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Un lector de tarjetas es un dispositivo electrónico que sirve para consultar y recuperar datos en cualquier formato almacenados en tarjetas de distintos tipos, empleando una variedad de métodos tecnológicos. Una vez recuperados los datos, el sistema puede proceder a su descodificación, presentación, análisis, transmisión o almacenamiento, según el caso. Por norma general, estos aparatos incluyen una interfaz que sirve de punto de contacto con la tarjeta, pudiendo ser una ranura por donde se pasa deslizándose en una dirección, un hueco por donde se introduce o una superficie que sirve para el escaneo. A su vez, existen también los lectores sin contacto, cada vez más comunes en la vida cotidiana para distintas funciones. Algunos lectores incluyen el mecanismo de computación dentro del dispositivo —los llamados lectores o terminales móviles o portátiles—, mientras que otros forman parte de una máquina más compleja, como en el caso de los cajeros automáticos o los puestos de control de pasaportes de autoservicio en algunos aeropuertos.

Las tarjetas son soportes físicos finos de forma rectangular cuyo fin es guardar y facilitar datos, de los más sencillos —como información impresa o físicamente grabada— a los soportes digitales más avanzados. Si bien, cabe destacar que la mayoría de dispositivos de almacenaje magnéticos (salvo las tarjetas de memoria), incluyendo los antiguos disquetes, no son tarjetas, por lo que los periféricos de entrada como las disqueteras tampoco se consideran lectores de tarjetas. Tampoco lo son los lectores de cartuchos ROM (muy comunes en videojuegos), ni los medios que usan las entradas USB (como las memorias USB); eso sí – un dispositivo USB puede servir como lector de tarjetas de memoria.

Modelos históricos

Los primeros elementos usados para la entrada de información en máquinas y computadoras —tanto analógicas como, más tarde, digitales— fueron las tarjetas perforadas y, para grandes cantidades de datos, las cintas perforadas. En el caso de las tarjetas, se trataba de láminas de cartulina (en su forma más común), con la información dispuesta en forma de agujeros usando el sistema binario. La lectura de la información se hacía por medio de máquinas de gran tamaño, aunque hacia finales de su uso común (con la introducción de los medios de grabación magnéticos), se hacían más comunes lectores más compactos. A día de hoy aún se hace uso en ciertos ámbitos de este tipo de tarjetas (véase a continuación).

Con la difusión de las tarjetas de crédito en los años 1940, se hizo necesario un artilugio que reemplazara la necesidad de copiar a mano los datos con cada transacción. Ya que las primeras tarjetas no tenían incorporada ninguna tecnología, los números y datos se grababan en relieve (característica que ha sobrevivido hasta la actualidad), consiguiendo copias rápidas con métodos similares al frottage. Los primeros dispositivos de lectura de estas tarjetas, llamados ‘bacaladeras’ o ‘planchas’, no constaban por tanto de componentes electrónicos. Se trataba de pequeños y sencillos artilugios mecánicos que realizaban copias de los datos grabados en las tarjetas por impresión de impacto. El método consistía en la introducción en el dispositivo de dos objetos —la tarjeta y el pagaré, basado en papel carbón en tres copias, de modo que encajara con la ubicación de los datos en relieve (de ahí su disposición homogénea a nivel global)—. Al deslizar la palanca ejerciendo presión sobre la tarjeta contra el papel, los datos quedaban estampados en él. Estos pagarés eran enviados posteriormente a una cámara de compensación para su canje y gestión ante las entidades bancarias (de forma similar a los cheques). Mucho después de que el ingeniero estadounidense Forrest Parry inventara la banda magnética, este tipo de lectura de las tarjetas seguía vigente en paralelo al uso de la tecnología, sobre todo entre vendedores a domicilio (en algunos países, prácticamente hasta la aparición de la banca digital).

A finales de los años 1960 aparecieron las tarjetas Lo-Fi, que constaban de una lámina de cartulina tamaño tarjeta de embarque, con una banda magnética que servía sobre todo para la reproducción de música y conversaciones, conocidas por su uso común en las escuelas de idiomas. Aparecieron en los años del auge de los medios magnéticos, sobre todo los casetes y más tarde las cintas VHS. El lector de estas tarjetas constaba de una máquina con una ranura transversal y un pequeño motor que hacía mover la tarjeta de un lado a otro, reproduciendo el sonido durante el proceso. Aparte de las grabaciones de sonido, este tipo de soportes podían servir también con otros fines; las propias tarjetas de embarque solían incorporar en su dorso una banda magnética de este tipo (ahora reemplazada por códigos QR) para la validación del pasajero antes de embarcar.

Tipos de lectores

Lectores de tarjetas de plástico

Tarjetas magnéticas

Probablemente el tipo de tarjetas más usado para la lectura de datos elect

Normalmente, el lector solo accede a datos guardados de forma fija en la tarjeta, y no realiza cambio en los mismos. Hasta las tarjetas descargables en muchos casos son tarjeta que no alteran los datos guardados, y la acción de "recarga" se hace en la propia cuenta bancaria o una base de datos relacionada con esta tarjeta. Los lectores de estas tarjetas ****

Si bien existen también tarjetas que se recargan físicamente.

Tarjeta de banda magnética

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Tarjetas inteligentes (chip)

muchas veces ambos

tarjetas bio (ver a continuaciòn)

Lectores de tarjetas de papel

billetes

móviles

códigos QR

desechables/multiusos

teclado o ratón con o sin contacto

traga (como parking) o devuelve (como metro)

fidelidad y puntos

licencias, hoy en día bio.

pasaportes - scanners

tarjetas de embarque

biométrico

Lectores sin contacto

lectores por usb

salud

terminal

cajero

sim

chip

cámara

credencial

portatarjetas

desbloqueo descodificador

abrir puertas (oficinas, locales, zonas resrtringidas aunque se cambia por biometria, aún así muchas veces juntos; hoteles más que llaves)

pasar por un sitio

arrancar coches y encender cosas

Tarjeta de banda magnética

tarjetas inteligentes; según el uso que se le da, también puede servir para el almacenamiento o transmisión electrónica de los mismos.

puede ser sin contacto

puede ser tarjetas de crédito

Plástico: DNIe, tarjetas de empleados, tarjetas de acceso, tarjetas de identificación, residencia, visitas, exposiciones, asociaciones, aeropuertos, transporte público (abonados, a diferencia de sencillos y semanales en papel).

también de papel (metro, aeropuerto BG) - ¿lector de billetes por separado?

antes agujeros

banda magnética, chip, bio, (qué más)?

también: lector pasaportes (ver en el artículo, banda inferior)

https://de.wikipedia.org/wiki/Chipkartenleser

Dispositivo de almacenamiento de datos

Guarda o escritura de datos

Si bien en un principio, los lectores sirven para leer la información del soporte introducido —es decir, el flujo de información es unidireccional, desde la tarjeta al dispositivo—, algunos aparatos sirven también para la guarda de datos en las tarjetas (también conocida como registro, almacenamiento o escritura), siendo el caso de las tarjetas de memoria, las tarjetas SIM y las tarjetas recargables; en el caso de los primeros, tratándose de archivos informáticos, y en el último caso de valores virtuales, como los puntos en tarjetas de fidelidad o dinero en las tarjetas monedero (acciones realizadas en cajeros, cajas registradoras y puntos de recarga).

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La escritura de datos en tarjetas clásicas (de plástico, cartón, etc., no de memoria) se realiza en una máquina que produce lector-escritor (como en paradas de tren), aparatos,

De hecho, para programar cualquier tarjeta, desde las de banda magnética como las que llevan un microchip, la entidad expedidora utiliza un aparato parecido que sirve tanto para leer como para guardar los datos (por ejemplo, para programar las tarjetas llave en hoteles).

En transporte público también estampa algo para no volverse a utilizar.