico en la que éste pedía donativos para ayudar en la guerra peninsular contra los franceses".

Cumpliendo con los requisitos fue ratificado su ayuntamiento por el gobernador Melchor Múzquiz, según consta en la Memoria del 15 de febrero de 1826; de esta la fecha de erección del municipio de Malinalco corresponde al 1º de enero.

Después de la guerra de Reforma los jefes reaccionarios y gavillas siguieron peleando durante los primeros meses de 1861; como refugio tenían las montañas de Ocuilan y Malinalco.

Con la aplicación de las leyes de Reforma los edificios, propiedades eclesiásticas y demás pasaron a manos del estado por lo que en Malinalco los conventos agustinos continuaron funcionando a la comunidad, pero su dueño era ahora el estado.

Durante la Revolución, la proximidad de Malinalco con el estado de Morelos lo hizo partícipe de los embates revolucionarios y se unió al bando zapatista.

Cuando las fuerzas de Emiliano Zapata irrumpieron en la zona, el 10 de abril de 1912 la gente de Malinalco se puso a las órdenes del general de división Genovevo de la O.

Durante el periodo de Victoriano Huerta, Malinalco permaneció leal a las fuerzas zapatistas.

Bajo el Decreto número 128, siendo gobernador interino del estado, Antonio Zimbrón se aclara que Chalma pertenece a la municipalidad de Malinalco y es eregido como pueblo.

Por la pertenencia de sus pobladores, su infraestructura turística y hotelera, su impresionante zona arqueológica y su convento del siglo XVI, Malinalco fue declarado en el año 2010 Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo (Sectur).

Relación con la fundación de Tenochtitlán[editar]

Como bien es sabido, los mexicas que fundaron la gran Tenochtitlán eran un grupo indígena originario de un lugar al noroeste de México cerca del estado de Sinaloa llamado “Aztlán” que significa “Lugar de Garzas”. Este grupo indígena abandonó su lugar de origen en busca de un nuevo lugar para establecerse por mandato de Huitzilopochtli, uno de sus dioses principales.

Malinalxóchitl, hermana mayor de Huitzilopochtli, es un personaje importante que formó parte de la peregrinación. Malinalxóchitl viajaba junto con sus padres según la leyenda en busca de la tierra prometida. Sin embargo, esta mujer fue abandonada por decisión de su hermano en el transcurso de la peregrinación debido su supuesta maldad. Malinalxóchitl fue acusada de brujería, de comer corazones humanos, alejar a la personas del buen camino y de rendirle culto a la oscuridad. [4]

Decepcionada y molesta, Malinalxóchitl se dirigió junto con sus seguidores hacia los límites de Michoacán y el Estado de México en búsqueda de un lugar seguro donde poder establecerse. De esta manera llegó al Texcaltepec donde el gobernante de Texcaltepec, Chimalcuauhtli "águila-escudo" los acogió. Malinalxóchitl se establece en esta localidad y se vuelve pareja del gobernante de esta población. Al quedarse, inculca a la población sus conocimientos y ritos, en especial aquellos relativos a la oscuridad. Esta mujer daba a conocer a la población el uso y el trato de las plantas medicinales existentes en la zona de Malinalco. La población, en agradecimiento y admiración a los conocimiento transmitidos por Malinalxóchitl, la convierte en sacerdotisa del lugar. Lo cual posteriormente evoluciona en su nombramiento como Diosa patrona y fundadora de Malinalco. Con el tiempo, ella concibe un hijo al cual llama Copil, quien recibe educación militar que decide poner en práctica al llegar a la edad madura para vengar el ofensivo abandono de su tío materno hacia su madre años atrás. [4]

Copil decide abandonar su lugar de origen y partir en busca de su tío para vengar a su madre. Al encontrarlo, no solo pierde la batalla, sino que su tío ordena su captura y sacrificio. Su corazón fuE lanzado por su tío a la zona acuífera de Acopilco, justo donde cuenta la leyenda que brota el islote donde apareció el islote que contenía el tenochtli o nopal de tunas rojas que sostendría al águila devoradora de serpientes que enviaría Huitzilopochtli.

...Del cual corazón fingen que nació el tunal

donde después se edificó la ciudad de México

... el lugar que nacieron aquellas fuentes de agua

calientese llama Acopilco, que quiere decir, el

agua de Copil." [4]

Guerra Florida[editar]

El pueblo de Huitzilopochti era el pueblo escogido por el sol. Éste fue el encomendado de abastecer al sol con su alimento, es por ésto que para Huitzilopochtli, la guerra es una representación de culto y una actividad obligatoria. Lo anterior dicho, lo llevó a crear la Xochiyaoyotl, mejor conocida como la guerra florida, que a diferencia de las otras guerras tenía como objetivo principal obtener prisioneros para sacrificios al sol.[2]

El prisionero es un ser humano perteneciente al pueblo que es escogido por el sol, quien es su servidor y se debe hacer un guerrero que desde su nacimiento es preparado para la guerra sagrada (combate en el cual asistían los tlaxcaltecas, enemigo de los guerreros).[2]

La Xochiyaoyotl fue pactada entre los pueblos de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopa, guerra desde sus orígenes orientada en contra del pueblo de Tlaxcala, en la cual participaba Cholula y Huejotzinco.Malinalco no era indiferente a dicha celebración, ya que la presencia de un temalácatl en el templo era perteneciente a los cuauhtli-ocelotl,y era empleado como sede para dicho evento. Dicho evento, daba como prueba que los guerreros águilas y los guerreros tigres, eran parte fundamental de la Xochiyayotl, ya que proporcionaban presos para que estos lucharan sobre el temalácatl, el cual les proporcionaba la oportunidad de convertirse en mensajeros del sol.[2]

Guerreros Águilas[editar]

Eran los guerreros más amados y respetados, estimados por los gobernantes. Eran los guerreros que contaban con más privilegios y las máximas exenciones. Estos guerreros eran a quienes los reyes arreglaban con armas y divisas, las cuales eran elegantes y ostentosas. Ningún consejo de guerra era tomado sin su consentimiento, es decir, las órdenes que ellos proporcionaban y ejercían no se contradecían y eran aceptadas por los reyes.[2]

El amo de estos guerreros era el sol, por lo cual honraban y cuidaban el templo solar con el respeto merecido. Finalmente, el sol decidió nombrar a los guerreros como caballeros de su orden. Estos caballeros les proporcionaban señales a los reyes, las cuales servían como tareas que enaltecían sus grandezas.

Sacrificio al sol[editar]

Los residentes se conocían por el gentilicio de Malinaltecatl, que se encuentra ubicado cerca de Tecolhuacan, el cual es conocido como un pueblo solar que como actividad principal realizaba el sacrificio humano. [2]

En el topónimo de Malinalco, se encuentran unos ojos estelares, estos ojos dan como referencia a los prisioneros que fueron sacrificados en el téchcatl (piedra que era utilizada en los sacrificios) para ser ofrendados al sol, estos prisioneros al ser sacrificados se convierten en hombres estrellas los cuales alimentaron al sol con sus vidas.[2]

Zona Arqueológica[editar]

Zona arqueológica de Malinalco.
Zona arqueológica de Malinalco.


La historia de Malinalco es sumamente antigua y se remonta a épocas prehispánicas al haber sido poblado por las culturas teotihuacana, tolteca, matlazintla y azteca. De estas dos últimas culturas, aún perdura una importantísima Zona arqueológica, ubicado en la cima del Cerro de los Ídolos al oeste del poblado. A este lugar acudían los guerreros águila a realizar ritos esotéricos para su iniciación como guerreros aztecas. En este sitio arqueológico podemos localizar varias edificaciones, siendo la más sobresaliente, la "Casa de las Águilas y los Tigres", una pirámide - templo tallada directamente sobre la piedra de la ladera de la montaña. Este espacio alrededor de cuya puerta se encuentra representada la boca de una serpiente, simbolizaba para los guerreros prehispánicos las puertas del Mictlan o inframundo, donde tras entrar y realizar toda una serie de ceremonias y rituales mágicos, regresaban al mundo de los vivos convertidos en los legendarios guerreros águilas de los ejércitos mexicas.

La riqueza arqueológica de Malinalco es abundante y por algo se ha constituido en uno de los yacimientos prehispánicos más relevantes del territorio mexiquense. Uno de los factores que más han ayudado a la consolidación de Malinalco en el mapa turístico mexicano, se refiere al fácil acceso que ofrece a los visitantes. La infraestructura carretera y de servicios turísticos con las que cuenta Malinalco y sus alrededores, hacen que sea muy sencillo visitar este mágico rincón del Estado de México toluca.

Nacimiento de un recinto sagrado[editar]

En 1480, la cultura mexica conquista la zona de Malinalco con la erradicación de la cultura Matlazinca que ocupaba este lugar. A partir de esta fecha, los mexicas comienzan a ejercer en esta zona su poderío gubernamental debido a las grandes ventajas estratégicas que Malinalco les proporcionaba en cuestión de comercio, milicia y control de poblaciones aledañas. [3]

Este complejo arquitectónico fue construido bajo mandato del gobernante de México-Tenochtitlán. Se trata de un proyecto que fue iniciado aproximadamente en el año de 1501 por el entonces tlatoani Axayácatl y cuyo proceso de construcción fue intermitente hasta 1515, cuando se terminan las principales estructuras que conforman este complejo. El periodo de esplendor y florecimiento de este recinto religioso y ceremonial es muy breve, ya que la conclusión de su construcción fue seguida pocos años después por la llegada de la conquista española a Malinalco en 1538. [2]

El conjunto arquitectónico religioso de Malinalco es un complejo de estructuras construido sobre una terraza artificial, realizada principalmente por medio del desprendimiento de partes de la ladera del cerro y el compactado de material de relleno en la estructura construida. Un dato histórico importante acerca de este místico lugar, es su relación con la fundación de México Tenochtitlán según la leyenda fundacional de esta gran civilización. Como bien es sabido, los aztecas fueron el grupo indígena que dominó los cerros de las zonas de Malinalco gracias a una conquista que desalojó a los grupos chichimecas y matlazincas aproximadamente en el año de 1476.

El mandato político de la locación religiosa de Malinalco era controlado desde el líder político de México Tenochtitlán (tlatoani), y ejecutado por medio de un representante del mismo en la locación llamado tlatocáyotl principal. [2]

Triple Alianza[editar]

Ese complejo de construcciones ceremoniales, atalaya y santuarios, fruto de la ocupación militar y monumento de la supremacía de los mexicas es el relato material, de una larga serie de ocupaciones, devastaciones, alianzas, sometimientos, fusiones culturales, lingüísticas e institucionales. El primer poblamiento era ya una confluencia de culturas que incorporó, en distintos momentos, grupos otomíes, chichimecas y nahuas. De filiación otomiana, estos grupos constituyeron, junto con lo pobladores de Ocuilan, un sustrato cultural con las lenguas del mismo linaje: matlatzinca y ocuilteco; marcaron la materia lingüística y resguardaron la memoria cultural, primordial que daría identidad a la región. Una migración temprana desde Malinalco a Tlalmanalco- Amecameca funda en este lugar un asentamiento dotado de una identidad propia.

En la conquista y expansión emprendida por la Triple Alianza, la zona otomiana cae y con ella se doblega también Malinalco, que se integra al imperio tenochca. Revueltas incesantes en la zona renuevan las campañas de control religioso, territorial, cultural y militar. La Triple Alianza consolida entonces su dominio. Malinalco queda ya enteramente sometido a la esfera mexicana, para luego afianzar su integración mediante alianzas y lazos de parentesco. Durante esas luchas, levantaron santuarios y edificaciones ceremoniales. La historia de Malinalco: resistencia y alianza, repliegue e imaginación, memoria y ruptura, transgresión y olvido. Incesantemente.

Las extensiones del valle de Malinalco fueron ocupadas sucesivamente. Sus dueños originales, desplazados, desterrados. Primero por las continuas oleadas de la conquista indígena, luego, por los conquistadores españoles, más tarde por la expansión de las haciendas, después por la redistribución de las tierras en la cauda de la Revolución, en pleno siglo XX por la usura de los regímenes modernos. La tierra y las raíces arcaicas de Malinalco exhiben las señales veladas, caso soterradas, disgregadas, discontinuas, del tránsito entre barbaries imperiales: del dominio azteca al avasallamiento español, del confinamiento y el abandono que se experimentó durante las épocas tardías de la Conquista, al silencio y la exclusión instrumentadas durante la modernidad. La Conquista es quizás el momento decisivo que marcará la memoria material del pueblo.[2]

Metamorfosis y Obstinación de la memoria[editar]

La edad de Malinalco es incierta y múltiple, se fija o disipa: toma diversos nombres, rostros, cifras, se abandona a la regularidad de la cronología, pero también se desintegra y se desfigura incesantemente. Los relatos de su historia son silenciosos y equívocos, omnipresentes, elusivos, contradictorios. El peso de su herencia es desigual, sus expresiones fragmentarias son traslúcidas o veladas, primordiales o episódicas dependiendo del tiempo y el espacio en el que se presenta. En las huellas de los acontecimientos cotidianos es posible descifrar formas ancestrales o contemporáneas del lenguaje, pero también es posible reconocer esta alianza de memorias, relatos, legendarios, cuentos y formas de vida que remiten a una matriz prehispánica en la elección de los objetos rituales y festivos en la estructura y la correspondencia de los calendarios a los ciclos agrícolas o las prácticas colectivas.

El poblado de Malinalco se extiende al pie de la montaña, en una esquina de la sierra, como la raíz anómala de una pared de roca que se expande sobre la tierra. Las calles empedradas que circundan los barrios dejan adivinar la memoria densa de la implantación española, las trazas rectangulares, la orientación barrial, las puertas de la iglesia salvo la de Santa Mónica, el trazo de regular de las paredes, puertas y ventanas enmarcadas por colores intensos seguidas por inmensas bardas y paredes, algunas todavía de adobe. El perfil de las montañas, sus fracturas, los cortes de su silueta encuentran su sentido en la lógica de las cosmogonías prehispánicas inscritas, como cifras enmudecidas, en los restos arqueológicos que advierten de la relevancia simbólica de esos pliegues geológicos: las sombras, los accidente de la luminosidad del día, las marcas geográficas que identifican el lugar de salida y ocultamiento del sol orientan las edificaciones.

Las construcciones prehispánicas, edificaciones aztecas cavadas en la roca viva, emergen de la montaña, antes de la cima, como una adherencia, relatan las vicisitudes de guerras cosmogónicas con una descomunal muesca atávica en la roca, responden a los dioses con la evidencia de la desmesura humana acrecentando la impaciencia abrupta de las montañas. Las construcciones son el testimonio de la visión de otra memoria. Esas pirámides y construcciones ceremoniales se han transformado en relatos meramente referentes, con variaciones modernas, ficciones restauradas según las exigencias contemporáneas de las identidades en la presencia y olvido. Pocos rastros explícitos, elocuentes, quedan en Malinalco de presencia indígena, salvo el nombre mismo del pueblo, y rasgos dispersos de la herencia en los rostros, en las ceremonias barriales y estacionales que se realizan en los montes, en las cruces católicas, en la insistencia de algunas prácticas médicas, en el desgarro del lenguaje, en los relatos cosmogónicos de grupos privilegiados de la población, en el confinamiento barrial de la memoria.

Las pirámides son las pruebas herméticas, monumentales y residuales de esta presencia. Pero son también el testimonio de una historia de las luchas sucesivas entre indígenas, de la sucesión de supremacías y esclavitudes, entre las guerras, de las promesas de purificación asociadas a la voluntad de sometimiento o de dominación de los sucesivos señoríos indígenas. Los restos arqueológicos del dominio azteca, las construcciones de Ahuizotl y Moctezuma II, se despliegan en Malinalco como una presencia irrenunciable, omnipresente de un relato olvidado de poder, como monumento de veneración, un testimonio del acrecentamiento del poder azteca y la afirmación de una historia de guerras y resistencias. [2]

Monumentos históricos de Malinalco[editar]

Ex-convento de Malinalco.

En cuanto a la época prehispánica, el departamento de Monumentos: actualmente, Instituto Nacional de Antropología e Historia, comisiona a un arqueólogo, para que se encargue de los trabajos de exploración del sitio, el 23 de marzo de 1936. Se mencionan tres construcciones en el llamado "€œCerro de los ídolos"€; además de los monumentos de éste, se han localizado y estudiado otros 35 sitios de vestigios arqueológicos en el municipio: Matlalac, Rincón de Techimalco, Rincón de San Miguel, Cerro Orquemel, Santa María Malinalco o Rincón del Pozo, Tozquihua, Cerro Ciriaco, Tlamantlán, Rincón del Cementerio, Potrerillo, Los Diablitos, Escuela Miguel Hidalgo, La Soledad y demás.

De la época Colonial, tenemos el convento e iglesia del Divino Salvador en Malinalco; la capilla de Santa Mónica en la cabecera municipal; las capillas de San Nicolás Tolentino y Jesús María en el hoy pueblo de San Nicolas; las capillas suman un total de once; la hacienda de Jalmolonga, la más importante de la región del municipio actual de Malinalco y la iglesia del "Señor de Chalma".

Gastronomía[editar]

El clima de Malinalco, favorece la abundancia de frutas todo el año.

El maíz es la materia base para los platillos que ofrece Malinalco, además de ingredientes de su entorno como frutas y animales como la rana y la iguana, "€œla trucha al estilo Malinalco"€, nieves de diferentes sabores, en la zona sur se produce un excelente mezcal, y en el norte podemos encontrar productos como el pulque.[5]​ Dada su categoría de pueblo mágico, la infraestructura y servicios al turista es muy completa y con un amplio rango de opciones, desde comida tradicional, antojitos, hasta cocina internacional, pizza y antojos

Ceremonia y Festividad[editar]

Los barrios se congregan. La fiesta comienza semanas atrás de 6 de agosto, el día en que habrá de festejarse San Salvador, patrón de Malinalco. En esta fecha se cierra y también se abre otro ciclo anual. En Malinalco, como en la mayor parte de los pueblos tradicionales de México, los ciclos festivos y rituales se yuxtaponen. Dan lugar a una densidad singular de la vida social; los ciclos festivos abarcan distinta localidades y periodos de diversa amplitud: fiesta, familiares, barriales, colectivas, privadas, religiosas, civiles. Algo similar ocurre con otras celebraciones y rituales de conmemoración, de pasaje, fiestas de algarabía o ceremonias de duelo: abren y cierran incontables ciclos que se empalman en el calendario, para revelar o bien una regulación festiva densa, o bien, secuencias de celebraciones que se disponen en series apretadas. La fiesta del 6 de agosto conjuga la presencia de múltiples y diversos actores: organizaciones barriales y religiosas, orquestas, puestos, vendedores, autoridades civiles, ministros de diversos cultos asociados a la religiosidad popular y las prescripciones institucionales de la Iglesia. Se conjugan hoy ritos, ceremonias, fiestas; la participación es abierta: los rituales concheros y las pautas litúrgicas católicas se combinan con las expresiones festivas instituidas o espontáneas: de los chinelos a la música grupera.

En la víspera de 6 de agosto, los barrios participan de manera autónoma en la celebración. Reciben y devuelven la visita de la imagen. San Salvador transita desde el templo central hasta la iglesia de cada uno de los barrios. Visitas que refrendan la alianza, ida y vuelta, entre los barrios, restauran el tejido de la unidad de creencias, pero sobre todo de la cohesión colectiva a través de los cultos patronales en los distintos barrios. Peregrinaciones múltiples y sucesivas se despliegan en el calendario para culminar en el momento de la concurrencia colectiva , en el templo central de Malinalco. La imagen de San Salvador preside todas las peregrinaciones cuyo recorrido es anunciado a toda la comunidad con una secuencia de cohetes. En su trayecto habrán de pasar por el barrio de Santa María. Ahí, en un punto crucial, vértice de fronteras entre barrios, un contingente de chinelos espera la llegada de la Imagen. A partir de ese lugar, la procesión se transforma: la música y la danza de los chinelos acompaña la procesión, como ocurre en numerosas ceremonias y fiestas en el Altiplano. La presencia rítmica acentúa incansablemente la calidad festiva de la ceremonia, revela el sentido múltiple de la imagen y su travesía.

Celebración de Muertos

En el preludio de la celebración de muertos y las expresiones de fervor y de culto adquieren una forma mitigada. Se trata de la celebración de solidaridades íntimas, restringidas a la familia consanguínea o a la extensa trama de los parentescos de una proximidad cifrada —amistades, padrinazgos y otras formas de parentesco simbólico. Los intercambios se hacen más explícitos, más identificados, tiene nombre, destino, motivo. La muerte próxima o las exigencias de la memoria, que hacen más vivo el reclamo de reciprocidad. La ceremonia ocurre en las casas. En el pueblo apenas se ven otros signos de celebración que los puestos con cantidades incalculables de flores o panes y el movimiento tumultuoso que se aprecia en las inmediaciones de la iglesia. [2]

Los sitios más relevantes para visitar[editar]

Centro histórico de Malinalco.
Capilla del Barrio de San Martín.

1.- Museo Universitario "Luis Mario Schneider": es un lugar que podría denominarse como el museo de sitio de Malinalco (aunque no lo es en sentido estricto), allí encontrarás una sucesión cronológica de los hechos históricos más importantes de Malinalco, amen de que muestra algunas de las más importantes tradiciones del lugar, en sus colecciones cuenta con piezas que dan cuenta del paso de la cultura Mexica por el lugar, cuenta con una sala de exposiciones temporales que ofrece interesantes muestras de diversa índole, resulta especialmente relevante para las personas interesadas en los aspectos culturales de Malinalco.

2.- Museo vivo: se trata de un espacio "Glocal", ameno y vinculante concebido como una cápsula de conservación y un sentidero de naturaleza que mediante un concepto museístico poco tradicional pero con bases científicas incentiva el uso de los sentidos para percibir de manera diferente a los seres vivos y al mismo tiempo apoyar su conservación; en esencia es un sitio que brinda experiencias construidas a partir de la biodiversidad poco común, de su utilidad y de las emociones que esta provoca; se trata del único concepto de "Museo vivo" en México.

3.-Casa de cultura "Malinalxochitl": es un espacio bajo la tutela del H. Ayuntamieno en donde se muestran y desarrollan las actividades culturales del municipio, allí podrás ver exposiciones temporales y observar directamente el trabajo de los maestros artesanos que dan vida a la artesanía de Malinalco por excelencia: la talla en madera.

4.-Centro Cultural Universitario "Luis Mario Schneider": la que antes fuera residencia del Dr. Luis Mario Schneider, hoy es un centro cultural administrado por la Universidad Autónoma del Estado de México donde se realizan estudios de Filología y está abierto al público en general. La biblioteca personal del Dr. Schneider cuenta con más de 17,000 libros en su gran mayoría de literatura latinoamericana. Se encuentra ubicado en la "Finca El Olvido" situada en la carretera Malinalco-Chalma s/n, barrio San Juan.

Gastronomía[editar]

El clima de Malinalco, favorece la abundancia de frutas todo el año.

El maíz es la materia base para los platillos que ofrece Malinalco, además de ingredientes de su entorno como frutas y animales como la rana y la iguana, "€œla trucha al estilo Malinalco"€, nieves de diferentes sabores, en la zona sur se produce un excelente mezcal, y en el norte podemos encontrar productos como el pulque. Dada su categoría de pueblo mágico, la infraestructura y servicios al turista es muy completa y con un amplio rango de opciones, desde comida tradicional, antojitos, hasta cocina internacional, pizza y antojos

Usos y costumbres[editar]

Chinelos en los festejos en honor al Divino Salvador.

Los habitantes practican antiguas ceremonias utilizando hongos alucinógenos como medio para sanar, los chamanes o curanderos los utilizan con frecuencia sobre todo en épocas de lluvia cuando estos abundan en esa zona, los niños más pequeños son los encargados de la recolección de dichos hongos ya que para las ceremonias se cree que solo ellos y las doncellas son tan puros para no contaminarlos y poder ser utilizados como medio de curación, la ingesta de estas especies actualmente es objeto de investigación en diferentes áreas.

Celebraciones[editar]

Las más importantes son:

  • Virgen de la Candelaria (2 febrero)
  • Semana Santa (marzo - abril)
  • San Juan (24 de junio)
  • Divino Salvador (6 de agosto)
  • Asunción de la Virgen María (15 agosto)
  • Virgen de los Dolores (15 septiembre)
  • Virgen de Guadalupe (12 de diciembre)

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (26 de junio de 2013). «Principales resultados por localidad (ITER)». Consultado el 2 de noviembre de 2015. 
  2. a b c d e f g h i j k l m n Mier, Raymundo (mayo de 2005). Malinalco: La congregación de los tiempos. Toluca, México: Cigome. 
  3. a b Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas :1
  4. a b c Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas :2
  5. «Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México». Consultado el 4 de julio de 2014. 

Enlaces externos[editar]