Usuario:Kirchhoff/Taller2

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Los vicios del lenguaje son aquellas formas de construcción o empleo de vocabulario inadecuado, que pueden dificultar la interpretación correcta de un mensaje.

El mensaje puede no ser interpretado correctamente por el receptor por culpa de los vicios del lenguaje.

Involucra tanto la dicción como el vocabulario, pues comprende todos los factores que alteran el flujo normal de la comunicación. Se llama vicios de redacción o vicios del Lenguaje, a todas aquellas prácticas en la escritura que no corresponden a ciertas normas de escritura en el español o que dificultan la comprensión. Los principales vicios del lenguaje son los siguientes:

  • Escribir con todo el texto en mayúsculas. Hay dos motivos: El primero es que las minúsculas están diseñadas para leerse más rápido y más fácil, dejándose las mayúsculas para otros casos. Al usar todo el texto en mayúsculas, la lectura se vuelve mucho más difícil cuanto más larga sea la frase. La segunda es que el uso de mayúsculas enfatiza las palabras y se puede entender en ciertos casos como que se está gritando.
  • Uso incorrecto de barbarismos: según la Real Academia Española:[1]​ Incorrección lingüística que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios. Hay distintos tipos de barbarismos, por ejemplo; los de tipo fonético, como pronunciar o escribir los vocablos con alguna forma de incorrección (interperie, en lugar de intemperie); otro tipo es cuando se añaden letras a una palabra que actualmente no las tiene (disgresión, en lugar de digresión). Los extranjerismos innecesarios, también son considerados barbarismos (password, en lugar de contraseña).[2]
  • Redundancia: Es un enunciado que incluye vocablos innecesarios para que éste tenga sentido completo. Generalmente los hablantes usan pleonasmos para añadir expresividad a lo dicho, pero deben evitarse en la expresión escrita. Martínez de Souza explica que hay pleonasmos correctos e incorrectos Sobre los primeros menciona que "la expresión del lenguaje vivo presenta situaciones donde la no repetición de la idea hace que la lengua sea inexpresiva. Por ejemplo, no se puede decir, con energía o enfado, ¡Sube y bájame ese libro!, lo natural es que se diga ¡Sube arriba y bájame ese libro! Así pues hay pleonasmos que son correctos o, al menos, no condenables, como subir arriba, bajar abajo, volar por los aires, verlo con los propios ojos.[3]​.
  • Usos incorrectos de preposiciones:
  1. a desplaza a de (no es olla a presión, sino olla de presión; no es vestido a rayas, sino vestido de rayas).[4]​)
  2. de sustituye, en ocasiones indebidamente, a para (no es guantes de niños, sino guantes para niños; no es paso de peatones sino paso para peatones).
  3. en sustituyendo a con (no es Partimos en dirección a Jalapa, sino Partimos con dirección a Jalapa).
  4. en sustituyendo a de (no es Estatua en bronce, sino Estatua de bronce).
  5. para sustituyendo a contra (Es bueno para la tos, sino Es bueno contra la tos).
  6. "Según M. Seco, es galicismo o anglicismo decir Viajamos en la noche en lugar de por la noche o durante la noche".[5]
  • Queísmo y dequeismo:[6]​ son la supresión o adicción indebida de la preposición de delante de la conjunción “que”.
  • Solecismo:[7]​ Son usos incorrectos de una expresión construida sin atender a la exigencia de la sintaxis. No afecta a las palabras aisladas, sino a sintagmas, frases, oraciones y periodos (De una u otra forma asistiremos, en lugar de De una forma u otra asistiremos; Se vende piso con o sin garaje, en lugar de Se vende piso con garaje y sin él).
  • Cacofonía se le llama a la disonancia que produce la combinación inarmónica de sonidos en una frase o palabra. La palabra, como tal, proviene del griego κακοφωνία (kakophonía), que se compone de las raíces κακός (kakós), que significa ‘malo’ o ‘desagradable’, y φωνή (phoné) que significa ‘sonido’
La cacofonía puede producirse como consecuencia de la repetición innecesaria, exagerada o cercana de un sonido en una misma frase. Así, ejemplos de cacofonías podrían ser:
  • El director técnico anuncia su renuncia.
  • El comentarista comentó que los hinchas estaban de pie.
  • Están filmando un filme en mi ciudad.
  • Su obsesión es la fijación de una condición que detenga esta situación en la región.
Las cacofonías son consideradas un vicio del lenguaje que afea el discurso, por lo tanto, lo aconsejable es evitarlas a la hora de redactar un texto.
Una forma de identificarlas es leyendo el texto en voz alta. Para corregirlas, por su parte, podemos apelar a algunas simples técnicas como pasar algunas de las palabras al plural, sustituirlas por un buen sinónimo, o alterar su orden para distanciar los sonidos que estén produciendo la cacofonía.
  • Extranjerismo es una expresión que un idioma toma de otro, sea para llenar un vacío semántico o como alternativa a otras expresiones ya existentes en la lengua de destino o simplemente palabras de otros idiomas que hemos adoptado a lo largo de los años. Puede mantener su grafía y pronunciación original, en cuyo caso se le conoce como barbarismo, o puede adaptarse a la lengua que lo acoge o lo adapta.Algunos ejemplos son:
    • Affiche, Cartel.
    • All right, De acuerdo.
    • Arrivederci, Hasta la vista.
    • Au revoire, Hasta la vista.
    • Baby, Niño.
    • Ballet, Baile artístico.
    • Barman, Camarero.
    • Beige, Crema
  • Un pleonasmo (del griego πλεονασμός pleonasmós; de πλέον, pléon más, demasiado) es una expresión en la que aparecen uno o más términos redundantes (por ejemplo: sal afuera). El Diccionario de la Real Academia Española también recoge el término datismo que deriva de Datis, sátrapa medo que luchó en Maratón, y quien caía frecuentemente en esta construcción gramatical.
Es el uso de palabras innecesarias para intensificar el significado en una oración.
La palabra pleonasmo, se utiliza en nuestra lengua para nombrar a una clase de figura retórica. Esta consiste en el uso de términos que refuercen lo dicho en una oración o expresión, pero que no añaden información valiosa, ya que sin ellos la frase se entendería de la misma forma.
  • Arcaísmo es un elemento ampliamente usado en una época anterior, y que en gran parte ha caído en desuso, siendo a presente solo aplicado marginalmente, en contextos muy específicos, o con fines especiales.
En lingüística histórica, el término arcaísmo se usa para designar un término léxico o un elemento gramatical, utilizado en el pasado en la mayor parte del dominio de un idioma determinado, pero que actualmente ha desaparecido del habla cotidiana mayoritaria, y sólo usado en ciertos contextos, en ciertas variantes aisladas, y si bien en general es entendido por los hablantes, no tiene un uso amplio en la mayoría de variedades de la lengua. En lingüística histórica lo opuesto a un arcaísmo relativo es una innovación. Cuando un elemento viejo es substituido en alguna de las variedades de una lengua, se dice que dicha variedad ha innovado en el uso de ese elemento. Algunos ejemplos son:
  • Adrede: A propósito, con deliberada intención.
  • Convidar: Invitar.
  • Chiripa: Suerte favorecida.
  • Enflacar: Adelgazar.
  • Machucar: Partir, cascar.
  • Mandil: Delantal.
  • Rendija: Abertura larga en la pared que pasa de extremo a extremo.
  • Tabla: Madera labrada de forma ondulada para lavar la ropa en los ríos.
  • Hipercorrección es el fenómeno lingüístico que ocurre cuando, por deseo de adoptar un estilo culto o prestigioso, se modifica una palabra​ o construcción estándar, por creer equivocadamente que está considerada como incorrecta o poco culta.
Paradójicamente, tales ultracorrecciones son, desde el punto de vista normativo, incorrecciones. Dichas ultracorrecciones pueden ser tanto de pronunciación u ortográficas como gramaticales o semánticas.
Por ejemplo, en Este agua no está muy fría, se ha empleado el demostrativo masculino ante un sustantivo que comienza por /á/ tónica, en la falsa creencia de que es lo correcto, cuando la norma solo impone esta forma para el artículo (el agua, pero esta agua).
  • Metaplasmos son transformaciones que se hacen en algunas palabras.
Los cambios fonéticos pueden ser por adición, por supresión o por la distinta combinación de sonidos:
  • Vulgarismo es una expresión morfológica, fonética o sintáctica empleada en lugar de la palabra correcta y que no se considera parte de la llamada lengua culta. Sin embargo, muchas expresiones que antiguamente se consideraban vulgarismos hoy se aceptan y son de uso común (por ejemplo, adecúo en lugar de adecuo). Los vulgarismos no han de ser necesariamente signos de ignorancia, sino que dependen del contexto (la región) en el que se halla el hablante. Hasta no hace mucho, no era raro que se trataran como vulgarismos simples variantes del español, en particular muchos giros americanos, como recién, no más, etc., que actualmente están aceptadas como correctas.

Por otra parte, ciertos arcaísmos han desaparecido de la lengua culta y se conservan solo en la lengua popular como vulgarismos. Algunos de ellos, así como otros de incorporación más reciente, están recogidos en el Diccionario académico con la marca de vulg., como leche (‘porrazo’), endenantes (‘hace poco’), almóndiga (‘albóndiga’), asín (‘así’), talego (‘cárcel’), corte de mangas (‘cierto gesto obsceno’), aunque esta marca está aplicada a términos calificados por el Diccionario del estudiante (también de las Academias) como jergales (talego), coloquiales (corte de mangas) y malsonantes (leche).

Abajo hay ejemplos de vulgarismo. Para listas por casos más concretos, véase:

Solecismos en locuciones preposicionales

Atención: Este cuadro señala como incorrectas expresiones que en ciertos casos sí son correctas.

Incorrecto Correcto
a la que cuando
a la mejor a lo mejor
a pretexto de bajo, so, con el pretexto de
al ojo a ojo
abuja, aúja aguja
aburrición aburrimiento
agarré y + pronombre + verbo (agarré y me fui) entonces + pronombre + verbo (entonces me fui)
alante delante, adelante
arriba encima de
calcamonía, calcomonía calcomanía
carnecería carnicería


  1. «Diccionario de la lengua española». Consultado el 17 de noviembre de 2016. 
  2. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua española. Gijón: Trea. 
  3. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua español. Gijón: Trea. p. 123. 
  4. Martín Vivaldi, Gonzalo (2000). Curso de Redacción. Teoría y Práctica de la Composición y del Estilo. Madrid: Paraninfo Thomson Learning. 
  5. Martín Vivaldi, Gonzalo (2000). Paraninfo Thomson Learning, ed. Curso de Redacción. Teoría y Práctica de la Composición y del Estilo. Madrid. p. 56. 
  6. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua española. Gijón: Trea. p. 126. 
  7. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de laa lengua española. Gijón: Trea. p. 127.